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The hunt games {Denisse Marquez}
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Twilight Moon :: Europa :: Bulgaria
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The hunt games {Denisse Marquez}
Luego de quién sabe cuánto tiempo pudo salir de aquel hoyo, no sabía cómo había logrado sobrevivir ni porqué motivo le habían dejado vivir pero lo que nunca entendería era cómo su cuerpo había sido restaurado de cabo a rabo luego de ser múltiples veces torturada de mil y un maneras. Y de todas formas estaba casi completamente segura de que Robert había sido amable en la tortura.
Ahora se encontraba sobrecogida del terror, no podía salir de aquel departamento que había comprado para comenzar una nueva vida con Victoria porque inmediatamente sentía pánico de cualquier rubio que cruzara la calle; tomó un hondo suspiro sintiéndose segura a kilómetros de Inglaterra, donde ya no podía atraparla aquel psicópata de mierda.
Sin embargo caminaba bajo las hojas de otoño que caían sobre el parque, le daban un aspecto naranja y lúgubre que combinado con la niebla le hacían calmar la revolución de de emociones en su interior. Comprendió que de un modo u otro estaba jodida, tanto si se acercaba a Raven fuera para hacerle daño o no, como si se alejaba de los senkis. Maldita la hora en que había conocido a Robert Noback, maldita la hora en que había concebido a la híbrida cochina y maldita toda su generación.
Sus pasos se detuvieron en aquel sendero cuando fue capaz de captar un aroma desconocido, era el de un híbrido. La cazadora miró sus botas negras durante un segundo, demasiado inteligente para mostrarse hostil a horas tan tempranas de la madrugada decidió actuar como un manso cordero a pesar de las diversas armas que escondía en su gabardina. Se envolvió para encarar al transeúnte, pues a esas horas difícilmente se podría encontrar a alguien deambulando por allí. Una potencial presa para el senki, pensó pero al verlo se quedó estática. Era un tipo enorme, se preguntó durante algún momento si sería tan rudo como se veía.
-Un extraño momento para encontrarse con alguien más.
Ahora se encontraba sobrecogida del terror, no podía salir de aquel departamento que había comprado para comenzar una nueva vida con Victoria porque inmediatamente sentía pánico de cualquier rubio que cruzara la calle; tomó un hondo suspiro sintiéndose segura a kilómetros de Inglaterra, donde ya no podía atraparla aquel psicópata de mierda.
Sin embargo caminaba bajo las hojas de otoño que caían sobre el parque, le daban un aspecto naranja y lúgubre que combinado con la niebla le hacían calmar la revolución de de emociones en su interior. Comprendió que de un modo u otro estaba jodida, tanto si se acercaba a Raven fuera para hacerle daño o no, como si se alejaba de los senkis. Maldita la hora en que había conocido a Robert Noback, maldita la hora en que había concebido a la híbrida cochina y maldita toda su generación.
Sus pasos se detuvieron en aquel sendero cuando fue capaz de captar un aroma desconocido, era el de un híbrido. La cazadora miró sus botas negras durante un segundo, demasiado inteligente para mostrarse hostil a horas tan tempranas de la madrugada decidió actuar como un manso cordero a pesar de las diversas armas que escondía en su gabardina. Se envolvió para encarar al transeúnte, pues a esas horas difícilmente se podría encontrar a alguien deambulando por allí. Una potencial presa para el senki, pensó pero al verlo se quedó estática. Era un tipo enorme, se preguntó durante algún momento si sería tan rudo como se veía.
-Un extraño momento para encontrarse con alguien más.
Irena Vasileva- Mensajes : 59
Re: The hunt games {Denisse Marquez}
Su recorrido por Europa había resultado hasta el momento de lo más interesante y agradable, y al parecer, el destino (llámeselo así si se quiere) aún planeaba darle algunas vivencias más al apuesto vampiro en ese viaje.
Esa noche, se encontraba en Bulgaria, después de haber recorrido en varios días de cacería desde Suiza hacia los países Austria, Hungría y Rumania, camino hacia Grecia, donde se disponía a pasar un invierno tranquilo, apartado del bullicio y cerca de las costas, donde muchos turistas se "perdían" cada año, por el mar embravecido. El punto es que no llevaba prisa, pues tenía toda la eternidad, literalmente, para llegar, así que esa noche se decidió a dar un paseo, ya que nunca había estado en la ciudad de Sofía anteriormente.
La ciudad era hermosa, y aunque el nivel de actividad había bajado en las calles, el ambiente, medianamente frío y neblinoso, tenía a un Denisse pensativo paseando por un enorme parque lleno de árboles y hojas caídas, sin estar demasiado atento al mundo que le rodeaba.
Desde su regreso al mundo de la noche, se había topado con más criaturas que nunca, más de los que había conocido en sus ya bien vividos 300 años, y esta noche se topó con una más, pero esta era diferente. MUY diferente a todas las demás: Primero que nada, el corazón de esta criatura latía rápido, como aleteo de ave. Además tenía sangre en las venas, y para concluir, no olía como perro mojado. Definitivamente, híbrida no era. Olía demasiado diferente. Tampoco era humana... Aunque parecía más humana de lo que él esperaría para un vampiro. La miró por un momento, tiempo suficiente para detallarla: Cuerpo esbelto, cara bonita, ropa holgada pero definitivamente no departamental, botas de cuero en lugar de zapatos deportivos o sandalias, pantalón y... Si, ese aroma era de ropa interior costosa.
Un atisbo de su instinto sádico urgió en su interior: de algún modo, algo lo hizo querer cazar o pelear justo en ese instante, y su cerebro le gritaba que sacara sus colmillos, pero lo acalló obligándose a si mismo a averiguar primero qué era ella, y gracias a haberse alimentado constantemente en los últimos días, pudo comportarse de lo más "normal". Se dió media vuelta, teniéndola en frente, a varios metros de distancia, y una apenas imperceptible sonrisa acompañó entonces sus palabras:
-Ciertamente. A estas horas, uno esperaría ver solo presas o cazadores... -Su sonrisa se ensanchó un poco, dejando un tono tenso y amable al fondo, ya que era obvio que ella sabía que él era distinto, y él no tenía porque ocultarlo.- Si quiere compañía, bien puede tener el placer de acompañarme, o si prefiere, puede ir en esa otra dirección...-con un dejo de altanería señaló hacia un lado, y siguió su camino, manos metidas en los bolsillos de su pantalón militar. Él sabía que ella no cedería si la presionaba, y que de hecho perdería cualquier tipo de interés si él mostraba alguno en ella: Conocía a ese tipo de mujeres a quienes otros perseguían, rindiendo amores y buscando placeres, pero años en el negocio de estar con mujeres le había enseñado que a ese tipo de chicas, mientras más difícil les fuera conseguirlo, más lo iban a querer. Pero también sabía que si ella era la que había iniciado la conversación, era porque era ella quien tenía algún interés en él, fuera el que fuese.
Por otro lado, el aroma a hierro y algún otro metal en ella lo tenía un tanto alerta. En el reino animal, las presas siempre tendrán algún tipo de defensa... Excepto los humanos. Los humanos eran idiotas y débiles ante sus depredadores. Pero ahora de nuevo: si había algo seguro es que ella humana no era. Estaba atento a lo que ella se decidía a hacer, a pesar de mostrarse desinteresado, y tenía listo un plan según como ella reaccionase... Su don podía serle muy útil en muchas ocasiones, y tenía la intención de practicar un poco con él.
Esa noche, se encontraba en Bulgaria, después de haber recorrido en varios días de cacería desde Suiza hacia los países Austria, Hungría y Rumania, camino hacia Grecia, donde se disponía a pasar un invierno tranquilo, apartado del bullicio y cerca de las costas, donde muchos turistas se "perdían" cada año, por el mar embravecido. El punto es que no llevaba prisa, pues tenía toda la eternidad, literalmente, para llegar, así que esa noche se decidió a dar un paseo, ya que nunca había estado en la ciudad de Sofía anteriormente.
La ciudad era hermosa, y aunque el nivel de actividad había bajado en las calles, el ambiente, medianamente frío y neblinoso, tenía a un Denisse pensativo paseando por un enorme parque lleno de árboles y hojas caídas, sin estar demasiado atento al mundo que le rodeaba.
Desde su regreso al mundo de la noche, se había topado con más criaturas que nunca, más de los que había conocido en sus ya bien vividos 300 años, y esta noche se topó con una más, pero esta era diferente. MUY diferente a todas las demás: Primero que nada, el corazón de esta criatura latía rápido, como aleteo de ave. Además tenía sangre en las venas, y para concluir, no olía como perro mojado. Definitivamente, híbrida no era. Olía demasiado diferente. Tampoco era humana... Aunque parecía más humana de lo que él esperaría para un vampiro. La miró por un momento, tiempo suficiente para detallarla: Cuerpo esbelto, cara bonita, ropa holgada pero definitivamente no departamental, botas de cuero en lugar de zapatos deportivos o sandalias, pantalón y... Si, ese aroma era de ropa interior costosa.
