New clan, new family, ¿new friends? [Barbara]

Tres días habían pasado desde que la half blood había llegado a la mansión Bathory, de la cual le correspondía una parte según su padre aunque ella no tuviera intenciones de reclamar nada, y ya estaba instalada en una habitación- a prueba de sonido-de la cuarta planta con vista a los jardines y un bello balcón. La casa, o mansión, estaba decorada con un bello y fino gusto, le agradaba bastante. En la habitación había una cama matrimonial con finas sabanas de seda color crema y frazadas del mismo tinte un poco más oscuro, un armario que, más que un armario, parecía una habitación más, entre otra mueblería.

A un lado del ventanal que daba al balcón se encontraba acurrucada Tisha, una tigresita de apenas unos meses a la cual Ariel había salvado de una manada de jaguares en el Amazona, ronroneando por la música clásica que la muchacha estaba tocando en el piano.

Terminó de tocar y sonrió viendo a Tish, tomándola del suelo para ponerla sobre la cola del piano y reír dulcemente.

La vida de Ariel había sido muy aburrida hasta que llegó a Londres, en busca de la mansión Bathory de la que tanto le había hablado su padre adoptivo, y conoció a las Bathory. ¡Una estaba más loca que la otra! Claro que de igual forma eran también divertidas y agradables. Barbara era la reina de la locura, y se la pasaba genial con ella. Luego Heather, esa chica si que adoraba comprar, le había ayudado a elegir todo un guarda ropas completo. Alexandra, esa niña era adorable…le recordaba a ella de pequeña, adoptada también.

Ariel se sentía muy comoda en aquel lugar, con chicas que posiblemente podría llamar amigas a futuro y no sola como hasta el momento. Podría quedarse allí un buen rato si se lograba adaptar al clan.

Luego de una tarde de paseo, y de mi descubrimiento por aquella caja de cigarrillos a medio abrir que mi padre un día dejo en mi habitación, pero ahora conservaba como uno de mis tesoros, era cierto, aveces podía ser yo tan princesa rosa guardando recortes y recuerdos en cajas debajo de mi cama, que olvidaba que yo realmente era un monstruo come princesas.

Hace pocos días había llegado una nueva integrante a la familia, o no llegado mas bien apareció por arte de magia como los McDonalds,graciosa y alegre, no aparentaba los siglitos que tenia encima, hacia que nada mejor que ir a visitarla por un rato.Baje del departamento y a toda velocidad me monte en la camioneta rumana y al estar al volante recordé que no sabia conducir, me baje resoplando:

- cierto, cierto!! mi novio no ha sido capaz de enseñarme a manejar!! CLARO!! si cada vez que viene me lo como a besos!!

Me llama a uno de los guardias rumanos mas cercanos y Sebastian llega "eficientemente" diría Miharu, entrando a la camioneta fuimos a la antigua casa de juegos, si donde había llegado en una caja, donde bailaba en la lavadora con Ian, que días aquellos, al darme cuenta estaba abriéndose la puerta para bajarme, agradecí y entre a casa, corriendo por pasillos, escaleras, largos corredores invadidos de puertas y alfombras antiguas y hasta donde el sonido de un piano terminaba de tocar, abrí la puerta mas que emocionada sin avisar por su puesto!! y de un salto abrace a Ariel dándole de nuevo una calurosa bienvenida.

Una cosa llevaba a la otra y realmente Ariel no sabía porque había decidido ir a Londres, precisamente a la casa Bathory. Había sido una decisión estúpida e impulsada por su padre, a decir verdad, quien no entendía que quizás no le agradaría al clan, ¡ni él las conocía!

Podían ser una familia de arpías y ella se había metido en su cueva como una niña pequeña y exploradora. Podrían haberla encerrado en el altillo, desprovista de sangre y comida, encadenada al suelo para verla morir mientras, mes a mes, iban extrayendo su sangre virgen para bañarse en ella.

Bueno, está bien, estaba exagerando solo un poco. Quizás mucho....bueno, ya, demasiado. La familia Bathory era adorable y la trataban muy bien aun cuando no la conocían, dándole un lugar en la casa y en sus vidas como la supuesta prima de Heather y en verdad la trataban como una más de la familia.

