Esto es familia (Cedric, Stefanie, Stefan)

Habían pasado todas las estaciones del año e íbamos por la segunda del siguiente. Yo seguía caminando perdida en el mundo, mirando de vez en cuando hacia el cielo, esperando que de él cayera la respuesta a mis preguntas. Empezaba a perder la noción del lugar en donde estaba, incluso también a perder el contacto con las personas, porque ya no me interesaba encajar o encontrar un sitio donde establecerme, solo quería regresar a casa.

Esta vez Suiza era mi terreno de exploración, cerca de Francia, que sería mi siguiente parada, por lo menos para consolarme con un par de diamantes, unos cuantos bolsos y alguna otra cosa que me hiciera sentir un poco menos vacía. El aire de las calles era frío, olía a deshielo y a familia. O quizá esa mi interpretación, porque me recordaba mi viejo hogar, la frialdad de Rumania, la manera en la que acurruba a mis hijos contra mi y la chimenea encendida, no porque lo necesitáramos, sino porque daba un aire de familia... Una familia que había perdido, por una guerra que estalló sin que yo pudiera hacer nada al respecto. Me sentía tan pequeña en el mundo, tan frágil y tan incompetente. Si Stefan me había separado de su lado era por eso, porque estorbaba más que ayudaba y yo tenía que hacer algo al respecto. Sin embargo, mi motivación estaba por el suelo, me hacían falta mis hijos, me hacía falta mi marido, me hacía falta mi casa, la guardia... realmente necesitaba mi vida.

Hacía frío y mi dinero empezaba a reclamarme las compras excesivas de esta tarde, pronto tendría que regresar a trabajar y eso no me emocionaba, no me sentía capaz de producir, de hecho no me sentía capaz de hacer nada. Me senté en la terraza de un café , acomodé las bolsas de las compras en una silla y miré hacia el final de la calle, perdida en mis pensamientos, recargue mi cabeza sobre la mano y solté un suspiro triste y doloroso.

Suiza, no sabia cual era la razón pero era una zona de el mundo que jamás me había agradado desde que tenia memoria y miren que de eso ya eran poco mas de 70 siglos, pero ni eso había hecho que terminara agradándome el lugar, se podía decir que Suiza e Italia eran los lugares del mundo que no me agradaban, y extraño a lo que todo el mundo pensaría Italia no me agrada desde muchos siglos antes de que ese clan Italiano siguiera apareciera era una parte del mundo que jamás me agrado, no sabia por que era eso, pero lo que si sabia es que esa era la verdad de mi manera de pensar

Me encontraba justamente viajando por todo el mundo buscando las formas mas viables para poder derrocar completamente a los Italianos, y justamente eso me había llevado hasta las tierras suizas, era el ultimo lugar del mundo al que iría, pero bueno ahí me encontraba y pese a que me disponía a irme de inmediato esta vez teniendo en mente viajar a África, por muy importantes motivos, y eso es lo que hubiera hecho yo de no ser por que en mi camino logre detectar con mis sentidos tres aromas que eran inconfundibles y que sabia muy bien de quienes se trataban, solo por saber de quienes eran se formo una sonrisa innegable en mi rostro como no la tenia desde hacia mucho tiempo

Camine hasta que me encontré a las afueras de un pequeño y elegante café en el cual entre mientras me acomodaba mis gafas de color oscuro que ocultaban completamente mis ojos de color violeta que no eran otra cosa más que producto de la sangre humana que consumía normalmente

Mis fosas nasales captaron el aroma de inmediato, enviando el proceso a mi cerebro en menos de un segundo, me erguí en la silla, totalmente tensa, al mismo tiempo que mi corazón comenzaba a bombear con fuerza. A la vista de un simple humano, mi posición no era más que una respuesta común, quizá mi brazo estaba adormilado, nunca hubiesen adjudicado mi repentina tortura a que el aroma que captaban mis fosas nasales era un olor que no llegaba hasta mi desde hacía varios meses, era un aroma que jamás olvidaría, pues había llevado en mi vientre al dueño de ese singular olor. Pero claro, hacía meses que no lo veía, que no tenía noticia de él e incluso prefería no tenerlas, pues solo podían significar que se encontraba fuera del alcance de los Volturi, una noticia como esa no sería poco importante para ellos.

