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Who said business? {Helene}
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Twilight Moon :: Asia :: Japón :: Tokio :: Akihabara
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Who said business? {Helene}
Todo había empezado en Londres, capital de Inglaterra, donde Alexander había decidido finalmente establecerse económicamente. Y con económicamente se refería a controlar la sede de sus ingresos. Por lo general era su secretaria quien controlaba los movimientos de todos y cada uno de sus clientes y él desde luego el inversionista aunque no hacía más que moverse al banco más cercano de Vancouver. El dinero salía de su creciente bolsillo solamente para producir un montón más de dinero, pues si alguien había en éste mundo capaz de llevar a la perfección un negocio, ése era Alexander. Claramente. Y desde que había dejado la cadena de Hoteles Dupont -ahora llamado por cualquier otro nombre que su comprador hubiera querido poner- disponía de mucho más tiempo libre y por ende, menos necesidad de viajar, cosa que hacía solamente en caso de emergencias. No obstante, y absolutamente consciente que esto no era precisamente una emergencia, no le importó cruzar el mar pacífico con tal de encontrar una solución a su problema. Resultaba, pues, que hacía unos días atrás una tormenta eléctrica dañó los fusibles del edificio, creando así un cortocircuíto en todo el edificio. Con esto se fundieron los circuitos de la pantalla gigante del salón de audiovisual y presentación empresarial en el que Alexander trabajaba. Desde luego pudo haber comprado cualquier monitor con conexión a ordenadores pero NO, el quería un Aquos Board con pantalla táctil de 80 pulgadas. La pantalla en cuestión solamente estaba a la venta en Japón y era demasiado quisquilloso para encargar la compra a algún subordinado de naturaleza inferior, por lo que no tardó mucho en llamar a su piloto. Tras llegar a Japón le marcó a Helene.
—Hey sexy. Adivina quién está perdido en medio de un montón de chinos —esperó por alguna respuesta—. Así es, tu sexy guy —replicó con entusiasmo y henchido de orgullo, sabiéndose naturalmente el más sensual y sexy de todos—. Te espero en Akihabara nena. Vamos de compras. Y no te asustes, nada de lencería para ti —sus facciones adoptaron el cinismo mientras reía internamente de sólo imaginar la cara que habría puesto Helene al escuchar que iban de compras. Conocía a su amiga lo suficiente para saber que eso no era lo suyo.
—Hey sexy. Adivina quién está perdido en medio de un montón de chinos —esperó por alguna respuesta—. Así es, tu sexy guy —replicó con entusiasmo y henchido de orgullo, sabiéndose naturalmente el más sensual y sexy de todos—. Te espero en Akihabara nena. Vamos de compras. Y no te asustes, nada de lencería para ti —sus facciones adoptaron el cinismo mientras reía internamente de sólo imaginar la cara que habría puesto Helene al escuchar que iban de compras. Conocía a su amiga lo suficiente para saber que eso no era lo suyo.
Última edición por Alexander Dupont el Vie Nov 23, 2012 6:06 pm, editado 1 vez
Alexander Dupont- †Sweet Bastard†
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Re: Who said business? {Helene}
Hoy no tenía mucho que hacer. Souta estaba de viaje por Indonesia y me encontraba sola en la casa de Akako. Mis sobrinos estaban con Isis y Takeshi en una salida familiar y Kenshin estaba ahora trabajando en Estados Unidos. Definitivamente, estaba sola y aburrida.
Mientras veía unos programas japoneses carentes de gracia -al menos para mí- me trenzaba mechones de pelo. ¿Cómo me podía aburrir en una ciudad tan grande? ¿Qué podía hacer?
Una llamada de Alexander me alegró la tarde. Contesté y al instante me estaba riendo por su frase de los chinos.
-¡No son chinos, Alex! -Reproché, pero no sirvió de mucho.
Adiviné quien estaba en Tokyo y luego me comentó que me quería en Akiba para las compras, y mis facciones cambiaron de alegría a pesadez. No me gustaban las compras, pero al menos, esta vez, no sería para comprarme ropa, según él. Así que no era tan malo después de todo.
-Vale, dame un rato. Espérame bajo el puente por donde pasa el metro. Tranquilo, es inconfundible.
Colgué el teléfono y fui corriendo a mi habitación. Al instante ya estaba sacando unos jeans ajustados y algo desgastados y un jersey negro bastante grande. Cogí las cosas necesarias y por último, me puse las botas a la salida de la casa, como era tradicional. Bajé para abajo hasta mi coche, que estaba aparcado y me dirigí a Akihabara.
Al llegar busqué un sitio para dejar mi coche aparcado y cuando lo pude encontrar, bajé y fui a pie a buscar a mi amigo. ¿Qué hacía por Tokyo? Si no era de sus sitios favoritos para venir... Era igual que mi hermano. Si podía evitarlo, lo evitaba.
El olor a él me guió hasta donde se encontraba a pesar de la gente que había por la zona. Sonreí cuando lo encontré y le hice un gesto con la mano para saludarle.
-Hey, Alex, ¿qué tal?
Mientras veía unos programas japoneses carentes de gracia -al menos para mí- me trenzaba mechones de pelo. ¿Cómo me podía aburrir en una ciudad tan grande? ¿Qué podía hacer?
Una llamada de Alexander me alegró la tarde. Contesté y al instante me estaba riendo por su frase de los chinos.
-¡No son chinos, Alex! -Reproché, pero no sirvió de mucho.
Adiviné quien estaba en Tokyo y luego me comentó que me quería en Akiba para las compras, y mis facciones cambiaron de alegría a pesadez. No me gustaban las compras, pero al menos, esta vez, no sería para comprarme ropa, según él. Así que no era tan malo después de todo.
-Vale, dame un rato. Espérame bajo el puente por donde pasa el metro. Tranquilo, es inconfundible.
Colgué el teléfono y fui corriendo a mi habitación. Al instante ya estaba sacando unos jeans ajustados y algo desgastados y un jersey negro bastante grande. Cogí las cosas necesarias y por último, me puse las botas a la salida de la casa, como era tradicional. Bajé para abajo hasta mi coche, que estaba aparcado y me dirigí a Akihabara.
Al llegar busqué un sitio para dejar mi coche aparcado y cuando lo pude encontrar, bajé y fui a pie a buscar a mi amigo. ¿Qué hacía por Tokyo? Si no era de sus sitios favoritos para venir... Era igual que mi hermano. Si podía evitarlo, lo evitaba.
El olor a él me guió hasta donde se encontraba a pesar de la gente que había por la zona. Sonreí cuando lo encontré y le hice un gesto con la mano para saludarle.
-Hey, Alex, ¿qué tal?
Helene Harada- Mensajes : 1216
Localización : Tokyo, Japan
Re: Who said business? {Helene}
Era tarde ya, el crepúsculo amenazaba con descubrir el aspecto verdadero del vampiro; aquella piel traslucida que reflejaba la luz tal cual prisma en brillantes estelas de arco iris. Pero él se rehusaba a brillar, de modo que no brillaría, sencillamente no lo hacía, se lo tenía terminantemente prohibido a si mismo. A menos, claro, que estuviera en confianza y en confianza eran Britney y Natalie. Alexander se resguardaba a la sombra de un edificio y vestía con la elegancia de siempre, camisa azul marina, pantalones negros, zapatos negros, cazadora de cuero negra. De lejos, daba la impresión de ser un rockstar dispuesto a acostarse con todas y cada una de sus groupies. Aunque desde luego él ya tenía de esas y no precisamente por darse a la industria de la música. Tras escuchar a Helene, negó y sonrió victorioso, no importaba cuántas veces le corrigiera él nunca dejaría de hacerlo. Sabía perfectamente la diferencia entre un chino y un japones -solamente un idiota no lo sabría- pero no dejaría de molestarla con ello sencillamente porque le encantaba ver a una chica enojada. Las hacía ver más... sensuales.
—Adiós —repuso con su frialdad habitual y colgó la llamada.
