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Snow, Memories, long waited encounter under the white trees of winter (Juliette K. LeNoir)
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Twilight Moon :: Europa :: Inglaterra :: Londres
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Snow, Memories, long waited encounter under the white trees of winter (Juliette K. LeNoir)
Una fuerte nevada cubría la ciudad esa noche. El ruido de las calles a pesar de la hora, era incesante. Se podían apreciar las luces de muchos locales de entretenimiento en los cuales muchos coches estaban aparcados, clientes y clientas buscando una noche de placer y descontrol. De uno de los locales podía apreciarse una silueta salir, se movía con sigilo por las sombras evitando provocar alguna clase de sonido mientras avanzaba; luego de varios minutos detuvo su marcha frente a un pequeño bosque en las afueras de la ciudad, -es igual a esa noche –murmuro la silueta mientras sus ojos se orientaban hacia el cielo y su mente se perdía en el mundo de los recuerdos.
“Caminaba por las calles de un pueblo de Francia, no tenia idea de donde se encontraba o como había llegado a ese lugar únicamente sabia que se encontraba mal herido y necesitaba ayuda. Sus pasos torpes y lentos lo llevaron hacia un pequeño hospital en el centro del pueblo pero antes de lograr alcanzar la puerta se desplomo en el suelo. No estaba desmayado, el no podía desmayarse pero si estaba inmóvil, su cuerpo se negaba a responderle lo cual no evitaba que sintiera y escuchara todo lo que pasaba a su alrededor. Debido a la frialdad de su cuerpo y al echo que su corazón no latía los doctores lo dieron por muerto y ordenaron que fuera llevado a la morgue. No supo si fue suerte o un encuentro predestinado pero gracias a ello no fue descubierto. La doctora que debía tratar el cadáver resulto ser como el, no igual pero su aroma la delataba como miembro de una casta antigua al igual que el; al momento que sintió la mano de ella forzó cada fibra de su cuerpo para que reaccionara un musculo y logro mascullar unas débiles palabras al tiempo que con su mano apretaba un poco la ajena.
Ese simple movimiento y débiles sonidos fueron suficientes para que la mujer supiera lo que el era. Fue llevado por ella hacia una habitación especial del hospital y fue atendido únicamente por ella. Su mente a pesar de saber que se encontraba en un hospital aun estaba en estado combativo, por lo cual en cuanto un poco de sangre ingreso en su sistema, se puso violento y descontrolado, gritando un nombre de alguien que no se encontraba en ese lugar, -déjame, tengo que pelear…me matara –gruñía fuera de si buscando como derribar a esa mujer que lo había ayudado para lograr escapar de ese sitio. Casi lo logro cuando fue detenido de la forma que menos esperaba. Un beso de la doctora basto para nublar su mente y calmar su cuerpo permitiendo que ella lo atendiera sin dificultades. Cuando finalmente estuvo de vuelta en perfectas condiciones, esa noche la vio dormida en el escritorio, se levanto y luego de vestirse se acerco a la mujer, -gracias –musito en un suave susurro en el oído de la chica para luego saltar por la ventana y perderse en la oscuridad de la noche.”
Sacudió su cabeza luego de haberse perdido por varios minutos en sus recuerdos, -así puedo morir –se reprendió molesto mientras giraba colocando bien la gabardina que lo cubría dejando caer un poco de nieve hacia el suelo. Empezó nuevamente su marcha hacia sin un destino fijo pensando en esa chica, de la cual ni su nombre conocía pero que le debía la vida y a pesar que 3 décadas habían pasado desde su encuentro aun tenia la esperanza de encontrarla de nuevo y poder agradecerle todo lo que había echo por el.
“Caminaba por las calles de un pueblo de Francia, no tenia idea de donde se encontraba o como había llegado a ese lugar únicamente sabia que se encontraba mal herido y necesitaba ayuda. Sus pasos torpes y lentos lo llevaron hacia un pequeño hospital en el centro del pueblo pero antes de lograr alcanzar la puerta se desplomo en el suelo. No estaba desmayado, el no podía desmayarse pero si estaba inmóvil, su cuerpo se negaba a responderle lo cual no evitaba que sintiera y escuchara todo lo que pasaba a su alrededor. Debido a la frialdad de su cuerpo y al echo que su corazón no latía los doctores lo dieron por muerto y ordenaron que fuera llevado a la morgue. No supo si fue suerte o un encuentro predestinado pero gracias a ello no fue descubierto. La doctora que debía tratar el cadáver resulto ser como el, no igual pero su aroma la delataba como miembro de una casta antigua al igual que el; al momento que sintió la mano de ella forzó cada fibra de su cuerpo para que reaccionara un musculo y logro mascullar unas débiles palabras al tiempo que con su mano apretaba un poco la ajena.
Ese simple movimiento y débiles sonidos fueron suficientes para que la mujer supiera lo que el era. Fue llevado por ella hacia una habitación especial del hospital y fue atendido únicamente por ella. Su mente a pesar de saber que se encontraba en un hospital aun estaba en estado combativo, por lo cual en cuanto un poco de sangre ingreso en su sistema, se puso violento y descontrolado, gritando un nombre de alguien que no se encontraba en ese lugar, -déjame, tengo que pelear…me matara –gruñía fuera de si buscando como derribar a esa mujer que lo había ayudado para lograr escapar de ese sitio. Casi lo logro cuando fue detenido de la forma que menos esperaba. Un beso de la doctora basto para nublar su mente y calmar su cuerpo permitiendo que ella lo atendiera sin dificultades. Cuando finalmente estuvo de vuelta en perfectas condiciones, esa noche la vio dormida en el escritorio, se levanto y luego de vestirse se acerco a la mujer, -gracias –musito en un suave susurro en el oído de la chica para luego saltar por la ventana y perderse en la oscuridad de la noche.”
Sacudió su cabeza luego de haberse perdido por varios minutos en sus recuerdos, -así puedo morir –se reprendió molesto mientras giraba colocando bien la gabardina que lo cubría dejando caer un poco de nieve hacia el suelo. Empezó nuevamente su marcha hacia sin un destino fijo pensando en esa chica, de la cual ni su nombre conocía pero que le debía la vida y a pesar que 3 décadas habían pasado desde su encuentro aun tenia la esperanza de encontrarla de nuevo y poder agradecerle todo lo que había echo por el.
Darren Gabrielli- Mensajes : 127
Re: Snow, Memories, long waited encounter under the white trees of winter (Juliette K. LeNoir)
Era una noche nevada, encantadora como siempre en Londres. Claro, no se comparaba en nada a las de su querida Francia, pero tampoco era demasiado quejumbrosa. Se había trasladado a Londres por petición de una amiga para ayudarle en el hospital. Agradecía que no conociera su naturaleza, si no; nunca le hubiera pedid a un vampiro que se hiciera cargo de la zona de urgencias.
Había dejado su natal Francia por esto, y también por que después de diez años en la bella París, sería demasiado sospechoso que la doctora LeNoir no envejeciera.
No podía fingir más tiempo que su secreto era la vitamina E, dieta y ejercicio, además de la ingesta de líquidos. Claro, estaba la cirugía estética, pero no era una buena excusa. Llevaba tres meses en Inglaterra. Al parecer su estadía iba a ser demasiado larga.
Había estado en varios hospitales de toda Francia. Desde hermosos edificios hasta sencillas clínicas provinciales, su misión era ayudar. Si, bebía sangre humana en ocasiones, pero la mayor parte del tiempo buscaba asaltar los bancos de sangre. Aunque en ocasiones era algo desagradable, en especial por el tratamiento que le daban a la misma para asegurar la compatibilidad con un grupo. Además, siempre era mejor caliente.
