Con la manos en la masa

por Invitado Jue Abr 15, 2010 4:56 pm

Este Fic me lo enviaron por E-mail, esta cómico, espero les guste, (no tengo idea de quien es el/la autor (a), pero en lo personal me dio mucha risa.

Lo hice pasar. Me saludó mientras caminabamos por el hall.

—Hola drogadicta— dijo con una sonrisa.

—Oye, no te olvides que tú también estas fumándolo— me pasó el cigarro y le dí una pitada.

—Pero yo soy un hombre— me contestó con la voz impregnada en arrogancia.

—Eres un jodido machista Edward— le dije.

Llegamos a mi cuarto. Me senté sobre la cama en posición de india y el se colocó en frente.

—Y tú eres una jodida virgen—

Me quedé de una pieza. ¿Que coño había dicho?

—¿Que te hace pensar que soy virgen?—

—Olvidalo—me dijo. —¿Tienes alcohol?

—Claro, niño bueno. Vodka.— Me estiré y saque dos botellas de abajo de la cama.

Arqueó una ceja.

Le tiré una botella y yo abrí la mía. Me acerqué al reproductor de música y le pusé play. Sonaba "Bring me to life" de Evanescence.

—¿Que es esto? ¿La banda sonora de vírgenes suicidas?— dijo con irónia. Tenía ganas de pegarle un puñetazo.

—Cierra el pico, imbécil. Esa película es muy buena, y esta banda también— le lanzé una mirada que quería decir : "Insultas-otra-vez-mis-gustos-musicales-y-te-echo-como-a-un-perro".

—Vale— Luego de unas latas de cerveza, se acercó a mí. Estaba un poco mareada y tenía los sentidos nublados. Me atrajo hacia sí, poniendome la mano en la nuca. Nuestros labios se juntaron, nuestras lenguas se tocaron y yo creí que me moriría de un paro cardiorespiratorio. Fuí cayendo sobre el colchón, con el sobre mí. Puse mis manos en su cuello, dejandolas caer por su espalda. Me rozó una pierna y me estremecí. Levanté su remera, y en el mismo instante que sentí el botón de mi pantalón desabrocharse, reaccióne. Abrí los ojos con brusquedad, y empujé su pecho. Separé mi boca de la suya.

—Edward, quítate— le dije, agitada. Él no reparó en mí. Lo empujé más fuerte.

—¡Quítate de encima, idiota!— Edward rodó por la cama y cayó.

—¿Por que coño hiciste eso? Creí que me habías invitado por una razón— prenguntó, confuso, mientras bebía un poco de Vodka.

—Si, pero no para esto. No es lo que quiero—

—Pero yo sí. ¿No basta eso? Ah, ya entiendo. Me usaste para darle celos a Black, ¿verdad?— me dijo. Mierda, me había atrapado. Mentir no se me daba nada bien.

—¿Yo?—

—Si, tú. Y la mayor evidencia es que respondes a mis preguntas con otras— de pronto, se puso sensible. Si, se le caían las lagrimas, y se estaba ahogando en vodka. Tome mi botella y no paré hasta dejarla seca.

El reproductor paso de cd automáticamente, y comenzó a sonar "Hot and Cold" de Katy Perry.

No sé que, ni como sucedió. Lo único que se a ciencia cierta es que en un momento dado, Lucía entró a la habitación y nosotros estabamos bailando la canción con papel higienico como velos de novia, enganchado con broches para pelo.

—Oigan, los vecinos vendrán a quejarse. Bajen la voz, señoritas— dijo Lucía. Edward la miró con cara de ¿que diablos? para luego contestarle, con voz pastosa.

—Soy chico—

—Razón más importante para guardar silencio— dijo guiñandole un ojo.

—Lu, quiere acostarse conmigo, no contigo. Además, tienes tres hijos— le conteste, tambaleandome.

—Si, pero no un marido—

—¡YA!— dije, mientras la empujaba hacia la puerta y la cerraba.

Me tambaleé con fuerza. Mis musculos ya no resistían. Me tiré en la cama, quitandome los pantalones a tirones. Edward se quedó mirando, pero tuvo que distraerse para esquivar una lámpara que sin querer queriendo volaba hacia su cabeza. Juro que no sé como sucedió.

Me acosté, y a los minutos sentí que la cama se hundía bajo su peso. Lo miré. Tenía toda la ropa puesta. Suspiré aliviada.

Noté que me abrazaba y susurraba al aire un:

—Descanza—

Puedo decir que en ese momento me sentí bien. Extrañamente bien.

oOo

Me desperté sobresaltada y miré el reloj. Mierda, tendría que estar en la escuela hacia ya una hora. Intente levantarme, pero no pude.