El vampiro se movió con su rapidez y gracia natural, fundiéndose entre las sombras como si fuera parte de la mismísima oscuridad y pronto llegó al punto de encuentro. El sol se había escondido ya, no había peligro alguno para moverse a la par de los insignificantes mortales, no había nada ya que esconder. Se sintió observado por algunos japoneses, que mientras caminaban mostraban recelo hacia el gaijin de belleza aterradora y espectral, pero él se sintió vanagloriado por las miradas ajenas. Siempre le había gustado llamar la atención y por fin cuando vio a Helene, aquella única persona a la que habría confiado su vida ciegamente, extendió sus brazos para recibirla. Ella siempre era cálida, no tanto como Britney porque su corazón no latía, pero le gustaba aquella sensación que le hacía sentir como si estuviera en algún lugar donde fuera bienvenido sin necesidad alguna de aparentar. Sin embargo, con Helene, se había vuelto cauteloso en sus palabras para no espantarla con cada morbosidad que cobraba vida únicamente en una mente como la suya. Este Alexander, siempre conmoviéndonos con sus buenos deseos.
—¿Cómo estás tú? Yo me encuentro de lo mejor, mon cherie, ahora que vienes para salvarme de mi terrible destino: preguntar direcciones. Oh, sí, eso harás —respondió categórico, sonriendo con un deje de ironía y mirándole penetrante con sus orbes de un azul violáceo por el contraste de las lentillas con su rojo natural—. Y ahora, ¿qué te parece si vamos a ésta tienda?.
Alexander sacó del bolsillo de su cazadora una libreta y mostró a Helene una anotación en kanjis con trazos precisos donde daba la dirección de la tienda donde estaba disponible el Aquos que quería en la actualidad.
—Adiós —repuso con su frialdad habitual y colgó la llamada.
El vampiro se movió con su rapidez y gracia natural, fundiéndose entre las sombras como si fuera parte de la mismísima oscuridad y pronto llegó al punto de encuentro. El sol se había escondido ya, no había peligro alguno para moverse a la par de los insignificantes mortales, no había nada ya que esconder. Se sintió observado por algunos japoneses, que mientras caminaban mostraban recelo hacia el gaijin de belleza aterradora y espectral, pero él se sintió vanagloriado por las miradas ajenas. Siempre le había gustado llamar la atención y por fin cuando vio a Helene, aquella única persona a la que habría confiado su vida ciegamente, extendió sus brazos para recibirla. Ella siempre era cálida, no tanto como Britney porque su corazón no latía, pero le gustaba aquella sensación que le hacía sentir como si estuviera en algún lugar donde fuera bienvenido sin necesidad alguna de aparentar. Sin embargo, con Helene, se había vuelto cauteloso en sus palabras para no espantarla con cada morbosidad que cobraba vida únicamente en una mente como la suya. Este Alexander, siempre conmoviéndonos con sus buenos deseos.
—¿Cómo estás tú? Yo me encuentro de lo mejor, mon cherie, ahora que vienes para salvarme de mi terrible destino: preguntar direcciones. Oh, sí, eso harás —respondió categórico, sonriendo con un deje de ironía y mirándole penetrante con sus orbes de un azul violáceo por el contraste de las lentillas con su rojo natural—. Y ahora, ¿qué te parece si vamos a ésta tienda?.
Alexander sacó del bolsillo de su cazadora una libreta y mostró a Helene una anotación en kanjis con trazos precisos donde daba la dirección de la tienda donde estaba disponible el Aquos que quería en la actualidad.
Alexander Dupont- †Sweet Bastard†
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Re: Who said business? {Helene}
Abracé a mi amigo en cuanto lo vi. Estaba medio oculto en un callejón y cualquiera diría que era un yakuza o alguien de incógnito. Sonreí cuando me recibió y dijo que le salvaría del cruel destino de preguntar direcciones. ¡Sí que era dificil! Me entregó el papel con la dirección a una tienda escrito en kanji.
-Mmmm... La verdad es que no sé donde está esta tienda.
Comenté mientras leía lo que ponía. Por suerte para Alex entendía la escritura y supe por qué tienda preguntaba, pero no sabía la dirección porque parecía bastante exclusiva.
-Espera, preguntaré.
Me dirigí hacia un hombre que pasaba en dirección contraria y lo detuve amablemente para que me hiciera caso y no me ignorase.
-kono lliusho wa doko desuka?
Le pregunté al hombre que se puso a pensar y al cabo de unos segundos me empezó a indicar con movimientos de su brazo, visiblemente extrañado de que una gaijin supiera hablar japonés.
-arigatô gozaimasu!
Agradecí,reclinando un poco la cabeza, al señor cuando se fue y me giré hacia Alex.
-Bueno, ya está. Me ha dicho que está siguiendo esta avenida, todo recto hasta la 5 calle, a la derecha, y luego seguiremos esa calle recta. Pasadas 8 boca-calles, está la tienda. Es fácil de ver. Vamos.
Comencé a caminar siguiendo la dirección que me había dicho el japonés.
-¿Y qué hay de tu vida?
Le pregunté a mi amigo mientras nos alejábamos del bullicidio de Akiba, aunque era porque un pop-star firmaba discos en una tienda, y toda la gente se encontraba allí. Pese a que Japón era un lugar con mucha gente me sentía a gusto allí. El olor de la sangre de las personas había dejado de influirme de tan acostumbrada que estaba ya. Paseaba por la calle con las manos en los bolsillos mirando a veces a Alex mientras le preguntaba.
-Mmmm... La verdad es que no sé donde está esta tienda.
Comenté mientras leía lo que ponía. Por suerte para Alex entendía la escritura y supe por qué tienda preguntaba, pero no sabía la dirección porque parecía bastante exclusiva.
-Espera, preguntaré.
Me dirigí hacia un hombre que pasaba en dirección contraria y lo detuve amablemente para que me hiciera caso y no me ignorase.
-kono lliusho wa doko desuka?
Le pregunté al hombre que se puso a pensar y al cabo de unos segundos me empezó a indicar con movimientos de su brazo, visiblemente extrañado de que una gaijin supiera hablar japonés.
-arigatô gozaimasu!
Agradecí,reclinando un poco la cabeza, al señor cuando se fue y me giré hacia Alex.
-Bueno, ya está. Me ha dicho que está siguiendo esta avenida, todo recto hasta la 5 calle, a la derecha, y luego seguiremos esa calle recta. Pasadas 8 boca-calles, está la tienda. Es fácil de ver. Vamos.
Comencé a caminar siguiendo la dirección que me había dicho el japonés.
-¿Y qué hay de tu vida?
Le pregunté a mi amigo mientras nos alejábamos del bullicidio de Akiba, aunque era porque un pop-star firmaba discos en una tienda, y toda la gente se encontraba allí. Pese a que Japón era un lugar con mucha gente me sentía a gusto allí. El olor de la sangre de las personas había dejado de influirme de tan acostumbrada que estaba ya. Paseaba por la calle con las manos en los bolsillos mirando a veces a Alex mientras le preguntaba.
Helene Harada- Mensajes : 1216
Localización : Tokyo, Japan
Re: Who said business? {Helene}
Alexander sopesó la respuesta de Helene en cuanto escuchó que no sabía donde estaba la tienda pero eso era indiferente porque ella sabría cómo guiarse entre tantos palitos horizontales y verticales si alguien le decía más o menos por donde ir; en lo que a él respecta, prefería una prolija escritura corrida y curvilínea bien fuera en inglés, francés, alemán e incluso español. Sin embargo aquel hilo de pensamientos se detuvo en seco cuando escuchó a Helene preguntarle a uno de los transeúntes y Alexander tuvo que hacer un esfuerzo mayor para no echarse a reír en ése instante. No había entendido lo que dijo a excepción de unas pocas palabras pero ahora sabía una cosa, que Helene hablaba exactamente como un anime. El hombre le miró también a él, que estaba a pocos centímetros de Helene y el pelinegro se obligó a tragarse la risa. Alexander no tenía interés alguno en hablar con seres inferiores pero, como siempre, él nunca iba a perder una oportunidad para pavonearse.
