Mekhare

por Mekhare Dom Feb 24, 2013 9:15 pm

Mekhare Carolina

Información Personal.

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~Nombre (s) Completo: Mekhare Carolina
~Apodo (s): Mekhare
~Edad: Semanas que representan unos cinco años en su estado físico.
~Fecha de Nacimiento: 21 Oct 2007
~Lugar de nacimiento: Irlanda, no sabe más.
~Ciudad actual: Italia
~Ocupación/Trabajo: No tiene, es muy peque.
~Raza: Híbrido.

Información Descriptiva:

~Descripción Psicológica:
Así como las estaciones cambian durante el año, como la oscuridad es reemplazada por las luces de un nuevo día, la calma llega después de torrencial caos, así es la personalidad de esta pequeña híbrida. Un torbellino incontrolable de emociones que se reflejan en su rostro cambiando los matices de humor en su ser cambiante.

Mekhare, es una nena de cualidades admirables que pese a la edad que en sus rasgos se distinguen son las de una madurez su actuar. Es una persona en la que se puede confiar, por el grado de honestidad, la integridad y la fuerza de su voluntad que no importando el motivo, la razón o la circunstancia siempre estará allí brindando su compañía incondicional aunque solo fuese compartiendo el silencio absoluto o la soledad susurrante.

Es leal tanto a las personas que son importantes para ella como a sus principios y a su yo interno al que siempre pide la opinión de un actuar, lo que nos lleva a decir que es un ser pensante, gusta de usar la lógica ante cualquier cosa, premedita las cosas volviéndole responsable, inteligente y sobre protectora.

La sagacidad le acompaña, un ser seguro de sí mismo ya que cuando piensa en algo y quiere llevarlo a la practica hace uso de su mordaz creatividad, la astucia y la elocuencia para que todo le salga tal cual lo quiere. Es un poco caprichosa trayendo consigo a su yo divertido, sugerente, sarcástico y hasta arrogante cuando es necesario pero siempre demuestra esa parte ruda de su persona envuelta en la cortesía que es capaz de mostrar. Cabe destacar que su evidente sensualidad y coquetería tampoco pasan desapercibidas y aunque existen palpables en su personalidad, no son algo que debiera llamar la atención en ella porque es muy pequeña aún, puesto que las emociones y sentimientos más íntimos son los que realmente llaman la atención del mundo reducido en sus azules pupilas.

Solo hay de dos en su personalidad, puedes distinguirla sin necesidad de ponerle mucha atención. O es un día en que se levantó con el pie derecho y es toda ánimo, divertido, delicado y sonriente o simplemente es envuelto en el silencio de una sonrisa indiferente acompañada de comentarios burlescos y críticas. Pero esto no quiere decir que dichas personalidades no sean mixtas y sin tampoco pensarse que es bipolar, porque definitivamente no lo es, simplemente es… Mekhare. Así de sencillo.

~Descripción Física:
Una infante en toda la extensión de la palabra. Exactamente una niña de poco más de cuatro años de edad. De cabellos ondulados y rubios con ligeros destellos en dorado, pestañas finas y delicadas. Ojos grandes y expresivos herencia de su madre que son de un color azul cielo.
Tez pálida simulando la leche. Labios delgados y rojos que entran en contraste con su tersa piel. Sus mejillas teñidas de un rosa pálido, que se sonrojaban con facilidad, ahora son pálidas pero ella como ha visto a mujeres usando colorete, también lo usa para verse linda.
Como toda chiquilla posee un cuerpo infantil, delgado, suave y frágil. Su mirada refleja su estado de ánimo, que siempre está triste por la época vivida.

Familia:
~Padre (s): Louis Nozvnesskaya y Clare de Linacourt
~Hermano (s): Sin hermanos.

~Historia personal:
Dum, dum, dum… un sonido en la lejanía que escuchaba como suave melodía tan delicada que le hacía dormir por largas horas. Una canción que le daba tranquilidad y cobijo, que le brindaba la calidez a su alma. Una caricia a la distancia pero sabía que era para él. Después la canción que para sus oídos eran el clamor de una dicha que le prometían entre notas musicales. Podía verla convertida en colores que no sabía como se llamaban pero que estaban allí, presentes mientras se removía en la comodidad de su hogar. Porque sabía que era amado, porque tenía la certeza de que allá afuera lo esperaban con ansias, que tendría todo.

Al despertar solo se movía con impaciencia, agitando sus manitas. Pero al sentirse cansado de tanto jugar en el pequeño espacio que poseía chupaba su pulgar y la misma voz aparecía para consolar su inexistente llanto y volver a sumirle en la quietud de su caja musical. Una vez más el dum, dum, dum, aparecía y ya que gustaba de escucharle se quedaba quieto durante horas escuchando el corazón de su madre. Arrullándole una vez más. Siempre expresando su amor con cada palpitar, y declarando lo ya sabido -su amor a ella- con unas palabras de cariño mientras ella -la mujer a quien no conocía pero que desde ya amaba- acariciaba su barriga con la delicia de saberle su hija.

