It's been a long time coming since I've seen your face. I've been everywhere and back trying to replace everything that I've had. | Caely

Luego de su encuentro con Alexander. Frederick había recordado varias cosas. Detalles curiosos, interesantes y triviales. Nada que le hiciera perder la cabeza y maldecir a toda boca, pero en algún momento eso sucedería, más con la ayuda de su hermano. Ya se sentía más él, para de horas con Alexander y regresaba en sí bastante bien. Deseaba quedarse más tiempo con él, pero no pudo. Culpa de negocios que tenía que atender, porque no tenía asistente ni secretaria que lidiará con todo el papeleo y el acomodó de juntas. Por lo que Frederick, tuvo que viajar a Nueva York, donde tenía una de sus oficinas centrales de los asuntos de los bares.

Viajar a Nueva York fue fácil para el vampiro. Una vez en la gran manzana, comenzó a pensar en las cosas que debía hacer. Como conseguir una secretaria o/u asistente, porque ahora que no tenía nada de memoria, necesitaría ayuda a organizar todas sus cosas. Se maldecía por haberse cenado a su última asistente, pero nadie la culpaba a hablar de esa forma chillona y para colmo usar una blusa magenta para trabajar. Era mejor acabar con su vida. Lo cual el vampiro hizo con facilidad y ahora, estaba jodido. Pondría un add en el periódico o en el site de la cadena de bar, a ver si aparecía una rápido.

Lidió con las cosas de los bares rápido. Sin gastar mucho tiempo en ello, filmando papeles y hablando por teléfono con sus suplidores, además, de sus socios. Quería tenerlo todo el día. Por si perdía la memoria de nuevo o desaparecía. Ya que, Alex le decía que desaparecía mucho por andar metido siempre en problemas. No pensaba que era tan problemático, pero bueno.

Una vez terminó con todo los asuntos de negocios. Decidió salir del edifico, darse un paseo por la ciudad. Visitar uno de sus bares o ir al parque.

Salió del edificio, quedando en la acera. Arreglando su chaqueta y su bufanda, para luego meter sus manos dentro de los bolsillos de su chaqueta y comenzar a caminar. Todo se veía muy vivo y feliz. La época navideña siempre era la misma. Luces por todas partes, nieve y un frío de la temperatura del cuerpo de él. Sólo se abrigaba, por no parecer un loco y qué las personas le cuestionaran.

Siguió caminando, observando como la nieve comenzaba a caer del cielo y suspirando. En ese mismo momento, deteniéndose y girando su cara. Buscando un aroma que le había llegado, muy familiar.

Desde la muerte de su prima la morena no había sabido que hacer, no se sentía triste ni enojada con Alexander lo que le parecía muy extraño pero hasta este punto de su vida no tenia ganas hacer un drama por lo ocurrido eso era lo que menos quería, ahora solo quería pasar un tiempo relajante donde no estuviera cerca de novios vampiros o de algún ser que pudiera causarle daño. Lo mejor para la morena ahora parecía tomar un viaje relámpago para tomar algunas buenas fotografías ya que poco a poco se empezaba a volver famosa por las buenas fotos que había sacado antes. Su trabajo ahora la llevaba a New York, detestaba el simple hecho de viajar tanto para solo un par de fotos, pero si el destino la llevaba allá era por algo.

En el estudio parecía todo pasar tranquilo, unos cuantos hombres cuchicheaban porque seria que ella era la fotógrafa y no la modelo, ella se limito a poner los ojos en blanco y buscar un par de galletas de chocolate que estaban en la mesa para las modelos y que estaba segura que ellas no comerían semejantes cosas con miles de calorías. –Las fotos la haremos en la calle, parece que empezó a nevar- Dijo un a la morena, ella solo asintió y dejo que la llevaran al lugar donde iban a querer las fotografías. El lugar era un pequeño parque lleno de nieve algo que lo hacia ver un poco mas lindo. La morena indicio a las modelos como es que tomaría las fotos e inicio el trabajo, ya habían pasado dos horas y la directora del proyecto había dado un resceso a todos para que fueran a comer, sin embargo a la morena decidió quedarse un momento más para tomar algunas buenas fotos.

La morena se quedo un momento observando a un par de enamorados, le parecía muy tierno que aun con el frió ellos estuvieran en aquel parque, demostrándose amor y diciéndose cosas demasiado tiernas. La chica suspiro y se dio media vuelta, lo mejor seria salir de este lugar antes de que pudiera ponerse a pensar lo patética que era su vida. Cruzo la calle algo distraída tanto que ningún aroma le llamaba la atención pero eso estaría por cambiar muy pronto … De momento a otro la morena sintió uno de los aromas mas conocidos para ella, era el de Frederick, aquel hombre que tanto la enloquecía pero no podía permitirse hacerse esperanzas, el tenia mucho tiempo desaparecido y no vendría aparecer a vísperas de navidad, cuando Caely estaba mas sola que nadie.