—Domo arigatô — repuso mientras hacía el mismo movimiento que Helene para luego mirar a esta, una vez que el hombre se había ido y ambos pusieron marcha a la dichosa tienda.
—Nada interesante qué contar a decir verdad, mi hermano apenas me recuerda aunque intento recuperar su memoria, mi hermana está loca y se convirtió en Vulturi... Sinceramente, ya no sé que hacer con ella —agregó lo último, abrumado, y se tomó unos segundos para suspirar largo y tendido. En primera se sentía traicionado, en segunda se sentía extrañamente diferente a como se hubiera sentido antes—. En realidad nunca había sentido algo como esto antes. Y no me gusta.
Nunca antes había sentido la necesidad de confiar en alguien, tampoco es como si antaño hubiera confiado en Mae para alguna cosa que no fuera expresamente él. Y ahora era como si todo lo que le quedasen fueran Helene y Britney. Su familia, su verdadera familia, o eso suponía él porque no es como si antes hubiera tenido otra familia que no fuera Mae. Alexander se cruzó de brazos mientras con cara de pocos amigos iba fulminando a cualquier que se posara frente a él.
—Domo arigatô — repuso mientras hacía el mismo movimiento que Helene para luego mirar a esta, una vez que el hombre se había ido y ambos pusieron marcha a la dichosa tienda.
—Nada interesante qué contar a decir verdad, mi hermano apenas me recuerda aunque intento recuperar su memoria, mi hermana está loca y se convirtió en Vulturi... Sinceramente, ya no sé que hacer con ella —agregó lo último, abrumado, y se tomó unos segundos para suspirar largo y tendido. En primera se sentía traicionado, en segunda se sentía extrañamente diferente a como se hubiera sentido antes—. En realidad nunca había sentido algo como esto antes. Y no me gusta.
Nunca antes había sentido la necesidad de confiar en alguien, tampoco es como si antaño hubiera confiado en Mae para alguna cosa que no fuera expresamente él. Y ahora era como si todo lo que le quedasen fueran Helene y Britney. Su familia, su verdadera familia, o eso suponía él porque no es como si antes hubiera tenido otra familia que no fuera Mae. Alexander se cruzó de brazos mientras con cara de pocos amigos iba fulminando a cualquier que se posara frente a él.
Alexander Dupont- †Sweet Bastard†
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Re: Who said business? {Helene}
Después de agradecer al hombre por habernos dado la dirección echamos a andar hacia donde nos había indicado. Aunque era imperceptible había visto la cara de Alex con una mueca de intentar aguantarse la risa por la situación. ¿Tanta gracia le hacía escucharme hablar japonés? Me resistí a mirarle mal antes de partir.
Caminábamos al lado de los escaparates de las tiendas, algunos muy variopintos y con cosas a cada cual más extraña. Alexander iba contándome algunas cosas que le habían pasado como que Mae estaba con los Volturis o su hermano había perdido la memoria. Sabía por quién iba éso, por su amigo Frederick, a quien consideraba como un hermano para él.
-Pues vaya... ¿Y no puedes buscar formas para que recuerde? Alguna habrá... Tal vez estímulos externos: llevarlo a sitios que tengan un sentido emocional para él, contarle anécdotas...
Di ideas para ayudarle mientras girábamos por la calle que había dicho y casi se chocan unas chicas con nosotros, y no dudaron en mirar a Alexander con descaro. Rodé los ojos e hice una mueca y seguí mi camino.
-¿Sabes algo de todo ésto de la sangre?
Pregunté con curiosidad porque después de la explosión de la nave en Minato-ku y encontrarme sangre híbrida en el trabajo, sentía como que estaban "tomándose un descanso" y algo raro sucedía. No me gustaba para nada. Todavía parecía algo que empezaba, pero no escatimaban en protección e intentar que no se viera. Es más, los humanos podían acceder a ella, de forma ilegal, pero podían. Alexander solía estar enterado y podría informarme. Eché una mirada a la multitud de gente, sobretodo jóvenes, que paseaban por la calle. ¿Alguno de éstos habría tenido contacto con la sangre híbrida?
Caminábamos al lado de los escaparates de las tiendas, algunos muy variopintos y con cosas a cada cual más extraña. Alexander iba contándome algunas cosas que le habían pasado como que Mae estaba con los Volturis o su hermano había perdido la memoria. Sabía por quién iba éso, por su amigo Frederick, a quien consideraba como un hermano para él.
-Pues vaya... ¿Y no puedes buscar formas para que recuerde? Alguna habrá... Tal vez estímulos externos: llevarlo a sitios que tengan un sentido emocional para él, contarle anécdotas...
Di ideas para ayudarle mientras girábamos por la calle que había dicho y casi se chocan unas chicas con nosotros, y no dudaron en mirar a Alexander con descaro. Rodé los ojos e hice una mueca y seguí mi camino.
-¿Sabes algo de todo ésto de la sangre?
Pregunté con curiosidad porque después de la explosión de la nave en Minato-ku y encontrarme sangre híbrida en el trabajo, sentía como que estaban "tomándose un descanso" y algo raro sucedía. No me gustaba para nada. Todavía parecía algo que empezaba, pero no escatimaban en protección e intentar que no se viera. Es más, los humanos podían acceder a ella, de forma ilegal, pero podían. Alexander solía estar enterado y podría informarme. Eché una mirada a la multitud de gente, sobretodo jóvenes, que paseaban por la calle. ¿Alguno de éstos habría tenido contacto con la sangre híbrida?
Helene Harada- Mensajes : 1216
Localización : Tokyo, Japan
Re: Who said business? {Helene}
Alexander sabía que a Helene no le había agradado que su forma de hablar le causara risa por la ligera expresión que pudo detallar de un momento a otro en su rostro pero se abstuvo de hacer comentario alguno al fin y al cabo las disculpas eran innecesarias e inútiles. El nunca se disculpaba a menos que fuera por educación o costumbre, cuando en realidad sintiese algo de lo que había hecho entonces haría algo para remediarlo en vez de gastar tiempo precioso en palabras. Mientras caminaban Helene se adelantó a su próximo comentario adivinando de qué se trataba sin que él mismo tuviera que explayar, lo cual agradeció profundamente. Eso de conseguir personas inteligentes con las cuales hablar de vez en cuando no funcionaba a menudo.
—Ya le he llevado a uno de sus bares, sabe unas cuántas cosas de sí mismo y he estado sondeando su subconsciente, escarbando en su memoria. Aunque, claro, es difícil despertarla la memoria inconsciente cuando no sabes qué buscar exactamente.
El pelinegro observó a las chicas que casi les atropellan como si fueran la peste solamente por el simple hecho de estorbar en el camino de un magnate como él. ¡Y ni siquiera eran mujeres hermosa! Era peor que ver copycat y darse cuenta de quién era el asesino sencillamente porque un actor de renombre había aparecido en medio de un montón de extras insignificantes. Al vampiro no le hubiera molestado en absoluto chocarse con una exótica pelirroja de las lejanas tierras irlandesas.
—Cierto es que conozco a algunos de estos traficantes, son en su mayoría vampiros pero también hay humanos metiendo sus cochinas manos en éste asunto. Por otro lado, escuché hablar a uno de ellos sobre una mafia rusa que se encarga de esto como si fuera su pequeño y sucio negocio personal —dijo casi escupiendo las palabras, como si hablar al respecto fuera tan inaceptable como el hecho en sí—.Estos seres que involucran a los humanos me dan asco.
—Ya le he llevado a uno de sus bares, sabe unas cuántas cosas de sí mismo y he estado sondeando su subconsciente, escarbando en su memoria. Aunque, claro, es difícil despertarla la memoria inconsciente cuando no sabes qué buscar exactamente.
El pelinegro observó a las chicas que casi les atropellan como si fueran la peste solamente por el simple hecho de estorbar en el camino de un magnate como él. ¡Y ni siquiera eran mujeres hermosa! Era peor que ver copycat y darse cuenta de quién era el asesino sencillamente porque un actor de renombre había aparecido en medio de un montón de extras insignificantes. Al vampiro no le hubiera molestado en absoluto chocarse con una exótica pelirroja de las lejanas tierras irlandesas.
