:-: All of this is new for me :-: (Alexander/Me)

Alexander había dejado expirar su cuota de paciencia con todo lo que había estado sucediendo; bodas, hijos, híbridos, volturis y por si fuera poco, dopplegangers. Las manos del Alexander se ciñeron al volante y, tras encender el auto, se puso en marcha en el Chevrolet Camaro SS Convertible directamente a algún bar. Necesitaba relajarse, una vez hacía mucho tiempo, un vampiro homosexual le había dicho a Alexander una forma bastante simple de ir controlando la sed. El alcohol solía calentarse en el trayecto a través de la garganta, dando la sensación de lleno, aunque claro era como masticar un pitillo cuando querías comerte las uñas; no sabía demasiado bien y al final te dolían los dientes, pero al menos dejabas de sacarte sangre arrancándote pellejitos. Britney había estado dándole de su sangre, muy poca cantidad pues debido a que su sangre cantaba para él podría descontrolarse. Y tras aquel tiempo del embarazo se había aferrado al amor que sentía por su mujer y por su futura hija para no arrancarle la cabeza de cuajo. 16 Semanas, se repitió, antes de darse cuenta que sólo faltaban dos y de repente una sensación totalmente desconocida se apoderó de su abdomen. Llegó a concluir que tenía rinocerontes en el estómago.

Si bien los Dupont tenían su casa en Alemania, porque el señor Dupont tenía una especie de fetiche, muchos se habían pasado más tiempo en un avión o en el Canal de la Mancha Londres-Alemania. Tras el suceso en Port Angels tenía que lidiar ahora con una humana confundida pero al menos había dejado los bajos mundos de forma limpia; limpia, si eso se refiere a masacrar como mínimo 24 civiles y después incendiar el lugar para que no hubiera sospecha. Y entonces, un olor, vampiro y uno desconocido. De súbito aparcó el auto sin importarle el tráfico, corrió a velocidad vampírica rastreando al intruso y cuando por fin la tuvo en la mira se abalanzo sobre ella, exponiendo sus largos colmillos en una "sonrisa" amenazante. Así de amistoso era siempre.

Alexander fue lanzado a unos dos metros pero usó el mismo impulso para dar una voltereta y caer de cuclillas. Alexander levantó el rostro dejando ver unos ojos azules violáceos, se veían así a través de las lentillas cuando se había alimentado, y unos colmillos extensos y gruesos. Y aunque era un poco más fuerte que ella no dejaban de estar parejos en algunas cosas, aún así, todo dependía de saber usar la fuerza del enemigo contra sí mismo. Alexander no dudó en ponerse en posición de combate, agazapado como una fiera dispuesta a lanzarse al mínimo momento sobre la gacela que iba a almorzar ese día; pero Alexander había entendido que, por el color de sus ojos, ella estaba débil. De modo que ni siquiera le tomó más de un minuto romper su posición y acercarse a la desconocida a paso lento, pintando una sonrisa burlona sobre sus ya retraídos colmillos.
-Estás haciendo las preguntas incorrectas, Sandy Allen- comentó el vampiro, con su típico aire sarcástico, haciendo alusión a la mujer más alta del mundo según el Record Guiness del 95 si bien recordaba-. Lo que importa aquí es ¿qué haces TÚ aquí?
Los gestos de Alexander eran como siempre muy marcados como si quisiera dar un énfasis a sus palabras, como si todo lo que dijera fuera una amenaza, frente algunos daba el aspecto de un psicópata. Un asesino en serie dispuesto a conseguir todo lo que quiere aún si eso implicaba matar a diestra y siniestra, Alexander no conocía el remordimiento. Pero es un psicópata que estaba jodidamente bueno y él se aprovechaba de eso a cada momento. Siempre había considerado inferiores a los demás, más que nada a los humanos, dejaba de hacerlo cuando consideraba que valía la pena verlos como "posibles rivales". Con todo, prefirió no arriesgar a Britney.

Los ojos del vampiro se entrecerraron mirándole con suspicacia mientras dejaba que dijese algo a su favor. Alexander no confiaba sus cosas a nadie, tampoco solía creer con facilidad lo que decían los demás pero seguramente un espía de los Volturi no sería tan tonto para decir las cosas que estaba diciendo aquella chica. El pelinegro inclinó la cabeza hacia atrás levemente, como un pavo real que exhibe el pecho para hacerse conocer como el mejor; haciéndole sabe a la fémina que, claramente, él era superior por el simple hecho de estar allí frente suyo sin siquiera intentar atacarle de nuevo. No, desde luego que ella no era una amenaza para él, esperaba del mismo que no lo fuera para sus dos niñas.
-Las familias de las que habrás escuchado son las Half-Blood Báthory, descendientes de la Condesa Sangrienta Erzsbet Báthory, y el clan de vampiros Dupont. Y sí, los conozco, quizás demasiado bien- dijo tajante como si esperase que se fuera ahora que tenía una respuesta. Acto seguido parecía estar dando un ultimatum, en definitiva le estaba diciendo que le largara-.¿Te vas a quedar ahí a esperar el autobús o vas a seguir con tu camino?
El vampiro retrocedió un par de pasos sintiéndose ya encerrado en aquella callejuela que parecía del todo abandonada, si bien era cierto que se trataba de un espacio relativamente abierto, aquellos últimos días habían sido quizás demasiado agitados para él. El estrés estaba consumiendo cada centímetro de su piel así que si más dio media vuelta y se encimó de vuelta al lugar donde había dejado el camaro.

Al pelinegro no le gustaba que le ignorasen cuando daba alguna clase de advertencia, consejos, a su propio modo de ver. Desde luego era una oportunidad que estaba dando a la desconocida para marcharse de Londres sin necesidad de conflicto. Aquello le había enfurecido sobre manera y se volvió sobre sus pies rugiendo con ferocidad, exaltado más de lo debido por el estrés que había tenido en pasadas semanas. Tomó a la fémina del cuello nuevamente y se estampó con ella contra una pared, aprisionándola con su cuerpo para que no se moviera. Alzó la vista ligeramente, por primera vez en años, para poder ver a los ojos de su prójimo mientras hablaba realmente malhumorado. Quizás en otra ocasión le hubiera encontrado en su típica actitud socarrona, se hubiera burlado de ella un rato y luego perdería interés y se iría pero ahora tenía dos clanes a los qué cuidar.
-Mi nombre es Alexander Dupont y quiero que termines de hacer lo que viniste a hacer y te marches de la ciudad, o me asegurare de que esa linda cabecita tuya termine como adorno en la cúspide del Big Ben- Alexander la soltó en ese momento comenzando a alejarse darle ya importancia a la desconocida-. Solo defiendo a mis clanes, nada personal.
Mis clanes, había dicho, como si tomara responsabilidad de ambos y así era más o menos. Si bien Drake era ahora el cabecilla de las Báthory a falta de una madre o un padre de familia, Alexander se había tomado parte de la responsabilidad debido al compromiso que tenía con Britney y su hija. Alexander depositaba sus esperanzas en ella, en que los Dupont fueran ahora nuevos aliados para las Báthory... Pero conocía demasiado a Mae para saber que iba a rechazar a la niña, al menos que se pareciera a ella y sacara la vena cruel de los Dupont. Pero el vampiro se negaba, él indudablemente se había divertido mucho, muchísimo, durante sus años... pero también había ganado muchos problemas por su forma de ser y no quería que la niña pasara por ello. No quería que ella fuera lo que él, un monstruo despiadado y no es que a él le molesta... Todo era por Britney. Y sin más qué decir, Alexander se fue.

#Partida abandonada por inactividad.