Ciudad de misterios y.....amor? -Madeleine-

Conocia el mundo y sus crueldades, el infierno en la tierra, el dolor de la muerte, de la destruccion, de todo lo que alguna vez habia apreciado. La vida se habia encargado de enseñarme que nada era bueno ni corrector, que tomar apresion a la gente te llevaba a solo un gran sufrimiento cuando se iba y tu seguias como si nada por el mundo, que amar a una pareja, significaba darle poder sobre tu corazon, sobre tu vida, convertirla en la unica persona capaz de destruirte con una palabra, una accion.

Vagaba por el mundo sumido en tristeza y odio por los HDLL. Cada dia que pasaba, las imagenes de la pelea que habia llevado acabo en medio de la nada, protegiendo a una chica que habia sido la mas importante en mi vida, el dolor de las mordidas de los lobos y la sensacion de impotencia al verla caer presa de sus garras y colmillos, sin poder evitarlo, ni salvarla. El recuerdo de los lobos listos para rematarme, mi mentor peleando contra ellos, matandolos pero muriendo en medio del combate después de una pelea larga y dura, sus ultimas palabras y consejos, mientras evitaba tomar la sangre que le ofrecia para sanarlo. Como enterre su cuerpo y me aleje de la estepa con el cuerpo desecho, casi moribundo, la noche que ataque una ciudad para reestablecerme y poder volver a tener mi poder al maximo.

Las memorias del resto de mi vida se arremolinaban en mi cabeza, cuando aprendi a manipular mi don por completo, logrando crear una dimension de oscuridad tan densa que ni los lobos lograban ver algo en medio de tanta penumbra. La noche que fui contratado por un importante hombre para resguardar la vida de su hija, como en medio de uno de mis trabajos, la conoci, la mujer que se convirtio en alguien de nuevo importante para mi, terca, dura, obstinada, hermosa, peligrosa, en si, una perfecta mujer guerrera.

-Donde esta.. -murmure con cansancio, soltando el humo de mi cigarrilo, revisando mi reloj. Hace media hora debia llegar Madeleine para hacer patrullaje en Roma. Su jefa vendria para no se cual evento y me pidieron que viniera como un refuerzo en caso de que alguna cosa pasara, pero hasta el momento todo habia estado tranquilo, casi al punto de ser aburrido, pero sabia que cuando ella llegara, todo se volveria un remolino.

Tenía hombres vigilando toda Roma, y para mí no era sufiiciente. Recorría yo las calles con rapidez, asegurándome de todo desde hace más de unas cuatro horas. Mi cuerpo no estaba cansado, al contrario estas exhaltaciones me hacían sentir viva, como en los tiempos en que era un corsario. Me lancé sobre uno de los edificios con rapidez, sosteniéndome en una de las lámparas para no caer, y por que era algo que me fascinaba hacer.

Mis ojos se dirigían hacía cualquier punto, mi móvil y mis puntos de contacto eran tantos que iban hacía todos lados. Finalmente estuve en el punto donde a mi parecer podía apreciar mejor la región. Las calles estaban con algunas personas en ellas, caminando o disfrutando de esa noche tranquila veraniega mediterránea, sin embargo no confiaba en esas noches, en mi experiencia eran las ideales para atacar a los incautos que salían en ellas. Finalmente volví a recorrer los edificios con rapidez y encontré a Marius. Su jefe le había pedido que nos brindara su apoyo esta noche. Agradecía su compañía, aunque no me escucharía decírselo en voz alta. Era mejor, no estar solo.

Era igual de terco, necio y guerrero que yo. Agradecía que fuera así, no me gustan los despliegues emocionales, no sé como enfrentarlos. Suspiré, llevaba demasiada sangre de corsario para volver a demostrar sentimientos.

-Buenas noches, Marius- apareció y encendió un cigarrillo, mirando la noche a su lado, pendiente de cada cosa.

Mi mente vagaba un poco mientras inspeccionaba la calle. No entendia el por que habia sido requerido como refuerzo si las cosas estaban tan pacificas pero tal vez algo sucederia pronto. Por costumbre siempre pensaba lo peor de cada situacion para no recibir ninguna sorpresa y hasta el momento habia resultado muy bien. Estaba por encender mi segundo cigarrillo cuando una rafaga me trajo su aroma unos instantes antes de escuchar su voz.

-Madeleine, como estas? -cuestiono tranquilo mientras dejaba caer su cigarrillo, apagandolo con su zapato.