-Doctora LeNoir, vaya a tomar un descanso- le apremió una de las enfermeras. Llevaba tres días de guardia seguida. Las temporadas de nevadas presentaban la mayor cantidad de humanos en choque por hipotermia, accidentes en la nieve, accidentes con la calefacción, suicidios o intentos de suicidio, asfixias, etcétera. No era algo extraño, que no quisiera irse a dormir cuando sabía que no lo necesitaba, y esas personas necesitaban a un doctor.
-Tranquila, puedo resistirlo. Sólo necesito una taza de café más, y estaré cono nueva- le debió mencionar "endulzado con sangre", pero no creía que la enfermera pensara lo mejor de ella si lo decía. El café le agradaba, mas en esas circunstancias, extrañaba un poco de sangre. Trabajar tres días en el hospital,le había dejado demasiado cansada y hambrienta. En ese estado, podía ser un peligro. Necesitaba una dosis de aire fresco-Bueno, dada esa cara tú ganas, voy a darme un respiro. Si hay pendientes, no dudes en pasármelos, estaré al pendiente de mi móvil- le sonrío, después de escuchar como se iba refunfuñando por las personas con trastorno obsesivo compulsivo por el trabajo.
Puede que tuviera razón, pero en esas fechas era lo mejor que tenía para hacer. Siempre, había estado sola. Demasiado, por ende buscaba como mantenerse ocupada, en especial con personas necesitadas de un buen médico en un día tan especial. Las recordaba a todas....en particular, un chico.
No era como los otros, era un ente vampírico. Era lo que se denominaba un vampiro fotosensible. Aún, le parecía oler las castañas, el café asqueroso de la cafetería y la nieve caer...aún lo recordaba...
Había accedido a quedarse por su costumbre de mantenerme ocupada en los días decembrinos. Su soledad me lo permitía. Era una noche de guardia, así que como de costumbre, no dormiría. Estaba en compañía de dos doctores, los cuales le subestimaban por su aparente juventud. Ella les veía como ingenuos, por que sabía que podía ser su abuela. Reían y bromeaban sobre las profesionistas solteronas. No le preocupaba, los humanos eran tan predecibles, que le aburrían.
Había llegado un chico. Cubierto totalmente de sangre...tirado en la entrada de urgencias y demasiado helado. Los doctores le dieron por muerto. Choque por hipotermia y hemorragia por traumatismo. Tendría que llamarse a las autoridades para el manejo del cadáver. Pero...algo llamo su atención en cuanto se acercó. Su piel, era dura, fría, su aroma no era de un humano muerto...era uno de los suyos y necesitaba tratamiento.
Le llevó de forma sigilosa con uno de sus estudiantes a un cuarto privado. No podían ver lo que estaba a punto de hacer. La transfusión sanguínea por mordida, era ilegal en todos los países. Le administro de su propia sangre. Le mejoraría más rápido que la sangre humana. Había llevado unas bolsas para ella, en pro de no quedarse seca. Él bebió demasiada, pero eso fue suficiente. Se levantó, peleando como loco. No podía pelear contra él, llamarían la atención y era más fuerte, así que utilizo los recursos femeninos. Sus labios se unieron a los de él, sosteniéndole en la cama hasta que consiguió calmarlo. El beso había sido un éxito total. Se tranquilizo, pero la pérdida le hizo caer dormida sobre el escritorio.
Al despertarse, se había ido. Las explicaciones que dio, fue que los familiares pidieron el alta voluntaria y se le había llevado. No iba a tener problemas legales por un vampiro.
No tenía idea por que se acordaba de ello, pero eso volvió a su mente. No recordaba de todo al chico, por que estaba débil por la pérdida de sangre, cuando de repente choco con alguien. Le miró con una sonrisa tenue, o mejor dicho de póker. Nunca rebelaba sus emociones.
-Buenas noches, lo lamento, iba distraída- se disculpo mientras le miraaba a la cara.
Había dejado su natal Francia por esto, y también por que después de diez años en la bella París, sería demasiado sospechoso que la doctora LeNoir no envejeciera.
No podía fingir más tiempo que su secreto era la vitamina E, dieta y ejercicio, además de la ingesta de líquidos. Claro, estaba la cirugía estética, pero no era una buena excusa. Llevaba tres meses en Inglaterra. Al parecer su estadía iba a ser demasiado larga.
Había estado en varios hospitales de toda Francia. Desde hermosos edificios hasta sencillas clínicas provinciales, su misión era ayudar. Si, bebía sangre humana en ocasiones, pero la mayor parte del tiempo buscaba asaltar los bancos de sangre. Aunque en ocasiones era algo desagradable, en especial por el tratamiento que le daban a la misma para asegurar la compatibilidad con un grupo. Además, siempre era mejor caliente.
-Doctora LeNoir, vaya a tomar un descanso- le apremió una de las enfermeras. Llevaba tres días de guardia seguida. Las temporadas de nevadas presentaban la mayor cantidad de humanos en choque por hipotermia, accidentes en la nieve, accidentes con la calefacción, suicidios o intentos de suicidio, asfixias, etcétera. No era algo extraño, que no quisiera irse a dormir cuando sabía que no lo necesitaba, y esas personas necesitaban a un doctor.
-Tranquila, puedo resistirlo. Sólo necesito una taza de café más, y estaré cono nueva- le debió mencionar "endulzado con sangre", pero no creía que la enfermera pensara lo mejor de ella si lo decía. El café le agradaba, mas en esas circunstancias, extrañaba un poco de sangre. Trabajar tres días en el hospital,le había dejado demasiado cansada y hambrienta. En ese estado, podía ser un peligro. Necesitaba una dosis de aire fresco-Bueno, dada esa cara tú ganas, voy a darme un respiro. Si hay pendientes, no dudes en pasármelos, estaré al pendiente de mi móvil- le sonrío, después de escuchar como se iba refunfuñando por las personas con trastorno obsesivo compulsivo por el trabajo.
Puede que tuviera razón, pero en esas fechas era lo mejor que tenía para hacer. Siempre, había estado sola. Demasiado, por ende buscaba como mantenerse ocupada, en especial con personas necesitadas de un buen médico en un día tan especial. Las recordaba a todas....en particular, un chico.
No era como los otros, era un ente vampírico. Era lo que se denominaba un vampiro fotosensible. Aún, le parecía oler las castañas, el café asqueroso de la cafetería y la nieve caer...aún lo recordaba...
Había accedido a quedarse por su costumbre de mantenerme ocupada en los días decembrinos. Su soledad me lo permitía. Era una noche de guardia, así que como de costumbre, no dormiría. Estaba en compañía de dos doctores, los cuales le subestimaban por su aparente juventud. Ella les veía como ingenuos, por que sabía que podía ser su abuela. Reían y bromeaban sobre las profesionistas solteronas. No le preocupaba, los humanos eran tan predecibles, que le aburrían.
Había llegado un chico. Cubierto totalmente de sangre...tirado en la entrada de urgencias y demasiado helado. Los doctores le dieron por muerto. Choque por hipotermia y hemorragia por traumatismo. Tendría que llamarse a las autoridades para el manejo del cadáver. Pero...algo llamo su atención en cuanto se acercó. Su piel, era dura, fría, su aroma no era de un humano muerto...era uno de los suyos y necesitaba tratamiento.