Le estaba tarareando a Tisha cuando una chica entró como muerto que corre el diablo por la puerta y la abrazó calurosamente. Soltó una risita, correspondiéndole.

-¿Hola?-Comentó entre risitas a la rubia que estaba abrazándola.

Barbara, Barbara es ese tipo de persona que es tan alegre que a veces deseas golpearla tal y como Ariel. Era muy efusiva y, aunque Ariel también lo era, le iba a tomar mucho tiempo acostumbrarse a que la muchacha entrara de la nada y la abrazara demostrándole afecto. En donde ella vivía, no pasaba eso. Era pelear por tu comida o que te muerdan.

-¿Cómo estás, pequeña gran rubia?-

acaso habían salido de sus labios "pequeña gran rubia" había sido una de las niñas mas altas de su clase, como olvidar como todos la veían extrañados al poder alcanzar el frasco de lapices del estante, la manera que no necesitaba nunca un banco para poder subirse al lavamanos y lavarse las manos cerrando la llave perfectamente sin dejarla goteando, y como siempre tuve que usar vestidos de tallas mas grandes a los que las niñas de mi edad usaban.

todo eso ignorando que era una half y me desarrollaba mas rápido que las niñas normales, pero eso solo era un pequeño detalle. Solté mi caluroso abrazo y me senté en una de los sofás que estaban en la habitación y vi a la pequeña cachorra salvaje esconderse bajo la cama, gruñendo para defenderse de mi presencia tan escandalosa y extraña:

- perdona mi atrevimiento, pero estaba sola en casa y pensé en venir.

curiosa no alejaba mi vista de la dirección de la cama, agachándome levemente desde mi asiento para tratar de ver a la cachorra:

- Es realmente hermosa, debe comer mucha carne o.o-

Pequeña...Bueno, está bien,decirle pequeña a Barbi era un poco tonto puesto que por su altura me pasaba unos centímetros, unos largos centímetros. Pero más allá de eso, la Bathory era una pequeña niña para Ariel. Desde su edad a gran parte de su forma de ser, su poco conocimiento de la vida y la eternidad. No era ni un poco comparado con el de Ariel y el adjetivo "pequeña" era utilizado de forma cariñosa, ni más ni menos y esperaba que la chica no se lo tomase a mal puesto que la intención no tenia que ver con ello.

-Para nada, estaba pensando en invitarte a algún lado, de hecho-

Sonrió cálidamente al pronunciar aquellas palabras, siendo sincera. Ella si había pensado en llamarla para ir al cine o algo similar, pero había temido interrumpirla mientras estaba con su novio y hacer un momento incomodo o generarle un compromiso inexistente.

Vio como Tisha corrió bajo la cama y rió, caminando tras ella al oír las palabras de la half. Sin mucho trabajo, sacó a la tigresa de debajo de la cama y la cargó camino al sillón.

-No tanta, la hago comer variado-Rió acariciandole entre las orejas antes de levantar la vista en dirección a la que habían denominado su sobrina -¿Quieres acariciarla?Su nombre es Tisha-

Siempre había deseado una mascota, recordaba aquel regalo que me dio mi madre en mi cumpleaños, un hermoso conejo que me hacia mas que compañía, era mi amigo y mi aliado, compañero de luchas y almohada e tiempo completo, mi segunda coneja la gane en la feria con tiro al blanco, una bola peluca llena de amor peor mal criada con la comida, siempre había que darle sus verduras en la boca. Ambos eramos un trió inseparable, o eso pensaba yo, cuando Vladimir me dijo que no le gustaban las mascotas, me enoje con el por su puesto, pero tenia razón, era solo un pequeño descuido para que un vampiro los matara y bebiera su sangre en segundos, por simple maldad y ellos que eran tan pequeños y débiles.