Habia pasado mucho desde que la conocia y aun seguia sorprendido por su hermosura. Le causaba gracia que se hubieran conocido peleando y que terminaran bebiendo el uno del otro ademas de besandose. Lo que tenian no podia ser llamado una relacion pero era algo que lo hacia feliz y esperaba que a ella tambien. Aprovechando la soledad de la noche, se acerco dejando un beso corto en sus labios.

-Algun sospechoso? -pregunto mirandola mientras recostaba su cuerpo en la pared lateral de la calle, manteniendo sus sentidos alertas.

Era increíble que no controlara algunas respuestas de mi cuerpo. No me malentiendan, pero en realidad no me gustaba que lo que yo trataba de contener de mi boca, mi cuerpo lo expresara. 

Mentiría si dijera que no me causaban ciertas emociones, perfectamente comprensibles para mí, ver a Bryce en ese lugar. En parte, como guardia me hacían sentir más segura y confiada, no demasiado por que soy desconfiada por naturaleza, pero lo suficiente como para mantenerme tranquila. Pude ver como apagaba su cigarrillo en el suelo, y como éste dejaba los últimos rasgos de humo, y la ceniza perdía poco a poco su tinte rojizo, para ser reemplazada por el gris. 

Quizás, si hubiera estado menos atenta a este detalle, me hubiera dado cuenta de cuando se acercó a dejarme un suave beso en los labios. Siendo sincera, ni yo entendía que estaba pasando, ni siquiera sabía a ciencia cierta como se le podía llamar a la relación que se desempeñaba entre él y yo, pero no era algo que me preocupara, de momento no me desagradaba, y eso era más de lo que se podía decir de mí.

Miré a una de las lámparas, observando como se dirigía a una de las paredes a apoyarse. Desde que lo conozco, pude saber que todo en él prefería las sombras. Después, puse el cigarrillo en mi boca, y saqué humo lentamente, observando como éste se elevaba en aquella tranquila noche mediterránea. Me giré en mis talones y le dirigí la mirada.

-De momento todo está demasiado tranquilo, tanto que perturba...Yo me mantendría alerta de cualquier forma, por que hay algunas cosas que no me convencen en absoluto...- me acerqué y me puse a su lado, mi brazo le daba a su hombro, aunque me sacaba cerca de dos cabezas, no me sentía intimidada. 

Me sentía a su mismo nivel. Y eso, en particular era lo que más me agradaba de él. 

La oscuridad siempre habia sido mi aliada. Desde joven habia encontrado cobijo en las sombras, siempre rechazado por la luz. Cuando mi don desperto entendi el por que de mi fuerte relacion con las tinieblas y desde entonces me converti en un guerrero oculto. Cuando aprendi lo que era y que podia hacer, primero me dedique a matar usando mi don para nunca ser descubierto pero luego perdi el interes en ello.

Madeleine me daba una cierta paz que no habia tenido hace mucho tiempo. Nunca estaba en paz mi mente pero cuando estaba a su lado una especie de calma momentanea apagaba todos mis malos recuerdos. Me hacia bien estar con ella aunque nunca lo diria tan claramente, preferia que mis acciones hablaran por mi.

-Tengo un mal presentimiento....se siente como la calma previa a la tormenta....-suspire mirandola un momento. Ella era una guerrera echa y derecha pero no dejaba de ser hermosa. Podia pasar horas observandola sin cansarme sin pronunciar palabra y a veces era lo mejor por que nuestras conversaciones casi nunca eran verbales ya que podiamos entendernos con solo un gesto.

La noche me hablaba en ese momento. Cerre mis ojos sintiendo los movimientos en la oscuridad, el sonido de las sombras a lo lejos y al final lo capte.

-Algo se acerca....

-Bien, ya comenzaba a ser aburrido-una suave sonrisa surco sus labios, mientras levantaba las pistolas que siempre llevaba en los costados. A lo lejos, se podía apreciar un tenue y ligeramente perceptible sonido. Eran varios, vaya...sin duda esperaba algo como una pandilla o algo así. No sería lo mejor que se hubiera podido encontrar en esa noche, pero era mejor que nada. Tomo las dos armas manteniéndolas en vilo, como era su costumbre y miro a Marius.

Le agradaba el lenguaje no verbal que tenían entre ellos. Básicamente era mucho más sincero y comprensible que su lenguaje hablado, donde se limitaban a términos corteses, a algunas estrategias y en ocasiones a algunos saludos, o expresiones de admiración e incluso, de afecto. Pero cuando no hablaban, era mucho más claro para ellos, lo que realmente existía. Ella sabía que le necesitaba, que se volvía más fuerte con él a su lado, o que sinceramente, se había vuelto alguien especial para ella, pero su boca...simplemente dejaba que sus gestos y sus ojos lo expresaran mejor. Así trabajaban como un sólo pensamiento, una sola mente, un individuo.