Un atisbo de su instinto sádico urgió en su interior: de algún modo, algo lo hizo querer cazar o pelear justo en ese instante, y su cerebro le gritaba que sacara sus colmillos, pero lo acalló obligándose a si mismo a averiguar primero qué era ella, y gracias a haberse alimentado constantemente en los últimos días, pudo comportarse de lo más "normal". Se dió media vuelta, teniéndola en frente, a varios metros de distancia, y una apenas imperceptible sonrisa acompañó entonces sus palabras:
-Ciertamente. A estas horas, uno esperaría ver solo presas o cazadores... -Su sonrisa se ensanchó un poco, dejando un tono tenso y amable al fondo, ya que era obvio que ella sabía que él era distinto, y él no tenía porque ocultarlo.- Si quiere compañía, bien puede tener el placer de acompañarme, o si prefiere, puede ir en esa otra dirección...-con un dejo de altanería señaló hacia un lado, y siguió su camino, manos metidas en los bolsillos de su pantalón militar. Él sabía que ella no cedería si la presionaba, y que de hecho perdería cualquier tipo de interés si él mostraba alguno en ella: Conocía a ese tipo de mujeres a quienes otros perseguían, rindiendo amores y buscando placeres, pero años en el negocio de estar con mujeres le había enseñado que a ese tipo de chicas, mientras más difícil les fuera conseguirlo, más lo iban a querer. Pero también sabía que si ella era la que había iniciado la conversación, era porque era ella quien tenía algún interés en él, fuera el que fuese.
Por otro lado, el aroma a hierro y algún otro metal en ella lo tenía un tanto alerta. En el reino animal, las presas siempre tendrán algún tipo de defensa... Excepto los humanos. Los humanos eran idiotas y débiles ante sus depredadores. Pero ahora de nuevo: si había algo seguro es que ella humana no era. Estaba atento a lo que ella se decidía a hacer, a pesar de mostrarse desinteresado, y tenía listo un plan según como ella reaccionase... Su don podía serle muy útil en muchas ocasiones, y tenía la intención de practicar un poco con él.
Denisse Marquez- Mensajes : 60
Localización : En algún lugar del mundo
Re: The hunt games {Denisse Marquez}
Dos granadas de mano, un par de chaff no con aluminio sino con su propia sangre pulverizada en efecto dañino, un par de berettas y dos cuchillos de combate era lo que tenía ahora mismo. No era demasiado, quizás parecería insignificante pero entre menos armas llevara encima más fácilmente sería cubrirlas con su propio olor para no desvelar el componente venenoso. Irena deslizó sus botas negras sobre el pavimento, dibujando círculos sobre el raudal de hojas secas. Otoño era su estación favorita del año luego de la noche de los Wallpurgis aunque odiaba la parte de Halloween, recordándola de aquella vez en que un grupo enfurecido de brujas le había capturado para usarla como sacrificio. Odiaba las brujas desde entonces; lo que ellas no sabían es que Irena tenía aquel don interesante y que sin importar cuanta sangre le sacaran todas iban a morir por efecto de la misma a menos que la dejaran vivir. Ellas no habían escuchado la advertencia y lo habían pagado con sus vidas.
El hombre parecía deleitarse con su olor, el cual por propiedades de su sangre podía llegar a ser muy dulce o muy amargo. Él en cambio si tenía un olor bastante apetitoso, la sangre de los híbridos era una de las drogas más poderosas y afrodisíacas en el mundo de los vampiros además, de tener las propiedades ocultas de la curación. Sin embargo no todo en aquella sangre era bello, era capaz de matar a los lobos, razón por la cuál había muerto su tía abuela Jayah, incapaz de resistir tanta ponzoña en su sistema.
-Tiene usted razón, de modo que rezaré para que no sea usted el depredador y yo la presa, señor.....- dejó la frase inconclusa esperando que fuera él quien se presentara.
Una sonrisa se dibujó en sus labios cuando logró la invitación que quería y se encaminó al lado del mayor. Caminaba suavemente, alerta ante cualquier movimiento inesperado. Dio una honda calada al aire, sintiendo el delicioso y dulce aroma de la sangre híbrida penetrando a través de cara poro de su piel. Maldita sea, aquella sangre vendría siendo su perdición un día de estos. Se relamió el labio, deseosa.
-Yo soy Alina Dobreva- se presentó con naturalidad, una de las tantas identidades falsas que había usado a lo largo de los siglos en aquella ciudad. De hecho era así conocida por sus vecinos.
Un senki que se preciara de tener una inteligencia media jamás daba su nombre real a una presa potencial, en realidad, jamás daba su nombre real a nadie. Desde que había entrado a ése clan con la esperanza de encontrar al híbrido que había matado a su familia, jamás se había detenido a pensar en lo que hacía o si realmente valía la pena. Los híbridos le eran indiferente, a ella sólo le importaba el dinero que la sangre le podía proveer y, claro está, lo ya antes dicho. Ella necesitaba venganza.
El hombre parecía deleitarse con su olor, el cual por propiedades de su sangre podía llegar a ser muy dulce o muy amargo. Él en cambio si tenía un olor bastante apetitoso, la sangre de los híbridos era una de las drogas más poderosas y afrodisíacas en el mundo de los vampiros además, de tener las propiedades ocultas de la curación. Sin embargo no todo en aquella sangre era bello, era capaz de matar a los lobos, razón por la cuál había muerto su tía abuela Jayah, incapaz de resistir tanta ponzoña en su sistema.
-Tiene usted razón, de modo que rezaré para que no sea usted el depredador y yo la presa, señor.....- dejó la frase inconclusa esperando que fuera él quien se presentara.
Una sonrisa se dibujó en sus labios cuando logró la invitación que quería y se encaminó al lado del mayor. Caminaba suavemente, alerta ante cualquier movimiento inesperado. Dio una honda calada al aire, sintiendo el delicioso y dulce aroma de la sangre híbrida penetrando a través de cara poro de su piel. Maldita sea, aquella sangre vendría siendo su perdición un día de estos. Se relamió el labio, deseosa.
-Yo soy Alina Dobreva- se presentó con naturalidad, una de las tantas identidades falsas que había usado a lo largo de los siglos en aquella ciudad. De hecho era así conocida por sus vecinos.
Un senki que se preciara de tener una inteligencia media jamás daba su nombre real a una presa potencial, en realidad, jamás daba su nombre real a nadie. Desde que había entrado a ése clan con la esperanza de encontrar al híbrido que había matado a su familia, jamás se había detenido a pensar en lo que hacía o si realmente valía la pena. Los híbridos le eran indiferente, a ella sólo le importaba el dinero que la sangre le podía proveer y, claro está, lo ya antes dicho. Ella necesitaba venganza.
Irena Vasileva- Mensajes : 59
Re: The hunt games {Denisse Marquez}
-Márquez. -Una ligera reverencia, sin apartar la mirada de los ojos de aquella mujer, acompañó su presentación por un escaso segundo, en una muestra de caballerosidad que contrastaba con su forma petulante de portarse, y acompañó su presentación con un par de palabras para aligerar las cosas- Jaja, no se preocupe, señorita Dobreva. Acabo de cenar, así que las presas están...-una nueva sonrisa, un poco amenazadora, pero llena de picardía y sensualidad se marcó en su rostro al decir sus palabras- medianamente a salvo, diría yo.
Caminaba sereno, mientras un poco de brisa barría las hojas hacia un lado. Sabía que si se excitaba de algún modo, aquel encuentro podría acabar de una forma nada placentera, pero no habían motivos para que fuese de ese modo, no? Su andar era ligeramente desgarbado, mala costumbre que había adquirido por querer comportarse más humanamente para no destacar tanto entre los humanos, arrastrando un poco los pies para patear algunas rocas a su paso. El camino iba de subida y justo en ese momento, atravezaban el corazón del parque, estando en el sitio más oscuro (aunque para ellos, eso poco importaba) y espeso del mismo, con una cantidad de árboles enorme y algunas estatuas de piedra en los alrededores. El escenario, sumado a la niebla que corría a nivel del suelo, para muchos podría haberse considerado espeluznante, pero para él era simplemente hermoso. La miró mientras caminaba, y notó que el físico de ella, fuera la que fuese su especie, combinaba de forma armónica con el ambiente, y se sonrió de forma enimática, guardando para sí mismo este pensamiento.
Había notado el comportamiento errático de la joven, pues no había apartado de ella sus sentidos, a pesar de que lo discimulaba muy bien para evitar causarle sospechas o incomodarla, y ese comportamiento se tenía ante nervios o alguna cllase de deseo. Tenía ya planeado el no dejarla ir facilmente, fuera por un motivo u otro, y algo le decía que eso no sería demasiado difícil de lograr.
