I just want to tell you... (Roxie Hart)

Ya eran casi cinco días que había estado lejos de casa, y no era que al extrañase ni mucho menos, pues la mayor parte del tiempo solía pasarla en su oficina o en alguna carrera, sino que ahora tenía algo más en mente, o mejor dicho alguien quién había llegado de sorpresa en su vida, tornándola con cada segundo que pasaban juntos en una felicidad única, una felicidad que no lograba sentir desde hace ya muchísimos años, la cual le inquietaba bastante y no sólo si no esta otra noticia, la cual él tomaba más como una increíble sorpresa, como un hermoso regalo, pero algo le había estado molestando esos últimos días, algo que debía decir.

Eran las 8 de la mañana del jueves, Joseph ya estaba levantado desde antes, alistándose como de costumbre para ir a la oficina, pero esta vez tenía algo más en mente, algo que había estado planeando toda la semana -vendré un poco tarde hoy a eso de las 8 de la noche, pero espérame quiero que salgamos a pasear, te vendré a recoger- le dio un fugaz beso en los labios y luego de guiñarle el ojo subió a su Lamborghini Gallardo desapareciendo velozmente en la carretera, pero esta vez no se dirigiría a la ofician, sino su enorme mansión ubicada en Liverpool.

Al llegar tenía que prepararlo todo, pero como lo había anticipado con tiempo, no sería mucho trabajo el decoro de la terraza que daba al inmenso jardín, con esa redonda piscina en centro, si no esperaba que el tiempo le diera para terminar de cocinar su platillo favorito y el que mejor le salía, una deliciosa “Lasagna Bologniesa”, tenía exactamente 6 horas para tener todo listo, pero era un reto que no pensaba perder ya que era para ella y era lo mejor que podía darle, ya que pensaba que aun así ella ya le estaba dando un regalo inigualable.

Esas 6 horas fueron las más cortas de su vida, pero felizmente ya tenía todo listo, las velas, la mesa, la decoración y por supuesto la comida, terminó de arreglarse ese elegante traje que se había mandado hacer para ese día y tomo el arreglo de rosas dejándolo en el asiento del copiloto, respiro hondamente y encendió luego su bólido, dirigiéndose hacia la casa de ella lo más rápido que podía, para esto ya eran casi las 7 de la noche y no podía demorarse mucho.

Creer en el amor a primera vista me resultaba dificil de comprender, pero era la unica respuesta que le encontraba al hecho que ahora estuviera enamorada del hombre de mi vida. Joseph habia llegado de la nada a cambiar mi mundo completamente, no me arrepentia del cambio, si no al contrario le agradecia que hubiese llegado a mi lado. No me encontraba mas sola, despues de tantos a;os tenia a alguien que me volvia loca de amor, a quien amaba con todo mi ser, y que mejor aun, me amaba de regreso tanto como yo a el.

Desde aquella noche en su auto algo habia hecho click, algo que me indico que todo mejoraria y que las cosas serian para bien de ahora en adelante. Joseph era mi otra mitad, llenaba mi mundo y me hacia sentir completa. Era muy afortunada de tenerlo a mi lado, un hombre como el no existian dos. Su forma de ser, sus caricias su romanticismo todo me hacia amarlo cada dia mas. Ahora viviamos juntos y en mi vientre se creaba el fruto de nuestro amor, un peque;o ser que crecia dentro de mi como prueba de lo mucho que nos amabamos.

Desperte al no sentirlo a mi lado y cuando abri los ojos lo mire terminando de arreglarse frente al tocador. Sonrei viendo como se arreglaba para ir a trabajar y una sensacion de felicidad y orgullo lleno mi ser. Mirarlo prepararse para ir a trabajar me hacia feliz, y su sonrisa se me contagiaba. Correspondi a su beso feliz de verlo a mi lado y saber que era mio. -Mucha suerte en el trabajo amor- escuche lo que me dijo y acepete con un ligero movimiento de cabeza -perfecto, aqui te esperamos entonces- le dije con una sonrisa y lo vi partir. Mire el reloj, aun era temprano y hoy no tenia que ir al estudio asi que me dormi otro poco.

Al despertar me ba;e tome algo de desayuno y me puse a limpiar la casa, no habia mucho que hacer pues casi nunca estabamos en casa debido a nuestros empleos. Cuando termine me puse a ver una pelicula y cuandi vi que la hora se acercaba me puse a arreglarme para verme hermosa cuando el llegara. No me habia dicho si era un lugar elegante o un paseo por el parque pero por si las dudas me puse un vestido y unos tacones, me hice un trenzado en el cabello y deje la mitad en un lado sobre mi hombro [Vestida como en la foto de perfil] el maquillaje lo deje sencillo algo natural pues queria que mis ojos resaltaran y se mostraran hermosos como sabia que lo eran. Cuando termine tome mi bolso, rocie un poco de perfume y baje a la sala a esperarlo mientras leia mi revista favorita.

Al llegar a la casa de la rubia, apagó el motor para no llamar su atención desde afuera, quedándose unos minutos sentado en asiento tratando de calmar esos nervios que le comenzaron a nacer desde muy temprano cuando preparaba todo, claro que sabía que nada podría fallar, pero el tan solo hecho de saber lo que estaba a punto de decirle lo hacía titubear como nunca antes nadie lo había hecho, hasta ahora no entendía como ella conseguía todo eso en el, hacerlo temblar, dudar, pensar, negó varias veces con una enorme sonrisa en sus labios y bajo del Gallardo, dirigiéndose hacia la puerta de la casa de su amada, la cual tocó sutilmente y espero a que ella le abriera.

Tan sólo fueron unos cortos segundos, pero lo suficientes para devolverle esos nervios que creyó haber dejado en el auto, al verla una risa nerviosa se le escapó de los labios seguida por una corta pero dulce frase -estás bellísima…- sus ojos parecían brillar al pronunciarla, una de sus manos acariciaba dulcemente su rostro, mientras que la otra la tomaba la de ella entrelazando sus dedos con los ajenos, sonriéndole nuevamente pegó su rostro al de ella para darle un profundo y apasionado beso antes de bajara con ella y dirigirse al auto, para dirigirse hacia su mansión.

Una vez en el auto, el ambiente no cambiaba, desde la música, que era suave y melodiosa hasta el camino que había escogido ese día, el cual tenia algo de especial, pues no dejaba de brillar, como si las estrellas hubieran bajado para enseñarles por donde debían ir, nunca soltó su mano mientras conducía, ni dejaba de verla con esa sonrisa que expresaba muchísimas cosas, pero la que más demostraba era amor -¿Qué tal estuvo tu día?- trataba de lanzar preguntas para desviar su atención hasta llegar.

Una vez en la Mansión, la ayudó a bajar del auto y le tapo los ojos caminando con ella hacia la entrada, -mantenlos cerrados- pronunciaba el rubio mientras soltaba sus manos y tomaba las de ella, una vez dentro caminaron juntos hasta llegar a la terraza, hasta ese momento todo absolutamente todo estaba a obscuras -ahora puedes abrirlos…- pronuncio suavemente en el preciso instante en que numerosas velas se encendían una a una, algunas parecían flotar en el aire, semejando pequeñas estrellas amarillas que le daban la bienvenida a Roxie, -sorpresa mi amor… Te amo…- pronunciaba en el mismo tono nuevamente entregándole un enorme ramo de rosas rojas mientras le sonreía ampliamente y dejaba ver a su espalda una mesa bien servida con dos copas, dos platos, dos velas pero igualmente rodeada por esas pequeñas lucecitas que no dejaban de encenderse, hasta que terminaron por darle un ambiente tenue al lugar.