El aire siempre es más puro luego de un buen diluvio (Lucy)

3 de Febrero.
Era un día precioso en Londres. Por fin el clima daba una tregua y la lluvia cesaba. Estaba nublado y bastante frío, por supuesto, pero para la ciudad inglesa eso era el paraíso. Un paraíso gris oscuro. La gente paseaba aliviada por las calles. Los niños aprovechaban para poder salir a jugar a las plazas y las madres preocupadas los abrigaban con todo lo que tenían.

Cuando abrí la cortina esa mañana y vi que se podía salir tranquilo a la calle, me puse mi gorro azul, mis guantes, la bufanda y un tapado y salí a caminar al Regent's Park. Mi loft estaba ubicado al norte del río Thames, no muy lejos de allí por lo que me tomó una media hora caminando el llegar al parque. Los árboles perennes llenaban el espacio de verde y aunque el suelo aún estaba bastante mojado me senté sobre el césped a observar a los niños jugar en el parque con sus pelotas y en las hamacas.

Me daba un poco de nostalgia. Verlos jugar así me hacía acordar a Cedric y a mi cuando éramos más chicos. Cedric... lo extrañaba mucho. ¿Estaría vivo? Si volvía, ¿me perdonaría? Él siempre había sido un poco enojón y terco, pero yo era su hermana favorita. Tenía que hacer una excepción a su carácter.

Saqué un libro de mi cartera y me puse a leer. Siempre me había apasionado la lectura, por lo que no me costaba concentrarme en lo que leía por más gritos de niños que se escucharan. Respiré profundo; aún había humedad en el aire pero era aire limpio y fresco.

Desliza las pequeñas manitas por el piano de su tía y cierra los ojos dejando oír la rara melodía que había logrado crear, que tanto le encantaba pero que de seguro no recordaría en cuanto cruzara el umbral de la puerta. Con la melodía en su cabeza, se levantó del banquillo y, usando sus zapatillas de ballet, comenzó a bailar como su tía loba le estaba enseñando, aunque acaba haciendo un estilo libre típico para una niña de cuatro años cuando la cogen por la espalda, alzándola. Ríe tontamente y llena de besos a su tía antes de que esta la lleve a su casa.

-Papii.....estás en casa?-

Recorrió el lugar en busca de su padre hasta darse cuenta que no se encuentra y suelta un suspiro, trepándose a un banquillo para abrir la heladera y servirse un vaso de lo que ella llamaba jugo de cereza, calentándolo en el microondas unos minutos. Al sacarlo, lo sopla un poco y lo bebe con traguitos pequeños, tomando su mantita y saliendo de la casa por la ventana como era típico en ella. El día era hermoso, dentro de lo que ella conocía, aunque le entristecía que el cielo hubiera dejado de tirar gotitas de agua puesto que le encantaba correr bajo la lluvia y bailar como si la vida fuera una fiesta interminable con su familia. Sin mucho caminar, llegó al parque que solía frecuentar y sin dejar de beber su jugo caminó por el mismo.

Un aroma delicioso llamó su atención y giró el rostro buscando su origen, divisando a una muchacha rubia leyendo un libro sentada en su banca favorita. Sonrió atraída por su aroma y se acercó a ella, tirando timidamente de su remera con suavidad y una sonrisa.

-Disculpe....¿puedo sentarme?-

Luego de eso, se trepa a la banca y se acomoda el vestido, sacando de su mochilita un libro de Harry Potter. Termina su sangre y guarda la taza dentro de la mochila para ponerse a leer dulcemente.

"Me pregunto quién sería el primero en descubrir la eficacia de la poesía para acabar con el amor..." estaba leyendo cuando una vocecita aguda la distrajo de su lectura. La voz pertenecía a una niña que no tendría más de cuatro o cinco años, aunque lo que la sorprendió no fue el tamaño, su hermosa, su voz o su bonito vestido. ¿Qué niña de cuatro años tenía un vocabulario tan educado? La sorpresa se hizo mayor cuando la pequeña se trepó al banco, guardó la taza llena de liquido carmesí que traía en la mano y sacó un libro de Harry Potter. Sí, Harry Potter.

Stefanie la portada del libro en sus manos: 'Orgullo y Prejuicio'. Después volvió a mirar la portada del libro de Harry Potter que tenía la princesita. Sí, estaba mirando bien. Se le hizo tan ridículo que no pudo evitar echarse a reír. Seguramente la pequeña no estaba leyendo en serio. Era imposible. Sentía como si la niña la estuviera dando una buena lección. Stefanie no había agarrado Harry Potter como hasta los doce años. -Adelante señorita -sonrió. No tenía mucho sentido darle su consentimiento ahora que ya estaba sentada, pero bueno.

