Despues de las confeciones ( Ralph y Khal)

Mucho trabajo por hacer y poco tiempo. Raphael estaba al borde de la histeria mientras caminaba de un lado a otro de la ciudad llevando papeles y demás, cargando a sus espaldas una enorme mochila de acampar. Siempre había sido un muchacho sencillo y naturista por lo que usar autos no estaba dentro de sus planes a corto plazo lo cual llamaba la atención de cualquiera que le viera cruzar las calles de la Gran Manzana en una patineta sin perder el equilibrio por su enorme equipaje.
Estaba emocionado por todas las cosas que habían sucedido en un cortísimo tiempo, primero la consolidación de su relación aún no oficial con Khalid y luego pedirle permiso a su padre para mudarse. Aquello había sido lo más difícil, pues tuvo que mentir en varias ocasiones, pero al menos ahora no tendría que esconder su relación, estaría tranquilo con su pareja en New York mientras estudiaba en la Universidad de Columbia. ¡Cuánto se lamentaba de no escuchar a Kirsten!
Cuando su transferencia a Columbia estuvo lista él no pudo evitar querer visitar su nueva casa, aún no estaba del todo seguro de lo que pasaría en adelante pero siempre fue un chico bastante positivo. Ahora arrastraba los pies fuera de Columbia cuando se encontró con una vieja amiga: Zafrina. Él encuentro fue ciertamente peculiar pero pronto emprendió el viaje al departamento de Khalid con la promesa de que le diría la verdad a su padre cuando el mayor decidiera pedirle noviazgo oficialmente.
-¿Khalid?- llamó mientras entraba.
Dejó la enorme mochila a un par de metros de la puerta y sacó un Kit de primeros auxilios. El Hijo de la Luna había tenido un numero mayor de heridas y golpes provocadas por el licántropo, pero es importante destacar que éste último tan solo se recuperaba en la mitad del tiempo de lo que un humano lo haría. Caminó al baño quitándose la camisa, los surcos en su pecho tenían varios puntos imperceptibles luego de haber sido cosidos por el mismo Raphael; no por nada estudiaba medicina. Pero debía seguir limpiando las mordidas con desinfectantes ya que eran bastante profundas.

Se miró en el espejo a sí mismo mientras echaba chorros de alcohol y agua oxigenada en cada una de las mordidas, apretando los dientes ante el componente cuando burbujeaba y tensaba cada centímetro de su piel. Jadeó fuertemente antes de notar la presencia Khalid, escuchó su voz y sus hombros erguidos rigurosamente se tensaron aún más. Cuando los brazos del mayor se deslizaron por su pecho sintió un escalofrío que conectó con un entrepierna.
-Estoy bien....- murmuró con sinceridad, pues el escozor ya se había disipado.
Se recostó en el pecho del mayor y ocultó el rostro en su cuello mientras daba dulces besos en su hombro y clavícula. Aquel enorme y callado hombre había abrazado su corazón y prometido cuidarlo mientras Raphael se había prometido lo mismo. Estaba enamorado de él, cada simple caricia era como una corriente deliciosa que pasaba a través de su cuerpo, necesitaba de él.

Sus labios rozaron suavemente sobre la piel ajena mientras sus manos acariciaba la espalda masculina sin imaginarse la provocación inmediata que estaba causando. Soltó un suspiro tras respirar, encontrando los labios de Khal y posteriormente sentir un jalón al nivel de la costilla, le dolía un poco pero no quería sentirse impotente y ahora necesitaba mucho del amor de Khalid. Sus ojos se cerraron unos segundos, sintiendo la respiración agitada del mayor lo que causó en él igual resultado. Tragó con fuerza y pudo notar como Khalid se estaba conteniendo, entendía bien la razón pero no quería quedarse así sin más, en una especie de trance entre el frío y el calor.
-Khal...
Sintió su cuerpo tan lejano y sintió una punzada en el pecho de verdadero dolor. Ahora cuando más quería tenerlo cerca se alejaba, Raphael no era capaz de entenderlo porque realmente cuando se trataba de Khalid nunca era capaz de usar su sentido común. ¡Pero es que era Khalid! Khalid le hacía perder la razón y la cordura, le hacía ser todo sentimientos y emociones. Tragó saliva porque no sabía que más hacer con su boca ahora que Khalid se estaba alejando. Fue a la cama y se sentó con las piernas como un indio mientras meditaba, no tenía sueño, solo hambre y ganas de ser deliciosamente poseído. Finalmente se decidió que ser el pasivo de la relación no significaba que debía ceder a cada orden que su seme le daba.
Apareció de la nada donde fuera que estuviera Khalid terminando de fumar y lo pegó abruptamente con la pared, con la fuerza de un licántropo que no va en coña. Le miró retadoramente a los ojos mientras se agachaba frente a él y bajaba su pantalón de pijama, ése que tanto le ponía por la forma en que se le abultaba el miembro. Si Khalid se rehusaba a eso, Raphael iba a llorar... literalmente, iba a llorar.

A pesar del miedo al rechazo no pudo evitar esbozar una de esas sonrisas que atrapa al público. ¿Papel de adulto? ¿Eso era posible para Khalid? Tomó aquella respuesta como un sí por lo que no tardó mucho tiempo en tomar entre sus manos la suave pero dura carne de Khalid con su mano. Acaricio la cabeza del pene con un pulgar hasta que las primeras gotas del pre comenzaron a desbordarse. Luego, con su lengua, suavemente comenzó una deliciosa tortura trazando círculos en torno a su glande al mismos tiempo que su mano se movía masturbando al hijo de la luna. Ralph besó la punta y deslizó sus labios a lo largo de todo el miembro mientras una de sus manos sujetaba los testículos de Khalid, con los cuales jugo chupándolos suavemente durante unos minutos antes de volver a subir con su lengua e introducirse el miembro de Khalid a la boca. Subía y bajaba a un ritmo placentero, succionando y lamiendo cada vez que podía. Inconscientemente, comenzó a gemir ante el placer de excitar y enloquecer a su amor. Sus ojos se abrieron y miró pícaramente hacia arriba, encontrando el rostro de su amado contraído por el placer.
-Quiero te que corras en mi boca...- murmura contra la piel húmeda del mayor para luego continuar con su juego.
Raphael, el pequeño y juguetón Raphael ¿Podía existir alguien más apropiado para el gran y serio Khalid? Él no lo hubiera apostado jamás. ¿Había sido amor a primera vista? No estaba del todo seguro de eso pero creía fervientemente en que el destino le había encontrado con su compañero. ¿Existirían el uno al lado de otro por el resto de la eternidad? Le gustaba pensar que sí. Pero detrás de toda esta bola de sentimentalidad ¿de dónde había salido tanta sensualidad? ¿Había estado allí escondida siempre? Lo cierto es que desde hacía unos meses atrás se sentía bastante diferente a lo que alguna vez había sido. ¿Era el nuevo vínculo con su lobo interno y aquel deseo irrefrenable por marcar el territorio como suyo?