Ahora a quien (8) -Heather-

A quien van a engañar ahora tus brazos?, a quien van a mentirle ahora tus labios?. A quien vas a decirle ahora te amo? y luego en el silencio le darás tu cuerpo, detendrás el tiempo sobre en la almohada. Pasaran mil horas en tu mirada solo, existirá la vida amándote. Ahora quien?

Madrid una ciudad que tenia demasiados recuerdos de vidas pasadas. Hace siglos había vivido en ese lugar trabajando como una especie de actor callejero además de músico ambulante, mucha gente lo conocía y muchos se sorprendían que se mantuviera tan bien conservado aunque su respuesta siempre era los tratamientos de los famosos que lo mantenían como paralizado en el tiempo.
Sus pasos avanzaban por la ciudad mirando el crepúsculo bajar tiñendo los edificios y calles de un tono naranja rojizo muy hermoso previo a la oscuridad y gélidas de la noche. Un suspiro de placer escapo de sus labios al ver la noche caer oscureciendo todo, tenia su amuleto pero la noche siempre seria su hora favorita durante el día.

Detuvo sus pasos y dedico unos momentos a analizar el sitio donde se encontraba buscando algún sitio donde quemar un par de horas y tal vez encontrar cena. Pasado algunos minutos eligió un bar que se veía muy popular por los que vivían en ese sector de la ciudad. Camino tranquilo sabiendo que si lo reconocían podría arruinarse su noche pero por primera vez no le importaba ya que una memoria especifica llego a su mente, las noches que compartió con Heather lo atacaban como pasaba cada cierto tiempo lanzándolo hacia sus dos placeres y mayores perdiciones, la bebida y la cacería.
Luego de caminar a un paso muy lento se acercó a la entrada y miro al que la cuidaba, luego de ser reconocido y haber firmado varios libros, posters y demás le dieron paso al bar. Sin prisas busco una mesa pero estando tan abarrotado de gente escogió dirigirse a la barra del sitio; tomo asiento en uno de los banquillos y pidió un whiskey para luego dejar su mente divagar por unos momentos recordando todo lo que habían vivido en esa ciudad.

Se encontraba sentado en la barra con la mirada puesta sobre su vaso bebiendo sin mirar a nadie y sin decir nada como ausente en otra tierra. El ruido de la gente lo molestaba demasiado pero debia controlarse para no salir a matar a unos cuantos y armar un lio enorme.

-Son demasiado ruidosos -murmuro con clara molestia vaciando por tercera vez su vaso volviendo a pedir que lo llenaran.

En los momentos que se distrajo capto un aroma demasiado familiar barriendo el bar con sus ojos observando su cabellera rubia, esa cascada dorada que tantas veces recorrio con sus manos, ese rostro tan bello y tierno que tantas veces besando y acaricio.

-Tenia...que ser ella...-murmuro con un leve tono triste liberando una leve baja de temperatura a su alrededor enfriando la barra y con ella su vaso.

Apuro su trago al punto que vacio casi 3 botellas en nada de tiempo, provocando una mirada muy extraña en la mujer que lo atendia, ya que no mostraba signos de ebriedad alguna.

-No tiene algo mejor que hacer? -gruño a la mujer mandandola lejos dejando las botellas sobre la barra con un gesto de molestia en su rostro.

Penso en levantarse y tomar su camino lejos de ese lugar, pero la voz de ella lo congelo en su lugar, trayendo memorias y sensaciones que habia enterrado hace mucho tiempo ya. Solto un suspiro y giro posando sus ojos azules, que por el momento parecian dos tempanos de hielo, fijamente en ella.

-Solias decirme Dimka...-dijo de manera neutral y seca, volviendo a pedir mas trago pero esta vez caminando hacia una mesa, esperando que ella lo siguiera, sabiendo que no tenia escape y que podria ser el momento idoneo, para arreglar todo lo que pasaba entre ellos.

Una vez mas escuchaba la misma historia de siempre. Habia perdido ya el numero de veces que ella me habia pedido disculpas pero algo simplemente no me dejaba perdonarla. El dolor que sentia y seguia sintiendo por lo que paso era sofocante, me ahogaba por completo. Pero verla llorar siempre habia sido mi debilidad, era algo contra lo que no podia combatir.

-Jamas perdiste el derecho a nada Heather...-comente despacio, midiendo mi tono para no perder la neutralidad. Algo que no podia era volver a ceder como antes pero cada segundo mas y mas me costaba.- Supongo que era cuestion de tiempo que pasara....nunca fui digno de ti....-murmure dando un trago mientras levantaba una mano y limpiaba un par de sus lagrimas con delicadeza, posando mis orbes azules en ella.

En silencio me levante de la mesa, apurando mi trago hasta que vacie lo poco que restaba en la botella. Mis ojos lentamente volvian a retomar su tono rojizo ahora que la sangre de hibrido perdia su efecto en mi. Mi aspecto retornaba al de un vampiro, uno molesto pero tambien dolido.

-Ya no me gusta aqui...quieres seguir esto? Vamos a otro sitio -deje el dinero correspondiente en la mesa, idicandole al cantinero que pagaba la bebida.

En realidad no me dispuse a esperarla, solo camine hasta salir de ese local. El aire frio despejo mi cabeza y en especial mi nariz que estaba enbotada por tanto humano en un solo lugar. Me aleje solo un poco del bar, tomando una calle casi sin personas que llevaba a una plaza en la ciudad.