I said maybe you're gonna be the one that saves me[Jeff]

El viento rozaba su rostro, creando una sensación gélida que no era de su agrado, y las hojas de maple volaban por doquier, flotando de un lado al otro por la suave corriente otoñal. Una sonrisa se dibujó en sus labios al ver cierto muchacho parado frente a ella, alzando la mano para acariciar su rostro. Al tocarla, ella sintió aquel gélido tacto tan agradable a comparación con cualquier otro, acarició su mejilla con dulzura mientras se acercaba para, ella creía, besarla. Todo cambió y el mundo se volvió banco y negro en cuanto el muchacho clavó sus colmillos en la yugular y comenzó a absorber su sangre. Kida intentó mantenerse relajada, aunque le era imposible y pronto comenzó a gritar e intentar alejarse en vano. El chico alzó el rostro y le sonrió macabramente, con sangre deslizándose por las comisuras de su boca “Ya no me sirves para nada” Murmuró y la dejó caer débilmente en el suelo mientras ella lloraba desconsoladamente…

Kida despertó completamente sudorosa y jadeando asustada mientras las lagrimas saladas caían desesperadamente por sus mejillas. Abrió los ojos rápidamente, controlando que estaba sola. Se relajó al instante y volvió a cerrar los ojos.

Hacia meses que Ki no tenía esa pesadilla, hace meses que no tenia contacto alguno con vampiros y justo hace tres días había conocido a uno, que encima le gustaba. Gruñó molesta y se levantó caminando a la ducha. ¿Cómo podía gustarle un vampiro…otra vez? Luego del daño que le había causado Matheus…De todas formas no creía que le gustara, aunque se pasará la noche embobada, recordando sus ojos, sus labios con una leve forma de corazón, sus maravillosos rulos. No, para nada. No le gustaba en lo mas mínimo….por favor nótese el sarcasmo de esas palabras. Para peor, el muchacho vivía en el piso de abajo.

Se duchó, limpiando cada centímetro de su ser y lavándose el cabello para luego salir y cambiarse lentamente. Mira la hora y sonríe, sabiendo que tiene un buen rato para ir a tomar un café abajo. Se termina de cambiar, calzándose el short negro y una musculosa gris, para luego tomar sus pulseras, ponérselas, y bajar por las escaleras al café del edificio. Se sienta en una mesa y espera a que venga la camarera.

La necesidad de tenerlo cerca le era extraña, sorprendente e inmensa, aun cuando le conoce solo hace unos días y eso le preocupaba. La última vez que le pasó algo así, el half-blood desapareció sin decir palabra alguna, obsequiándole el departamento en el que ahora vivía junto con muchas acciones de la empresa de autos que le pertenecía. Aquello destruyó su ánimo, su autoestima y su capacidad de relacionarse amistosamente con aquella raza. Tenía miedo, mucho miedo. Temía que le vieran como comida rápida por la marca de colmillos en su clavícula, que la trataran como una puta de sangre como las que había en los libros de Vampire Academy. Si, telenovelesco pero el miedo estaba allí, agazapado y listo para atacar ante la más mínima tentación. Temía que Jeff le viera como comida, solo comida o comida y sexo por una noche. No, no podría con ello. Aunque Jeff no parecía ser así, el la trataba como a una princesa y era todo un caballero, amaba como le sonreía ladinamente, como se concentraba al sacar una fotografía, como sus dedos se deslizaban de manera dulcemente fría por la mejilla de la muchacha. Estaba jodida, y ella lo sabía aunque no lo dijera en voz alta.

Si, Kida sabía perfectamente que el muchacho de risos morenos era un vampiro. No sabía que clase pero la agilidad, sus profundos e hipnotizantes ojos color borgoña, a veces más oscuro o mas claro…su frio tacto y la palidez. Era un hecho, conocía a los de su clase y podía identificarlos levemente. Aun así, por alguna razón, Jeff le inspiraba más confianza que los demás, sentía que él no le iba a hacer daño.

Sus pensamientos y divagaciones fueron interrumpidos por Steph, el camarero de turno. El muchacho debía rondar el metro setenta, tez trigueña y ojos verdes. Le saludó con dulzura y una sonrisa, pidiendo lo que siempre, un frapuccino mocha y un pretsel. El muchacho, para suerte de Kida, se fue sin intentar coquetear con ella como la última semana. Por fin lo entendió, pensó Kida mientras volvía a sus guapas divagaciones, las cuales llevaban el nombre de Jeff estampado por todos lados.

Como si de una invocación se tratara, Jeff apareció en la cafetería más guapo de lo usual con aquellos Ray-Ban y la chaqueta de cuero que le daban aquel toque rebelde que tanto dejaban a Kida embobada. Estuvo tentada a dejar que la mandíbula le cayera al suelo mientras babeaba, no literalmente, por el muchacho. Sus recuerdos no le hacían justicia. Sus miradas se cruzaron y Kida, al instante, se sonrojo mientras le sonreía tímidamente. ¿Debería ella invitarle a tomar un café? Después de todo, él era un vampiro y no estaba segura si ellos bebían café, solo estaba segura que deseaba que se sentara con ella o que, en su defecto, la invitara a salir a pasear o algo por el estilo.