-Vamos a divertirnos...a ver si puedes ganarme esta vez, Bryce-lo reconocía, tenía cierto placer oculto en molestarle y desafiarle, pero era su forma de expresarle que le importaba. Burda e insensible...pero ella era así, burda e insensible. Y mejor que él comenzara a acostumbrarse a ello.

De inmediato vio algo impregnando con su silueta, esa noche que iba sin lugar a dudas a dejar de ser tranquila. Fue un movimiento rápido, pero no lo suficiente. Pero ella no fue la que lo detuvo...

Muchos temian a la oscuridad, a lo que podia ocultarse en ella, a lo que acechaba constantemente. Muchas cosas podian vivir en ella pero para quien tenia control sobre su fuerza, nada podia sorprenderlo. Eran muchos, la gran mayoria se mantenia oculta esperando que los peones revelaran la fuerza de ambos hibridos. Su aroma mezclaba muchas razas lo cual significaba que eran un grupo cazador bastante amplio. Su velocidad era promedio pero su fuerza, al menos del que atrapo, eran un poco mas elevada. El choque lo empujo unos metros, creando dos surcos en el concreto antes de que lo tomara de los hombros y arrancara de raiz ambos brazos. Se dispuso a quemarlo pero dos mas lo embistieron, lanzandolo contra la pared de piedra con suficiente fuerza para dejarlo incrustado en ella.

- Madeleine, son neofitos. Tienen mucha fuerza, no dejes que te ataquen en grupo -todo lo dijo en un tono lo bastante alto para que lo captara ella y los que estaban frente a el. Un salto lo puso sobre ellos, dejando caer todo su peso en la mitad de sus cuerpo partiendolos a la mitad.

Al parecer tenian un buen numero de nuevos vampiros, ya que al matar a esos dos, tres mas iban por el. Los envolvio en una atmosfera negra, atrapandolos lo suficiente para que se mataran entre ellos. Esperando a que los ruidos acabaran observaba a su pareja, admirado con su gran capacidad de combate. Era raro que lo admitiera pero admiraba mucho a Madeleine. Su fuerza y gran espiritu lo volvian loco.

Libero la zona dejando caer los cuerpos destrozados al suelo. Listo para apoyar a su compañera, sintio el corte de una espada bajar por su hombro, casi separando su brazo de su cuerpo. La sangre empezo a fluir con fuerza, atrayendo a un par que rodaban los techos. Atino a usar el arma en su cuerpo para empalar a dos pero cuatro mas lo atacaron, logrando que la pared antes abollada se derrumbara sobre su cuerpo.

A veces no entendía por que Marius la trataba como si fuera una jovencita pequeña. Llevaba siglos peleando contra los neófitos, conocía su fuerza y sus limitaciones, pero trató de pensar que seguramente era el deseo de protegerle. Sin duda esa clase de vampiros era peor que una plaga. Eran asquerosos y escurridizos, se iban por todos lados, atacando a diestra y siniestra, con fuerza más que inteligencia. Por suerte, no lo haría por mucho tiempo.

La cantidad de heridas que causaban en su cuerpo, aunque le debilitaban, no minaban su voluntad. La ruptura de cabezas y de miembros eran parte de su especialidad. Iba a acabar con todos ellos, por que le divertía, y por que había nacido para ello.

Era una pelea bajo la luz de la luna, y les aturdía usando las radiaciones en sus cerebros, para explotarlos finalmente con el uso de radiación ultravioleta. Muchos, eran de reciente conversión y difícilmente podrían tener algo que les protegiera de ello, pero no eran la única clase de vampiro presente en el contingente, a los otros sólo podría soñar con paralizarlos y volverlos trizas.

El cansancio no era desconocido, muchos cortes surcaban su cuerpo, pero no era ella el blanco principal. Marius caía en picada, por el corte en un brazo que casi lo deja sin él. Se recuperaría rápidamente, pero el muro en su cuerpo no era algo que le estuviera ayudando. Refunfuñó, normalmente si sólo fuera un colega le dejaría arreglárselas él solo, pero no era sólo un colega...así que se lanzó contra el muro para quitárselo de encima, con la facilidad dada por su fuerza.

-Hombre, deberías tener cuidado con las paredes-fue interrumpida cuando algo entró en su abdomen...era especial puesto que podía penetrarla...pero se iba a necesitar algo más para matarla. Se reprochó a sí misma por ser tan descuidada y estúpida.