-Entonces, Señorita Dobreva... Dígame, es usted de por aquí, o algo en especial la trae a estos sitios? -Honestamente, la respuesta poco le importaba. Lo que le interesaba saber eran las raíces de ella. Qué era. Al igual que con su encuentro con la loba, de nuevo su curiosidad se hacía sentir en él, pero a diferencia de con aquel encuentro, éste despertaba su lado sádico y libidinoso, poniendo a prueba su paciencia para obtener lo que quería. Una parte de él le decía que tuviese cuidado: tanta cantidad de fierros en una mujer solo podía significar armas; pero otra parte, su parte curiosa y su parte más animal, lo hacían querer seguir adelante. Tuvo que pensar en tonterías mientras esperaba la respuesta de ella, para evitar dejarse llevar por sus instintos y simplemente írsele encima.
Caminaba sereno, mientras un poco de brisa barría las hojas hacia un lado. Sabía que si se excitaba de algún modo, aquel encuentro podría acabar de una forma nada placentera, pero no habían motivos para que fuese de ese modo, no? Su andar era ligeramente desgarbado, mala costumbre que había adquirido por querer comportarse más humanamente para no destacar tanto entre los humanos, arrastrando un poco los pies para patear algunas rocas a su paso. El camino iba de subida y justo en ese momento, atravezaban el corazón del parque, estando en el sitio más oscuro (aunque para ellos, eso poco importaba) y espeso del mismo, con una cantidad de árboles enorme y algunas estatuas de piedra en los alrededores. El escenario, sumado a la niebla que corría a nivel del suelo, para muchos podría haberse considerado espeluznante, pero para él era simplemente hermoso. La miró mientras caminaba, y notó que el físico de ella, fuera la que fuese su especie, combinaba de forma armónica con el ambiente, y se sonrió de forma enimática, guardando para sí mismo este pensamiento.
Había notado el comportamiento errático de la joven, pues no había apartado de ella sus sentidos, a pesar de que lo discimulaba muy bien para evitar causarle sospechas o incomodarla, y ese comportamiento se tenía ante nervios o alguna cllase de deseo. Tenía ya planeado el no dejarla ir facilmente, fuera por un motivo u otro, y algo le decía que eso no sería demasiado difícil de lograr.
-Entonces, Señorita Dobreva... Dígame, es usted de por aquí, o algo en especial la trae a estos sitios? -Honestamente, la respuesta poco le importaba. Lo que le interesaba saber eran las raíces de ella. Qué era. Al igual que con su encuentro con la loba, de nuevo su curiosidad se hacía sentir en él, pero a diferencia de con aquel encuentro, éste despertaba su lado sádico y libidinoso, poniendo a prueba su paciencia para obtener lo que quería. Una parte de él le decía que tuviese cuidado: tanta cantidad de fierros en una mujer solo podía significar armas; pero otra parte, su parte curiosa y su parte más animal, lo hacían querer seguir adelante. Tuvo que pensar en tonterías mientras esperaba la respuesta de ella, para evitar dejarse llevar por sus instintos y simplemente írsele encima.
Denisse Marquez- Mensajes : 60
Localización : En algún lugar del mundo
Re: The hunt games {Denisse Marquez}
La senki percibió la amenaza en aquella sonrisa y un cosquilleo subió por sus piernas desde la planta de sus pies. Agachó la cabeza suavemente para corresponder al saludo formal de una forma adecuada, su mirada escrutaba al híbrido con interés mucho más allá de la cacería morbosa. Justamente pensando en que si ése híbrido le ofreciera sexo, no se molestaría en mandarlo con su mamá; tenía una aquella forma de sonreír tan fría pero sensual que simplemente sería un desperdicio deshacerse de él sin antes haber jugado un poquito con aquel maravilloso cuerpo. Se llevó una mano pálida al cabello y se echó un mechón por detrás de la oreja, dejando relucir una pequeña pero brillante gema de esmeralda. Esmeralda, como su bisabuela; Irena siempre había pensando que para ser una gitana tenía nombre de puta, mejor Jayah o Suleima. Le miró de reojo mientras subían la cuesta suavemente pero sin pausa, notaba perfectamente su posición en el momento en que notó la mirada de Marquez parecía estarla contemplando. Sonrío suavemente, como sonreiría un lobo a la luna o un vampiro a la sangre. Ella era alta, esbelta, con un largo cabello de color ébano que en contraposición con la luz se doblaba en matices cobrizos. Simplemente hermosa.
-He perdido mi nacionalidad; he estado en tantos lugares.... Estoy en este lugar por una misión- respondió con algo de duda pues si bien no era una completa verdad, tampoco era una completa mentira.
Pudo haber huido a cualquier lugar, incluso le hubiera encantado esconderse en alguna cueva en los páramos de Argentina o en alguna piedra debajo del mar. Miró al cielo oscurecido, la luz lunar aún cubría con brillo platino las finas ramas de los arboles y pulida piedra de las esfinges. Si bien era cierto que en realidad estaba allí por un trabajo, este no era uno precisamente por su clan. En esta ocasión su trabajo consistía en matar a un alto funcionario público, lo normal en la vida de una mercenaria como ella.
-Es un lugar especialmente hermoso, mucho más bajo la luz del amanecer o del crepúsculo, cuando la luz se refleja en las estatuas. ¿No lo cree, caballero?
-He perdido mi nacionalidad; he estado en tantos lugares.... Estoy en este lugar por una misión- respondió con algo de duda pues si bien no era una completa verdad, tampoco era una completa mentira.
Pudo haber huido a cualquier lugar, incluso le hubiera encantado esconderse en alguna cueva en los páramos de Argentina o en alguna piedra debajo del mar. Miró al cielo oscurecido, la luz lunar aún cubría con brillo platino las finas ramas de los arboles y pulida piedra de las esfinges. Si bien era cierto que en realidad estaba allí por un trabajo, este no era uno precisamente por su clan. En esta ocasión su trabajo consistía en matar a un alto funcionario público, lo normal en la vida de una mercenaria como ella.
-Es un lugar especialmente hermoso, mucho más bajo la luz del amanecer o del crepúsculo, cuando la luz se refleja en las estatuas. ¿No lo cree, caballero?
Última edición por Irena Vasileva el Mar Oct 01, 2013 8:46 pm, editado 1 vez
Irena Vasileva- Mensajes : 59
Re: The hunt games {Denisse Marquez}
Escuchó su respuesta, notando la duda en su tono, y se mantuvo en silencio durante algunos pasos, analizando las posibilidades de respuesta que tenía ante aquel comentario hecho a medias. Al cabo de un par de segundos, se decidió seguir el rumbo que había marcado en la conversación, contestando entonces:
-Bueno, es bueno tener una misión en la vida. Y habemos algunos a los que una nacionalidad simplemente nos representa una barrera en la larga vida que vivimos...-le hizo una seña cómplice no muy marcada, siguiendo su camino, notándo que quizás eran demasiado cursis sus palabras, y esto último lo hizo hacerse una mueca a sí mismo.
Pasaron un corto tiempo en silencio, y al rato, la observó sonreír, probablemente había notado las miradas de él y un tanto sorprendido, se cruzó de brazos (acto que remarcaba más sus ya bien marcados bíceps y pectorales, aunque no lo hiciera con esa intención, sino por comodidad) sin dejar de sonreír. Aquella era una imágen digna de captar en una foto. Ya de por sí había admirado la belleza de la vampiresa en armonía con la imágen que los rodeaba, pero la suma de esa sonrisa a la foto era algo sumamente apreciable... Tanto que terminó por decidirse en hacerla real: Sacó de su bolsillo una pequeña cámara digital, y sin preguntarle ni pedir permiso (el nunca pedía permiso a menos que considerase que era totalmente necesario), se colocó en una posición cómoda para capturar el momento, aprovechando antes de que ella fuese a modificar su postura, expresión o posición para tomar una serie de al menos 5 fotos, antes de, en forma relajada, comentar como si hubiese estado hablando del clima.
-Espero que no le moleste que me quede con una imágen más que mental...-se enderezó de nuevo, antes de mirarla, de la forma en que un cazador miraría a su presa, con una sonrisa ladina, antes de hacer una sarta de movimientos relativamente imprevisibles, moviéndose al rededor de la vampiresa, deteniéndose en ciertos puntos para tomar una foto. Tal velocidad movía el aire a su alrededor, además de las hojas y demás que los rodeaban, levantando la niebla y las hojas, y en uno de sus distintoas movimientos, se acercó a ella por la espalda, sujetándole firme, pero delicadamente la mano para evitar un ataque imprevisto, con ambos cuerpos rozándose (espalda de ella con pecho de él) por tal agarre, mientras con su otra mano le quitaba una hoja del cabello.- Esto no debería estar aquí...-usó la misma hoja para acariciar delicadamente su cuello en un movimiento que para cualquier vampiro hubiese sido lento, pero que en realidad era una velocidad "normal" para cualquier humano, en un modo discimulado de crear un primer contacto en plan simple de "quitarle la hoja".