Aprovechando que me iba a Rumanía por un largo tiempo, decidí darlos en cautiverio en uno de los zoológicos, allí estarían con otros conejos en la hierba y serian mas felices que en la habitación de un apartamento, hasta podían hacer popo donde quisieran sin ser juzgados por su olor. La pequeña tigresa en brazos de Ariel me hizo recordar todo eso, y algo nerviosa acerque mi mano hasta tocar las suaves orejas, tiernas y coloridas:

- que hermosa.. pero no te la puede ver la ley, es ilegal tener animales exóticos de mascota, así que cuídala


Me aleje de ella en dirección a la ventana, donde acomode mi cabello viendo el jardín, un magnifico día comenzaba:

- ¿aun piensas en esa invitación?

Cierra los ojos al oír sus palabras, asintiendo ligeramente con un deje de dolor por dentro. Tisha era lo único que tenía luego de su moto, y esta no se podía considerar un ser querido aunque fuera parte de su vida, y le dolía horrores pensar en separarse de la pequeña minina que la despertaba cada mañana avisándole que los rayos del sol ya se asomaban o que simplemente la extrañaba y quería jugar. Aquella minina se volvía día a día un pedacito de Ariel, quien siempre había amado los animales y todo lo que tuviera que ver con ellos. Simplemente era parte de su vida.

-Lo sé, igualmente tengo amigos en todos lados...-

Ve por la ventana y suspira suavemente.

-Algún día deberé dejarla libre, en el bosque o la selva para que pueda volver a su hábitat…No sabes cuánto me duele saberlo- Murmura haciéndole mimos a la pequeña y poco feroz gatita en sus brazos.-Pues…sí- Ríe al oír su pregunta -¿Te apetece ir al cine? O por un helado?...Hace mucho que no salgo con amigas-

Bueno, si vamos a los tecnicismos, Ariel nunca había tenido lo que se llama “amiga” hasta que conoció a Barbi, quien consideraba prácticamente su mejor amiga, y a Tähti, aunque esta última iba a ser su cena y no la vio más. ¿Qué sería de ella?

me puse a sus ordenes colocándome firme y arreglando mi cabello en el acto, y camine hacia la ventana junto a ella, no vi nada interesante que observar, asi que tome mi bolso y lo puse sobre mi hombro:

- vamos, pero yo invito!

vi a la pequeña tigra rodar por la habitación luchando con un peluche que tierna se veia, parecía de juguete, como extrañaba tener una mascota, un perrito al cual lo veria crecer y morir :'C, seria muy triste mejor no deseaba tener mascota. Camine hacia la puera de la habitacion y me asome, esa casa era muy grande que nadie viviera alli, obreros caminaban aun de un lado a otro limpiando y manteniendo la casa en buen estado.

-Está bien...pero yo las palomitas!-Ríe; camina por la habitación terminando de ponerse los tacones y su fiel chaqueta negra de cuero antes de tomar las llaves. Miró unos momentos a su gatita y sonríe tiernamente, dejandole comida en un platito y advirtiéndole que la racione sabiendo de antemano que le hará caso porque la educó así. Se acomoda el cabello y sale del lugar con Barbara, sin desviar la mirada a los obreros que van de aquí para allá en el más profundo silencio humano.

-Estoy acostumbrada a vivir sola pero...esta casa da estremecimientos a veces...-Murmura por lo bajo, comentándole mientras observa las habitaciones cerradas y pasillos vacíos. Se encoje de hombros y sale por la puerta principal subiendo a la moto, tendiendole un casco.-Cine y luego helado?

la casa era en su infancia como el mejor patio de juegos, en cada sala habia algo diferente y pocas veces algo repetido, jugar al escondite podría resultar el viaje de un largo laberinto, correr por los pasillos, partir los jarrones, esconderte detras de las cortinas y sentir el suave pelaje de las alfombras mientras te escondes bajo las camas y sueltas pequeñas risas entre tus dientes.
pudieron pasar horas mientras se buscaban entre si, pero algunas veces la mentalidad infantil buscaba los escondites mas faciles aunque pensaramos que fueramos invisibles, reacciones y estabamos frente a la motocicleta, ademas que yo ni sabia andar bici era bastante mala en una motocicleta... recuerdo como anduve sin frenos por las calles de japon ... pero eso seria otra historia, me puse el casco acentando levemente :

- sabes las películas de terror son mis favoritas, me gusta reirme de los falsos vampiros.


me monte en la moto tras ella y cerre el broche del casco.