No había nada que le hiciera más feliz que estar allí, con su madre. No había nada mejor que sentirse amada y esperada. Nada. Pero, eso solo le duró unas semanas mientras sentía que poco a poco el espacio se le terminaba, mientras intentaba estirarse en vano , se sentía asfixiado y con temor. Temor que se acallaba cuando ella le acaricia y cantaba para ella en un idioma que conocía a la perfección, y así la pequeña relegaba su miedo para volver a perderse en la voz de su madre, aguardando a que ella también durmiera junto a ella.

Un día al despertar escuchó la voz de un hombre, tan fuerte, dulce y aterciopelada, ya la había escuchado con anterioridad, pero durante una temporada dejó de tenerla presente en ella. Hasta hoy, cuando el hombre le hablaba con un enorme cariño a su madre e incluso se dirigió a ella con la suavidad de su voz que le hizo sonreír. Escuchó atenta no entendiendo del todo el idioma de aquel viajero, deleitándose con las promesas que ambos se hacían y que nadie jamás escucharía.

Suspiró tocando con sus pequeños deditos las paredes de su alrededor, dándose cuenta que el espacio se había ido y que estaba encerrado. De nueva cuenta el temor regresó a ella, apoderándose de su corazón que latió agitado y que su madre percibió al instante. Volvió a tocar las paredes y notó que eran más cerradas que hacía un segundo y al fin comprendió de lo que se trataba. Su hogar no había cambiado, sino que había sido ella…, crecía. Un último estirón de su cuerpo y sintió que la asfixia regresaba.

Lloró, o quiso hacerlo, pero no emitía ningún sonido, no al menos la bebé sino la madre que soltaba un alarido de dolor que taladró sus pequeños oídos. En ese momento sintió un miedo atroz que le hizo dar pataletas y se removió con fuerza. Necesitaba salir. Su oxígeno se reducía, su espacio se reducía y su madre sentía el dolor que era transmitido a ella con la fuerza que les unía.

Se movió con mucha más fuerza y vigor, deseando salir. Una y otra vez se movía, escuchando los gritos de su madre y las palabras tranquilizadoras de su padre. -Mamí quiero salir- lloró comenzando a rasgar la piel de la persona que le regalaba su vida -mami tengo miedo aquí adentro- nadie parecía escucharle, nadie más que ella que ya era un bebé pensante. Poco a poco se fue abriendo camino para salir, su tiempo se terminaba y el miedo le consumía. Ya no podía escuchar a su madre tranquilizándole, ya no podía escucharle cantar… su cuerpo dormía.

Y es allí donde los vástagos cielos azules que tenía por pupilas vieron la luz de un atardecer. No podía llorar, solo se dedicaba a admirar lo nuevo que le traía al mundo, extrañando a la mujer que con frecuencia le hablaba. Solo estaba el olor a sangre, los gritos a su alrededor y la furia que no entendía. No podía luchar contra algo que no entendía, y por absurdo que pareciera al no escuchar el corazón de su madre le sumergía en el abismo del miedo, y más cuando una pelea se desarrollaba a su alrededor mientras ella se dedicaba a danzar en las inhóspitas aguas de la inconciencia. No obstante unos nuevos brazos le acogieron. Una persona que le transmitió calidez y fuerza. No podía sentirse menos dichosa que escuchar una vez más un dum, dum, dum cerca de su oído, dejando que su alma volviera a descansar en la quietud de la caja musical.

Durmió durante horas enteras sin saber nada en realidad. Siendo un bebé que podía entender un idioma y la música a su alrededor, pero no entendiendo la vida. Poco después de despertar la sed lastimaba su garganta y no hizo más que llorar a su madre que siempre le consolaba, pero ella no apareció sino una mujer con una voz que nunca antes había escuchado. Quizá sintiera miedo, desesperanza, tristeza y confusión en este momento. Nadie estaba a su lado. ¿Y el dueño de esa aterciopelada voz? Seguramente se había marchado.

Unas cuantas semanas han pasado. La pobre chiquilla se ha hecho sola hasta ahorita y solo vive al día. Sabe que debe consumir sangre para sobrevivir y ese no es un problema sino, el hecho de que hay seres que la vigilan, persiguen y ella no comprende el porqué, quizá con el tiempo pueda entenderlo...

Información Extra.
~Apodo (s): Ninguno.
~Gustos: Los dulces aunque no necesita comerlos. Los vestiditos de colores y las joyas. Ama la sangre...
~Odios: No tener ropita y que no puede llorar.
~Manías: Hablar con su osito
~Hobbies: Cantar y bailar.
-Don: Mimetismo muscular.
~Datos extra: Finge llorar para que le regalen dinero.Siempre trae en el cabello una coronita de flores.

por **Shiraoka Takeshi** Vie Mar 01, 2013 11:32 am

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