Le llevó de forma sigilosa con uno de sus estudiantes a un cuarto privado. No podían ver lo que estaba a punto de hacer. La transfusión sanguínea por mordida, era ilegal en todos los países. Le administro de su propia sangre. Le mejoraría más rápido que la sangre humana. Había llevado unas bolsas para ella, en pro de no quedarse seca. Él bebió demasiada, pero eso fue suficiente. Se levantó, peleando como loco. No podía pelear contra él, llamarían la atención y era más fuerte, así que utilizo los recursos femeninos. Sus labios se unieron a los de él, sosteniéndole en la cama hasta que consiguió calmarlo. El beso había sido un éxito total. Se tranquilizo, pero la pérdida le hizo caer dormida sobre el escritorio.
Al despertarse, se había ido. Las explicaciones que dio, fue que los familiares pidieron el alta voluntaria y se le había llevado. No iba a tener problemas legales por un vampiro.
No tenía idea por que se acordaba de ello, pero eso volvió a su mente. No recordaba de todo al chico, por que estaba débil por la pérdida de sangre, cuando de repente choco con alguien. Le miró con una sonrisa tenue, o mejor dicho de póker. Nunca rebelaba sus emociones.
-Buenas noches, lo lamento, iba distraída- se disculpo mientras le miraaba a la cara.
Juliette K. LeNoir- Mensajes : 25
Re: Snow, Memories, long waited encounter under the white trees of winter (Juliette K. LeNoir)
La oscuridad de la noche era lo que mas apreciaba en esta vida. A pesar de poseer un amuleto que le permitía rondar durante el día sin ser reducido a un despojo de cenizas, lo cual ayudaba a que pasara como humano ya que los rayos solares no causaban en su piel el efecto de “hada” como en otras razas menos antiguas que el. Toda su vida la había vivido entre nieve y frio, nunca fue fanático de los ambientes tropicales, tal vez porque durante su tiempo como humano vivió siempre rodeado de nieve y la costumbre perduro incluso luego de perder su humanidad.
Esa noche tenia demasiados puntos similares con aquella hace tanto tiempo, justo ese día los recuerdos atacaban su mente y de nuevo empezó a caminar bajo las hojas blancas poco a poco sumergiéndose dentro de su memoria y de todo lo que sucedió después de haber dejado a la chica. “Recorría como un loco las calles de ese pequeño pueblo, gracias a la sangre de la mujer sus fuerzas habían regresado pero aun necesitaba mas para saciarse. Durante esa noche se dedico a un desenfrenado placer de sangre y muerte; cazo y dejo a su paso tantos cuerpos que tal vez fuera esa la razón que su perseguidor logro dar con el de nuevo.”
Un destello lo saco de sus recuerdos, la luz de la luna se reflejaba en las ventanas de un hospital cercano a su ubicación actual, -genial…mas similitudes –murmuro negando un poco mientras el edificio atraía una nueva cantidad de imágenes pasadas. “Corría por su vida nuevamente por las calles de ese lugar, tras el un lobo enorme seguía su pista gruñendo rabioso y furico; haber interrumpido la cena de su perseguidor tal vez no fue su idea mas brillante, hasta el momento no había usado su poder y no pensó que tendría que hacerlo pero ese lobo lo volvería el platillo de media noche si no hacia algo. Un movimiento y oxido las bases de una casa provocando que se derrumbara sobre el lobo, luego de eso solo una explosión de polvo y un aullido de ira fueron lo ultimo que su memoria registro antes de que todo se volviera negro”.
Cuando llego a usa ultima parte sus recuerdos acabaron, no recordaba mas y cuando trataba fuertes jaquecas lo aquejaban por lo cual al final opto por cesar de buscar mas detalles de esa noche. No se había percatado de cuanto había avanzado hasta que se vio muy cerca del hospital, *genial..justo tengo un poco de hambre* fue su pensamiento mientras de forma agil oxidaba la puerta lo suficiente para poder meter su brazo y tomar una de las bolsas de sangre del congelador a un costado de la misma. Tal vez no seria el vampiro mas salvaje y asesino, pero sabia utilizar sus recursos de la mejor manera posible para obtener lo que deseaba, incluso en su trabajo usaba su sonrisa y su cuerpo para sacar total ganancia de sus clientas y luego cenarlas como bono extra.
Bebió de la bolsa hasta estar saciado, lanzo el envoltorio a un basurero de desechos y una vez mas tomo distancia del edificio que tanto le recordaba a la única mujer que había optado por ayudarlo sin ninguna clase de segunda intención. Al tomar la distancia suficiente, una vez mas llevo sus orbes hacia el cielo estrellado, -una..noche..hermosa…-musito despacio para si mismo. Hipnotizado por la belleza del firmamento no capto nada alrededor suyo hasta que choco con alguien. La voz de la chica le parecía muy familiar, tal vez fuera una clienta, -para nada..fue….-quedo con las palabras en la boca ya que al momento que oriento su mirada a la persona frente a el quedo congelado.
Perdió su semblante tranquilo y ligeramente sarcástico para ser reemplazado por una expresión de asombro total; frente a el, se encontraba la protagonista de sus recuerdos, como si de un fantasma se tratase la reacción inmediata fue dar un par de pasos hacia atrás tratando de recuperar la calma, -t..tu….-fue todo lo que alcanzo a decir antes de volver a quedar mudo por la sorpresa mostrando por primera vez una emoción real y no la felicidad que había fabricado hace años para su vida diaria.
Esa noche tenia demasiados puntos similares con aquella hace tanto tiempo, justo ese día los recuerdos atacaban su mente y de nuevo empezó a caminar bajo las hojas blancas poco a poco sumergiéndose dentro de su memoria y de todo lo que sucedió después de haber dejado a la chica. “Recorría como un loco las calles de ese pequeño pueblo, gracias a la sangre de la mujer sus fuerzas habían regresado pero aun necesitaba mas para saciarse. Durante esa noche se dedico a un desenfrenado placer de sangre y muerte; cazo y dejo a su paso tantos cuerpos que tal vez fuera esa la razón que su perseguidor logro dar con el de nuevo.”
Un destello lo saco de sus recuerdos, la luz de la luna se reflejaba en las ventanas de un hospital cercano a su ubicación actual, -genial…mas similitudes –murmuro negando un poco mientras el edificio atraía una nueva cantidad de imágenes pasadas. “Corría por su vida nuevamente por las calles de ese lugar, tras el un lobo enorme seguía su pista gruñendo rabioso y furico; haber interrumpido la cena de su perseguidor tal vez no fue su idea mas brillante, hasta el momento no había usado su poder y no pensó que tendría que hacerlo pero ese lobo lo volvería el platillo de media noche si no hacia algo. Un movimiento y oxido las bases de una casa provocando que se derrumbara sobre el lobo, luego de eso solo una explosión de polvo y un aullido de ira fueron lo ultimo que su memoria registro antes de que todo se volviera negro”.
Cuando llego a usa ultima parte sus recuerdos acabaron, no recordaba mas y cuando trataba fuertes jaquecas lo aquejaban por lo cual al final opto por cesar de buscar mas detalles de esa noche. No se había percatado de cuanto había avanzado hasta que se vio muy cerca del hospital, *genial..justo tengo un poco de hambre* fue su pensamiento mientras de forma agil oxidaba la puerta lo suficiente para poder meter su brazo y tomar una de las bolsas de sangre del congelador a un costado de la misma. Tal vez no seria el vampiro mas salvaje y asesino, pero sabia utilizar sus recursos de la mejor manera posible para obtener lo que deseaba, incluso en su trabajo usaba su sonrisa y su cuerpo para sacar total ganancia de sus clientas y luego cenarlas como bono extra.
