REUNIÓN DEL CLAN SENKI - Sólo miembros del clan

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Un nuevo día iniciaba, la rubia abrió las cortinas de su habitación y el perturbador rayo de sol entro rápidamente, afortunadamente la historia no se repetía, tenía su tatuaje protector al igual que su collar el cual jamás dejaría. Atravesó su habitación para dirigirse hacia su closet, donde estaba todo tipo de cambios actuales, sinceramente no extrañaba los corset o no por ahora. Se coloco algo apropiado y termino radiante como siempre, aunque no necesitaba arreglarse mucho para verse bien, siempre lo hacía.
Se le había notificado que Johann deseaba reunirse con todos los del clan, algo que no la molestaba, más bien le favorecía para enterarse de las nuevas noticias, ya que semanas antes ella había tenido que salir a una misión secreta para el clan por ahora. Camino por el largo pasillo que la llevaba directo a la habitación donde se llevaría a cabo la reunión, no esperaba que estuvieran ahí todos, pero tampoco esperaba que estuviera vacio el lugar, abrió las puertas y pudo ver que había un par de insignificantes miembros y Johann segundo al mando. Escucho atenta lo que él decía acerca del libro que leía y sonrió de medio lado negando con la cabeza, así era Johann, nunca cambiaria. Se sentó en su lugar viendo así a cada uno de los presentes, con esa mirada fría y sin sentimientos, como si nada fuera capaz de lastimarla, como si se tratase de los ojos de una muñeca sin vida. La habitación retumbo de nuevo con la potente y dominante voz de Johann, pero permaneció inmóvil, sin agregar algo importante, más bien lo hacía para dejar que los presentes comentaran algo. Dedico una mirada directa a Johann sonriendo un poco de una manera que a cualquiera le parecería escalofriante. Cada uno de los presentes estaba en la posición que la rubia había asignado y por algo lo había hecho, sabía sus debilidades, sus fortalezas, sus aspiraciones y cada uno de ellos sería usado en su contra de ser necesario.

Un tenue resplandor ilumino su cuarto, despertandolo de su letargo. Como siempre desde que fue convertido, sentia una gran molestia durante las mañanas. Siempre habia preferido las noches, incluso cuando era humano y mas aun luego de su conversion. Mantuvo su cuerpo sobre la superficie de su cama, mirando al techo de forma ausente pensando en todo lo que debia hacer ese dia.
Uno de los lideres del clan habia llamado a una reunion general pero el solo se entendia con Larissa por obvias razones. Pasados algunos minutos, finalmente se levanto y se encamino hacia el baño, necesitando una ducha para despejarse por completo. Una vez dentro, dejo que el agua recorriera su piel, llevandose no solo su cansancio si no tambien sus problemas, dejando su mente en blanco el tiempo que duro la ducha.
Terminado su baño, salio cubierto con una toalla y abrio su armario. Contaba con una gran cantidad de ropa, en su mayoria de tipo formal. No le tomo mucho tiempo escoger un conjunto entre formal y casual, no necesitando vestirse en exceso elegante para marcar presencia a pesar de su raza. Vestido con un pantalon de tela negra, una camiseta gris y una leve negra a juego, se encamino hacia la reunion, que se llevaria acabo en una de las tantas salas del lugar.
Sus pasos resonaban por el largo pasillo, captando el aroma de Larissa, muy tenue pero aun asi facilmente captado por su olfato, que lo tenia casi memorizado. Finalmente llego a la sala de reuniones, notando a uno de los lideres hablando. Sin pronunciar palabra se encamino hacia su lugar, al costado izquierdo de la vampiresa rubia. Tomo asiento dirigiendo una rapida mirada a todos los demas presentes antes de posar momentaneamente sus ojos en la lider del clan para luego dirigirle una sonrisa muy tenue y casi imperceptible, al tiempo que cerraba sus ojos manteniendo en cero cualquier tipo de comentario.

Los tacones negros italianos refinados y hechos a mano, resonaban suavemente en el suelo de la zona de la reunión. Todo estaba iluminado con luces tenues, nada sorprendente y caminaba a paso firme, elegante y desenvuelto. Nunca había estado en las reuniones, sinceramente no le interesaban, cumplía su trabajo. Eso era suficiente. Sólo necesitaba ser eficiente, la vida social era algo tedioso.