Estos fueron escasos segundos, y sus últimas acciones fueron simplemente realizados para ver la reacción de su acompañante: Según su reacción, el sabría que rumbo tomar. Lo que si era seguro es que conseguiría lo que quería, por las buenas o... Bueno, siempre eran buenas, aunque el modo no lo fuese.
-Bueno, es bueno tener una misión en la vida. Y habemos algunos a los que una nacionalidad simplemente nos representa una barrera en la larga vida que vivimos...-le hizo una seña cómplice no muy marcada, siguiendo su camino, notándo que quizás eran demasiado cursis sus palabras, y esto último lo hizo hacerse una mueca a sí mismo.
Pasaron un corto tiempo en silencio, y al rato, la observó sonreír, probablemente había notado las miradas de él y un tanto sorprendido, se cruzó de brazos (acto que remarcaba más sus ya bien marcados bíceps y pectorales, aunque no lo hiciera con esa intención, sino por comodidad) sin dejar de sonreír. Aquella era una imágen digna de captar en una foto. Ya de por sí había admirado la belleza de la vampiresa en armonía con la imágen que los rodeaba, pero la suma de esa sonrisa a la foto era algo sumamente apreciable... Tanto que terminó por decidirse en hacerla real: Sacó de su bolsillo una pequeña cámara digital, y sin preguntarle ni pedir permiso (el nunca pedía permiso a menos que considerase que era totalmente necesario), se colocó en una posición cómoda para capturar el momento, aprovechando antes de que ella fuese a modificar su postura, expresión o posición para tomar una serie de al menos 5 fotos, antes de, en forma relajada, comentar como si hubiese estado hablando del clima.
-Espero que no le moleste que me quede con una imágen más que mental...-se enderezó de nuevo, antes de mirarla, de la forma en que un cazador miraría a su presa, con una sonrisa ladina, antes de hacer una sarta de movimientos relativamente imprevisibles, moviéndose al rededor de la vampiresa, deteniéndose en ciertos puntos para tomar una foto. Tal velocidad movía el aire a su alrededor, además de las hojas y demás que los rodeaban, levantando la niebla y las hojas, y en uno de sus distintoas movimientos, se acercó a ella por la espalda, sujetándole firme, pero delicadamente la mano para evitar un ataque imprevisto, con ambos cuerpos rozándose (espalda de ella con pecho de él) por tal agarre, mientras con su otra mano le quitaba una hoja del cabello.- Esto no debería estar aquí...-usó la misma hoja para acariciar delicadamente su cuello en un movimiento que para cualquier vampiro hubiese sido lento, pero que en realidad era una velocidad "normal" para cualquier humano, en un modo discimulado de crear un primer contacto en plan simple de "quitarle la hoja".
Estos fueron escasos segundos, y sus últimas acciones fueron simplemente realizados para ver la reacción de su acompañante: Según su reacción, el sabría que rumbo tomar. Lo que si era seguro es que conseguiría lo que quería, por las buenas o... Bueno, siempre eran buenas, aunque el modo no lo fuese.
Última edición por Denisse Marquez el Miér Oct 02, 2013 2:09 am, editado 1 vez
Denisse Marquez- Mensajes : 60
Localización : En algún lugar del mundo
Re: The hunt games {Denisse Marquez}
Una misión en la vida, dijo el híbrido pero lo que ella había dicho no había sido ni remotamente profundo; de hecho si de misiones en la vida se trataba, sólo adjudicarse a sí misma la de perseguir y matar al hijo de puta que había acabado aquella fatídica noche con su familia.
-Tiene razón Marquez, esas barreras autoimpuestas por los humanos son una completa pérdida de tiempo incluso para los que tenemos la eternidad.... Luego de muchos años notas la verdadera importancia de aprovechar y amar la tierra sin importar la etiqueta que le impongan.
Y era aquí donde se daba cuenta que, en su fuero interno, el personaje que daba a conocer para los demás no era realmente tan distinto de su verdadero ser.... pero ¿por cuánto tiempo tendría que pretender? ¿Cuántas caras tendría que crear? ¿Cuántas más? Irena era una mujer libre, odiaba las ataduras y sentirse presa, presa de un pasado que la atormentaba...
--Flashback--
Hacía ya unos siglos desde que un funesto invitado se acobijó a sí mismo en los establos del palacio, la noble familia quiso echarle pero un padre vampiro no fue suficientemente fuerte como para llevarlo a cabo. Aquella noche, Irena se quedó sin nada... su clan de 13 miembros quedó reducido a uno. Todos atacaron al híbrido pero fue en vano, él los destrozo sin piedad uno a uno en una encarnizada batalla mientras Irena... oh, la pobre Irena.... ella había permanecido catatónica mirando como el híbrido devoraba sin piedad alguna el corazón de su madre. Si alguien hubiera conocido alguna vez su historia, probablemente se hubiera preguntado ¿y cómo escapó?
Todo había sido obra de Gruñild, una bruja que merodeaba las mazmorras del castillo en busca de huesos para sus artificios. Gruñild conocía a perfección los calabozos del castillo y pudo haberse salvado a sí misma solamente de no ser porque escuchó los sollozos salvajes de Irena. La bruja se escudó a sí misma bañándose en la sangre de un hijo de la luna sólo para rescatar a la muchacha, que parecía petrificada... entonces la jaló con ella hacia las mazmorras, recorriendo con presteza el laberinto diseñado para aquellos que quisieran escapar. El híbrido tardó en alcanzar su rastro sin embargo al llegar a un callejón sin salido ellas ya se habían esfumado.
--Fin del Flashback--
Se había perdido en sus recuerdos, una mirada lejana, casi nostálgica se había grabado -contrastando con su suave sonrisa- en sus facciones. Un parpadeo le bastó para notar que estaban tomándole fotos, como si aquello fuera la cosa más normal del universo, sin embargo su sonrisa se acentuó tan solo unas milésimas mientras su mirada cobraba un tenue brillo. Se sintió incómoda, vulnerable, pero jodidamente hermosa; nunca se imaginó a sí misma posando para una cámara. Mucho menos para la cámara de un híbrido.
-En absoluto, siéntete libre de tomar cuantas desees.
La expuesta Irena sintió aquella cercanía como extraña; no por su naturaleza sino por la naturaleza del varón. Un híbrido.... se sintió tentada a probar los placeres de aquella carne. Se volvió suavemente al sentir el agarre de su mano, sintiéndose a punto de estallar por los nervios. Estaba entre dejarse llevar o sacar el primer cuchillo de su escondite; su corazón se sintió acelerado ante la expectativa necesitaba tomar una decisión. Irena arrugo su nariz en cuanto la gravedad y el viento hicieron aquello que mejor sabían hacer: arruinar el peinado de una chica. Aquella fue una excelente distracción pues, segundos más tarde, sintió el delicado roce de la hoja sobre su piel.
-Mmmm....- suspiró suavemente cerrando sus ojos ante la suave caricia-. Deliciosas libertades las que se toma para una recién conocida, ¿no lo cree, Marquez?....
Su tenue sonrisa se volvió juguetona mientras su cuerpo entero parecía haberse relajado gracias a la simple insinuación de la hoja, que duró muy poco para ella. Algunas personas tendían a ciertas conductas cuando sus cabezas estaban ocupadas maquinando; algunos se acariciaban el tabique de la nariz, otros se mordían la mejilla y algunos sacaban la lengua como gesto de concentración. Ella -en su gesto pensativo- se llevó aquella otra mano a la cabellera, echando hacia atrás aquel espeso velo oscuro que representaba su flequillo. Descubriendo la muñeca izquierda, a su vez. Aquella muñeca llevaba un tatuaje que podía significarlo todo o nada, aquello que por un corto tiempo le habría gustado querer pero que ahora no podía sino despreciar. Nevermore.
-Tendrá que esforzarse un poco más si me desea...
-Tiene razón Marquez, esas barreras autoimpuestas por los humanos son una completa pérdida de tiempo incluso para los que tenemos la eternidad.... Luego de muchos años notas la verdadera importancia de aprovechar y amar la tierra sin importar la etiqueta que le impongan.
Y era aquí donde se daba cuenta que, en su fuero interno, el personaje que daba a conocer para los demás no era realmente tan distinto de su verdadero ser.... pero ¿por cuánto tiempo tendría que pretender? ¿Cuántas caras tendría que crear? ¿Cuántas más? Irena era una mujer libre, odiaba las ataduras y sentirse presa, presa de un pasado que la atormentaba...