—Cierto es que conozco a algunos de estos traficantes, son en su mayoría vampiros pero también hay humanos metiendo sus cochinas manos en éste asunto. Por otro lado, escuché hablar a uno de ellos sobre una mafia rusa que se encarga de esto como si fuera su pequeño y sucio negocio personal —dijo casi escupiendo las palabras, como si hablar al respecto fuera tan inaceptable como el hecho en sí—.Estos seres que involucran a los humanos me dan asco.
Alexander Dupont- †Sweet Bastard†
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Re: Who said business? {Helene}
Al parecer Alex había intentado muchas cosas para hacer que su mejor amigo recobrara la memoria pero no daban el resultado esperado, al menos no a corto plazo. Él me acaba de decir que tampoco sabía qué buscar. Debía ser muy dificil hacer recuperar la memoria a su mejor amigo. Y tampoco podía pedir ayuda de alguien con poderes mentales, pues tampoco sabría qué recuerdos implantar, y si lo hiciera no serían sus recuerdos reales, sino unos inventados.
A Alex no pareció agradarle encontrarse con las chicas; las ignoramos y nos fuimos calle alante.
La conversación se volvió más seria cuando pregunté por la sangre. Era algo bastante delicado de tratar porque las pistas nos llevaban a lugares sin salida. Tanto humanos como vampiros se estaban empezando a beneficiar de este negocio y éso no estaba bien. ¿A costa de qué? Seguro que los híbridos no disfrutaban siendo el surtidor de droga mundial. Y tampoco debía ser demasiado buena a largo plazo para los humanos, y dependiendo de la cantidad, claro. Era todo un lío...
-¿Y qué se puede hacer? ¿Puedes llegar a través de tus contactos a algo?
Ciertamente no sabía demasiado. No era investigadora ni nada. Sólo me preocupaba de que había aparecido sangre híbrida en el hospital, el pequeños botes inyectables, y me pareció cuanto menos, raro. Y aparte, habían atacado a Takeshi para conseguir su sangre. La cosa no iba bien y sólo estaba empezando...
Después del paseo llegamos a la tienda a donde quería llegar Alex. El hombre nos había indicado correctamente. Yo entré y me puse a fisgonear hasta que el dependiente apareció y me dirigí al mostrador para traducir lo que Alex quisiera pedir, casi a la vez que él lo iba diciendo. El hombre nos miraba extrañado, pero también admirado. Claro, el efecto que los vampiros tenían sobre los humanos era evidente.
-Ahora va a por lo tuyo, Alex.
Le comenté a mi amigo cuando el dependiente fue al almacén.
A Alex no pareció agradarle encontrarse con las chicas; las ignoramos y nos fuimos calle alante.
La conversación se volvió más seria cuando pregunté por la sangre. Era algo bastante delicado de tratar porque las pistas nos llevaban a lugares sin salida. Tanto humanos como vampiros se estaban empezando a beneficiar de este negocio y éso no estaba bien. ¿A costa de qué? Seguro que los híbridos no disfrutaban siendo el surtidor de droga mundial. Y tampoco debía ser demasiado buena a largo plazo para los humanos, y dependiendo de la cantidad, claro. Era todo un lío...
-¿Y qué se puede hacer? ¿Puedes llegar a través de tus contactos a algo?
Ciertamente no sabía demasiado. No era investigadora ni nada. Sólo me preocupaba de que había aparecido sangre híbrida en el hospital, el pequeños botes inyectables, y me pareció cuanto menos, raro. Y aparte, habían atacado a Takeshi para conseguir su sangre. La cosa no iba bien y sólo estaba empezando...
Después del paseo llegamos a la tienda a donde quería llegar Alex. El hombre nos había indicado correctamente. Yo entré y me puse a fisgonear hasta que el dependiente apareció y me dirigí al mostrador para traducir lo que Alex quisiera pedir, casi a la vez que él lo iba diciendo. El hombre nos miraba extrañado, pero también admirado. Claro, el efecto que los vampiros tenían sobre los humanos era evidente.
-Ahora va a por lo tuyo, Alex.
Le comenté a mi amigo cuando el dependiente fue al almacén.
Helene Harada- Mensajes : 1216
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Re: Who said business? {Helene}
—Depende de los híbridos, ahora, el saber cuidarse.
Se encogió de hombros, indiferente, más no respondió directamente a la pregunta. No estaba seguro de poder hacer nada para detener por completo el tráfico implicando humanos; al menos no más allá de lo que ya estaba haciendo y lo que planeaba hacer. Aún cuando pusiera su don en el plano de estrategias y lograse acabar parcialmente con esta ideología suicida siempre habría algún idiota con la inteligente idea de reanudar el negocio y eso no era conveniente para nadie más que para ellos. No habría forma de cubrir todas las esquinas -y eso le jodía como al que más- y puesto que Alexander no estaba dispuesto a admitir esto decidió que lo mejor sería pasar por alto la pregunta. La idea de parecer inútil frente a cualquier ser le era sumamente inaceptable y que él viviera en éste mundo incompetente, rodeado de imbéciles, no le enorgullecía precisamente. No dejaría que otros le etiquetaran o arrimaran a la pila de inútiles, si debía sentirse inútil por algo sería por no haberle quitado ya la cabeza a Jerome pero él era un oponente fuerte digno de rivalidad y no un ser no tan inferior como aparentaba.Y una vez en la tienda prefirió no seguir con el tema pues no era momento, en cambio le dijo a Helene modelo de la pantalla Aquos, el tamaño exacto en que lo quería, que necesitaba ver la mercancía de ante mano y que lo enviaran a su dirección en Londres sin importar de ningún modo el costo.
—Lo que me gusta de los chinos es que al menos son competentes —dijo aquello como si en una tienda de cualquier otro tipo no lo fueran aunque ahora no podía recordar la última vez que había ido a una tienda. Luego, sin mirarla, agregó de la nada—: Me siento cómodo aquí.
Alexander miró distraído los estantes y las vidrieras. Se sentía como un rey frente a aquel paraíso, sabiendo que podría comprar en cualquier momento; de hecho podría haber comprado la tienda en ése momento y lo único que habría necesitado sería sacar un cheque y su sonrisa más convincente. Los electrónicos estaban por montón, desde un simple juego de consola hasta los mejores ordenadoras e instrumentos musicales jamás vistos. Visitar aquella tienda sería con seguridad una delicia para cualquiera que se preciara de ser geek, justo como él.
Se encogió de hombros, indiferente, más no respondió directamente a la pregunta. No estaba seguro de poder hacer nada para detener por completo el tráfico implicando humanos; al menos no más allá de lo que ya estaba haciendo y lo que planeaba hacer. Aún cuando pusiera su don en el plano de estrategias y lograse acabar parcialmente con esta ideología suicida siempre habría algún idiota con la inteligente idea de reanudar el negocio y eso no era conveniente para nadie más que para ellos. No habría forma de cubrir todas las esquinas -y eso le jodía como al que más- y puesto que Alexander no estaba dispuesto a admitir esto decidió que lo mejor sería pasar por alto la pregunta. La idea de parecer inútil frente a cualquier ser le era sumamente inaceptable y que él viviera en éste mundo incompetente, rodeado de imbéciles, no le enorgullecía precisamente. No dejaría que otros le etiquetaran o arrimaran a la pila de inútiles, si debía sentirse inútil por algo sería por no haberle quitado ya la cabeza a Jerome pero él era un oponente fuerte digno de rivalidad y no un ser no tan inferior como aparentaba.Y una vez en la tienda prefirió no seguir con el tema pues no era momento, en cambio le dijo a Helene modelo de la pantalla Aquos, el tamaño exacto en que lo quería, que necesitaba ver la mercancía de ante mano y que lo enviaran a su dirección en Londres sin importar de ningún modo el costo.