Reconocía que el sitio de reunión tenía buen gusto. Lo reconoció con una tenue sonrisa. Se detuvo un momento, y finalmente se quito de forma delicada el abrigo blanco que llevaba sobre los hombros níveos, dejando ver el vestido negro sencillo que llevaba esa noche. Suspiro, a los alemanes no les gustaba llegar a destiempo, tampoco antes. La puntualidad para ella, era llegar en el momento justo, así que entro y pudo ver que ya estaban cuatro personas en la sala. Reconocía a Payne, pues eran amigos de cierto tiempo, sabía que eran el segundo al mando y la líder del Clan.
Aunque había una chica a la que nunca había visto.

Tomó lugar en una de las sillas, colgando el abrigo en un perchero de madera, miro a los presentes de forma respetuosa aunque indiferente, y escucho lo que decía. Como alemana, la Guerra Mundial para ella era la evidencia más contundente de lo que podía hacer el ego de un hombre, sin embargo no era de su interés recordar lo que era ver a su amado país derrotado y dividido por la ambición de humanos más sedientos y sanguinarios, que aquél austriaco que no merecía dirigir a los vestigios de los germanos.

Una mirada dura cruzó por sus ojos, los cuáles eran glaciales, y misteriosos, que buscaban encontrar todo en esa sala. Su don le había permitido ser más analítica y observadora, y conocer las debilidades para usarlas a su favor. Sonrío de lado al ver como lanzaba el libro al centro, era antiguo, los bordes se veían desgastados por el uso y el tiempo. Después escucho su observación con los pequeños detalles, y no pudo estar más de acuerdo.

Gracias a ellos, Croxneir distinguía los miedos más profundos de las personas. Era una delicia poder ver como una persona miraba a sus lados de forma repetida por el temor a ser seguida o como su mirada se dirigía a otros en espera de ser aprobados, o como al ver un espejo miraban para contemplarse, por temor a no hallar algo que gustara. Más esos eran miedos insignificantes.

Bajo aquellas luces tenues, espero a que el hombre dijera lo que deseaba. Podía determinar que no era un caballero capaz de disfrazar sus pensamientos, impulsivo, don de mando, perfeccionista...todo ello con todo un discurso. A todos les miro discretamente aprendiendo sobre sus debilidades en esos momentos. Si, el ojo del miedo estaba perfectamente entrenado.

Dada su negativa a dar informes, espero pacientemente a que sus compañeros empezaran, pues no le gustaba exhibir sus intenciones hasta que el mundo hubiera mostrado sus cartas. Escucho a la joven vampiresa hablar sobre nuevos casos. Eso sería interesante...era de nuevo jugar al predador, un juego que donde ella siempre tendría que ganar. Sin excepciones.

Un ruido le alerto que había un invitado más. Su mirada se dirigió hacía arriba, con una expresión calmada, pues nunca le había gustado mostrar alarma. Sin duda debía ser el individuo al que se refería Herzig. Rasgos orientales, inexpresivo e inerte. Nada fuera de lo sorprendente, quizás su aparente calma, pero eso era lo de menos. Le miró, sin expresión alguna en sus rasgos, con los brazos cruzados. Parecía ser que esperaba a que bajara, en realidad nunca esperaba nada. Escuchaba lo que Angelique decía de otros objetivos de caza, ya lo tomaría en cuenta después, con que le asignasen a alguien era suficiente. Siempre y cuando no fueran niños, pues aunque por el hecho de comerciar con sangre de híbridos, le hacía en automático una mercenaria, habían ciertas normas que estaban sobre su honor. Entre ellas, no tocar inocentes.

Después, convencida de que el hombre se quedaría en el techo hasta que fuera requerido, bajó la mirada, y se enfoco en ese reducido grupo. Les había observado, pero una cosa era llegar y otra cosa era verlos en acción. Para ser un clan de mercenarios, muchos eran en realidad, como miembros de otra realidad. En un principio se había unido por el interés económico. No era una persona de sentimientos, eran tan inexistentes como alguna mancha en el impecable vestido negro. Los deseos de venganza, de muerte a los híbridos, los dejaba a sus compañeros, ella se preocupaba de asuntos más tangibles. Era ambiciosa, lo sabía...no era una cualidad que no apreciara de ella misma, tenía un concepto arrogante de ella misma, pero también lo sabía, así que cualquier crítica a sus razones de unión a ese Clan, eran poco importantes para ella. Sólo estaba el asunto de los puntos honorables. Incluso sin sentimientos, alguien debe tener un código, una guía...y ella tenía esa guía marcada en su persona casi como si latiera en su mirada.