Bebió de la bolsa hasta estar saciado, lanzo el envoltorio a un basurero de desechos y una vez mas tomo distancia del edificio que tanto le recordaba a la única mujer que había optado por ayudarlo sin ninguna clase de segunda intención. Al tomar la distancia suficiente, una vez mas llevo sus orbes hacia el cielo estrellado, -una..noche..hermosa…-musito despacio para si mismo. Hipnotizado por la belleza del firmamento no capto nada alrededor suyo hasta que choco con alguien. La voz de la chica le parecía muy familiar, tal vez fuera una clienta, -para nada..fue….-quedo con las palabras en la boca ya que al momento que oriento su mirada a la persona frente a el quedo congelado.
Perdió su semblante tranquilo y ligeramente sarcástico para ser reemplazado por una expresión de asombro total; frente a el, se encontraba la protagonista de sus recuerdos, como si de un fantasma se tratase la reacción inmediata fue dar un par de pasos hacia atrás tratando de recuperar la calma, -t..tu….-fue todo lo que alcanzo a decir antes de volver a quedar mudo por la sorpresa mostrando por primera vez una emoción real y no la felicidad que había fabricado hace años para su vida diaria.
Darren Gabrielli- Mensajes : 127
Re: Snow, Memories, long waited encounter under the white trees of winter (Juliette K. LeNoir)
Estaba demasiado pensativa, miraba en realidad sin mirar. Sus preocupaciones eran lo que mantenía a su mente en estado de vigía constante. Cuando salió, lo había hecho a regañadientes. Estaba demasiado enfocada en no volverse un peligro, puesto que en un hospital se tenía que mantener tranquila, sin deseos de sangre. Sabía controlarlo, pero muchas de las veces, era demasiado difícil hacerlo. En especial cuando se llevaba tres días sin alimento.
Pensó en antes de irse, tomar una de las bolsas del banco de sangre. La tomó y se la bebió en el camino, antes de proseguir su marcha. Al parecer, la bolsa le había abierto el apetito, pero tendría que controlarse. No podía morder a nadie. No podía atacar a nadie esa noche. Irónico, pero esa noche le recordaba al momento en que había salvado al vampiro de ser enviado a un congelador y haber muerto por la falta de sangre.
Suspiro, de nuevo el aire olía a castañas calientes como ese día, las hojas eran blancas por la nieve que caía sobre ellas, incluso se detuvo unos instantes a admirarlas.
Eran demasiadas cosas para una cabeza, por ello no le sorprendió en lo absoluto que terminara chocando con alguien. Acostumbrada a sentir el frío incluso en el cuerpo de las personas, no se percato de su condición hasta que percibió su aroma. Era uno de los suyos, diferente clase quizá, pero era un vampiro. Cerca del hospital. Todo sería semejante, pero le faltaba estar a punto de morir.
Entrelazo sus dedos en sus manos, levantando su vista para encontrar la suya. Esos ojos se le hicieron familiares. La mirada también, pero no podía a ciencia cierta precisar quien era. Su mirada castaña viajo por el rostro, tratando de identificarle, sin éxito.
-Si, lo siento, debería caminar con más cuidado. Iba demasiado distraída, espero que no estés molesto- empezó a hablar antes de darle la oportunidad de terminar, por que al parecer el chico se había quedado mudo. Era un vampiro, pero no se consideraba tan hermosa como para detener a un vampiro fotosensible, mucho menos como él que tenía enfrente, así que no pudo comprender su asombro-No siempre choco con las personas, tampoco es para que pongas esa cara, no te di muy duro- seguía hablando, mientras fruncía el ceño. Su rostro se le hacía demasiado familiar.
No le gustaba no recordar las cosas, en especial sabiendo que al ser un vampiro, podía recordar cualquier cosa. Era extraño reconocer a alguien de forma incompleta, siendo que nunca se le olvidaba un rostro, una expresión. Tenía demasiada facilidad para reconocerlos. Se tapo con el abrigo hasta la barbilla, pesé a que no tenía frío, por costumbre.
La noche era igual a ese día nevado. Parecía como si se hubiera regresado hace a treinta años atrás.
-Creo que estoy loca, pero me pareció haberte visto antes...disculpa por las molestias, no era mi intención verte de forma tan insistente, pero tu rostro se me hace demasiado familiar- en esos momentos despreciaba a su memoria, nunca le había fallado, y le tenía que fallar en esos instantes. Se sentía una completa lunática, seguramente el chico pensaba lo mismo de ella. No solía importarle los pensamientos de otras personas, pero por alguna razón no podía dejar de preguntarse por que sentía que lo conocía. Era como ser llevado por una obsesión, y vaya que ella sabía vivir de obsesiones.
La nieve seguía cayendo a sus pies, cubriendo la acera de un color blanco, al igual que los establecimientos. Era un lindo paisaje, el aroma del agua congelada, de la comida caliente, del café eran una cosa maravillosa. Hacían que su corazón, aunque ya no latía, siguiera cantando. Cantaba a ese ritmo. Por un instante se quedó ida, mas el chico no se iba. Quizás, y sólo quizás era una excelente idea hablar con él, para buscar en sus recuerdos quien era.
Pensó en antes de irse, tomar una de las bolsas del banco de sangre. La tomó y se la bebió en el camino, antes de proseguir su marcha. Al parecer, la bolsa le había abierto el apetito, pero tendría que controlarse. No podía morder a nadie. No podía atacar a nadie esa noche. Irónico, pero esa noche le recordaba al momento en que había salvado al vampiro de ser enviado a un congelador y haber muerto por la falta de sangre.
Suspiro, de nuevo el aire olía a castañas calientes como ese día, las hojas eran blancas por la nieve que caía sobre ellas, incluso se detuvo unos instantes a admirarlas.
Eran demasiadas cosas para una cabeza, por ello no le sorprendió en lo absoluto que terminara chocando con alguien. Acostumbrada a sentir el frío incluso en el cuerpo de las personas, no se percato de su condición hasta que percibió su aroma. Era uno de los suyos, diferente clase quizá, pero era un vampiro. Cerca del hospital. Todo sería semejante, pero le faltaba estar a punto de morir.
Entrelazo sus dedos en sus manos, levantando su vista para encontrar la suya. Esos ojos se le hicieron familiares. La mirada también, pero no podía a ciencia cierta precisar quien era. Su mirada castaña viajo por el rostro, tratando de identificarle, sin éxito.
-Si, lo siento, debería caminar con más cuidado. Iba demasiado distraída, espero que no estés molesto- empezó a hablar antes de darle la oportunidad de terminar, por que al parecer el chico se había quedado mudo. Era un vampiro, pero no se consideraba tan hermosa como para detener a un vampiro fotosensible, mucho menos como él que tenía enfrente, así que no pudo comprender su asombro-No siempre choco con las personas, tampoco es para que pongas esa cara, no te di muy duro- seguía hablando, mientras fruncía el ceño. Su rostro se le hacía demasiado familiar.
No le gustaba no recordar las cosas, en especial sabiendo que al ser un vampiro, podía recordar cualquier cosa. Era extraño reconocer a alguien de forma incompleta, siendo que nunca se le olvidaba un rostro, una expresión. Tenía demasiada facilidad para reconocerlos. Se tapo con el abrigo hasta la barbilla, pesé a que no tenía frío, por costumbre.
