Así es la raza

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Originariamente, “los vampiros” Estrie eran espíritus hebreos que vivían en pequeños aquelarres y exclusivamente de sexo femenino, casi  tan antiguos como los fotosensibles, aunque se desconoce si partieron de esa raza o fueron otra raza paralela.
Estas mujeres eran bellas y perfectas, adoradas por los hombres y se creía que eran enviadas de Dios. Algunos pensaban que eran una tentación pecaminosa y otros que eran un regalo divino para ser compañeras perfectas de los hombres. Así, durante algunos siglos, las vampiresas Estrie eran casi como sirenas: los hombres que caían en sus encantos no volvían con vida jamás.
Una característica de la raza era que presentaban un aspecto totalmente humano pero extremadamente bello. Se alimentaban de niños especialmente, aunque también de los hombres, sobre todo después de llevárselos a la cama.

Pero con el paso del tiempo la exclusividad femenina fue quedando en segundo plano y las vampiresas se buscaban compañeros de su mismo nivel, es decir, comenzaron a morder también a hombres y a convertirlos en seres de la noche. Lo que sí se mantuvo fue la exclusividad religiosa: sólo los judíos podían optar a esa raza.
Entre ellos pensaban que habían sido bendecidos con esos seres sobrenaturales porque el judaísmo era la religión oficial y la elegida por el Señor. Sólo los judíos podían ser transformados a la vida eterna por diosas de la belleza. Y así se mantuvieron por siglos, conservando sus pequeños aquelarres y la exclusividad de la raza.
Hasta que “recientemente” comenzó a expandirse con la llegada del antisemitismo atroz de la Segunda Guerra Mundial. Para poder defenderse de los ataques a su pueblo y a ellos mismos atacaron a los seguidores del Führer. Pero no todos fueron asesinados, sino que algunos nazis vivieron, eso sí, convertidos en seres de la noche, poder que ellos también aprovecharon y al final de la 2ª Guerra Mundial la raza se había expandido ya por toda Europa, América del norte y parte de Asia.
Se la considera una “raza nueva”, pese a que es de las más antiguas, porque empezó a expandirse recientemente y aún no es demasiado conocida.

La apariencia de estos seres es algo distinta a la de los demás vampiros: Tienen la piel más o menos pálida –se podría decir que es una “palidez humana”-, pero no es ni tan dura como la de los demás vampiros ni tan blanda como la de los half-bloods.
Una de las partes más llamativas de los Estrie son los ojos. Éstos son del color que los tenía la persona cuando era humana sólo que de color más intenso. Los ojos también poseen otra característica: cambian su tonalidad dependiendo del estado del vampiro -si está hambriento, enfadado...-. Es decir, van cambiando a tonos más oscuros, pero siempre dentro del color de ojos normal -Si tiene los ojos verdes, podrá pasar de unas tonalidades de verdes oscuro-.
Poseen unos pequeños colmillos retráctiles que sacan cuando van a alimentarse, defenderse o están enfadados.
No tienen las ojeras excesivamente marcadas. Como todos los vampiros, los Estrie son realmente bellos para los humanos pero también lo son para los otros vampiros.
Cuando están hambrientos su aspecto se vuelve ligeramente más siniestro, se les pronuncian las ojeras, sus ojos empiezan a cambiar su tono y se les ve como si estuvieran cansados o resacosos. Ocurre lo mismo si no duermen. Necesitan dormir aunque sea media hora.
Antiguamente eran carnívoros, pero desde hace unos años se han encontrado cada vez más vegetarianos. También pueden comer la comida humana, notan todo su sabor, aunque no les aporta ni un gramo de energía y se desintegra cuando la comen.
Tanto hombres como mujeres son estériles, excepto que la pareja sea híbrida.
No se queman al sol, pero tampoco son fanáticos de los días soleados y prefieren salir con la niebla o por la noche.
Carecen de ponzoña y convierten a la persona en vampiro Estrie por intercambio de sangre.