Jasper Whitlock Hale ID

Nació en Houston, Texas, en 1843. Desde corta edad se caracterizó por ser independiente, jamás pedía ayuda ni la esperaba, tenía suficiente con lo que podía hacer con sus propias manos. Era un chico bastante solitario, no tenía muchos amigos, pero algunas veces realizaba travesuras con otros niños de su edad.
Con el paso del tiempo, se volvió un joven bastante interesante a ojos externos, desarrolló un carisma bastante particular, el cual le hizo el centro de atención sin mucho esfuerzo. La popularidad llegó tan rápido que no se lo esperó, podía tener lo que quisiera y a quién quiera, con el tiempo se dio cuenta de que podía influenciar a las personas a hacer lo que el quiera o sentir cualquier cosa que se lo ocurriese, mientras más concentración e interés le prestaba, mejor era su persuasión.
La Guerra civil estalló en su adolescencia, necesitaban toda la ayuda posible y se había vuelto algo de suma importancia, Jasper, sin ninguna aspiración conocida, decidió alistarse para la guerra y darle un sentido a su vida. No se le permitía a los menos participar, pero mintió acerca de su edad, dijo tener 20 en vez de sólo 17 años. Así fue como logró entrar al ejército, tras pasar unos cuantos meses, fue ascendido a comandante de las tropas sureñas, siendo el más joven en la historia.
La guerra cambiaba a todo hombre, y él no fue la excepción, había perdido la clásica inocencia que significaba ser un adolescente, tornándose un hombre analítico y estratega, su mente había maduro a la de un hombre mayor y su actitud igual.
Dos años después, se encontraba patrullando en una fría noche la frontera, cuando se topó con tres hermosas mujeres que vagaban en busca de ayuda, o eso era lo que decían. Dispuesto a colaborar, siempre al servicio de los demás, bajó de su caballo y se presentó frente a estas, quienes en respuesta le informaron sus nombres: Lucy, Nettie y María, esta última, aprovechó el descuido que tuvo aquel militar y le mordió el cuello, transformándole de esta manera en un neófito.

Bajo la tutela de Maria, adquirió otro tipo de entrenamiento, más específico. Cómo matar a otros vampiros. Luego, ayudó a su creadora en la tarea de crear un ejército de vampiros, neófitos para ser más específico, con el objetivo de recuperar las tierras que las tres mujeres habían perdido, el cual quedó bajo el comando del experto combatiente. De este modo, Jasper se encargó de formar un escuadrón de neófitos dispuestos a hacer todo cuanto él ordenara. Manipulado por Maria, quien sacaba ventaja de los sentimientos que él tenía por ella, el muchacho fue utilizado para cumplir la voluntad de la mujer que le arrebató la vida.
Jasper estuvo presente en muchas batallas, más de las que le gustaría haber contado, ganando absolutamente todas, pues era el mejor en lo que hacía. Estaba claro que nadie podía comparársele, tenía grandes reflejos y era un excelente combatiente, además, su popularidad se veía acentuada por el don que poseía, la habilidad de manipular las emociones a su alrededor.
Jasper era el encargado de acabar con todos los vampiros neonatos que cumplían un año de vida o simplemente no eran lo suficientemente fuertes, aquello le significaba un gran trauma y dolor interno, pues podía percibir cómo se sentían.
Cuando María le ordenó acabar con Charlotte, una neófita con 1 año cumplido, Jasper no fue capaz de hacerlo, pues Peter, el único amigo que había tenido de verdad, estaba enamorado de ella, por lo que permitió que escapasen y viviesen su vida como estimaban mejor. Se replanteó su lugar en todo aquella locura, no podía seguir siendo aquel verdugo, las emociones que percibía eran demasiado intentas como para ignorarlas, por ello, tomó la decisión de abandonar a su creadora para nunca más volver.
Poco después, se reencontró con Peter y Charlotte, quienes le informaron que en el Norte, los vampiros podían convivir, y no era necesario matarse los unos a los otros. Era la mejor noticia que había escuchado en bastante tiempo, por lo que emprendió viaje con aquel rumbo. Vagó por un tiempo, siempre a la deriva, pues carecía de razón de vivir y su vida no parecía tener sentido, era un ser incompleto y aquello le estaba matando.
Cuando creyó que todo estaba perdido y su vida no podía estar peor, se encontró con Alice, en una pequeña cafetería en Phiadelphia. La chica le había reprendido de forma amistosa por haberla hecho esperar tanto tiempo, frente a lo cual Jasper se disculpó cortésmente. Fue lo mejor que le pudo pasar, ella fue quién se encargó de volver a darle un sentido a su vida y centrarle, le enseñó otra manera de vivir, mucho más sana y menos dañina para cualquiera, de lo cual siempre estará agradecido. No fue sorpresa que comenzaron a sentir cosas el uno por el otro, terminando aquello en una relación formal; para luego unirse a los Cullen, un aquelarre de vampiros que vivían de una manera bastante singular. Fueron bien recibidos y pronto se ajustaron al estilo de vida que practicaban, aunque aquello le resultó más fácil a Alice que a él; pues al principio no le costó trabajo el beber sangre de animales, pero al pasar los días, el deseo de la sangre humana crecía más y más. Vive con su familia y cada día para él es una lucha, sigue avanzando en su control, el cual ha mejorado mucho, sobre todo desde que Bella ya es una de ellos y no tiene que lidiar con tantos humanos.