La noche era igual a ese día nevado. Parecía como si se hubiera regresado hace a treinta años atrás.
-Creo que estoy loca, pero me pareció haberte visto antes...disculpa por las molestias, no era mi intención verte de forma tan insistente, pero tu rostro se me hace demasiado familiar- en esos momentos despreciaba a su memoria, nunca le había fallado, y le tenía que fallar en esos instantes. Se sentía una completa lunática, seguramente el chico pensaba lo mismo de ella. No solía importarle los pensamientos de otras personas, pero por alguna razón no podía dejar de preguntarse por que sentía que lo conocía. Era como ser llevado por una obsesión, y vaya que ella sabía vivir de obsesiones.
La nieve seguía cayendo a sus pies, cubriendo la acera de un color blanco, al igual que los establecimientos. Era un lindo paisaje, el aroma del agua congelada, de la comida caliente, del café eran una cosa maravillosa. Hacían que su corazón, aunque ya no latía, siguiera cantando. Cantaba a ese ritmo. Por un instante se quedó ida, mas el chico no se iba. Quizás, y sólo quizás era una excelente idea hablar con él, para buscar en sus recuerdos quien era.
Juliette K. LeNoir- Mensajes : 25
Re: Snow, Memories, long waited encounter under the white trees of winter (Juliette K. LeNoir)
No lograba sacar su mente de la sorpresa que habia recibido al ver a esa mujer. No estaba loco y sabia que se trataba de la misma doctora a la que le debia su vida y si no era, pues habia encontrado uno de esos famosos dobles que habia escuchado todos tenian en el mundo. Suspiro suavemente y recompuso su expresion, de nuevo a esa sonrisa falsa que habia sido ensayada por tanto tiempo, que pasaba por una real, aun entre las personas que mejor lo conocian.
Una vez recompuesto, tomo atencion a las palabras de la chica, entonces no era solo el quien la encontraba familiar, sino ella tambien a el, "puede ser ella" penso recorriendo su rostro con sus ojos, llenando su cuerpo de su aroma, algo tan embriagante, como flores en plena primavera mezclado con cafe recien echo, un aroma que lo atontaba por completo.
-Creo que somos dos, perdona mi actitud inicial, estaba perdido en unos recuerdos y no te vi llegar -comento de forma tan natural que parecia verdad, mentir tambien se habia vuelto una parte de su dia a dia, engañando a las simplonas humanas, para luego entrar a sus hogares y convertirlas en el platillo de la noche.
Mientras pensaba que decirle, noto su mirada inquisidora provocandole mucha curiosidad y aun mas cuando escucho lo que dijo, casi robandole las palabras de la boca. Suspiro en ese momento, siendo aquejado por el mismo dolor de cabeza que sentia cuando un recuerdo de esa noche, buscaba abrirse paso pero por mas que trataba de decifrarlo, solo habia bruma y oscuridad, seguido del aullido de un lobo en la lejania.
-No lo creo, tambien te me haces muy familiar, te parece si vamos por un cafe o algo para hablar mas tranquilos? -pregunto con la misma tranquila y leve frialdad que lo caracterizaba, pasando de una sonrisa falsa a una rodeada de misterio y seduccion, algo ya impreso en su forma de ser, cuando conocia a una mujer tan hermosa como ella.
Giro sobre sus pasos, caminando con total tranquilidad hacia una cafeteria cercana al parque donde estaban. No necesitaba ver si la mujer iba tras el, si la curiosidad de ella era tan grande como la suya, no estaria tranquila hasta saber de donde lo conocia ni el estaria tranquilo hasta entender, por que era tan similar a esa doctora que lo salvo.
Llego a la cafeteria pero no se sento y entro mas bien a pedir algunas cosas, en lo que la chica llegaba con el. Ahora tenia un problema un poco mayor que solo su memoria. El aroma de la mujer le produjo nuevamente sed y ahora debia lidiar con las ganas, de no tratar morder su cuello y beber su sangre, hasta secarla o bueno hasta que estuviera satisfecho, lo que llegara primero.
Una vez recompuesto, tomo atencion a las palabras de la chica, entonces no era solo el quien la encontraba familiar, sino ella tambien a el, "puede ser ella" penso recorriendo su rostro con sus ojos, llenando su cuerpo de su aroma, algo tan embriagante, como flores en plena primavera mezclado con cafe recien echo, un aroma que lo atontaba por completo.
-Creo que somos dos, perdona mi actitud inicial, estaba perdido en unos recuerdos y no te vi llegar -comento de forma tan natural que parecia verdad, mentir tambien se habia vuelto una parte de su dia a dia, engañando a las simplonas humanas, para luego entrar a sus hogares y convertirlas en el platillo de la noche.
Mientras pensaba que decirle, noto su mirada inquisidora provocandole mucha curiosidad y aun mas cuando escucho lo que dijo, casi robandole las palabras de la boca. Suspiro en ese momento, siendo aquejado por el mismo dolor de cabeza que sentia cuando un recuerdo de esa noche, buscaba abrirse paso pero por mas que trataba de decifrarlo, solo habia bruma y oscuridad, seguido del aullido de un lobo en la lejania.
-No lo creo, tambien te me haces muy familiar, te parece si vamos por un cafe o algo para hablar mas tranquilos? -pregunto con la misma tranquila y leve frialdad que lo caracterizaba, pasando de una sonrisa falsa a una rodeada de misterio y seduccion, algo ya impreso en su forma de ser, cuando conocia a una mujer tan hermosa como ella.
Giro sobre sus pasos, caminando con total tranquilidad hacia una cafeteria cercana al parque donde estaban. No necesitaba ver si la mujer iba tras el, si la curiosidad de ella era tan grande como la suya, no estaria tranquila hasta saber de donde lo conocia ni el estaria tranquilo hasta entender, por que era tan similar a esa doctora que lo salvo.
Llego a la cafeteria pero no se sento y entro mas bien a pedir algunas cosas, en lo que la chica llegaba con el. Ahora tenia un problema un poco mayor que solo su memoria. El aroma de la mujer le produjo nuevamente sed y ahora debia lidiar con las ganas, de no tratar morder su cuello y beber su sangre, hasta secarla o bueno hasta que estuviera satisfecho, lo que llegara primero.
Darren Gabrielli- Mensajes : 127
Re: Snow, Memories, long waited encounter under the white trees of winter (Juliette K. LeNoir)
Ella no solía tener obsesiones por los vampiros extraños que en ocasiones llegaba a encontrarse. En general , los vampiros con los que se relacionaba eran escasos, y si llegaba a hacerlo, nunca era de forma personal o sentimental. Siempre fue demasiado claro para ella.
El vampiro que estaba frente a ella, había de reconocerlo, era bastante atractivo. Sin duda el sueño de cualquier mujer, pero hace mucho que la vampiresa había dejado de soñar. Podía haberlo pasado de largo, mas llamaba su atención que no lo conocía y parecía recordarlo. No podía explicarse a ciencia cierta ese fenómeno. La razón de haber perdido la memoria era desconocida para su persona acostumbrada a las respuestas prácticas y precisas,causándole un sentimiento de intriga o curiosidad.
-Me encantaría- su acento francés era fuerte en el idioma, pero se había acostumbrado demasiado a él para quejarse.
Le invitó una taza de café, la cuál estaba por unos instantes decidida a rechazar. ¿Por qué una mujer rechazaría tomar una taza de café con una compañía masculina así? Bueno, no le gustaba su sonrisa falsa. Era consciente de que no estaba sonriendo, si no fingiendo amabilidad y un semblante. La experiencia con sus pacientes, le permitían darse cuenta de esos detalles, pequeños a la vista de cualquier humano, pero perfectamente percibidos por un experto en observar.
