Escapándome a (¿o de?) la tranquilidad [Aleric]

Había tomado mi auto y recorrí la ruta y las carreteras, fumando un cigarrillo, hasta llegar a Los Angeles.
Tal vez ahí encuentre lo que buscaba... Si es que yo misma sabía qué estaba buscando.
Desde que llegué a Estados Unidos que siento que necesito encontrar algo, o a alguien, pero todavía esa respuesta no vino a mí, y tal vez debería dispersarme en algún bar, tal vez comer, tal vez beber sangre.
Estacioné mi auto cerca de lo que vi que era un bar de mala muerte. Prendí otro cigarrillo y entré.
El lugar, claramente, era de mala muerte. Apenas entré, todas las miradas se dirigieron hacia mí, como si yo estuviera fuera de lugar. Tenía una pollera algo corta, con unas medias de red, un corset negro y violeta y unos borcegos negros que hacían juego con el conjunto.

Fui hacia la barra, ignorando las claras miradas que dirigieron hacia mí los clientes y me pedí un whisky, el más caro, sin prestarle atención a la mirada de asombro del barman.

Era hora de que me fuera de casa, Para despejarme un poco. Los angeles era un lugar que me gustaba demasiado para mi gusto. Habían muchos bares, antros, lugares para divertirse y me faltaba eso. Para poder despejar mi mente me fui con una chaqueta de piel y mi ropa de ese día. Cuando llegue empece a caminar por los rumbos que ya conocía para poder localizar el bar de mi preferencia. Cuando llegue tomaba un poco de Vodka. Unos 4 vasos no eran suficientes. Un vampiro no se emborrachaba. Simplemente se divertía con el alcohol dentro. Sentí como todos dirigieron su vista hacía la puerta. Excepto yo. Seguía bebiendo mi vodka y escuchando música de mi reproductor de música. Gire un poco mi mirada para poder ver de reojo a una chica pelirroja. El olor era familiar pero no podía reconocerlo tan fácilmente. La voz también era muy familiar y me gustaba.

La verdad necesitaba tranquilidad, o tal vez diversión. Mi hermano cada vez me sacaba de quicio con sus cosas. Pero existía algo que me tranquilizaba. Victoria. La hija humana de Deborah. Tal vez me atraía pero no quisiera intentar algo. Era una humana. Y la iba a proteger ante todo como si fuera mi hermana pequeña. Estar en Imperial Flush era un peso también hacia mi. Pues debíamos entrenar casi hasta morir. No me quejaba de eso. Era divertido pero cualquier movimiento para mi parecer era muy fácil.

Cuando el barman me dio el whisky, lo tomé de un trago, pidiéndome otro. Me volvió a mirar asombrado. ¿Cómo podía ser que una mujer como yo beba éso sin si quiera pestañear? La respuesta era fácil. No soy una mujer común y corriente. Era una vampiresa, y el alcohol no me afectaba en lo más mínimo, solo para relajarme un poco.
Mientras el barman me servía el segundo trago, una persona a dos asientos de mí me llamó la atención. Sonreí levemente. Tomé el segundo trago y, mientras le decía que me sirva otro, pero que me lo lleve a donde estaba el chico, me acerqué a él.

- Hola, caballero - Le dije en su oído levemente, con un poco de voz seductora.

Me di la vuelta al escuchar el susurro y di una pequeña sonrisa de lado -Buenas noches señorita- me acabe mi quinto trago y me levante para poder darle el asiento a la chica pelirroja que me había saludado -Tome asiento- moví mi vaso y tome la mano de la joven para que se pudiera sentar cómodamente. Después de que tomo el asiento pedí otro trago para mi y observe que otro trago había llegado para ella -¿Que es lo que usted esta tomando esta noche?- pregunte curiosamente, Mi imaginación y mi buen conocimiento en las bebidas sabía que era Whisky, fino.

Me termine en menos de un segundo mi trago y me quede observando a aquella chica detalladamente, De algún lado al conocía, no sabía de donde o como pero sabía que no era una simple humana. Su olor era de Vampiro, Vampiro híbrido. Típico.

Sonreí de costado cuando me dijo que tome asiento, dándome la mano; se la tomé, y me senté.
Tomé mi whisky en dos segundos y pedí otro.
Creo que el whisky, tomado tan rápido, estaba teniendo efecto en mí. ¿Qué me pasaba? Siempre había jurado que el alcohol no me afectaba, aunque lo cierto es que nunca había tomado algo tan... Fuerte, ni tan rápido. No estaba segura, lo que sabía era que me quería divertir, nada más.

- Whisky - Dije, mirándolo con curiosidad. Tal vez era el whisky, que era demasiado bueno y caro como para hacerme olvidar ciertas cosas, pero pensaba que a ese chico lo conocía de algún lado. Tal vez era más el efecto del alcohol que otra cosa, pero, ¿quién sabe? Lo que sabía era que él no era un humano común y corriente.
- Y usted, caballero, ¿qué está tomando? - Pregunté. A juzgar por el aspecto, era vodka, pero en ese momento no estaba en condiciones de querer adivinar.
Tomé el tercer whisky y me pedí un cuarto.
- Me llamo Helena - Le dije, con una media sonrisa.