Gangster Style [Invitados]

Gracias a la ayuda de Takeshi habíamos conseguido averiguar, más o menos, dónde se encontraban Souta y Alexander. Con la colaboración de Lluvia podríamos ir y volver en un instante de Japón a Francia y al revés. Sería una persona claramente imprescindible para todo ésto. Al principio sólo ella y Takeshi iban a viajar al país europeo, pero después de mi insistencia mi cuñado me dejó ir con ellos. Necesitaba saber si estaban bien, estaba muy preocupada y tampoco es que hiciera mucho en casa esperando con un arma... O muchas, si teníamos en cuenta el arsenal que tenía Souta.

Con la ayuda de Lluvia en unos segundos estábamos apareciendo en la periferia de la capital de Francia, que empezaba a iluminar sus calles.
-Lo bueno es que si fallamos el lugar hacemos tour por el mundo...
Dije a modo de broma pero tampoco es que mi tono fuera demasiado jocoso. Estaba notablemente preocupada y angustiada pensando en si estarían o no bien, qué les podría pasar...
Seguramente Takeshi estuviese sufriendo las consecuencias de poder leer mentes.

-Vamos, vamos, tenemos que encontrarlos.
Empecé a caminar sin saber muy bien a donde pues, aunque teníamos memorizado el mapa de Google, no sabíamos exactamente en qué lugar concreto podían estar... O si de verdad estaban aquí. Intentaba mantener mi mente en blanco o al menos no con todos esos pensamientos que parecían darle migraña a mi cuñado. Pero aunque lo intentase no daba mucho resultado, la preocupación estaba ahí y no podía hacer nada. Pensaba en todo lo que había pasado, que Souta me había dicho que quería matar a Alexander, su cara tan seria me había sorprendido, ¿lo sabrían Brit y su hija?, su cambio de parecer y cuando me entregó el arma, ese momento fue en el que más me asusté porque la impresión que tenía es que las cosas iban a ir muy mal.
Pero estaba Takeshi. Souta me había dicho que lo llamara, seguro que podría ayudarnos, y no se equivocaba.
-¿Dónde pueden estar?
Pregunté mientras los miraba.

Escribí en un papel lo que Souta me dijo por teléfono, lo leía una y otra vez con el cometido de saber su ubicación exacta. Lo único que teníamos por cierto era que el lugar se trataba de Francia, además de que platicando con Helene, resulto que ese era precisamente el país natal de Alexander.

Lo bueno de todo el asunto, es que no tuvimos que tomar un avión gracias al don de mi cuñada Lluvia y la verdad, estaba considerando en tomarla como línea aérea familiar... Pero bien, estábamos en Francia y las pistas que Souta había dejado empezaban a tomar forma. Probablemente no hacían referencia a obejtos o lugares de forma específica, pero al menos los nombres de las calles sonaban más coherentes.

—Creo que debemos ir por ésta calle...— murmuré viendo un letrero en lo alto de la pared de una panadería. —Parece que de alguna manera, Souta nos ha dado el nombre de la calle. Vamos o mata a Alexander.— comenté a ambas señalando el sendero que debíamos seguir.

Caminaba sin mucho sentido con un sólo pensamiento en mi cabeza: encontrarlos. Pero Takeshi parecía tener la mente más fría y había ubicado la calle. No sabía porqué pero confiaba en su criterio. Era obvio que era mejor que el mío porque yo me estaba dejando guiar por impulsos.
Seguimos la calle recta y yo no dejaba de mirar las fachadas de las casas por si detectaba algún tipo de movimiento.
Tal vez podríamos usar a Lluvia para aparecer por todas las casas y en segundos podríamos recorrer casi toda la calle. Pero no sabía hasta qué punto era factible. Por ahora mejor guiarse por el olor de ambos.

-Vamos, vamos... ¿Alguna idea de dónde están?
Dejaba que los efluvios de la calle llegasen hasta mi e intentaba captar el olor de Souta o el de Alexander.
Quería encontrarlos cuanto antes, tanto por si era verdad lo que decía Takeshi, que Souta podría matar a Alex, como para verlos.
Antes de irse Souta me había dicho que no le haría nada a Alex pero... Quien sabe lo que podría pasar. Sólo esperaba que cumpliese. Pero tampoco podíamos tentar a la suerte y debíamos encontrarlos lo más rápido posible.