La nieve llenaba sus botines de tacón negros, y también se mantenía en su abrigo de lana de color marrón, suspiro y finalmente aceptó ir con él por un café. Su enfermera le había instado a marcharse, estaba segura que si se quedaba más tiempo atendiendo pacientes muchos sospecharían de su condición, pues su mente era lúcida aún sin dormir. Le siguió en un paso delicado y elegante, sin hacer ruido con los tacones, metiendo las manos enguantadas de piel café en los bolsillos, acomodándose la bufanda bien, alrededor del cuello.
Las personas pasaban rápidamente a su lado, algunas se detenían a disfrutar el paisaje invernal en esa noche, otras buscaban inútilmente el abrigo de cualquier zona cálida, aunque fuera dentro de sus propios abrigos, como si cubrirse con más fiereza el rostro, les protegiera más del frío que si lo hacían con gentileza. Algunos llevaban niños que corrían y disfrutaban de la nieve, lanzando bolas. Podía esquivarlas con facilidad, pues conocía y dominaba a la nieve y al hielo.
El hombre entro a una cafetería muy conocida en esa zona, por su ambiente cálido y hogareño. El aroma a café y a madera rústica embriago sus sentidos, junto con un aroma diferente, el aroma fuerte de las hierbas silvestres provenzales, de las maderas de los robustos árboles que crecían en las zonas mediterráneas, o de las barricadas de vino. No pensaba fuera el café, seguramente era el vampiro que tenía enfrente. No le agradaba la idea del aroma, aún tenía sed y si permitía aspirar más, seguramente mordería el cuello del hombre, succionando su sangre...le ardía la garganta de solo pensarlo. Había olido a otros vampiros y le habían provocado el mismo efecto, era una libertina en esas cuestiones, dejaba salir sus instintos con facilidad, pero no le agradaba la idea de dejarlos salir en un sitio tan cercano al hospital.
Se adelantó de la puerta a la caja, manteniéndose detrás de él, pidiendo un café capuccino de crema irlandesa sin azúcar. No le gustaban las cosas dulces, prefería el sabor y cuerpo amargo del café. Aferro suavemente su bolso y escogió una mesa apartada para hablar con libertad.
El vampiro que estaba frente a ella, había de reconocerlo, era bastante atractivo. Sin duda el sueño de cualquier mujer, pero hace mucho que la vampiresa había dejado de soñar. Podía haberlo pasado de largo, mas llamaba su atención que no lo conocía y parecía recordarlo. No podía explicarse a ciencia cierta ese fenómeno. La razón de haber perdido la memoria era desconocida para su persona acostumbrada a las respuestas prácticas y precisas,causándole un sentimiento de intriga o curiosidad.
-Me encantaría- su acento francés era fuerte en el idioma, pero se había acostumbrado demasiado a él para quejarse.
Le invitó una taza de café, la cuál estaba por unos instantes decidida a rechazar. ¿Por qué una mujer rechazaría tomar una taza de café con una compañía masculina así? Bueno, no le gustaba su sonrisa falsa. Era consciente de que no estaba sonriendo, si no fingiendo amabilidad y un semblante. La experiencia con sus pacientes, le permitían darse cuenta de esos detalles, pequeños a la vista de cualquier humano, pero perfectamente percibidos por un experto en observar.
La nieve llenaba sus botines de tacón negros, y también se mantenía en su abrigo de lana de color marrón, suspiro y finalmente aceptó ir con él por un café. Su enfermera le había instado a marcharse, estaba segura que si se quedaba más tiempo atendiendo pacientes muchos sospecharían de su condición, pues su mente era lúcida aún sin dormir. Le siguió en un paso delicado y elegante, sin hacer ruido con los tacones, metiendo las manos enguantadas de piel café en los bolsillos, acomodándose la bufanda bien, alrededor del cuello.
Las personas pasaban rápidamente a su lado, algunas se detenían a disfrutar el paisaje invernal en esa noche, otras buscaban inútilmente el abrigo de cualquier zona cálida, aunque fuera dentro de sus propios abrigos, como si cubrirse con más fiereza el rostro, les protegiera más del frío que si lo hacían con gentileza. Algunos llevaban niños que corrían y disfrutaban de la nieve, lanzando bolas. Podía esquivarlas con facilidad, pues conocía y dominaba a la nieve y al hielo.
El hombre entro a una cafetería muy conocida en esa zona, por su ambiente cálido y hogareño. El aroma a café y a madera rústica embriago sus sentidos, junto con un aroma diferente, el aroma fuerte de las hierbas silvestres provenzales, de las maderas de los robustos árboles que crecían en las zonas mediterráneas, o de las barricadas de vino. No pensaba fuera el café, seguramente era el vampiro que tenía enfrente. No le agradaba la idea del aroma, aún tenía sed y si permitía aspirar más, seguramente mordería el cuello del hombre, succionando su sangre...le ardía la garganta de solo pensarlo. Había olido a otros vampiros y le habían provocado el mismo efecto, era una libertina en esas cuestiones, dejaba salir sus instintos con facilidad, pero no le agradaba la idea de dejarlos salir en un sitio tan cercano al hospital.
Se adelantó de la puerta a la caja, manteniéndose detrás de él, pidiendo un café capuccino de crema irlandesa sin azúcar. No le gustaban las cosas dulces, prefería el sabor y cuerpo amargo del café. Aferro suavemente su bolso y escogió una mesa apartada para hablar con libertad.
Juliette K. LeNoir- Mensajes : 25
Re: Snow, Memories, long waited encounter under the white trees of winter (Juliette K. LeNoir)
El aroma del cafe lograba mitigar un poco el de la chica. Su control era bastante bueno eh incluso se jactaba de poder resistir el deseo de sangre si no estaba en una situacion desesperada. Noto a la chica entrar y salir pidiendo unicamente un cafe. Al momento que abandono el local, sus sentidos regresando levemente a la normalidad, logrando controlarse a tiempo. Un movimiento casi imperceptible de su cabeza y un leve gruñido fue todo lo que broto de sus labios luego de hacer su pedido.
Abandono el local en silencio. Afuera siguio el aroma de la vampiresa, hasta la mesa que habia elegido. Se encontraba apartada de todo, algo muy conveniente para los temas que debian tratar. En silencio camino entre las mesas hasta llegar. Tomo la silla en frente, jalandola un poco, dejando caer su cuerpo en ella de forma que su espalda quedo medio apoyada, manteniendo medio cuerpo fuera.
-Me gustaria hablar de unas cosas en lo que traen el cafe -empezo mirandola de forma fija mientras reposaba un brazo en la mesa. Viendola con mayor detalle, noto que eran aun mas hermosa de lo que pudo captar en el choque. Podia notar un aire de elegancia mezclada con esa mirada penetrante. Pudo notar tambien que era como el, buscaba obtener cada detalle de sus alrededores, ademas de las personas que la rodeaban.
Antes de poder decir algo mas, sintio el aroma de las bebidas. Un leve suspiro dejo sus labios, cerrando sus ojos, esperando que la humana se marchara. Ya ida, regreso su atencion a la mujer pero esta vez le mostro una sonrisa real, muy tenue y casi imperceptible pero muy diferente a la falsa que presento en un inicio.
-Empecemos por lo basico, mi nombre es Darren -estiro su mano hacia ella, en una señal amistosa, esperando que tambien se presentara.