--Flashback--
Hacía ya unos siglos desde que un funesto invitado se acobijó a sí mismo en los establos del palacio, la noble familia quiso echarle pero un padre vampiro no fue suficientemente fuerte como para llevarlo a cabo. Aquella noche, Irena se quedó sin nada... su clan de 13 miembros quedó reducido a uno. Todos atacaron al híbrido pero fue en vano, él los destrozo sin piedad uno a uno en una encarnizada batalla mientras Irena... oh, la pobre Irena.... ella había permanecido catatónica mirando como el híbrido devoraba sin piedad alguna el corazón de su madre. Si alguien hubiera conocido alguna vez su historia, probablemente se hubiera preguntado ¿y cómo escapó?
Todo había sido obra de Gruñild, una bruja que merodeaba las mazmorras del castillo en busca de huesos para sus artificios. Gruñild conocía a perfección los calabozos del castillo y pudo haberse salvado a sí misma solamente de no ser porque escuchó los sollozos salvajes de Irena. La bruja se escudó a sí misma bañándose en la sangre de un hijo de la luna sólo para rescatar a la muchacha, que parecía petrificada... entonces la jaló con ella hacia las mazmorras, recorriendo con presteza el laberinto diseñado para aquellos que quisieran escapar. El híbrido tardó en alcanzar su rastro sin embargo al llegar a un callejón sin salido ellas ya se habían esfumado.
--Fin del Flashback--
Se había perdido en sus recuerdos, una mirada lejana, casi nostálgica se había grabado -contrastando con su suave sonrisa- en sus facciones. Un parpadeo le bastó para notar que estaban tomándole fotos, como si aquello fuera la cosa más normal del universo, sin embargo su sonrisa se acentuó tan solo unas milésimas mientras su mirada cobraba un tenue brillo. Se sintió incómoda, vulnerable, pero jodidamente hermosa; nunca se imaginó a sí misma posando para una cámara. Mucho menos para la cámara de un híbrido.
-En absoluto, siéntete libre de tomar cuantas desees.
La expuesta Irena sintió aquella cercanía como extraña; no por su naturaleza sino por la naturaleza del varón. Un híbrido.... se sintió tentada a probar los placeres de aquella carne. Se volvió suavemente al sentir el agarre de su mano, sintiéndose a punto de estallar por los nervios. Estaba entre dejarse llevar o sacar el primer cuchillo de su escondite; su corazón se sintió acelerado ante la expectativa necesitaba tomar una decisión. Irena arrugo su nariz en cuanto la gravedad y el viento hicieron aquello que mejor sabían hacer: arruinar el peinado de una chica. Aquella fue una excelente distracción pues, segundos más tarde, sintió el delicado roce de la hoja sobre su piel.
-Mmmm....- suspiró suavemente cerrando sus ojos ante la suave caricia-. Deliciosas libertades las que se toma para una recién conocida, ¿no lo cree, Marquez?....
Su tenue sonrisa se volvió juguetona mientras su cuerpo entero parecía haberse relajado gracias a la simple insinuación de la hoja, que duró muy poco para ella. Algunas personas tendían a ciertas conductas cuando sus cabezas estaban ocupadas maquinando; algunos se acariciaban el tabique de la nariz, otros se mordían la mejilla y algunos sacaban la lengua como gesto de concentración. Ella -en su gesto pensativo- se llevó aquella otra mano a la cabellera, echando hacia atrás aquel espeso velo oscuro que representaba su flequillo. Descubriendo la muñeca izquierda, a su vez. Aquella muñeca llevaba un tatuaje que podía significarlo todo o nada, aquello que por un corto tiempo le habría gustado querer pero que ahora no podía sino despreciar. Nevermore.
-Tendrá que esforzarse un poco más si me desea...
- nevermore:
Irena Vasileva- Mensajes : 59
Re: The hunt games {Denisse Marquez}
Tanta agitación, ese comportamiento errático y la mezcla de la situación con la compañía eran una mezcla peligrosa, pues como híbrido aún no controlaba bien sus instintos, y un poco de excitación podía ser la diferencia entre una gran noche, y una noche de locos.
Su mirada fija en la hermosa vampiresa escrutaban sus reacciones, así como cada uno de sus sentidos puestos en ella. Pudo captar aquel delicioso suspiro, señal suficiente para él: No iba a retroceder, y poco le importaba que ella fuera una total desconocida. Él lo quería, él lo obtenía. Era así de simple. Escuchó sus palabras, y aunque sintió el deje de reclamo en ellas, y luego la picardía en las mismas, poco le importó realmente. De hecho, solo marcaron una nueva sonrisa, llena de peligro, mientras respondía con una suave voz ronca, cerca de su oído, mientras ella apartaba su cabello.
-Oh, créame, señorita Dobreva, podrían ser aún mejores. Las libertades que me tomo son simplemente aquellas que veo que pueden proporcionarme algo que una hermosa pieza puede que se cohiba por darme, aunque lo quiera incluso más que yo. -Respiró profundo, inhalando el aroma de la vampiresa, y permitiendo que su halo chocase suavemente contra la piel de ella, diciendo luego seriamente-Por otra parte... -Las cosas se movieron rápido entonces: La giró con algo de brusquedad de frente hacia él, le tomó ambas manos en una sola de las suyas por las suaves y femeninas muñecas, y en un fuerte impulso, la pegó contra uno de los árboles más gruesos, atrapándola contra su cuerpo, sin lastimarla, pero con mucha brusquedad - No tiendo a pedir el permiso de mi presa antes de comérmela... Y usted?
El rostro de él se encontraba a apenas centímetros del de ella, ojos fijos y con mirada fuerte, mezclando lujuria y control, su pierna derecha apoyada contra el árbol, metida entre las piernas de ella, atrapándola en un firme apoyo de la cadera de el contra la de ella, la otra pierna manteniéndolo estable, firme su pie contra el suelo, las manos de ella y la que él usaba para sujetarla, firmemente apoyada en el árbol, por encima de sus cabezas.
Con su mano libre, suavemente acarició la mejilla de ella, bajando por su cuello, en una caricia firme y continua, metiendo con suavidad y delicadeza su mano pôr entre los pliegues de su ropa, sacando las armas una a una y lanzándolas a la distancia, sin dejar de mirarla a los ojos, con cierta seriedad... Y vaya que no se esperaba tantas armas! Las conto una a una, susurrando los números a la poca distancia que le separaba de ella, endureciendo cada vez más su mirada, a medida que lanzaba otra.
-Uno... Two... Drei... Quatro... Funf... Six... Siete...-No le importaba si a ella no le gustaba. Pasaba con destreza sus dedos por entre cualquier distancia entre la ropa y la piel de ella, rozando esta última de a ratos en la búsqueda de cuanto material peligroso pudiera tener encima, y al llegar a la octava arma, la miró seriamente, sin decir el último número, lanzando el arma a la distancia. Respiró profundo un momento, en una muestra de autocontrol y chequeo, manteniéndola firmemente sujeta, ahora pasando sus dedos muy suavemente por la cintura de ella, bajo la tela, y subiendo lentamente por su espalda hasta volver a su rostro, donde había empezado en algún punto. Aunque parte de la ropa de ella estaba hecha jirones, las telas superiores de su ropa estaban casi intactas. Le tomó con fuerza, pero sin lastimarla por el cabello, acercándosele hasta el punto en que sus labios rozaban suavemente la oreja de ella cuando dijo:
-Ocho armas... Un número muy elevado para quien pretendiese solo defenderse en caso de emergencia... -Una nueva sonrisa, llena de peligro y amenaza latente se vió presente en sus labios, mientras alejaba un poco su rostro de ella- Aunque bueno, como presa, nunca se es demasiado precavido, no?... -negó suavemente con la cabeza, mirándola luego con seriedad- Te diré lo que va a pasar: Voy a saciar mi hambre contigo, voy a hacerte mi presa de esta noche, voy a destrozarte y a cada una de tus barreras...-sonrió casi con ternura, con una sonrisa ladina, y finalizó- Y lo vas a disfrutar...
Su mirada fija en la hermosa vampiresa escrutaban sus reacciones, así como cada uno de sus sentidos puestos en ella. Pudo captar aquel delicioso suspiro, señal suficiente para él: No iba a retroceder, y poco le importaba que ella fuera una total desconocida. Él lo quería, él lo obtenía. Era así de simple. Escuchó sus palabras, y aunque sintió el deje de reclamo en ellas, y luego la picardía en las mismas, poco le importó realmente. De hecho, solo marcaron una nueva sonrisa, llena de peligro, mientras respondía con una suave voz ronca, cerca de su oído, mientras ella apartaba su cabello.