—Idio... Edward, despierta— dije.

Se removió incómodo. Quité su mano y me levanté. Lo empuje hasta tirarlo de la cama.

—¡QUE DEMONIOS!— gritó al despertarse.

—Tenemos que estar en la escuela. YA— mis voz sonó autoritaria. Se levanto enseguida y se puso en posición de firmes.

Bajamos las escaleras corriendo, yo con mi uniforme en la mano. No siquiera me peiné.

—Espera, debo ir a buscar mi uniforme— dijo.

—De acuerdo. Dame las llaves de tu Volvo— le contesté. Me miró desconfiado, pero sacó las llaves de su pantalón.

Las tomé, pero el no las soltaba. Parecía no estar dandose cuenta de lo que hacía. Tiré de ellas hasta quitárselas.

Salimos. Apreté la alarma del volvo, y entré. El ingresó a su casa, saliendo a los pocos minutos.

Se había puesto el uniforme, pero estaba completamente desaliñado.

Yo tuve que ponermelo en el camino, en la parte trasera. En un momento, le pedí un poco de ayuda con el sostén, razón por la cuál tuvo que detenerse y pasarse atrás. Luego retomamos el camino. Llegamos a la escuela y estacionamos. Salimos del auto, acomodandonos los uniformes. Emmett y Rosalie se nos acercaron.

—Chicos, yo se que echarse un polvo de camino a la escuela es súper... ¿pero es necesario hacerlo tan obvio?—

Yo no entendía el porqué, y creo que Edward tampoco. Luego reaccione. Estabamos despeinados, desalineados y apestabamos a alcohol. Me tapé la cara con una mano. Rosalie frunció los labios.

—No te hagas la puritana, Swan— dijo, cruzandose de brazos.

—Cállate, zorra— le contesté. Abrió la boca en señal de indignación. Emmett Y Edward no sabían que hacer.

—Repítelo idiota, y te quedas sin pelo en esa asquerosa cabezita—

—Por si estas sorda, te dije que te callaras, zorra. Mira, tu problema de oidos y tu reputación riman— Rosalie me tomó del cabello, al grito de: ¡Puta, vas a pagarmelas!. Yo le jalé el suyo, y en menos de un minuto le di un puñetazo en la nariz. Edward tiró de mí, y Emmett de Rose, para separarnos.

—¡Voy a hacer que nunca festejes el día de la madre, anoréxica!— le grité. Y al segundo, me dí cuenta de que había metido la pata hasta el fondo del charco. Los ojos se le llenaron de lágrimas y se fue corriendo. Emmett me miró con odio y fue trás de ella. Edward me soltó y luego me miró.

—¿Como pudiste decirle eso? Es mi hermana adoptiva, Swan. Jacob tiene razón, eres una perra— me dijo, y se marchó. Pateé el suelo con rabia. Entré a la escuela antes de que cerraran las puertas.

Puto Jacob. ¿Que mierda decía de mi? Le hubiese dicho de todo menos lindo, si no hubiese faltado.

Entré en la clase de Marcus, que aún no había llegado. Cuando entró tenía una bolsa con un logo farmacéutico. Se notaba que dentró tenía pastillas.

—Perdone profesor... ¿pero por que las pastillas?— preguntó Eric Yorkie.

—Mira, te explicaré. Yo tomo unos antidepresivos muy buenos, pero no me dejan dormir. Entonces tomo pastillas para dormir, pero antes de conciliar el sueño comienza a dolerme la cabeza, por eso tomo estas, que hacen que me baje el índice de vitaminas, por eso tomo las vitaminas, que me hacen reacción alérgica, y para que baje la reacción alérgica, tomo estas, que hacen que me deprima sobremanera, entonces el círculo de pastillas vuelve a comenzar— dijo con voz cansina.

Eric lo miró extrañado, al igual que toda la clase.

—Lo sé. Mi vida apesta de veras— con esas palabras confirmó lo que sospechaba. Sentía que la mirada de Edward me fulminaba por detrás.

"La mía igual".

Al salir a almorzar ví a Edward, abrazado a Denali, riendo. Más mierda para mi día.

Cruzaba el pasillo con mís libros, con la intención de guardarlos en el casillero, cuando choqué con alguien. Era Jasper Hale. Ahora que lo veía más de cerca, comprobaba que su hermosura era tal que ni las cicatrizes lograban opacarlas. Recordé lo que había dicho de su hermana.

El se agachó y recogió los libros, para luego devolvermelos gentilmente.

—Bella ¿Verdad?— me preguntó.

—Si— contesté. Estreché su mano.