Abandono el local en silencio. Afuera siguio el aroma de la vampiresa, hasta la mesa que habia elegido. Se encontraba apartada de todo, algo muy conveniente para los temas que debian tratar. En silencio camino entre las mesas hasta llegar. Tomo la silla en frente, jalandola un poco, dejando caer su cuerpo en ella de forma que su espalda quedo medio apoyada, manteniendo medio cuerpo fuera.
-Me gustaria hablar de unas cosas en lo que traen el cafe -empezo mirandola de forma fija mientras reposaba un brazo en la mesa. Viendola con mayor detalle, noto que eran aun mas hermosa de lo que pudo captar en el choque. Podia notar un aire de elegancia mezclada con esa mirada penetrante. Pudo notar tambien que era como el, buscaba obtener cada detalle de sus alrededores, ademas de las personas que la rodeaban.
Antes de poder decir algo mas, sintio el aroma de las bebidas. Un leve suspiro dejo sus labios, cerrando sus ojos, esperando que la humana se marchara. Ya ida, regreso su atencion a la mujer pero esta vez le mostro una sonrisa real, muy tenue y casi imperceptible pero muy diferente a la falsa que presento en un inicio.
-Empecemos por lo basico, mi nombre es Darren -estiro su mano hacia ella, en una señal amistosa, esperando que tambien se presentara.
Darren Gabrielli- Mensajes : 127
Re: Snow, Memories, long waited encounter under the white trees of winter (Juliette K. LeNoir)
Después de la sangre, uno de los aromas más embriagantes para ella era el café. Era un buen suplemento en los días en que generalmente no podía beber ni siquiera un paquete cruzado o un poco de sangre, entonces mitigaba algunas de sus ansias con un poco de ese líquido, aunque claro nunca con el mismo efecto que la sangre viva, suave y cálida de un cuello o en su ausencia, aunque fuera el paquete del congelador. Podía percibir a cada uno de los humanos que había en la cafetería, pero también podía ver que el vampiro lo hacía y contenía su sed.
Pasó sus manos por la humeante taza, dándoles un calor que no se quedaría, pero por lo menos era una sensación agradable. La nieve caía, se podía ver a través de la ventana, era un bonito paisaje, pese a verlo de noche, pero eso había pasado a segundo término.
-Un placer Darren, mi nombre es Juliette- se presentó con cortesía, mientras mantenía sus orbes castañas en el rostro del hombre en un intento de recordar su procedencia o de dónde lo había llegado a conocer.
Las memorias se negaban a acudir, los velos suaves de tantas noches pasadas en el hospital por la nieve, de tantos cuerpos fríos siendo atendidos por ella, de tantos muertos jugaban y se entrecruzaban una con la otra, para lograr hallar de donde el rostro de él era tan familiar.
-¿Qué clase de asuntos?- preguntó con amabilidad, mientras le daba un sorbo al líquido caliente, que bajo llenando de un calor temporal lo que era un pecho frío, o un estómago sin utilidad más que permanecer en ese sitio, como decoración. Era una sensación agradable, siempre le gustaba sentirla.
Claramente lo dejaría hablar, pero también quería llamar su atención al tema y evitar que la curiosidad del principio fuera mitigada por la llegada de las bebidas. Había notado un cambio en su expresión, en su semblante, de falsedad había pasado a una penosa autenticidad, cosa que agradecía, ya que sabía que podría creerle o confiar más en él. La falsedad, siendo una experta no permitía la entrada de la verdadera confianza, claro a ella no le interesaba ser falsa, pero en esa situación las cosas cambiaban. En especial cuando ninguno parecía recordarse mutuamente, dada la vulnerabilidad a la que estaban expuestos.
Su semblante, sin darse cuenta cambió. Era más expresivo, ansioso, dejando caer una primera de las tantas capas que siempre se había forjado con éxito.
-Son muchas las ocasiones en que en noches como éstas, me encuentro trabajando en el hospital-le dirigió de nuevo la mirada, esperando que quizá él pudiera completar la otra parte de su recuerdo.
Pasó sus manos por la humeante taza, dándoles un calor que no se quedaría, pero por lo menos era una sensación agradable. La nieve caía, se podía ver a través de la ventana, era un bonito paisaje, pese a verlo de noche, pero eso había pasado a segundo término.
-Un placer Darren, mi nombre es Juliette- se presentó con cortesía, mientras mantenía sus orbes castañas en el rostro del hombre en un intento de recordar su procedencia o de dónde lo había llegado a conocer.
Las memorias se negaban a acudir, los velos suaves de tantas noches pasadas en el hospital por la nieve, de tantos cuerpos fríos siendo atendidos por ella, de tantos muertos jugaban y se entrecruzaban una con la otra, para lograr hallar de donde el rostro de él era tan familiar.
-¿Qué clase de asuntos?- preguntó con amabilidad, mientras le daba un sorbo al líquido caliente, que bajo llenando de un calor temporal lo que era un pecho frío, o un estómago sin utilidad más que permanecer en ese sitio, como decoración. Era una sensación agradable, siempre le gustaba sentirla.
Claramente lo dejaría hablar, pero también quería llamar su atención al tema y evitar que la curiosidad del principio fuera mitigada por la llegada de las bebidas. Había notado un cambio en su expresión, en su semblante, de falsedad había pasado a una penosa autenticidad, cosa que agradecía, ya que sabía que podría creerle o confiar más en él. La falsedad, siendo una experta no permitía la entrada de la verdadera confianza, claro a ella no le interesaba ser falsa, pero en esa situación las cosas cambiaban. En especial cuando ninguno parecía recordarse mutuamente, dada la vulnerabilidad a la que estaban expuestos.
Su semblante, sin darse cuenta cambió. Era más expresivo, ansioso, dejando caer una primera de las tantas capas que siempre se había forjado con éxito.
-Son muchas las ocasiones en que en noches como éstas, me encuentro trabajando en el hospital-le dirigió de nuevo la mirada, esperando que quizá él pudiera completar la otra parte de su recuerdo.
Juliette K. LeNoir- Mensajes : 25
Re: Snow, Memories, long waited encounter under the white trees of winter (Juliette K. LeNoir)
El aroma de la bebida lo ayudaba a no perder la concentracion de lo que pasaba frente suyo. Su taza humeaba en frente suyo pero no le daba mucha importancia, no tenia por el momento el deseo de beber la infusion negra mas bien solo necesitaba su olor para mitigar un poco el que emanaba de la bella vampiresa. No sabia por donde empezar, por que la realidad era que no sabia en cual de todas sus visitas a hospitales conocio a esa mujer o si en verdad ella lo habia atendido o solo la vio cuando era transportado.
-Noches de nieve? -cuestiono intrigado. Podia recordar que tuvo una visita especialmente urgente a un hospital cuando un HDLL casi lo redujo a retazos con sus garras. Recordaba que se arrastro como pudo hasta el primer edificio que vio, un hospital donde fue tomado como muerto pero uno de los doctores, una mujer, supo que no era asi y lo sano.
Su nombre tambien le sonaba de algun sitio. Esa mujer con cada nueva palabra que pronunciaba le traia mas preguntas que respuestas, lo cual empezaba a molestarlo. Sacudio un poco la cabeza, llevando sus brazos tras su espalda y luego estirandolos hasta que sus huesos resonaron, relajando su cuerpo. No era normal que le doliera el cuerpo pero desde ese brutal ataque,muchas secuelas le habian quedado, en especial varias cicatricez que jamas terminaron de curarse.