Le sorprendía que Johann fuera más activo que su líder. Aunque su don era imponente, cierto era que no le veía mucha actividad en cuanto a su puesto.
Suspiro, y observó de nuevo al sujeto, notando que no se había movido. No le sorprendía en lo más mínimo.

La rubia estudiaba cada rostro de los presentes ya que muchos eran tan insignificantes que antes no les había prestado atención, alzo una ceja y casi pudo mostrar una sonrisa cuando escuchaba hablar a Johann, para ella era tan perfecto que por eso era su mano derecha, sabía que si ella estaba ocupada buscando a su ex el hibrido para descuartizarlo al llegar Johann todo lo tendría bajo control. Larissa siempre había sido muy sigilosa e inteligente para esa clase de negocios y le parecía estúpida la idea de ir contra los Shiraoka, tomo las hojas que estaban en frente de ella y las observo con gesto serio y como si las analizara hasta cierto punto pero no tardó mucho en observarlas, las dejo de nuevo en su lugar y recorrió una vez más su mirada por los presentes antes de hablar. –Quiero agregar algo… Recuerden que este grupo se caracteriza por el sigilo, el anonimato, no andén por ahí presumiendo que son Senki, quien lo haga- Hizo una pausa y sus labios se curvaron en una sonrisa por que la imagen se creó en su cabeza y todo eso para ella era hermoso. –Quien lo haga terminara colgado y desangrándose en el Big Ben… lo prometo.- Esta vez mostro una sonrisa casi encantadora como si el tema del que hablara fuera de lo más normal, dedico una mirada a Alexander que estaba a su lado y después volvió la mirada a Johann –Sugiero que anden con cuidado en los terrenos de Shiraoka, lo he investigado y no me gustaría tener bajas- No le importaba en lo absoluto quien moría o no pero así era ella, hipócrita toda su vida para conseguir lo que quería. –Quisiera decirles algo más, estoy satisfecha con su trabajo pero no los estimo, me traicionan y antes que puedan decir mi nombre estarán muertos… Siempre los observo aunque esté ausente, tengo quien los vigila y me informa cada una de sus decisiones, asi que tengan cuidado al divertirse en su trabajo.- Miro a Johann con un gesto de que lo que ella decía también iba para él, aunque confiaba mucho en él y en Kenta, seguía siendo la mujer desconfiada que había llegado a ser líder de un clan. Hizo un movimiento con su mano para que siguieran con el punto de la reunión, hablar de matar híbridos.

Su expresion era nula, atento a la reunion que se desarrollaba a su alrededor prestando poca atencion a las palabras del vampiro que se suponia dirigia todo cuando Larissa no estaba. No tenia el minimo interes en sus palabras mucho menos en los objetivos de ese seudo clan que tanto orgullo le tenian. El dinero nunca le habia faltado ni le faltaria gracias a todos los negocios que manejaba por su propia cuenta. El poder tampoco le interesaba mucho menos esa rencilla contra los hibridos del mundo cuando claramente uno solo bastaria para matar a cualquiera de ellos. Si habia algo que lo mantenia con ese grupo de vampiros sin un minimo conocimiento de lo que era un clan, era Larissa. Sus palabras eran las unicas que escuchaba, solo a ella le era fiel no al clan, a ella como mujer. Las ordenes de Johann jamas eran acatadas por èl, apoyaba a Angelique por que le tenia un poco de aprecio pero a menos que la lider estuviera presente ni siquiera se molestaba en aparecer en sus reuniones de club.

Escucho las palabras sobre los japones por parte de ambos vampiros. Ironicamente entre ellos el que mejor oportunidad tenia de tomar la sangre era el mismo aunque eso solo Larissa y sus dos amigas lo supieran. Sus dones eran muy utiles al momento de pelear, permitian obtener las cosas sin necesidad de una confrontacion fisica. Prestando ya menos atencion que antes a los vampiros, saco una vieja libreta de sus ropas, anotando unos datos biologicos a la vez que agregaba un esquema del cuerpo de un hibrido bajo esos datos. Una vez que los termino, se levanto de su silla sin siquiera mirar a el segundo al mando.

-Larissa me retiro. Nos vemos mas tarde -le dedico una sonrisa tenue a su pareja, mirando de reojo a los otras dos mujeres en la reunion mientras pasaba de largo a los otros dos vampiros, saliendo por la puerta siguiendo el pasillo hasta que se perdio en una esquina de la zona de reuniones.