—Lo que me gusta de los chinos es que al menos son competentes —dijo aquello como si en una tienda de cualquier otro tipo no lo fueran aunque ahora no podía recordar la última vez que había ido a una tienda. Luego, sin mirarla, agregó de la nada—: Me siento cómodo aquí.
Alexander miró distraído los estantes y las vidrieras. Se sentía como un rey frente a aquel paraíso, sabiendo que podría comprar en cualquier momento; de hecho podría haber comprado la tienda en ése momento y lo único que habría necesitado sería sacar un cheque y su sonrisa más convincente. Los electrónicos estaban por montón, desde un simple juego de consola hasta los mejores ordenadoras e instrumentos musicales jamás vistos. Visitar aquella tienda sería con seguridad una delicia para cualquiera que se preciara de ser geek, justo como él.
Alexander Dupont- †Sweet Bastard†
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Re: Who said business? {Helene}
Le di un leve golpe cuando volvió a decir lo de los chinos. Siempre los llamaba así aunque de sobra sabía que no eran chinos, pero creo que le hacía gracia que siempre le ponía mala cara cuando lo decía, le miraba con ojitos sospechosos. Aunque tenía razón, eran muy competentes. Todo lo que querías podía estar en esta ciudad. Y cuando digo todo, es todo. Habia que venir a Tokyo para poder encontrar kit-kats de distintos sabores, pantallas táctiles tan futuristas que podían controlarse mentalmente...
Parecía que la tienda era del total agrado de Alex así que lo dejé ahí y paseé por el lugar mirando todos los artículos electrónicos que tenían.
El empleado que nos había atendido sabía que Alexander era una persona adinerada, no por nada se había hecho con esa carísima pantalla, y no dejaba de intentar agasajarle en inglés, incitando a que comprase más cosas. Su comportamiento me hizo gracia y porque parecía dispuesto a que salieramos del local con más cosas aparte de lo que Alex había comprado.
-¿Vas a querer alguna cosa más, Alex? O nos vamos a otro sitio, si quieres.
Le dije a mi amigo segun me iba acercando a donde estaba, después de un rápido vistazo a la tienda.
Off: ahora me acordé de darle al botón .___."
Parecía que la tienda era del total agrado de Alex así que lo dejé ahí y paseé por el lugar mirando todos los artículos electrónicos que tenían.
El empleado que nos había atendido sabía que Alexander era una persona adinerada, no por nada se había hecho con esa carísima pantalla, y no dejaba de intentar agasajarle en inglés, incitando a que comprase más cosas. Su comportamiento me hizo gracia y porque parecía dispuesto a que salieramos del local con más cosas aparte de lo que Alex había comprado.
-¿Vas a querer alguna cosa más, Alex? O nos vamos a otro sitio, si quieres.
Le dije a mi amigo segun me iba acercando a donde estaba, después de un rápido vistazo a la tienda.
Off: ahora me acordé de darle al botón .___."
Helene Harada- Mensajes : 1216
Localización : Tokyo, Japan
Re: Who said business? {Helene}
Alexander rió entre dientes por el golpe mientras se aseguraba de dejar al encargado la dirección donde habría de mandar la compra. El hombre insistía en que siguiera comprando pero Alexander no le importaba en absoluto lo que él pudiera decirle, ignorándolo olímpicamente antes de comprar una nueva Dell la cuál no pagó en cheque. El moreno, siempre precavido y paranoico de ser robado, solía guardar los billetes de alto valor enrollados entre la pretina del boxer y la piel de su bajo abdomen, mezclándose así entre el vello púbico. El camino de la felicidad de Alexander, realmente agradable para cualquier fémina, sería precisamente el lugar menos concurrido a manos de algún vil ladrón. Ningún hombre, que se diese a respetar como tal, querría agarrarle sus partes a Alexander mucho menos si era solamente para obtener unos cuántos billetes. Después de ordenar que fuera entregada con la pantalla sacó un cigarrillo de marca Romeo y Julieta. Lo encendió sin prestar atención siquiera a la advertencia de no fumar que había en una pared lateral; el moreno no solía seguir normas y no comenzaría ahora. Y al que no le gusta que se vaya, se dijo mientras guardaba lo que sobraba del fajo de billetes.
—Creo que es todo— dijo como si nada mientras daba un jalón y caminaba con ella a la salida—. ¿Qué más podríamos hacer?
—Creo que es todo— dijo como si nada mientras daba un jalón y caminaba con ella a la salida—. ¿Qué más podríamos hacer?
Alexander Dupont- †Sweet Bastard†
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Re: Who said business? {Helene}
Dirigí la mirada hacia mi amigo cuando vi que encendía un cigarrillo en la tienda. Casi antes de que la llama tocase el cigarro pude ver la cara de crispación del dependiente. En Tokyo no se podía fumar por la calle libremente, aunque muchos lo hacían. Debían usar unas áreas, a mi parecer inútiles, para poder disfrutar del tabaco. Y Alexander se había saltado la norma y estaba fumando dentro de un local. Pero por muy enfadado que estuviera el tipo de la tienda no decía nada por la cantidad de dinero que Alexander se había dejado ahí. No quería arriesgarse a perder el encargo por enfadar a mi amigo.
Le indiqué la salida con un gesto de cabeza y volvimos a la calle larga de antes abarrotada de gente.
-¿Y la fresona? ¿Por qué no ha venido?
Pregunté mientras metía las manos en los bolsillos de mi chaqueta. Esa chica se pasaba el día en Canadá o Londres, pero apenas venía a visitarme, la fea.
Pensaba seguir con mi charla banal pero algo me interrumpió. Un olor a fotosensible y sangre llamaron mi atención, sobretodo lo segundo, que no pertenecía a ningún humano. Miré a Alex durante un instante y quise echar a correr y saltar a una de las ventanas de un edificio de enfrente para impulsarme hacia las fachadas y correr hacia el olor. Pero no podía... Había gente por todos lados.
Caminé a paso rápido, pero humano, hacia donde se supone que vendría el olor, pero no sabía si podíamos llegar a tiempo.
Le indiqué la salida con un gesto de cabeza y volvimos a la calle larga de antes abarrotada de gente.
-¿Y la fresona? ¿Por qué no ha venido?
Pregunté mientras metía las manos en los bolsillos de mi chaqueta. Esa chica se pasaba el día en Canadá o Londres, pero apenas venía a visitarme, la fea.
Pensaba seguir con mi charla banal pero algo me interrumpió. Un olor a fotosensible y sangre llamaron mi atención, sobretodo lo segundo, que no pertenecía a ningún humano. Miré a Alex durante un instante y quise echar a correr y saltar a una de las ventanas de un edificio de enfrente para impulsarme hacia las fachadas y correr hacia el olor. Pero no podía... Había gente por todos lados.
Caminé a paso rápido, pero humano, hacia donde se supone que vendría el olor, pero no sabía si podíamos llegar a tiempo.
Helene Harada- Mensajes : 1216
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Re: Who said business? {Helene}
El moreno se encogió de hombros con indiferencia, no le importaba si quiera que el hombre estuviera lívido de furia porque él estaba pagando de modo que no necesitaba su aprobación para fumar. Tampoco era como si la quisiera. Miró de soslayo a Helene que tampoco parecía haberle importado demasiado que él comenzara a fumar y agradeció que no dijera nada al respecto. De un modo u otro podía llevarse espectacularmente bien con Helene y desde que era su hermana de otra raza tan solo habían discutido un par de veces, lo que llegaba a ser realmente sorprendente si se tomaba en cuenta la irremediable actitud de Alexander hacia las féminas; siempre buscando hacerlas enojar.
—Natalie tenía junta de padres— respondió lacónico, refiriéndose a la primaria a la que la niña asistía.
Por un momento realmente esperó respuesta de algún tipo pero se rindió por fin cuando Helene ya iba a dos metros delante de él. Alexander suspiró pesadamente pensando que todo aquello era inútil, el moreno no apresuró el paso peros sus cortos pasos se volvieron largos de un momento a otro. Dio un nuevo jalón mientras seguía a Helene, no porque el olor a fotosensible y sangre -quizás de híbrido- le importara en lo más mínimo, sino porque estaba seguro que habrían problemas.... y a Alexander le encantaba causar problemas. De hecho, ni siquiera los híbridos le importaban, excepto por un par, uno de ellos era su sobrino y la otra era Minako Shiraoka.