Caminamos algunos metros y observaba los locales de tiendas, tabernas y restaurantes que pasábamos hasta que uno de ellos pareció responder al acertijo que Souta pasó por teléfono. Paré en seco y creo que por poco hago que Helene se golpeara conmigo, comparé el letrero del lugar que parecía abandonado con el extraño verso escrito en un pedazo de papel. Coincidía realmente bien.

Sin embargo, empujé a Lluvia y a Helene a un callejón entre edificios y miré desde la esquina a un auto negro que estacionó frente al sitio. Dos sujetos de traje negro bajaron a uno y otro lado desde la parte delantera. Un tercero bajó de los asientos traseros, igual ente en negro, pero de saco más largo y de corbata color sangre.

"Eso no puede ser bueno...", pensé al verlos entrar. Miré a Helene y a Lluvia.

–Creo que deberían esperar aquí.–comenté no muy seguro de la situación.

Casi se podía decir que estaba corriendo, bueno, no del todo, pero iba rápido por la calle detrás de mi cuñado. Miraba a todos lados en busca de una pista o algo que me indicase que Souta y Alex estaban por ahí. ¡Necesitaba encontrarlos ya!
No era buena con los acertijos, a la vista estaba que no lo había resuelto. Pero confiaba en Takeshi para encontrarlos, no sé porqué, pero confiaba.
De repente nos empujó a Lluvia y a mi a un callejón cercano y ni siquiera me asomé a ver. Algo me decía que no se cocía nada bueno.
-¿Qué pasa?
Musité de forma apenas audible casi ni para un vampiro, pero sabía que Takeshi me había entendido. Su cara, en efecto, no indicaba nada bueno, más bien que hubiese un problema en la calle por la que hacía un momento estábamos caminando. El ruido del motor de un coche deteniéndose rompió el silencio de la calle, y de pronto tres efluvios llegaron a mi.
¿Por qué nos escondíamos? Esos tres tipos eran vampiros fotosensibles, no hacía faltar verlos -yo no los había llegado a ver-. Entonces, si nosotros éramos capaces de percibir su olor, ¿no percibirían ellos el nuestro? No merecía la pena esconderse.

Pero al parecer nos ignoraron y siguieron su camino hasta dentro de un edificio. ¡¡Ahí estaban!! Teníamos que ir, pero Takeshi justo nos había dicho a Lluvia y a mi que permaneciésemos en el callejón. Yo quería ir... Pero ésta vez no le discutí a Takeshi, él sabía lo que tenía que hacer, y la mejor forma de sacar a Souta y a Alex con vida de allí, o al menos éso quería pensar.
No dije nada más y permanecí allí quieta, atenta a todos los ruidos que pudiesen salir del edificio.

Off: Son 2 guardaespaldas y Enzo, Alex.

creo que el amiguito de Helene no se estaba tomando esto en serio y tampoco sabe lo que puede pasarle a manos de vampiros más fuertes que él. pero vamos, hice una promesa. no me gustaba nada pero la hice y cualquier promesa a la leona es como palabra escrita y firmada para mí. le eché una mirada de reojo al francesito, o sea Alex, y luego otra a Enzo que no se veía muy contento con la arrogancia del lechoncito.

ya necesitaba algo de acción y menos palabras asi que levanté el brazo en que tenía la walther y sin pensarlo le meti una bala al guardia entre ceja y ceja. le quedó la cabeza hacia atrás y de a poco se enderezó y tenía una sonrisa confiado en que no le habia hecho nada.

go.. yon.. san.. ni.. ichi..

y la cabeza le explotó en medio de una luz azulosa que lo consumió hasta hacerlo cenizas.

esa es la parte mala de no proteger a tus guardias. empezamos a estar a mano Enzo.

Dejé a las chicas fuera del edificio, que si bien podían ser olfateadas, me tranqulizaba el hecho de que Lluvia podía desaparecer a ambas de ahí cuando deseara, así que no habría mayor problema. Caminé en la penumbra del edificio abandonado con muchas tablas quebrándose debajo a mi paso.

El aroma de Souta estaba cerca, sólo era cuestión de subir algunos escalones y estaría ahí. La esencia de Alex también estaba presente, además de otras tres que desconocía. Pero de pronto alcé la vista al final de las escaleras al escuchar un disparo. No sabía si Souta había cumplido o no la amenaza o si los otros sujetos habían despachado a mi hermano y al amigo de Helene, pero no pintaba algo bueno, asi que estaba por suir la escalera cuando detras mío acudieron cuatro sujetos con toda la finta de yakuza, pero la esencia les delataba como fotosensibles. El ruido del disparo les alertó y en cuanto me vieron ahí, me tomaron como principal sospechoso.