Ese aroma tan familiar. Le inundaba las fosas nasales y lo embriagaba por completo. El aroma era de una femina, una half blood, para ser exactos. Le traía tantas raras sensaciones al cuerpo a Frederick. Que el vampiro se estremeció como si tuviera frío. Cerró los ojos, inhalando más de ese dulce aroma y ahí le vino un recuerdo a la cabeza.

Era una habitación grande, muy grande. Como la de un hotel. Y habían muchos globos y regalos, entre otras cosas. Él se sentía nervioso, muy nervioso. Igual, estaba ansioso, quería qué ella llegará. Quería verle la cara y abrazarla, y decirle muchas cosas. Prometerle que nunca se volvería a marchar y celebrar el cumpleaños de ella. Entonces, la puerta de la habitación se abrió y ahí entró ella.

El recuerdo se esfumó, antes de que el vampiro pudiera ver bien la cara de ella. Pero, por alguna extraña razón sabía su nombre. - Caely. - murmuró, para sí mismo. Frunciendo el ceño, frustrado y aspirando de nuevo. El aroma todavía estaba y cerca. El moreno volvió a girar el rostro, buscándola con la mirada. Ahí, más, al frente, la encontró. En la acera, acabando de cruzar la calle.

Si el corazón hecho de piedra que Fred poseía, pudiera latir, estuviera latiendo con mucha fuerza. De seguro, casi saliéndosele del pecho. Y es que al verla ahí, no pudo evitar sentirse bien y emocionado. Sin saber el porqué realmente.

Aprovechó que no había nadie, para usar su velocidad vampírica y colocarse frente a ella. Clavando sus ojos en ella y llevando su mano a la mejilla de ella, acariciándosela por inercia. Sin mediar palabra alguna. Sólo dejándose llevar por lo que sentía.

Caely acomodaba un mechón de su cabello algo distraída mientras intentaba dar un paso mas hacia el frente pero choco con algo, no tan fuerte como para salir al suelo solo fue algo leve, hizo un gesto gracioso y levanto la mirada para encontrarse con aquel rostro que la volvía loca de amor, era Frederick Dupont, parpadeo unas cuantas veces sin entender si lo que veía era verdad o solo su imaginación estaba jugando con ella como numerosas veces antes, lo extrañaba tanto que a veces tenia alucinaciones. -¿Frederick?- ladeo la cabeza como si fuera un cachorro intentando entender alguna orden. Se quedo ahí unos minutos sin decir nada, sin hacer nada, tenia miedo que en cualquier movimiento el saliera corriendo y perderle la pista de nuevo. Aspiro aire lentamente y pudo sentir de nuevo aquel aroma en ella, era tan fabuloso, era un aroma que en nadie había olido. –Si eres tu, cuanto te extrañe estaba muy preocupada- Lo abrazo lentamente, pues había recordado que Alexander le había dicho que Frederick no recordaría nada así que tenia miedo que al recordarla le hiciera algún tipo de daño. Siempre había detestado ser una chica que no pudiera decidirse, que a la mínima muestra de afecto sus emociones se confundieran pero en cuanto se hablaba de Frederick y Volker las cosas eran totalmente diferentes, ellos eran tan… únicos para ella que ambos la volvían loca, la confundían a niveles que nadie la confundía, era algo absolutamente extraño.

Era ella, la de tan vivo recuerdo que le hacía estremecer por dentro. Si tuviera corazón de seguro ya hubiera infartado, eran demasiadas emociones la que inundaban su cuerpo en esos momentos. Su cuerpo y su cabeza. Ella era su todo. La parte racional de su cerebro se lo estaba gritando. Ella era más importante y poderosa que la sangre para él. Y ahora, en ésos mismos momentos, la tenía ahí al frente. Su piel tersa y caliente, era un deleite para acariciar. - Caely...... - volvió a pronunciar de forma suave, abrazándola con sumo cariño y cuidado de no hacerle daño. Escondió su rostro en el cuello de ella, aspirando ese dulce aroma. Embriagándose hasta más no poder. Sintiendo que había pasado una eternidad desde que estaba con ella. Suspiró con fuerza, cerrando los ojos, sintiendo como más memorias llegaban hasta él. Se alejó del abrazo, tomándola de las mejillas y sin previo aviso, la besó. La besó como nunca había besado a nadie. Deseando derretirse en los labios de ella. Gustando de los labios ajenos, con sabor a cherry y algo de canela. La pegó contra él, como si tuviera miedo de que todo eso fuera un sucio juego de su cabeza. ¿Cómo es que llegaba amar tanto a alguien y ni se acordaba?