—¿Alguna idea de a dónde vamos?— preguntó con pesadez sabiendo que lo escucharía a pesar del barullo causado por el mar de gente y la distancia.
—Natalie tenía junta de padres— respondió lacónico, refiriéndose a la primaria a la que la niña asistía.
Por un momento realmente esperó respuesta de algún tipo pero se rindió por fin cuando Helene ya iba a dos metros delante de él. Alexander suspiró pesadamente pensando que todo aquello era inútil, el moreno no apresuró el paso peros sus cortos pasos se volvieron largos de un momento a otro. Dio un nuevo jalón mientras seguía a Helene, no porque el olor a fotosensible y sangre -quizás de híbrido- le importara en lo más mínimo, sino porque estaba seguro que habrían problemas.... y a Alexander le encantaba causar problemas. De hecho, ni siquiera los híbridos le importaban, excepto por un par, uno de ellos era su sobrino y la otra era Minako Shiraoka.
—¿Alguna idea de a dónde vamos?— preguntó con pesadez sabiendo que lo escucharía a pesar del barullo causado por el mar de gente y la distancia.
Alexander Dupont- †Sweet Bastard†
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Re: Who said business? {Helene}
Al parecer tenía facilidad para juntarme con gente impertinente e erritante. Tan sólo había que ve echar un vistazo a la cara del tendero... ¡Rojo de furia! Y Alex se había saltado la norma que prohíbe no sólo fumar en las calles, sino también en los establecimientos. Sí, confirmado, me gustaba estar con gente irritante aunque no me diera cuenta.
El olor me hacía querer ir más rápido, pero Alex me dio un tirón y le miré. En cuanto preguntó a dónde íbamos volví a mirar hacia donde sentía el olor y la dirección.
-Al puerto... ¡Vamos!
Me separé de Alex y fui rápidamente -no a velocidad vampírica, claro- a donde estaba mi coche aparcado. Era mejor que me pusieran una multa por exceso de velocidad a que me vieran corriendo los humanos. Monté en el coche y esperé a que Alex lo hiciera. En cuanto estuvo dentro salí a gran velocidad y me dirigí a Minato-ku, el barrio donde vivíamos Souta y yo. Era un barrio portuario junto a Kōtō y Shinagawa y, aunque contaba con sitios de turismo como la Torre de Tokyo o el Palacio Imperial, lugares de ocio y clubs, y multinacionales como Mitsubishi, también contaba con el Puerto de Tokyo. Y en los hangares de los barcos o en las naves donde se guardaban los contenedores habían ocurrido muchos problemas. Era fácil que hubiese peleas o tiroteos por esa zona del puerto... Y no sólo entre humanos, sino también los vampiros habían empezado a tomar el Puerto de Tokyo como lugar habitual. El olor venía de allí, algo estaba pasando. Conforme nos acercábamos al puerto el olor se hacía más fuerte. Seguí conduciendo hasta llegar al límite de la ciudad, viendo el mar delante de nosotros.
-Vamos...
Salí del coche después de haberlo apagado y fui con Alex a buscar la fuente del olor. La deliciosa sangre me hacía querer ir más deprisa pero me contuve de acelerarme.
Una era de fotosensible, y el olor dulzón de la otra no dejaba dudas: híbrido.
El olor me hacía querer ir más rápido, pero Alex me dio un tirón y le miré. En cuanto preguntó a dónde íbamos volví a mirar hacia donde sentía el olor y la dirección.
-Al puerto... ¡Vamos!
Me separé de Alex y fui rápidamente -no a velocidad vampírica, claro- a donde estaba mi coche aparcado. Era mejor que me pusieran una multa por exceso de velocidad a que me vieran corriendo los humanos. Monté en el coche y esperé a que Alex lo hiciera. En cuanto estuvo dentro salí a gran velocidad y me dirigí a Minato-ku, el barrio donde vivíamos Souta y yo. Era un barrio portuario junto a Kōtō y Shinagawa y, aunque contaba con sitios de turismo como la Torre de Tokyo o el Palacio Imperial, lugares de ocio y clubs, y multinacionales como Mitsubishi, también contaba con el Puerto de Tokyo. Y en los hangares de los barcos o en las naves donde se guardaban los contenedores habían ocurrido muchos problemas. Era fácil que hubiese peleas o tiroteos por esa zona del puerto... Y no sólo entre humanos, sino también los vampiros habían empezado a tomar el Puerto de Tokyo como lugar habitual. El olor venía de allí, algo estaba pasando. Conforme nos acercábamos al puerto el olor se hacía más fuerte. Seguí conduciendo hasta llegar al límite de la ciudad, viendo el mar delante de nosotros.
-Vamos...
Salí del coche después de haberlo apagado y fui con Alex a buscar la fuente del olor. La deliciosa sangre me hacía querer ir más deprisa pero me contuve de acelerarme.
Una era de fotosensible, y el olor dulzón de la otra no dejaba dudas: híbrido.
Helene Harada- Mensajes : 1216
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Re: Who said business? {Helene}
A él no le importaba en absoluto que le vieran corriendo porque de hecho sus piernas se movían con tal fuerza y rapidez que apenas le verían desvanecerse en una nueve de polvo. Helene en cambio, tenía entendido, era una especie de vampiro más débil por tanto menos habilidoso pero a lo largo del tiempo ella había demostrador dar la talla de modo que Alexander le consideraba ahora como a un igual. Aunque ahora justamente no estaba del todo conforme con la situación, cierto era que el olor delicioso de la sangre le producía un disgusto contradictorio. Tras varios metros corriendo en dirección de la supuesta amenaza un rugido gutural y amenazante subió por su pecho en respuesta al peligro próximo mientras se dirigían hacia el punto de concentración del olor. Fue entonces cuando un estampido llamó la atención del moreno, el cual se impulsó sobre la punta de su pie izquierdo saltando hacia un contenedor enorme de donde procedían signos de lucha como sonidos estridente y algunos gruñidos.
—Por aquí.
Con su zancada logró abarcar varios metros y con la agilidad natural de cualquier ser superior ya estaba adentrándose entre un laberinto de contenedores próximo al embarcadero. Para entonces la bruma ya se había acentuado lo cual dificultaba la visión de algunos pocos marineros y trabajadores locales. No fue hasta entonces que Alexander se agacho frente a un pequeño charco viscoso que notó algunos rastros de sangre y pisadas. Sus pasos se volvieron silentes cual fantasma mientras se movía con rapidez, cazando al cazador.
—Por aquí.
Con su zancada logró abarcar varios metros y con la agilidad natural de cualquier ser superior ya estaba adentrándose entre un laberinto de contenedores próximo al embarcadero. Para entonces la bruma ya se había acentuado lo cual dificultaba la visión de algunos pocos marineros y trabajadores locales. No fue hasta entonces que Alexander se agacho frente a un pequeño charco viscoso que notó algunos rastros de sangre y pisadas. Sus pasos se volvieron silentes cual fantasma mientras se movía con rapidez, cazando al cazador.
Alexander Dupont- †Sweet Bastard†
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Re: Who said business? {Helene}
Alex salió tan acelerado que por casi destroza la puerta de mi coche, pero no le culpo. Esa sangre "llamaba". Empezó a correr y, aunque yo quería ir despacio y contenerme ante la sangre, no pude evitarlo y seguí a Alex casi a su misma velocidad. Miraba los hangares y los contenedores inmensos de los barcos y el olor se hacía más fuerte conforme avanzábamos. Entre los contenedores o pasillos que hacían con éstos no había más vampiros, sólo los que olíamos.
Alex se detuvo en algo y lo tocó con las manos: sangre. Me detuve al mismo tiempo que él mirando el charco rojo viscoso y me mantuve alerta porque sí había pisadas.