"Esto está mal, esto está mal" Era la maldita frase que daba vueltas en la cabeza del chico mientras caminaba lentamente en dirección a la mesa donde estaba ubicada la humana, aquella linda y hermosa humana que se veía tan apetecible.

Justo en ese segundo cuando Jeff estaba seguro de acercarse y decirle a Kida que verdaderamente le gustaba y que aquel beso que se habían dado unos días antes había sido el mejor que había recibido, justo allí llego el mesero a tomarle la orden, entonces las dudas comenzaron nuevamente a rondar por su cabeza. ¿Estaría bien decírselo? su subconsciente le decía que no se olvidara de que era un vampiro y en cualquier momento podría terminar con la vida de aquella chica humana que tanto le gustaba, aquella... que le había robado completamente el corazón y paralizado la sangre.

Pero fue entonces cuando permitió que sus miradas se cruzaran y lograra el perderse en la de ella y caminar como todo un bobo a su lado.

-Buenos días señorita Jummer-

Se detuvo frente a ella ya cuando el camarero se había ido, le dedico una hermosa sonrisa a aquellos grandes ojos y movió la silla un poco hacia atras para sentarse.

-¿Puedo acompañarla a tomar su desayuno?-

Sin importarle su respuesta decidió tomar asiento frente a ella después de hacerle aquella pregunta, aunque la había hecho esperando una respuesta obviamente está había llegado a importarle muy poco ya que quería, había llegado a sentir la necesidad de estar junto a ella, de sentir su respiración, su corazón latir, como el de el había dejado de hacer hace tiempo.

Embobada como estaba, sus ojos siguieron al muchacho de pasos ágiles y rítmicos por la cafetería. Sorprendida, notó que se dirigía a ella y una sonrisa increíble se formó en sus labios. Ella no notaba que el la miraba de esa forma, embobado, ella nunca notaba ese tipo de cosas pero aquel beso el otro día fue especial y ella lo sabía.

Flash-Back

Kida se encontraba sentada en el sofá, con el rostro escondido en el frío pecho del vampiro gracias a un par de sustos que le ocasionó la maldita película, mientras el muchacho la abrazaba dulcemente, como cuidándola. Aquel detalle no se le había pasado, el hubiera podido apartarla en cuanto ella se acercara mas no lo hizo. De momento, Ki volvió a ver la película, más otra vez se escondió cuando un fantasma apareció de la nada.
-Eres una cobarde-se rió
-Habla quien teme que le enseñe a manejar una moto-le imitó
-No, temo que TÚ me enseñes-se rió nuevamente y ella le sacó la lengua, muy maduramente. Él solo atinó a reír más fuerte.
-Eres una niña!
-No lo soy
-Si lo eres
-De verdad?- murmuró ella acercándose a sus labios, mirándolo intensamente a los ojos, pensando en hacerle alguna broma o algo por el estilo.
-Si, eres una niña-sonrió y ella no pudo evitar observar sus suaves y dulces labios en forma de corazón. Sonrió y se acercó más aun, acomodándose a horcajadas sobre su regazo.
-Oh, muy bien. Dime si una niña hace esto-pronunció sonriente para luego tomar su rostro dulcemente entre las manos y acercarlo a ella, besándolo apasionadamente, tan intenso como le era posible. Mientras su corazón se aceleraba, ella fue levemente consiente de que había sido correspondida.


Flash-Back End

Aquel beso, en realidad,no fue planeado como ella lo había hecho parecer. Había sido espontaneo y, alegremente, proseguido de una tarde de continuos besos tiernos y dulces abrazos junto a piropos. Se sonrojó nuevamente recordando lo sucedido y como ella había negado que le encantaba hoy por la mañana. Joder, el vampiro le encantaba, le gustaba y era encantador con ella.

-Buenos días Señor Witherspoon-le sonrió dulcemente, deleitándose con la sonrisa del muchacho. Carcajeó al notar que se sentaba antes de que ella le diera respuesta alguna-Claro que si, Jeff-Su nombre, amaba su nombre. Era raro, pero lindo y tenía cierto encanto. Su perfume también lo era, era irresistible, de hecho. Le provocaba serias ganas de rodear la mesa y sentarse en su regazo, escondiendo el rostro en su cuello mientras que con la punta de la nariz acariciaba su piel, inhalando su adorable perfume.
Se obligó a no devorarle con la mirada y sonrió-¿Cómo haz amanecido?

Su mirada reparó en cada detalle de su rostro, delineando la linea de los Ray-Ban, su enrulado y suave cabello hasta su níveo cuello, pasando por sus labios y su mandíbula. La sonrisa del muchacho era hermosa, dulce y perfecta. No podía dejar de verla y, creía, comenzaría a verse estúpida en cualquier momento.Que va, sintió la mirada del muchacho sobre ella cada segundo, ¿Porqué ella no podía hacer lo mismo? Oh, claro que podía y lo estaba haciendo sin problema alguno ya que a el no parecía molestarle en lo más mínimo.