-Oh, créame, señorita Dobreva, podrían ser aún mejores. Las libertades que me tomo son simplemente aquellas que veo que pueden proporcionarme algo que una hermosa pieza puede que se cohiba por darme, aunque lo quiera incluso más que yo. -Respiró profundo, inhalando el aroma de la vampiresa, y permitiendo que su halo chocase suavemente contra la piel de ella, diciendo luego seriamente-Por otra parte... -Las cosas se movieron rápido entonces: La giró con algo de brusquedad de frente hacia él, le tomó ambas manos en una sola de las suyas por las suaves y femeninas muñecas, y en un fuerte impulso, la pegó contra uno de los árboles más gruesos, atrapándola contra su cuerpo, sin lastimarla, pero con mucha brusquedad - No tiendo a pedir el permiso de mi presa antes de comérmela... Y usted?
El rostro de él se encontraba a apenas centímetros del de ella, ojos fijos y con mirada fuerte, mezclando lujuria y control, su pierna derecha apoyada contra el árbol, metida entre las piernas de ella, atrapándola en un firme apoyo de la cadera de el contra la de ella, la otra pierna manteniéndolo estable, firme su pie contra el suelo, las manos de ella y la que él usaba para sujetarla, firmemente apoyada en el árbol, por encima de sus cabezas.
Con su mano libre, suavemente acarició la mejilla de ella, bajando por su cuello, en una caricia firme y continua, metiendo con suavidad y delicadeza su mano pôr entre los pliegues de su ropa, sacando las armas una a una y lanzándolas a la distancia, sin dejar de mirarla a los ojos, con cierta seriedad... Y vaya que no se esperaba tantas armas! Las conto una a una, susurrando los números a la poca distancia que le separaba de ella, endureciendo cada vez más su mirada, a medida que lanzaba otra.
-Uno... Two... Drei... Quatro... Funf... Six... Siete...-No le importaba si a ella no le gustaba. Pasaba con destreza sus dedos por entre cualquier distancia entre la ropa y la piel de ella, rozando esta última de a ratos en la búsqueda de cuanto material peligroso pudiera tener encima, y al llegar a la octava arma, la miró seriamente, sin decir el último número, lanzando el arma a la distancia. Respiró profundo un momento, en una muestra de autocontrol y chequeo, manteniéndola firmemente sujeta, ahora pasando sus dedos muy suavemente por la cintura de ella, bajo la tela, y subiendo lentamente por su espalda hasta volver a su rostro, donde había empezado en algún punto. Aunque parte de la ropa de ella estaba hecha jirones, las telas superiores de su ropa estaban casi intactas. Le tomó con fuerza, pero sin lastimarla por el cabello, acercándosele hasta el punto en que sus labios rozaban suavemente la oreja de ella cuando dijo:
-Ocho armas... Un número muy elevado para quien pretendiese solo defenderse en caso de emergencia... -Una nueva sonrisa, llena de peligro y amenaza latente se vió presente en sus labios, mientras alejaba un poco su rostro de ella- Aunque bueno, como presa, nunca se es demasiado precavido, no?... -negó suavemente con la cabeza, mirándola luego con seriedad- Te diré lo que va a pasar: Voy a saciar mi hambre contigo, voy a hacerte mi presa de esta noche, voy a destrozarte y a cada una de tus barreras...-sonrió casi con ternura, con una sonrisa ladina, y finalizó- Y lo vas a disfrutar...
Denisse Marquez- Mensajes : 60
Localización : En algún lugar del mundo
Re: The hunt games {Denisse Marquez}
Durante lo que pareció una eternidad Irena sólo se limitó a sonreír como un apacible cordero; si sus cálculos eran correctos el híbrido todavía no notaba su carga de armas y era mejor así aunque sinceramente se estaba arriesgando al coquetear tan descaradamente con un sujeto que podría matarla de una mordida. El cosquilleo que comenzaba a brotar en el fondo de su vientre se intensificó ante el cambio de situación, una sensación entre el placer morboso de sentir pánico y el desconcierto la invadió. De golpe, todas las sensaciones que habían emergido en su interior parecieron desvanecerse tan pronto entendió los verdaderos motivos del híbrido. Rápidamente pensó en qué debía hacer o decir para salir de ella sin desarmar el rostro que se había impuesto, se removió incómoda por el sencillo hecho de estar ahora desarmada antes que por su actitud amenazante; la cuál sólo constituía una característica a la que estaba ya más que acostumbrada.
Permaneció sin chistar en cuanto a su conteo pues desde luego él no tenía porque sentirse amenazado y ella no tenía porqué amenazarlo, por ahora... Al fin y al cabo para aquella misión no estaba cazando híbridos sino a un licántropo en los altos mandos políticos. Uno nunca sabía lo que podía necesitarse en una batalla así que se debía estar preparado. Irena pensó con tanta rapidez como pudo elaborando toda una trama llena de medias verdades y medias mentiras. El terminó de contar, parecía enojado, lo cual era una forma no planeada de asustarla efectivamente. Pero ella nunca dejaría verlo, no... ¡Claro que no!
-Ciertamente nunca se es demasiado precavido ante una amenaza ante una amenaza enemiga sin embargo las armas son gajes del oficio; complementos que conllevan la vida que llevo como mercenaria- sonrió diciendo la verdad-. Es un trabajo sucio... pero alguien tiene que hacerlo....
Lo dijo con simpleza como si estuviera hablando de otra persona y en parte así era. De hecho la única razón por la que estaba cargada de armas era que, con la poca o mucha fuerza que los halfblood tenían, se le hacía dificultoso ganar un combate cuerpo a cuerpo. En cuanto a fuerza enfrentada muchos le superaban sin embargo no siempre eran capaces de ganarle en estrategia. No obstante, debía darle un punto por usar la seducción como método de distracción.
Escuchó atenta y la sensación de cosquilleo emergió nuevamente, eso parecía como una amenaza de "voy a follarte aquí y ahora sin importar lo que digas"; a pesar de todo saciar su hambre no estaba en los planes de Irena. Sin dudarlo la sangre que antes parecía apetitosa para el híbrido era ahora nada más ni nada menos que un torrente de veneno. Sin perder un segundo más, alzó una de sus piernas envueltas en apretado cuero y empujó su cadera, poniendo distancia entre ellos, rebelde y sobretodo tentadora.
-Si me lo permite, no vale la pena morir infectado por un bocadito halfblood, habiendo tantas y tan distintas presas en el mundo. Además tengo un compromiso con mi cliente, el cual aparecerá en lo sucesivo.
Permaneció sin chistar en cuanto a su conteo pues desde luego él no tenía porque sentirse amenazado y ella no tenía porqué amenazarlo, por ahora... Al fin y al cabo para aquella misión no estaba cazando híbridos sino a un licántropo en los altos mandos políticos. Uno nunca sabía lo que podía necesitarse en una batalla así que se debía estar preparado. Irena pensó con tanta rapidez como pudo elaborando toda una trama llena de medias verdades y medias mentiras. El terminó de contar, parecía enojado, lo cual era una forma no planeada de asustarla efectivamente. Pero ella nunca dejaría verlo, no... ¡Claro que no!
-Ciertamente nunca se es demasiado precavido ante una amenaza ante una amenaza enemiga sin embargo las armas son gajes del oficio; complementos que conllevan la vida que llevo como mercenaria- sonrió diciendo la verdad-. Es un trabajo sucio... pero alguien tiene que hacerlo....
Lo dijo con simpleza como si estuviera hablando de otra persona y en parte así era. De hecho la única razón por la que estaba cargada de armas era que, con la poca o mucha fuerza que los halfblood tenían, se le hacía dificultoso ganar un combate cuerpo a cuerpo. En cuanto a fuerza enfrentada muchos le superaban sin embargo no siempre eran capaces de ganarle en estrategia. No obstante, debía darle un punto por usar la seducción como método de distracción.
Escuchó atenta y la sensación de cosquilleo emergió nuevamente, eso parecía como una amenaza de "voy a follarte aquí y ahora sin importar lo que digas"; a pesar de todo saciar su hambre no estaba en los planes de Irena. Sin dudarlo la sangre que antes parecía apetitosa para el híbrido era ahora nada más ni nada menos que un torrente de veneno. Sin perder un segundo más, alzó una de sus piernas envueltas en apretado cuero y empujó su cadera, poniendo distancia entre ellos, rebelde y sobretodo tentadora.
-Si me lo permite, no vale la pena morir infectado por un bocadito halfblood, habiendo tantas y tan distintas presas en el mundo. Además tengo un compromiso con mi cliente, el cual aparecerá en lo sucesivo.
Irena Vasileva- Mensajes : 59
Re: The hunt games {Denisse Marquez}
Una mercenaria. Una cazadora que ahora era una presa. Qué irónica podía ser la vida a veces! Y él, un cazador que había sido presa en un pasado lejano, ahora tenía para desquitárselas una vez mas contra aquellos que cazaban a los demás cazadores a cambio de dinero. Pero algo en él no lo dejó proseguir ese camino: Demasiadas hormonas y ganas del cuerpo de aquella pelinegra contuvieron un deseo asesino que lo invadió ante la información recibida, pero no se iría sin desquitarse. Quizás no la destruiría tan pronto. Quizás jugaría con ella y mantendría sus intenciones. Quizás... Si las cosas no se le escapaban de su muy delicado control.