-Es de híbrido.
Susurré. El olor tan característico de esa sangre no dejaba lugar a dudas.
Mientras tanto las pisadas se alejaban más y más a rápida velocidad. Sin embargo no seguí las pisadas, me quedé mirando un bulto en el suelo porque a pesar de la bruma todavía podía ver bien. Me agaché a su lado y en un instante comprendí que la sangre era suya. Era un híbrido joven, muy joven, aparentaría unos 12 años más o menos. Y estaba muerto. Muerto y sin una gota de sangre en su cuerpo. Tenía golpes y cortes por su cuerpo, ¿qué le había pasado? Aún me parecía demasiado joven como para entrar en fase... Seguramente le hubieran atacado por éso... Busqué a Alex con la vista pero estaba demasiado ocupado intentando encontrar al cazador.
Observé al joven que estaba tendido en el suelo... No había marcas de colmillos, no le habían drenado la sangre para beberla... ¿Entonces para qué? Era extraño y confuso todo ésto.
Alex se detuvo en algo y lo tocó con las manos: sangre. Me detuve al mismo tiempo que él mirando el charco rojo viscoso y me mantuve alerta porque sí había pisadas.
-Es de híbrido.
Susurré. El olor tan característico de esa sangre no dejaba lugar a dudas.
Mientras tanto las pisadas se alejaban más y más a rápida velocidad. Sin embargo no seguí las pisadas, me quedé mirando un bulto en el suelo porque a pesar de la bruma todavía podía ver bien. Me agaché a su lado y en un instante comprendí que la sangre era suya. Era un híbrido joven, muy joven, aparentaría unos 12 años más o menos. Y estaba muerto. Muerto y sin una gota de sangre en su cuerpo. Tenía golpes y cortes por su cuerpo, ¿qué le había pasado? Aún me parecía demasiado joven como para entrar en fase... Seguramente le hubieran atacado por éso... Busqué a Alex con la vista pero estaba demasiado ocupado intentando encontrar al cazador.
Observé al joven que estaba tendido en el suelo... No había marcas de colmillos, no le habían drenado la sangre para beberla... ¿Entonces para qué? Era extraño y confuso todo ésto.
Helene Harada- Mensajes : 1216
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Re: Who said business? {Helene}
La cacería de Alexander no tomó demasiado tiempo, sus sentidos superdesarrollados y su agilidad cinco veces más explotada que el vampiro promedio daba con resultado la favorable captura del enemigo. Se lanzó sobre aquel desdichado individuo alzando sus feroces fauces sobre su cuello y precipitando su cuerpo enclenque contra el pavimento; las bolsas de sangre que éste último poseía se estrellaron del mismo modo tras el impacto bañando el suelo y tiñéndolo de carmín. Mientras tanto Alexander Dupont drenaba el elixir delicioso del vampiro de naturaleza inferior, destrozando su cuello en el acto, este pugnaba por su vida a inútiles intentos. El moreno llevó la vida del vampiro al punto en el que perdía la consciencia y le arrastró en dirección a Helene.
—Quiero interrogar a éste. ¿Vienes?
La mirada de Alexander delató su ya agotada paciencia y no esperó ni siquiera una respuesta pues ya se encontraba de camino a un contenedor apartado de todos los demás. Arrastró el cuerpo inconsciente consigo y se aseguró de tomar unas cadenas en desuso, no es como si las necesitase en absoluto pero cualquiera que conociere a Alexander Dupont sabría de inmediato que le encantaba jugar con sus presas, hacerles sentir débiles dentro de un creativo juego psicológico. En cuanto el vampiro se reanimase le ordenaría no soltarse de sus ataduras -con su Don desde luego-, de modo que este se sintiese tan débil como un humano al verse imposibilitado de liberarse. Y tras atarlo bien de manos y pies le echó contra una caja del contenedor, que en realidad poca cosa guardaba, solamente faltaba esperar a que recuperase la consciencia.
—Quiero interrogar a éste. ¿Vienes?
La mirada de Alexander delató su ya agotada paciencia y no esperó ni siquiera una respuesta pues ya se encontraba de camino a un contenedor apartado de todos los demás. Arrastró el cuerpo inconsciente consigo y se aseguró de tomar unas cadenas en desuso, no es como si las necesitase en absoluto pero cualquiera que conociere a Alexander Dupont sabría de inmediato que le encantaba jugar con sus presas, hacerles sentir débiles dentro de un creativo juego psicológico. En cuanto el vampiro se reanimase le ordenaría no soltarse de sus ataduras -con su Don desde luego-, de modo que este se sintiese tan débil como un humano al verse imposibilitado de liberarse. Y tras atarlo bien de manos y pies le echó contra una caja del contenedor, que en realidad poca cosa guardaba, solamente faltaba esperar a que recuperase la consciencia.
Alexander Dupont- †Sweet Bastard†
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Re: Who said business? {Helene}
Yo me encontraba aún agachada al lado del vampiro drenado cuando Alexander se acercó a mi, al cabo de unos minutos, arrastrando algo: el cuerpo del atacante. Me dijo que iba a interrogarlo y casi ni me esperó. Apenas me levanté él ya estaba encadenando al vampiro en un contenedor de basuras de un callejón del puerto.
-¿Interrogarlo? ¿Éste es el que ha hecho eso al otro vampiro?
Señalé en dirección al cuerpo, ya sin vida, del híbrido drenado.
-¿Qué harás? –Estaba curiosa.
Lo tenía encadenado con unos eslabones viejos. Ya no solo me parecían inútiles para un vampiro sino que, además, de viejos que eran, casi me resultaban inútiles para los humanos.
Sólo podía mirar al tipo atado y esperar a que despertase sin poder hacer mucho. Me crucé de brazos y permanecí al lado de mi amigo, a ver si podíamos sacarle información de algo. ¿Por qué había matado al híbrido? Sólo quería su sangre, pero, ¿para él? No lo parecía.
Cuando despertase Alex le haría hablar… Su don sería muy efectivo para que sacase toda la información que quisiéramos. Alex era muy convincente.
-¿Interrogarlo? ¿Éste es el que ha hecho eso al otro vampiro?
Señalé en dirección al cuerpo, ya sin vida, del híbrido drenado.
-¿Qué harás? –Estaba curiosa.
Lo tenía encadenado con unos eslabones viejos. Ya no solo me parecían inútiles para un vampiro sino que, además, de viejos que eran, casi me resultaban inútiles para los humanos.
Sólo podía mirar al tipo atado y esperar a que despertase sin poder hacer mucho. Me crucé de brazos y permanecí al lado de mi amigo, a ver si podíamos sacarle información de algo. ¿Por qué había matado al híbrido? Sólo quería su sangre, pero, ¿para él? No lo parecía.
Cuando despertase Alex le haría hablar… Su don sería muy efectivo para que sacase toda la información que quisiéramos. Alex era muy convincente.
Helene Harada- Mensajes : 1216
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Re: Who said business? {Helene}
—Tenía bolsas de sangre y debió tirar el arma en alguna parte. Es culpable hasta que se demuestre lo contrario.
Alexander tenía toda la certeza de que aquel era el culpable de la matanza del híbrido. Desde que toda esta persecución estúpida comenzó nunca había estado muy a su favor ni tampoco muy a su contra sin embargo ahora tenía prioridades qué cuidar; prioridades con una tentadora sangre que a tipos como este seguro les hubiera gustado. Aunque claro él no se iba a detener y decir "hey ¿acaso fuiste tú?" ¡No, claro que no! A su modo de ver, era lo más lógico que el único vampiro que pudo haber encontrando sondeado en la zona -a parte de él y la misma Helene- hubiera sido el culpable de esto. Y cuando su nueva víctima despertó, el no perdió un solo segundo al influenciarla. El tipo forcejeó hasta el cansancio con la mínima fuerza que Alexander le permitía gracias a su don y sintiéndose extremadamente cansado no podía hacer más que moverse ligeramente.