Al oír su pregunta pierde un poco su sonrisa, encogiéndose de hombros-Nada que no se solucione con un buen baño-sonrió nuevamente.

No iba a contarle de su maldita pesadilla, ¿y si se asustaba? No, no iba a correr el riesgo de que el vampiro que tanto le gustaba se alejara de ella por una pesadilla. Esperen, ¿dije tanto le gustaba? "tanto le gustaba" era poco decir, Kida estaba comenzando a creer que estaba enamorada de aquel lindo vampirito y eso no le gustaba. ¿Estaría yendo muy rápido su corazón?

Sonrió ante su alago, ruborizándose y bajando la mirada feliz-Gracias, exageras-se carcajeó levemente, levantando la mirada para poder ver sus cautivantes ojos y perderse en ellos como si del mar se tratase. No, definitivamente estaba yendo rápido; No le importaba. Podría pasar la vida entera y aún más perdiéndose en la profundidad de aquél borgoña.

Tan perdida estuvo en sus ojos que pasaron varios minutos antes de que Ki reaccionara y se diera cuenta de que él había hablado, esperando respuesta.

-No, suelo quedarme hasta altas horas bailando o tocando música-Se mordió el labio-Aunque esta desvelada fue mucho mejor que esas-No sabía si mirarle o no, no quería ver que se había pasado. Las preguntas comenzaban a rondar su cabeza ¿Porqué la había saludado tan secamente? ¿Había hecho algo malo? ¿Habría visto su marca en el cuello? Imposible, siempre iba con un pañuelo, eso no podía ser. Se rindió, más tarde preguntaría, y sonrió ladina, volviendose a perder en sus ojos.

Logró oír sus palabras aun encandilada por su sonrisa y no hizo más que sonorjarse para luego dedicarle una tonta sonrisa. Observó como se tocaba el cabello mientras oía sus palabras y la mano le cosquilleó, ansiando enredar los dedos en sus rizos mientras los labios de ambos encajan perfectamente.

Un momento, ¿de verdad le estaba preguntando si quería repetir aquella noche? Claro que quería,aquella velada había sido hermosa por muchos motivos. El saber que a el le apetecía repetirla hizo que su corazón latiera emocionado con anticipación.

Basta! te dejas en ridículo, pensó molesta recordando que el oía todo. Aun así no pudo evitar recordar como Jeff le hizo mimos en el cabello hasta que ella se durmió acurrucada en su pecho. Aquel lugar fue el paraiso para Kida, simplemente podría pasar horas en sus brazos sintiéndose protegida.

-Sin lugar a dudas, me encantaría....-se muerde el labio, sonriendo de lado-La pasé muy bien contigo..

Eres una genia, kida, siempre hablando de más, volvió a retarse mentalmente mientras sonreía timidamente. No podía gustarle más, si hasta pensaba sobre el en voz alta! En tres días había escrito más canciones que en tres meses y eso era mucho decir, nunca le había pasado algo así.

Sus palabras la dejaron sumamente sorprendida. ¿Le gustaba? Le gustaba estar con ella, le gustaba como amiga, le gustaba ella? No, era posible. Es decir, un vampiro gustándole una humana no era algo usual aunque pensándolo bien...nada en su vida era normal. Quizás había oído mal. Si, definitivamente Kida era una muchacha repleta de inseguridades, no se veía ni bonita ni atrayente..Pero el la creía hermosa, o eso decía.

-¿Qué?...¿yo?...¿De verdad?- preguntó desconfiada aunque con una sonrisa en el rostro. ¡Le gustaba!

Las palabras del muchacho, por alguna razón, le habían incitado una risa nerviosa que gracias a todos los cielos pudo evitar soltar. No era posible, no era posible que un vampiro la mirara de aquella forma. No era posible, ¡ella era comida para todos ellos! Ella no era más que una bolsa de sangre, ¿verdad? El único que no la había visto de esa manera, acabó por morderla, quitarle su virginidad para luego desaparecer de la faz de la tierra, sin aviso alguno dejándola con los papeles del departamento en el que ahora vivía y todas las cosas de ambos dentro.

Jeff no era así, ¿verdad? Su cabeza daba vueltas, estaba abrumada y asustada, siendo ciertamente estúpida su reacción puesto que a ella también le gustaba. Oyó aquella gloriosa voz pronunciar su nombre, confundido como era lo razonable después de la reacción de la humana, quien ahora tardó unos minutos en ordenar su cabeza y mirarlo a los ojos.

-Sí-Aseguró, le era casi imposible creerlo, dandole una sonrisa ladina y nerviosa-Pero...-tomó un respiro y bajó la mirada, sintiendo la timidez apoderarse de su cuerpo y la sangre agolpandose en sus mejillas-T..Tu también..Tu también me gustas, Jeff-Susurró, con el corazón galopando en su pecho, antes de levantar la mirada temerosa mientras se mordía el labio inferior.

¿Y ahora?

# Partida Abandonada.