Sin cambiar su expresión, escuchó sus respuestas, una a una. Luego notó la rodilla de ella contra su cadera, y no pudo menos que sonreír más ampliamente, prestando atención a sus palabras. Aunque el olor de la pelinegra había cambiado y algo le dió una señal de alerta, no retrocedió, muy al contrario, sus colmillos se alargaron un poco, y sin dejar de sonreír, acercó un poco su rostro al de ella, tensando un poco el cabello que no le había soltado, sin lastimarla, solo para evitar que fuese a querer golpearlo con su cabeza.
-Jm... Y qué si no te lo permito?...-apretó un poco las manos de ella contra el árbol, hundiendo un tanto la corteza de éste que se sentía como algodón contra sus dedos, mientras una ligera brisa soplaba en el lugar, arrastrando las hojas. El comentario de que ella tenía un cliente había llamado su atención, pero sus ánimos dominantes y sádicos prevalecían por encima de su curiosidad. Por otra parte, le hacía algo de gracia que la chica pensara que cuando él hablaba de presa, se refería a comida. Bueno, normalmente si hubiese sido comida al final también, pero nunca había comido vampiro, y no le llamaba demasiado la atención hacerlo. Clavó su mirada en los ojos de ella, y apretó sus caderas con fuerza contra la rodilla de ella, haciendo presión en un movimiento firme y lento, retador, ligeramente enojado, y totalmente convencido en su deseo de tomar lo que quería: No iba a retroceder, mucho menos ante una mercenaria. Una de dos: O apartaba la rodilla, o se clavaba ella misma contra el árbol, cosa que no sería nada agradable y que además llamaría mucho la atención.
-Una halfblood... Es un nombre interesante para referirse a si misma, señorita Alina. Me parece información interesante para una conversación diferente. Nunca he comido a una Halfblood... Solo por ello, esté más que segura de que no la dejaré ir.
Pero algo arruinó el momento. El sonido de pasos que se acercaban al lugar llegó a sus oídos. Sea quien fuere, aún estaba a unos 20 metros de distancia, pero aún así, la interrupción no le hacía ninguna gracia y esto se notó en un leve fruncir de ceño que cruzó su expresión, aunque no se movió ni se apartó de ella en el momento.
-Jm... Parece que su cliente llega en mal momento... -tensó un poco más el cabello de ella y la miró muy seriamente- Estas desarmada. Dame un buen motivo para no volverte una bonita obra sangrienta. Incluso mejor... -la miró un momento y acercó su rostro al de ella, tanto que parecía que la iba a besar- Dame un motivo para ayudarte. Y quizás entonces salgas viva de ésta...
Los pasos se acercaban uno a uno, aunque el viento no permitía saber de qué criatura se trataba, pues les soplaba en contra.
Sin cambiar su expresión, escuchó sus respuestas, una a una. Luego notó la rodilla de ella contra su cadera, y no pudo menos que sonreír más ampliamente, prestando atención a sus palabras. Aunque el olor de la pelinegra había cambiado y algo le dió una señal de alerta, no retrocedió, muy al contrario, sus colmillos se alargaron un poco, y sin dejar de sonreír, acercó un poco su rostro al de ella, tensando un poco el cabello que no le había soltado, sin lastimarla, solo para evitar que fuese a querer golpearlo con su cabeza.
-Jm... Y qué si no te lo permito?...-apretó un poco las manos de ella contra el árbol, hundiendo un tanto la corteza de éste que se sentía como algodón contra sus dedos, mientras una ligera brisa soplaba en el lugar, arrastrando las hojas. El comentario de que ella tenía un cliente había llamado su atención, pero sus ánimos dominantes y sádicos prevalecían por encima de su curiosidad. Por otra parte, le hacía algo de gracia que la chica pensara que cuando él hablaba de presa, se refería a comida. Bueno, normalmente si hubiese sido comida al final también, pero nunca había comido vampiro, y no le llamaba demasiado la atención hacerlo. Clavó su mirada en los ojos de ella, y apretó sus caderas con fuerza contra la rodilla de ella, haciendo presión en un movimiento firme y lento, retador, ligeramente enojado, y totalmente convencido en su deseo de tomar lo que quería: No iba a retroceder, mucho menos ante una mercenaria. Una de dos: O apartaba la rodilla, o se clavaba ella misma contra el árbol, cosa que no sería nada agradable y que además llamaría mucho la atención.
-Una halfblood... Es un nombre interesante para referirse a si misma, señorita Alina. Me parece información interesante para una conversación diferente. Nunca he comido a una Halfblood... Solo por ello, esté más que segura de que no la dejaré ir.
Pero algo arruinó el momento. El sonido de pasos que se acercaban al lugar llegó a sus oídos. Sea quien fuere, aún estaba a unos 20 metros de distancia, pero aún así, la interrupción no le hacía ninguna gracia y esto se notó en un leve fruncir de ceño que cruzó su expresión, aunque no se movió ni se apartó de ella en el momento.
-Jm... Parece que su cliente llega en mal momento... -tensó un poco más el cabello de ella y la miró muy seriamente- Estas desarmada. Dame un buen motivo para no volverte una bonita obra sangrienta. Incluso mejor... -la miró un momento y acercó su rostro al de ella, tanto que parecía que la iba a besar- Dame un motivo para ayudarte. Y quizás entonces salgas viva de ésta...
Los pasos se acercaban uno a uno, aunque el viento no permitía saber de qué criatura se trataba, pues les soplaba en contra.
Denisse Marquez- Mensajes : 60
Localización : En algún lugar del mundo
Re: The hunt games {Denisse Marquez}
Los vampiros siempre habían tenido un instinto superior al humano, aquello único más fuerte que el deseo de la sangre era el deseo de conservación, el de prolongar su vida sin importar cuán sedientos o miserables se sintieran. Irena sintió que las alarmas en su interior se disparaban, se sentía en un peligro realmente amenazador y absolutamente todos sus músculos se tensaron ante aquella sirena que indicaba peligro. La pelinegra se sintió acorralada y miró en torno a ella como si buscara una salida y luego miró nuevamente al híbrido que parecía reacio a hacerla sentir como comida durante aquella velada.
Quizás sería un problema y probablemente fuera arriesgado, quizás moriría en el intentó pero si tenía alguna posibilidad por mínima que fuera debía intentarlo. Aquello había sido algo que su primer y único esposo, al cual odiaba desde lo más profundo de su ser, le había enseñado: que sin importar cuán pesado se ponía el asunto siempre tenía que sobreponerse. Aunque claro, no lo había aprendido por las buenas y aquello no era precisamente una lección de vida por la cual habría de sonreír. Cientos de años se había tardado en poder acostarse nuevamente con un hombre sin sentir las repulsivas arcadas pero incluso luego de mucho no había podido terminar con una felación. Repudiaba el semen y odiaba aún más que se lo hicieron tragar.
Lentamente, Irena deslizó su rodilla a un lado pareciendo así que cedía a la demanda del mayor pues aunque fuera mucho mayor su deseo de mantenerse firme, no le convenía quedarse en el piso de ninguna forma y como si de repente hubiera perdido toda esperanza su cuerpo se aflojó. Una lengua extremadamente húmeda recorrió los labios de la fémina buscando cubrir cada rincón sin embargo lo que podría verse como un gesto provocativo no era más que un pequeño anzuelo.
Era bastante común que sus presas se descompusieran rápidamente luego de besarla, las toxinas viajaban rápidamente y hacían de las suyas. Quizás no llegaría a matar a un vampiro pero al menos podría librarse de él en algún momento.
-Ah, Marquez. La curiosidad mató al gato…. Sepa que no estoy sola, mi Clan me respalda en todo momento, si algo me sucede no tenga la duda de que otros mercenarios vendrán por usted- respondió, siendo tan política como él aunque después sonrió con su tenacidad natural-. Y por cierto… no necesito ayuda de nadie pero los honorarios por colaboración son bastante altos. No tan altos como cuando la presa es famosa… pero lo suficientemente alto para un político. Los humanos son criaturas muy ambiciosas ¿no le parece? Siempre buscan ganar con trampas.
Quizás sería un problema y probablemente fuera arriesgado, quizás moriría en el intentó pero si tenía alguna posibilidad por mínima que fuera debía intentarlo. Aquello había sido algo que su primer y único esposo, al cual odiaba desde lo más profundo de su ser, le había enseñado: que sin importar cuán pesado se ponía el asunto siempre tenía que sobreponerse. Aunque claro, no lo había aprendido por las buenas y aquello no era precisamente una lección de vida por la cual habría de sonreír. Cientos de años se había tardado en poder acostarse nuevamente con un hombre sin sentir las repulsivas arcadas pero incluso luego de mucho no había podido terminar con una felación. Repudiaba el semen y odiaba aún más que se lo hicieron tragar.