—Oh, mon chrie, haré que desee no haber nacido nunca—. Alexander sonrió con esa malicia que le representaba mientras se acercaba a aquel desgraciado, acuclillándose a su lado y sonreía ladino con una falsa amabilidad—. Déjame preguntártelo de la forma amable....— el moreno súbitamente introdujo su mano en el estómago de la criatura inferior, traspasando su piel fácilmente con la fuerza de sus garras como el acero y retorció sus órganos en diversas direcciones hasta arrancarlos de cuajo—. ¿Por qué mataste a ése mocoso?
Si aquella era realmente la forma amable, era difícil imaginarse cuál sería la forma no-amable, o en su defecto la ruda. Entonces aquel tipo dijo, entre gritos de dolor, que él no quería matarlo en verdad, que lo habían mandado. Ahora la pregunta era: ¿quién?
Alexander tenía toda la certeza de que aquel era el culpable de la matanza del híbrido. Desde que toda esta persecución estúpida comenzó nunca había estado muy a su favor ni tampoco muy a su contra sin embargo ahora tenía prioridades qué cuidar; prioridades con una tentadora sangre que a tipos como este seguro les hubiera gustado. Aunque claro él no se iba a detener y decir "hey ¿acaso fuiste tú?" ¡No, claro que no! A su modo de ver, era lo más lógico que el único vampiro que pudo haber encontrando sondeado en la zona -a parte de él y la misma Helene- hubiera sido el culpable de esto. Y cuando su nueva víctima despertó, el no perdió un solo segundo al influenciarla. El tipo forcejeó hasta el cansancio con la mínima fuerza que Alexander le permitía gracias a su don y sintiéndose extremadamente cansado no podía hacer más que moverse ligeramente.
—Oh, mon chrie, haré que desee no haber nacido nunca—. Alexander sonrió con esa malicia que le representaba mientras se acercaba a aquel desgraciado, acuclillándose a su lado y sonreía ladino con una falsa amabilidad—. Déjame preguntártelo de la forma amable....— el moreno súbitamente introdujo su mano en el estómago de la criatura inferior, traspasando su piel fácilmente con la fuerza de sus garras como el acero y retorció sus órganos en diversas direcciones hasta arrancarlos de cuajo—. ¿Por qué mataste a ése mocoso?
Si aquella era realmente la forma amable, era difícil imaginarse cuál sería la forma no-amable, o en su defecto la ruda. Entonces aquel tipo dijo, entre gritos de dolor, que él no quería matarlo en verdad, que lo habían mandado. Ahora la pregunta era: ¿quién?
Alexander Dupont- †Sweet Bastard†
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Re: Who said business? {Helene}
Vale, no hace falta decir que mi amigo no podía estar metido en la clasificación de "amable". Imposible. Alexander le estaba retorciendo los órganos al vampiro que había drenado al joven híbrido... Literalmente. ¿No me juntaba con gente normal? Parecía ser que no.
Mientras tanto los alaridos de dolor del vampiro torturado hacían peligrar nuestra privacidad porque estaba segura que alguno los escucharía.
Alex decía que era culpable hasta que se demostrase lo contrario, tomándose la justicia por su mano. Pero sí... Había salido corriendo cuando lo habíamos encontrado al lado del híbrido tendido.
Su respuesta ante esa tortura había sido que le habían mandado drenarlo. ¿Quién? No quería decirlo, se negaba.
Moví un poco la cabeza de lado a lado e hice una mueca con cansancio. No era capaz de decirnos quién, creo que ni lo sabía. Sólo decía que alguien se lo había dicho, pero no lo conocía.
Miré a mi amigo y recogí la sangre que había sacado como si la examinara, aunque no era difícil saber que era de híbrido, ese aroma dulzón tan característico... Me quedé mirando el tubo fijamente hasta que reaccioné y lo guardé en el maletín, que me llevé a mi coche dejando al vampiro a su suerte con Alex.
No pasaría de hoy con vida, estaba segura.
Mientras tanto los alaridos de dolor del vampiro torturado hacían peligrar nuestra privacidad porque estaba segura que alguno los escucharía.
Alex decía que era culpable hasta que se demostrase lo contrario, tomándose la justicia por su mano. Pero sí... Había salido corriendo cuando lo habíamos encontrado al lado del híbrido tendido.
Su respuesta ante esa tortura había sido que le habían mandado drenarlo. ¿Quién? No quería decirlo, se negaba.
Moví un poco la cabeza de lado a lado e hice una mueca con cansancio. No era capaz de decirnos quién, creo que ni lo sabía. Sólo decía que alguien se lo había dicho, pero no lo conocía.
Miré a mi amigo y recogí la sangre que había sacado como si la examinara, aunque no era difícil saber que era de híbrido, ese aroma dulzón tan característico... Me quedé mirando el tubo fijamente hasta que reaccioné y lo guardé en el maletín, que me llevé a mi coche dejando al vampiro a su suerte con Alex.
No pasaría de hoy con vida, estaba segura.
Helene Harada- Mensajes : 1216
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Re: Who said business? {Helene}
Alexander se sentía como si estuviera en navidad mientras sus dedos embarrados de sangre salían del cuerpo de aquel vampiro. Se miró su propia con deleite morboso ¿hacía cuánto tiempo que no se tomaba el tiempo para divertirse de este modo? Seguro desde aquella vez que habían luchados dentro de un auditorio bañado en sangre contra una colonia de neofitos. ¡Ah, esos hermosos tiempos! Todo era más sencillo antes, cuando nada de lo que hacía tenía más consecuencias de las que él mismo causaba. Durante un momento se quedó inmóvil y al minuto siguiente se llevó la mano a los labios, saboreando la sangre de su víctima. El vampiro jadeaba y gimoteaba ante el dolor, dando en entender claramente que a pesar de haber sido lo suficientemente rudo para matar al crío no lo era para afrontar las consecuencias de sus actos. El pelinegro contrajo su lengua mientras sus facciones se dibujaban en repudio a esa sangre y un rugido gutural se escapaba de su garganta. Alexander se giró desde su posición, sus pupilas expandidas como las de un tiburón hambriento le daban un aspecto tétrico y amenazante.
—Su sangre es impura.... Están usando a los Hijos de la Luna. Quien quiera que le contrató ha de haber estado envenenándolo. Seguramente para evitar que se colase cualquier tipo de información después de entregar el pedido.
El pelinegro volvió a encarar a su víctima e inclino un poco su cabeza mientras acercaba nuevamente la mano, esta vez la dirigió hacia el cabello del otro vampiro. Lo despeinó en un gesto juguetón y lo próximo que se escuchó fue la cabeza del vampiro rompiendo la pared de un lado y abollándose bajo la prensa del moreno; hizo aquel movimiento repetidas veces hasta que no hubo más que un hoyo en la pared y los escombros comenzaban a caer sobre el vampiro inferior. No tardó mucho antes de cantar la descripción física de la persona que le había contratado y rogar piedad. Alexander sopesó la petición llevándose la mano al mentón en un gesto pensativo que le embarró la cara de sangre.
—¿Tú piensas que debería darle descanso?— preguntó a Helene sin verla mientras miraba
—Su sangre es impura.... Están usando a los Hijos de la Luna. Quien quiera que le contrató ha de haber estado envenenándolo. Seguramente para evitar que se colase cualquier tipo de información después de entregar el pedido.
El pelinegro volvió a encarar a su víctima e inclino un poco su cabeza mientras acercaba nuevamente la mano, esta vez la dirigió hacia el cabello del otro vampiro. Lo despeinó en un gesto juguetón y lo próximo que se escuchó fue la cabeza del vampiro rompiendo la pared de un lado y abollándose bajo la prensa del moreno; hizo aquel movimiento repetidas veces hasta que no hubo más que un hoyo en la pared y los escombros comenzaban a caer sobre el vampiro inferior. No tardó mucho antes de cantar la descripción física de la persona que le había contratado y rogar piedad. Alexander sopesó la petición llevándose la mano al mentón en un gesto pensativo que le embarró la cara de sangre.
—¿Tú piensas que debería darle descanso?— preguntó a Helene sin verla mientras miraba
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