Meeting another like me.{Khalid}

Estaba en New York, sola, deseosa y exquisita. No faltaba mucho para que me lanzara a una discoteca y pudiera perderme entre el alcohol, la música, la euforia y otras tantas cosas más que me apasionaban. Cualquiera que me conociera sabía que durante mi estado de Sobriedad era una mujer centrada, apacible, siempre con la mente en frío. Desde luego era necesario no dejarse llevar pos las emociones en una profesión como la mía con todo al final del día siempre había una nueva pesadilla a la cual huir. Quería, o más bien necesitaba, aprovechar el tiempo libre. Y quería desconectarme de mi misma en los brazos de la ebriedad. Ahora mismo me estuviera encaminando a algún bar si no hubiera sido por aquella peculiar perturbación en la fluctuación del aire. Por algo dirían que uno reconocía a otro. En cuanto vi su rostro se me heló la sangre aunque tragué e intenté tomarlo con calma. Vaya que tenía un parecido asombroso con mi creador: aquellas facciones duramente marcadas, el perfil de su nariz, cejas pobladas e incluso la carnosidad de sus labios me recordaban a él. Maldita sea… Hacía años atrás habría tenido una familia de no ser porque… bueno… me había enamorado del cabecilla y él a su vez, se había enamorado de alguien más. Casi pude escuchar un Evie salir de los labios ajenos, aquello me habría destrozado por completo. Lo que sentía por Santiago se había convertido para en un sentimiento lejano congelado en un plano atemporal distante y perfecto. Eran de seguro los únicos lobos, hijos de la luna, que se movían por el mundo en manada. Y yo ya no tenía derecho alguno de volver con ellos, no tenía a nadie… Cerré los ojos durante unos segundos reponiéndome del impacto, el rostro de Jerome vino a mi mente con tal claridad que arrasó todo pensamiento que me recordase a aquel pasado. No, claro que tenía a alguien, le tenía a él. Volví de mi ensimismamiento tan rápido como había entrado y sonreí un poco cuando se presentó para luego tenderle mi mano.
-Vaya, lamento haberme quedado ida hace un momento, te pareces bastante a un conocido mío. Khalid ¿eh? al parecer los pocos que quedamos tenemos nombres extravagante- concluí mostrando mi perfecta dentadura mientras estrechaba su mano cuidando de no partírsela, se veía joven e inexperto, incluso al tacto era blandito, más que Jerome-. Jayah Cortés. Aunque mejor Eva, así me llaman mis amigos.
En realidad no tenía ningún amigo pero eso no era importante recalcarlo. A decir verdad solía ser tan delicada como un palo metido por el culo y eso de estar con Jerome no era precisamente un bonus extra de modo que había expirado completamente mi cuota de amistad. En realidad estaba mejor así, no me agradaba cuando tenía que dejar atrás a mis amigos por cuestiones laborales o por peleas estúpidas entre el Dupont y el guarro de mi marido. Futuro marido. En realidad era más sensible y cariñosa de lo que muchos pensaban. Y era mejor así. La poli mala siempre era mejor que la poli buena.

-Así es, Jayah- corrigió en su pronunciación "Jajah" y luego prosiguió-. Y he de admitir que tienes una buena apreciación, porque sí que somos atractivos. Creo que es cosa del destino.
En realidad bromeaba, Yo no creía particularmente en cosas del cosmos en conspiración o en el karma, sin duda creía que cada quien construía su destino y cada cosa que hacíamos tenía una consecuencia buenas o malas. Yo no podía creer en un Dios o que la energía del Cosmos quisiera que las cosas fueran del modo en que lo era: guerras, matanza, criaturas enloquecidas por la sangre o la luna llena. Porque sin duda Dios sería un hijo de puta por permitirlo y nosotros no seríamos más que esclavos en su juego morboso pero yo estaba segura de mis elecciones. Sabía que todo lo que hacía era por alguna razón, todo lo que me sucedía tenía su inicio o final en una decisión bien fuera tomada por mi o por alguien más. Para mi, esa era el verdadero significado de destino, las acciones del día a día que de un modo u otro por acción o inacción, condicionaban nuestra existencia. Sentí un leve mareó en cuanto el chico adivinó todo lo que estaba pasando por mi cabeza en ése momento ¿Tan obvia era? Lo mejor sería tener cuidado con las expresiones que ponía cuando estaba con Jerome o las cosas acabarían mal, muy mal.
-Sí, lo siento, parecen dopplegangers, aunque tú eres notablemente más joven que él... Y no lo digo en cuanto a edad, si entiendes lo que quiero decir... pero no dejaré que esto me arruine la noche- hablé con veracidad, casi podía sentir el fuego fulgir en mis ojos de un azul grisáceo casi transparente-. Y tú, chico, tienes la buena suerte de encontrarme preparada para ir a una disco y divertirme un rato. Claro que, eso no sucede todos los días. Así que, ¿que tal si tú y yo nos escapamos por ahí y vamos a bailar un poco?