Las pequeñas esperanzas del futuro [Todos los niños del foro y sus respectivos padres o adultos responsables]

La mami de André se había encargado de despertarlo muy temprano pues estaba a punto de concluir uno de sus primeros logros en la vida… o eso mencionaban todo el tiempo las maestras del instituto. Andre seguía quejándose porque Mina no había querido darle sangre por órdenes de su padre y para sumarle más a su enojo el tocino no estaba lo suficientemente tostado. Clavo su tenedor en su hot cake y escucho como su hermana gemela corría a la cocina preguntando encantadoramente si es que él pensaba que era una princesa. -Si Sybi ya te dije que eres una princesa- Se levanto de la mesa y el abrazo fuerte pero sin lastimarla, la dejo que se quedara a tomar el desayuno y subió hasta su habitación para tomar el clásico baño pre ceremonia de graduación. Ya pasada una hora estaba bañado y cambiado, solo le faltaba su loción y seguro que su madre metería mano en su peinado haciéndolo parecer “Benito Juárez” o algo por el estilo. Cada vez que su madre terminaba su peinado él lo volvía a modificar haciendo que este terminara despeinado, su madre por fin se rindió y decidió que tenía que ocuparse de poner guapas a las hermanas del pequeño, pues se sabía que era más difícil arreglar a una mujer que a un hombre.

-¿Ya no tendré que volver nunca nunca nunca mas al instituto?- Le grito fuerte a Mina realmente entusiasmado, no quería estudiar casi podía decir que odiaba a su maestra la única razón por la que había decidido darle una oportunidad era por su fuerte atractivo y su cuerpo escultural. –¿Ya nos vamos? ¿Ya nos vamos? ¿Ya nos vamos?- Corría de un cuarto a otro buscando a sus papis al mismo tiempo que estiraba la manga de su pequeño saco de gala.

Lograrla convencer de continuar con la escuela, fue un poco agitado y no era para menos después de su última experiencia en una excursión de la misma, pero después de mucho hablarle y conversar con ella entre juego y juego, de un modo u otro accedió, pues Steven le había comentado que a donde iría sería como estar en un gran castillo y valla que no se equivocaba, ya que él era uno de los accionistas que supervisaron las construcciones de cada uno de los colegios que se habían construido alrededor del mundo.

-Debes quedarte tranquilita si…- le recalcaba su padre entes de abordar el vuelo hacia Suiza, el viaje no sería tan largo pero para no para la pequeña Tasha, quien al verse atrapada quedo rendida en los brazos de su padre, luego de unas cortas horas, Steven espero a Jude para que cargase a Natasha y así bajaran, cargo las maletas y  esperaron a que  el avión de carga les dejara el Aston Martin, que había decidido traer Steven fuera entregado para así poder conducir hacia el Hotel donde se hospedarían, arreglaron las cosas mientras la pequeña descansaba y aprovecharon para hacer lo mismo por unas cuantas horas.

A la mañana Siguiente, la primera en despertarse fue Jude, quien comenzaba a preparar el uniforme de la pequeña Tasha, Steven por su parte decidió tomar un baño, luego de ser despertado de la mejor manera, rodeo a su hija en brazos llenándola de besos pues ya sería una señorita de primaria, -alístate con tu madre, mientras yo me ducho- le decía antes de entrar al baño y alistarse también, al salir busco su ropa de gala para la ceremonia, mientras su dos mujeres aún ocupaban el otro baño alistándose también.

Natasha se veía muy animada ya con su uniforme puesto, mientras se maquillaba, Steven alistaba los papeles, cuando de pronto una pregunta los hizo voltear a ambos quedándose viéndola con una tierna mirada que dejaba ver un brillo en los ojos de ambos –estas hecha toda una princesita mi amor…- le dijo su padre acercándose a ella y tomándola en brazos, -vamos que se nos hace tarde- pronunció seguido por los halagos de Jude con quien salió de la mano y Natasha en brazos, hacia el auto, para luego dirigirse a las instalaciones del enorme colegio Saint Raphael.

-Ves te dije que sería como Howarts- le bromeaba a Natasha antes de que Jude la llevara con los profesores, mientras e estacionaba el auto, para luego darle el alcance en el auditorio, esperando por entrar y ver a su princesa junto con los demás niños sentados en las filas de adelante, Steven no podía sentirse más orgulloso de su pequeña hija, pues ella ya estaba creciendo.