Lentamente, Irena deslizó su rodilla a un lado pareciendo así que cedía a la demanda del mayor pues aunque fuera mucho mayor su deseo de mantenerse firme, no le convenía quedarse en el piso de ninguna forma y como si de repente hubiera perdido toda esperanza su cuerpo se aflojó. Una lengua extremadamente húmeda recorrió los labios de la fémina buscando cubrir cada rincón sin embargo lo que podría verse como un gesto provocativo no era más que un pequeño anzuelo.
Era bastante común que sus presas se descompusieran rápidamente luego de besarla, las toxinas viajaban rápidamente y hacían de las suyas. Quizás no llegaría a matar a un vampiro pero al menos podría librarse de él en algún momento.
-Ah, Marquez. La curiosidad mató al gato…. Sepa que no estoy sola, mi Clan me respalda en todo momento, si algo me sucede no tenga la duda de que otros mercenarios vendrán por usted- respondió, siendo tan política como él aunque después sonrió con su tenacidad natural-. Y por cierto… no necesito ayuda de nadie pero los honorarios por colaboración son bastante altos. No tan altos como cuando la presa es famosa… pero lo suficientemente alto para un político. Los humanos son criaturas muy ambiciosas ¿no le parece? Siempre buscan ganar con trampas.
Irena Vasileva- Mensajes : 59
Re: The hunt games {Denisse Marquez}
Observó con atención su gesto. Era muy atractiva, pero aquel gesto de "ceder", por provocativo que fuera, arruinó un poco el ánimo de forzarla que lo tentaba en un principio. No era tan entretenido forzar a alguien que en realidad cedía ante los deseos. Si, Denisse era un sádico empedernido, y la violación estaba entre sus crímenes hacia sus víctimas más testarudas, las cuales disfrutaba más.
Por ello, cuando la hermosa mujer se resignó ante sus gestos, su interés se cortó levemente, haciéndolo soltar un ligero bufido, mientras recuperaba su compostura. Nada peor para arruinar los ánimos que que el juego se termine antes de empezar.
No pudo evitar una sonrisa burlona ante aquella amenaza de "su clan"... Cuantas personas más tendrían que morir intentando matarlo? Cuantos más cederían su vida intentando encontrarlo como a una aguja en medio del mar? Alzó una ceja, sin dejar aquella sonrisa de burla y con lentitud acercó el rostro hacia la oreja de ella, susurrándole al oído.
-No serían los primeros mercenarios que tendría sobre mis pasos, señorita... Pero sepa usted que una buena velada y satisfacer mis caprichos vale el desaparecerme del mapa por el tiempo necesario. -Aprovechó de inhalar el aroma de ella suave, casi imperceptiblemente, apartándose luego, tan lentamente como se acercó. Un aroma distinto llamó mucho más profundamente su atención, y luego sus palabras llegaron a sus oídos, haciéndolo mirarla por un momento, inexpresivo.
No había captado muy bien sus palabras, su atención se había desviado hacia algo mucho más atractivo para él en ese momento. El olor de la sangre humana, aún cuando la sed no lo había atacado previamente, llegó a su nariz mezclado a la idea de una recompenza. Muy poco autocontrol quedaba, por lo cual las palabras de la joven se mezclaron en su cabeza, haciéndolo perder un poco el entendimiento.
-Disculpe...? -la miró, algo confundido, mientras sentía un leve calor en la garganta apoderándose de sus sentidos- Ah! Claro... Si, supongo que si...
Volvió a fijar su atención en ella y la miró a los ojos, mientras la sed crecía dentro de él. Con cuidado le soltó las manos, y dando un grácil movimiento hacia atrás, se apartó de ella, desesperezandose para relajar un poco los músculos, que ante la presencia de una persona imprevista, habían empezado a reaccionar. Soltó una risotada en un tono bajo, todo simplemente para relajarse y la miró luego de esto.
-Disculpe los malos juegos. Digamos que no estoy acostumbrado al trato con... "Halfbloods"... Ni con otros seres pensantes en general. La soledad puede mermar las habilidades sociales de cualquiera. Y ahora, si me disculpa... -hizo una reverencia como las de antaño, recogió su cámara, mostrándosela con una sonrisa antes de guardársela en el bolsillo de su pantalón, y utilizó por primera vez en un largo tiempo sus habilidades para hacerla ignorarlo, de forma que ella pensara que él hacía rato se había marchado o que había tomado otro camino, caminando luego hacia donde había sentido el olor del extraño.
Realmente no debía haber tenido sed. Se había alimentado hacía relativamente poco tiempo. Pero aquella lluvia de hormonas, jugueteo y olores habían sensibilizado sus sentidos y habían alborotado sus necesidades, y ya que la primera que tuvo no la sació, la sed fue su segunda opción.
Llegó hacia el camino del extraño, algo distraídos sus pensamientos por el pensar en aquella pelinegra, y se quedó detrás de los árboles, mirando seguir su camino, preparándose para atacar.
La cena duró poco. Recuperó el sentido estando a varios cientos de kilometros del lugar y sin estar muy atento sobre lo que había hecho. Lo único que sí sabía de seguro era que... A esa halfblood... Tenía que verla de nuevo algún día.
[FIN: TEMA CERRADO]
Por ello, cuando la hermosa mujer se resignó ante sus gestos, su interés se cortó levemente, haciéndolo soltar un ligero bufido, mientras recuperaba su compostura. Nada peor para arruinar los ánimos que que el juego se termine antes de empezar.
No pudo evitar una sonrisa burlona ante aquella amenaza de "su clan"... Cuantas personas más tendrían que morir intentando matarlo? Cuantos más cederían su vida intentando encontrarlo como a una aguja en medio del mar? Alzó una ceja, sin dejar aquella sonrisa de burla y con lentitud acercó el rostro hacia la oreja de ella, susurrándole al oído.
-No serían los primeros mercenarios que tendría sobre mis pasos, señorita... Pero sepa usted que una buena velada y satisfacer mis caprichos vale el desaparecerme del mapa por el tiempo necesario. -Aprovechó de inhalar el aroma de ella suave, casi imperceptiblemente, apartándose luego, tan lentamente como se acercó. Un aroma distinto llamó mucho más profundamente su atención, y luego sus palabras llegaron a sus oídos, haciéndolo mirarla por un momento, inexpresivo.
No había captado muy bien sus palabras, su atención se había desviado hacia algo mucho más atractivo para él en ese momento. El olor de la sangre humana, aún cuando la sed no lo había atacado previamente, llegó a su nariz mezclado a la idea de una recompenza. Muy poco autocontrol quedaba, por lo cual las palabras de la joven se mezclaron en su cabeza, haciéndolo perder un poco el entendimiento.
-Disculpe...? -la miró, algo confundido, mientras sentía un leve calor en la garganta apoderándose de sus sentidos- Ah! Claro... Si, supongo que si...
Volvió a fijar su atención en ella y la miró a los ojos, mientras la sed crecía dentro de él. Con cuidado le soltó las manos, y dando un grácil movimiento hacia atrás, se apartó de ella, desesperezandose para relajar un poco los músculos, que ante la presencia de una persona imprevista, habían empezado a reaccionar. Soltó una risotada en un tono bajo, todo simplemente para relajarse y la miró luego de esto.
-Disculpe los malos juegos. Digamos que no estoy acostumbrado al trato con... "Halfbloods"... Ni con otros seres pensantes en general. La soledad puede mermar las habilidades sociales de cualquiera. Y ahora, si me disculpa... -hizo una reverencia como las de antaño, recogió su cámara, mostrándosela con una sonrisa antes de guardársela en el bolsillo de su pantalón, y utilizó por primera vez en un largo tiempo sus habilidades para hacerla ignorarlo, de forma que ella pensara que él hacía rato se había marchado o que había tomado otro camino, caminando luego hacia donde había sentido el olor del extraño.
Realmente no debía haber tenido sed. Se había alimentado hacía relativamente poco tiempo. Pero aquella lluvia de hormonas, jugueteo y olores habían sensibilizado sus sentidos y habían alborotado sus necesidades, y ya que la primera que tuvo no la sació, la sed fue su segunda opción.
Llegó hacia el camino del extraño, algo distraídos sus pensamientos por el pensar en aquella pelinegra, y se quedó detrás de los árboles, mirando seguir su camino, preparándose para atacar.
La cena duró poco. Recuperó el sentido estando a varios cientos de kilometros del lugar y sin estar muy atento sobre lo que había hecho. Lo único que sí sabía de seguro era que... A esa halfblood... Tenía que verla de nuevo algún día.
[FIN: TEMA CERRADO]
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