¡Hora de turistas! (Drake-lobo)

Se acercaban las vacaciones y Londres se llenaba de turistas, muchos humanos venían con sus cámaras, no me gustaban mucho la multitud pero era muy bueno para variar, recordaba que de pequeña me gustaba viajar y explorar cada nueva ciudad que pudiera hacerlo, y siempre lo hacía a escondidas de mi madre, la nieve, el desierto, Tokio, san francisco… solo era cuestión de detener el tiempo levemente y irme como Dora La Exploradora. Una pequeña niña de 10 años aparentes caminando por las frías calles. Que días tan divertidos, y ahora ya tenía 29 años de vida y aun aparentaba mis 19 ya era toda una mujer desarrollada eso me causaba un poco de risa con solo pensarlo.

En un dia tan transitado como hoy, me dedicaba a caminar por las calles de Londres, los turistas fotografiaban hasta las hormigas cargando las hojitas sobre la textura de los arboles, tal vez en sus países no habían hormigas, a pocos pasos me detuvieron unas personas de Rumania, las reconocí por su acento ambos reían y me saludaron:

-no puedo creerlo es la novia del Joven Vladimir o tal vez se parezca demasiado, pero debe serlo la joven Barbara… - decían sorprendidos

Me avergonzaba demasiado ser reconocida por ellos, y como no eran muy calmados con su tono de voz poco a poco se fue acercando la gente.

- Si vean en la futura reina de Rumania- “es la chica que ha salido en la boda de la modelo” “es la chica de la revista de chismes de parís, se dice que sus padres son hermanos” “miren su cabello será real” –

No tuve más opción que salir corriendo ante sus presiones y por intentar recoger mi bolso entre la corrida que ya tenía varias calles no vi al frente y tropecé con Drake…

Un poco del agua fría también había salpicado a Barbi, se paso su mano por la mejilla y nariz para retirar las gotas y alzo la mirada para ver el desastre que acababa de causar, nunca lograba hacer algo bien, pero ahora la vergüenza de haber ensuciado a Drake, al menos no estaba tomando una merengada de triple chocolate, eso si fuera de lamentar, Drake que estaba tan bien vestido, se notaba que estaba trabajando y Barbara lo certifico al ver el carnet que colgaba en su bolsillo. La gente empezó a acercarse, se escuchaba las voces cruzar la esquina que podía hacer, seguir corriendo no era la opción y no ofrecerle la disculpa merecida a Drake, miro ambos lados como si el FBI la estuviera persiguiendo por un gran asalto vio un pequeño kiosko callejero que vendia sombreros de todos los tamaños y colores, muchos de ellos decian I ♥ LONDON, eran pateticos, rojos y resaltantes, algunos de los sombreros eran de vaqueros, ¿que necesidad tenían de vender eso? al fin y al cabo tomo el Brazo de Drake y sin media palabra lo arrastro hasta aquel kiosko, se puso un sombrero con unas plumas decorativas, parecían de aquellos que utilizaban los tres mosqueteros, tomo unas gafas de sol redondas y oscuras como las que usaba Jhon Lennon.

Las personas se acercaban con cámaras y celulares en mano, preguntándose donde se había metido la reina, Barbara tomo ademas una revista de Rolling Stones y se la puso en la cara mientras estaba frente a Drake, luego de que la multitud siguiera su camino al oir que alguien gritaba "es Barbara por ahí va, eh visto su melena Rubia" acaso no sabian que el 50% de los habitantes eran rubios, aun asi ya se habia librado, y ahora si podia disculparse:

- Drake, eh.. lo siento mucho, te arrastre hasta aquí para poder disculparme, pero es que...

Al fin y al cabo de tanto alboroto los camarografos se alejaron y todo volvió a su ritmo normal, la gente tomando sus sodas, parecia como si aquel alboroto se hubiera dejado completamente atrás, dejando aquel sombrero sobre las demás cosas y llevándose sus lentes nuevos, los cuales no estaban tan mal, creaban un estilo nuevo y sexy.

Drake la tomo de un brazo y junto al auto que nos dirigia hacia el museo:

- Al menos en el museo no tenemos al tío dracula, aunque seria fantastico.

realmente por mi mente no pasaba que fuera un secuestro, mas bien parecia un hermoso paseo tenia tanto ya que no paseaba con alguien que me hacia tan fascinante que una niña pequeña me sentía, emocionada pero sin la paleta multicolor de azucar.