—Bueno Bella, nos vemos— dijo.

Entré a la siguiente clase. Era con un tal Demetri -que por cierto estaba muy bueno- y trataba de educación sexual.

Súper.

Miré en la planilla. Me tocaba con Jasper. Guau. Edward ingresó del brazo de una putilla, y se sentó junto a Emmett. El odio de sus miradas me perforaba el cuello.

Me senté junto a Jas. Le sonreí.

—Esto si es el destino— dijo. Sonreí aún más. Demetri entró.

—De acuerdo alumnos. Muchos ya se habrán iniciado en su vida sexual, y sabrán que el sexo es una de las mejores cosas que pueden pasarnos.. ¿Si, Edward?— dijo. Se ve que el idiota había levantado la mano.

—Profesor, temo que se equivoca. Swan aún es virgen— Demetri miró su planilla y luego posó sus ojos en mí.

—¿Eso es cierto?— preguntó.

—Él esta convencido que sí, pero en realidad dice eso por que no accedo a acostarme con él ni borracha. Y lo digo en todo el sentido literal de la palabra— contesté. El profesor rió.

—Pero bien que te gustó bailarme desnuda— dijo.

Abrí la boca.

—¡No le bailaba a nadie, y ni siquiera estaba desnuda!— Demetrí rió, y yo descargue toda mí furia contra Edward, arrojándole el libro de kamasutra en la cabeza. Demetri me mandó a dirección de inmediato. Cuando entré, ví a Heidi sentada en un sillón.

Me senté a su lado. Me miró.

—¿Por que estas aquí?— me preguntó.

—En resumen: le arrojé un libro el libro de kamasutra en la cabeza a Edward Cullen. ¿Y tú?— chocó palmas conmigo y luego habló.

—Demetri fue al auto de Aro a buscar su chaqueta nueva y nos encontramos. El ambiente no dió para más y terminamos en el auto. Parece ser que luego, mi tanga quedo en el Chaleco, y cuando Sulpicia, la esposa de Aro, fue a recoger el celular que había olvidado, la entontró. Aro sigue durmiendo en una tienda de campaña dentro de su oficina. Yo no salí tan mal parada— me mostró una GRAN mechón de cabello, atado con una cinta. —Lo enmarcaré y colgaré junto al de mi ex novia— concluyó. Abrí los ojos.

—¿Sales con chicas? Yo me he besado con algunas, claro, estando ebría, pero no recuerdo como fué— respondí.

—Ahora no te veo ebría, Swan, ¿Quieres probar?— dijo.

Enarqué una ceja.

oOo

—Entonces, Jane— dijo Aro. —¿Por que demonios le rompiste la muñeca a Crowley?—

—Tú no entiendes. Me tocó el trasero; no pude resistirme a hacerle trizas la mano— Aro meneó la cabeza, sintiendose frustado.

—Ya no te reconozco, hija. ¿Qué son esos borcegos negros, esos mitones de red y el labial vino? Yo no te compré eso—

—Es ropa. Y la robé de una tienda. Pero no te preocupes viejito, podría darte un infarto y aún no te puedes morir— le dijo Jane.

—De acuerdo hija. Vete. Pero dime que no volveras a golpear/matar a alguien—

—Si papá— dijo Jane, saliendo de espalda, cruzando los dedos detrás de esta.

Cuando volteó, su boca se desencajó. Bella y Heidi estaban besandose como si fuera el último día del resto de sus vidas.

Aro salió, para llamar a la próxima castigada, y se encontró con la escenita. Jane sacó el celular del bolsillo, filmando todo.

—¡CHICAS!— gritó Aro, pero ellas no le obedecieron.

—En 5 minutos estará en PornTube(1)— dijo la chica emocionada.

—Entra Demetri— dijo Aro, y Heidi cayó del sillón. Jane se echó a reír.

5 minutos después

—¡Bésense, bésense perras!— Edward miraba fijamente la pantalla donde se reproducía el video, mientras, digamos, se divertía con su cuerpo. —¡Oh por Dios! ¡Son Bella y Heidi!— Edward cayó hacia atrás, impactado. Alice entró en la sala de computación sin darse cuenta y lo saludó. Cuando vió la pantalla del computador y la posición de su hermano, gritó. Edward se subió los pantalones como pudo.

—Edward, yo vengo a ver que haces como una buena hermana, y te encuentro con las manos en la masa— agudizó la vista y luego miró a Edward. —¿Esas no son Heidi y Bells?— preguntó. Edward se paró y luego se pasó una mano por el cabello. Mierda.

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(1) El original era Youporn (existe) pero para que la red de video XXX no nos acuse de plagio, es PornTube XD