-Te sere sincero...este sitio tiene demasiados humanos y el aroma concentrado no me deja pensar -movio su mano, llamando a la misma mujer que les trajo las bebidas.- Lo pedimos para llevar y continuamos esta conversacion mientras caminamos a un lugar mas privado?
Su capacidad para manipular el oxigeno a su alrededor le era util para controlar los aromas pero no podia usarla siempre o acabaria agotado. Pidio otro cafe para llevar, esperando que la mujer aceptara o declinara su propuesta, llevando sus ojos de la camarera a la mujer que lo acompañaba.
-Noches de nieve? -cuestiono intrigado. Podia recordar que tuvo una visita especialmente urgente a un hospital cuando un HDLL casi lo redujo a retazos con sus garras. Recordaba que se arrastro como pudo hasta el primer edificio que vio, un hospital donde fue tomado como muerto pero uno de los doctores, una mujer, supo que no era asi y lo sano.
Su nombre tambien le sonaba de algun sitio. Esa mujer con cada nueva palabra que pronunciaba le traia mas preguntas que respuestas, lo cual empezaba a molestarlo. Sacudio un poco la cabeza, llevando sus brazos tras su espalda y luego estirandolos hasta que sus huesos resonaron, relajando su cuerpo. No era normal que le doliera el cuerpo pero desde ese brutal ataque,muchas secuelas le habian quedado, en especial varias cicatricez que jamas terminaron de curarse.
-Te sere sincero...este sitio tiene demasiados humanos y el aroma concentrado no me deja pensar -movio su mano, llamando a la misma mujer que les trajo las bebidas.- Lo pedimos para llevar y continuamos esta conversacion mientras caminamos a un lugar mas privado?
Su capacidad para manipular el oxigeno a su alrededor le era util para controlar los aromas pero no podia usarla siempre o acabaria agotado. Pidio otro cafe para llevar, esperando que la mujer aceptara o declinara su propuesta, llevando sus ojos de la camarera a la mujer que lo acompañaba.
Darren Gabrielli- Mensajes : 127
Re: Snow, Memories, long waited encounter under the white trees of winter (Juliette K. LeNoir)
Habían múltiples razones dentro de las cuáles la cafetería Monmouth era su favorita. En primero, le agradaba que todo estuviera tan pequeño y acogedor, podía pasar desapercibida en un lugar como ése, a pesar de las peculiaridades de su especie, dado que eran realmente pocos vampiros los que se internaban a cafeterías tan concurridas y donde los aromas humanos se encerraban, y se mezclaban con fragancias tan exquisitas como el tueste del café, el baicon, los panes, los arándanos y las infusiones.
Sin embargo, ella estaba tan acostumbrada a percibir esencias humanas dado su trabajo, que pasar por la cafetería no era dificultad, a comparación de poder deleitarse con un excelso placer por aquellas fragancias. Acababan de hornear nuevas galletas de chocolate amargo, podía sentir la suave esencia del cacao, el aroma de la mantequilla horneada con la masa de galleta, mezclándose de forma tenue con el aroma tostado del café brasileño, el que era una especialidad de la cafetería.
Todo inundaba de tal forma sus sentidos, que era una de las partes que más le gustaban de su trabajo. La cercanía del Soho Centre le había permitido encontrar aquel lugar, como un oasis en medio de esa ciudad tan alocada y caótica. Claro, a ella esas cosas no le afectaban, pues a diferencia de los mortales, había aprendido a vivir su vida lentamente, como todos los inmortales. Tenía tiempo, mucho tiempo.
Enfocándose a otras cosas, comprendía por que al hombre se le hacía complicado permanecer ahí. En esa noche gélida de invierno, múltiples personas se refugiaban en el calor de las cafeteras de cobre, en sus tostadoras, en los hornos metálicos que le daban al pequeño local un calor tan confortante para enfrentar el frío cruel exterior. Sin embargo, para cualquier vampiro, eso sería percibir la tentación latente de la sangre como si la tuviera en la garganta, pero no se la pudiera pasar.
La sed...era desgarradora, el aroma tan apetitoso y dulce de la sangre, de cada esencia en esa habitación no era sencillo de soportar sin desear sentir esa sangre que estando helada, adquiría una temperatura cálida, mezclada con los aromas penetrantes de la comida. Dejó el pago del muffin de arándano y del café hecho de granos brasileños tostados en caja, retornando a la mesa de madera barnizada con un tono caoba, al igual que el sitio donde se encontraba sentada, dirigiendo su mirada a su acompañante en cuestión. Sus guantes pasaron sus manos por el barnizado, como siempre, un gesto que había aprendido a aceptar como una muestra de apego y de reconocimiento de una buena madera. Un gesto tan humano y a la vez tan meditado.
-Como desees- se incorporó de su silla, pasando los altos tacones por la moqueta de madera gastada, mientras esperaba a que el otro vampiro se pusiera de pie, y se dirigía a la salida .-Podemos ir a mi apartamento o a mi consultorio, como prefieras-dijo con amabilidad, pues al menos esa era la idea que tenía de un sitio más discreto o privado.
Sin embargo, ella estaba tan acostumbrada a percibir esencias humanas dado su trabajo, que pasar por la cafetería no era dificultad, a comparación de poder deleitarse con un excelso placer por aquellas fragancias. Acababan de hornear nuevas galletas de chocolate amargo, podía sentir la suave esencia del cacao, el aroma de la mantequilla horneada con la masa de galleta, mezclándose de forma tenue con el aroma tostado del café brasileño, el que era una especialidad de la cafetería.
Todo inundaba de tal forma sus sentidos, que era una de las partes que más le gustaban de su trabajo. La cercanía del Soho Centre le había permitido encontrar aquel lugar, como un oasis en medio de esa ciudad tan alocada y caótica. Claro, a ella esas cosas no le afectaban, pues a diferencia de los mortales, había aprendido a vivir su vida lentamente, como todos los inmortales. Tenía tiempo, mucho tiempo.
Enfocándose a otras cosas, comprendía por que al hombre se le hacía complicado permanecer ahí. En esa noche gélida de invierno, múltiples personas se refugiaban en el calor de las cafeteras de cobre, en sus tostadoras, en los hornos metálicos que le daban al pequeño local un calor tan confortante para enfrentar el frío cruel exterior. Sin embargo, para cualquier vampiro, eso sería percibir la tentación latente de la sangre como si la tuviera en la garganta, pero no se la pudiera pasar.
La sed...era desgarradora, el aroma tan apetitoso y dulce de la sangre, de cada esencia en esa habitación no era sencillo de soportar sin desear sentir esa sangre que estando helada, adquiría una temperatura cálida, mezclada con los aromas penetrantes de la comida. Dejó el pago del muffin de arándano y del café hecho de granos brasileños tostados en caja, retornando a la mesa de madera barnizada con un tono caoba, al igual que el sitio donde se encontraba sentada, dirigiendo su mirada a su acompañante en cuestión. Sus guantes pasaron sus manos por el barnizado, como siempre, un gesto que había aprendido a aceptar como una muestra de apego y de reconocimiento de una buena madera. Un gesto tan humano y a la vez tan meditado.
-Como desees- se incorporó de su silla, pasando los altos tacones por la moqueta de madera gastada, mientras esperaba a que el otro vampiro se pusiera de pie, y se dirigía a la salida .-Podemos ir a mi apartamento o a mi consultorio, como prefieras-dijo con amabilidad, pues al menos esa era la idea que tenía de un sitio más discreto o privado.
Juliette K. LeNoir- Mensajes : 25
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