Un gruñido me puso alerta y se lanzaron por mí, que les miraba desde los primeros peldaños de la escalera. Giré inmediatamente sobre el barandal de la escalera hacia al otro lado y el que venía al frente se estrelló contra los escalones, dejando incompleta la subida. Caí de espaldas a los otros 3 que iban a mi encuentro. Miré un charco con agua y utilicé la hidroquinesis para atraerla conmigo dando un giro y congelar al segundo fotosensible en parte del pecho y la totalidad de la cabeza. Le rematé con una patada sencilla, lanzando la cabeza de su compañero a los otros dos que irían a buscarme.

El que sujetaba la cabeza la tiró a un lado con desdeño y corrí hacia él, salté, escalé sobre su pecho con el impulso y tomé su cabeza entre las piernas para torcerla hasta quebrarle el cuello. Caí de rodillas y terminé de desprenderle la cabeza. Arremetí contra el tercero y lo golpeé debajo de la barbilla con la cabeza de su compañero, después la giré sobre mi cabeza tomando impulso y volví a golpearlo con la cabeza en su lateral facial. Querí levantarse con ánimos de pelea, pero noté que miraba tras de mi. Me giré lanzando una patada hacia atrás y era el primero que mostraba algo de habilidad al esquivarla pero no me quedé así y le solté un puñetazo limpio al pecho. Antes de que cayera lo tomé de la quijada y lo arrastré contra una pared y levanté la pierna derecha para sujetar el cuerpo y con la izquierda tiré de la cabeza hasta arrojarla al piso.

Faltaba uno. Me quedé ahí parado, con el ansia de sangre a flor de piel y los colmillos creciendo. Cuando lo sentí cargar contra mi, sólo me moví a un lado ligeramente, agarré su puño con fuerza y lo jalé hacia mí y mordí su cuello en un arrebato de sed. Bebí desenfrenado y acabė abruptamente, quebrando su cuello antes de dejarlo caer. Miré el piso ensangrentado y traté de calmarme, sintiendo como se retraían los colmillos. Limpié la comisura de mi boca con el pulgar, acomodé mi saco y seguí mi camino. Esperaba que aún estuvieran vivos. Al menos, Souta.

En cuanto se fue Takeshi me apoyé en la pared del callejón. Estaba con Lluvia aunque permanecía ausente a ella, simplemente estaba intentando escuchar qué sucedía dentro. Y de repente... Todo fue rápido: un disparo seguido de un flashazo azul y numerosos golpes y rotura de cosas.
¿¡Qué estaba pasando ahí?! Sin que apenas Lluvia pudiese darse cuenta salí corriendo hacia el edificio y entré a él. La imagen era bastante gore: cabezas y cuerpos separados tirados por el suelo. Uno de ellos estaba empapado y con escarcha por encima y otro completamente seco, sin gota de sangre. Ésto había sido obra de mi cuñado, sin lugar a duda.

Había enfrente una escalera que daba acceso a los pisos superiores. De ahí había venido el disparo. ¿Estaría Souta bien? ¿Y Alex? No paraba de preguntarme quién había sido el causante del tiro y, aunque un disparo no podía hacer mucho a unos vampiros, ya había armas capaces de hacer daño a nuestra raza.

Caminé entre los cuepos esquivándolos hasta llegar a la escalera. Pude sentir el aroma de Takeshi muy reciente así que sí, había estado por aquí, había subido la escalera y no me equivocaba al pensar que él había sido el causante de estos cuerpos. No eran los que habíamos visto antes salir del coche, sino cuatro más.
Me recogí el pelo para que no me molestara y me apresuré a subir las escaleras. No quería quedarme ahí.
El suelo eran tan inestable que crujía a cada paso que daba y algunos peldaños estaban sueltos. Llegué al descansillo de la escalera y miré hacia arriba. Apenas alcancé a ver a mi cuñado cuando un hombre armado apareció y subió las escaleras a gran velocidad con la cara desencajada... Pero no alcanzó el descansillo porque gracias a mi don cayó rodando por las escaleras partiendo todos los peldaños, y cayendo al lado de uno de sus amiguitos descabezado. Y ésto sólo me había dado unos segundos hasta que se recobrase. Eché a correr y casi al instante alcancé a mi cuñado.