Estaba a 1 segundo de girarme para comprobar lo que mi corazón me gritaba, incluso sentía mis ojos humedecerse con el recuerdo, pero una voz, la voz de una adolescente, preguntó algo, incluso antes de levantar la mirada supe de quien se trataba, su aroma también era inconfundible, por no hablar de los latidos de su corazón que palpitaba dudoso. Las lágrimas rodaron por mis mejillas y me levanté muy rápido, quizá demasiado rápido, pero no me importaba aparentar, estreché en mis brazos a la rubia que tenía frente a mi y le sonreí - ¡Stefanie, mi pequeña! - los humanos me miraban confundidos y concentré cada célula de mi cuerpo en abrazarle. Si, se trataba de Stefanie, mi pequeña niña, que ahora por supuesto, ya no lo era, aunque yo siempre la recordaría de esa manera. Quizá mi inconsciente me había traicionado y era el olor de Stefanie lo que me había recordado el de mi bebé, el de mi príncipe.

Mientras la abrazaba, quizá una fracción de segundo, un tercer aroma se hizo presente en el ambiente, pero esta vez estaba más preparada que hacía unos minutos, ahora estaba consciente de que la presencia de mi hija me estaba jugando una broma, porque no había manera de que ÉL estuviera ahí, el odiaba Suiza y él... bueno, mi marido... llevábamos tanto tiempo separados que ya no confiaba en mis instintos, incluso prefería alimentarme de comida humana, pues mis instintos de híbrida estaban totalmente dormidos.

En mi andar por aquel establecimiento me encontré mucha gente en mi camino, quizás mucha mas de la que yo pensaba que me encontraría y mas de la que quisiera encontrar, pues si algo yo tenia es que era demasiado algunos lo llamarían solitario, eran pocas las personas con las que se podría decir que a mi me gustaba tener contacto entre ellos estaba toda la familia que en los últimos años había formado y todo el clan Rumano y guardia en general

Algunas personas parecía que se me quedaban mirando, quizás esto era por que no se acostumbraba a que en un espacio interior como ese alguien llevara unos lentes oscuros de sol que no permitían ver a la persona que los llevaba, pero aun eso no me interesaba del todo y hasta el hecho de escuchar unos suaves susurros de unas mujeres que estaban burlándose de dichos lentes me dio igual y simplemente inhale el aire para seguir mi camino hacia donde estaba la razón del por que yo me encontraba justamente en ese lugar, evite a todas las personas hasta que mi vista termino por ver lo que tanto ansiaba ver

Ahí se encontraban todos reunidos, Loire seguía estando tal como la recordaba con ese mismo perfecto y hermoso rostro que era perfectamente complementado por su rubio cabello, junto a ella estaba un muchacho que no aparentaba tener menos de unos 19 años de edad pero que mi olfato me decía claramente que ese no era otro mas que mi propio hijo Cedric, aunque había cambiado mucho físicamente desde la ultima vez que lo había visto su aroma era el mismo, y finalmente una muchacha de cabello rubio y rasgos muy bellos y que a diferencia de los demás podía sentir el latir de su corazón y que era completamente humana, esa no era otra mas que Stefanie. Sonreí de una forma mas intensa mientras me acercaba a ellos lentamente y susurraba con mis labios unas frases que en su mayoría deberían entender y escuchar, bueno claro, menos Stefanie, pero eso de momento no me preocupo mientras me acercaba a ellos – Que bueno que todos se encuentran bien, no podía mantenerme bien sabiendo que quizás a alguno le habían hecho algo – dije hasta que quede a no mas de un metro de distancia de ellos pero aun sin quitarme aquellos lentes, y todos ellos bien sabían el por que no lo hacia