-¿Te gusta Harry Potter? -preguntó, dejando de lado su propio libro. -Mi personaje favorito es Ginny, pero Ron es muy gracioso -comentó-.

Entonces recorrió la recorrió con la mirada. Esa tez tan pálida, ese líquido rojo que traía en el vaso, esa inteligencia al hablar, su avanzada lectura, esa gracia que tenía y que daba ganas de abrazarla. No parece muy humana -pensó con sorpresa.

[...]- Hola, Harry –dijo – hola Ginny…está todo lleno… no puedo encontrar sitio...
- ¿De que estás hablando? – dijo Ginny que había pasado a Neville para mirar en el ultimo compartimiento – Aquí hay espacio, solo está Lunática Lovegood[...]La chica de la ventana les miró. Tenía el largo pelo rubio enredado y sucio, las cejas muy claras y los ojos grandes, que le daban aspecto de estar siempre sorprendida. Harry comprendió porque Neville había escogido pasar ese compartimiento. La chica daba la impresión de estar claramente chiflada. Quizás fuera el hecho de que tenia su varita a la altura del oído para protegerse, que llevaba un collar de corchos de cerveza de mantequilla o que estaba leyendo la revista boca abajo. Sus ojos pasaron de Neville a Harry y luego a las nuevas. Asintió
- Gracias –dijo Ginny sonriéndole
Harry y Neville pusieron los tres baúles y la jaula en el portaequipajes y se sentaron, las chicas también ella habían miniaturizado sus baúles. Luna los miraba por encima de su revista vuelta del revés, que se llamaba "el Quisquilloso". Parecía no tener que parpadear tanto como el resto de los humanos. Ella miraba y miraba a Harry, que se había sentado enfrente suyo y ahora deseaba no haberlo hecho...[...]

"Lunática", pensó Lucy con cierto desagrado por los personajes del libro en aquel momento. Harry Potter y la orden del fénix era uno de los libros favoritos de la pequeña híbrida, pero odiaba como todos en el libro parecían tratar mal a la rubia solo por ser diferente a ellos. Por eso jamás se mostraba como era con los otros niños, siempre la han tratado mal por ser más inteligente o más bonita, pero no era su culpa...simplemente crecía más rápido que todos los otros niños y eso le parecía muy divertido, solo que de vez en cuando se sentía mal por todo lo que ellos le decían o por ser simplemente diferente. " Papá dice que eres especial, no diferente", se dijo a si misma en sus pensamientos, antes de simplemente echar ese pensamiento a un lado. Su padre decía eso porque la amaba y deseaba verla feliz mientras podía, no porque realmente lo creyera.

Oyó la voz de la muchacha a su lado y quedó maravillada con aquel armonioso hablar, encantada con su tono semejante a notas musicales aun siendo humana. Sonríe a la chica y asiente, oyendo lo que dice mientras marca la pagina de su libro con un separador de lobos.

-Me encanta, aunque también me gustan los clásicos....-observa el libro que la muchacha sostiene entre las manos y sonríe de lado, dejando el propio a un lado para acomodarse el cabello tras las orejas-Orgullo y Prejuicio es un gran libro, aunque me cuesta un poco entenderlo del todo- Admite con voz divertida y cantarina.

- También me gusta Ginny, aunque Luna Lovegood es mi favorita de toda la saga...luego de Canuto, claro!-Ríe, hablando bien sin darse cuenta, puesto que su mente maduraba más día a día, elevándola de los cuatro años físicos a más de siete mentales por momentos. Aunque claro, a ciertas horas, disfrutaba ser y pensar como la niña de dos años que era, aunque físicamente posea cuatro.-Seguramente te parezca raro mi personaje, pero....a veces creo que lo raro es genial- Sonríe tiernamente como la niña que es.

Su sonrisa era perfecta. Todos sus dientecitos blancos en un rostro propio de un ángel. Casi olvida respirar por un segundo, observando la perfección de aquella niña. Le daba todo tipo de sentimientos contrariados. Por un lado ternura; no podía evitar querer abrazarla y llenarla de besos. Por otro lado miedo; algo en aquella belleza le resultaba peculiarmente aterrador, por inofensiva que pareciera. Por último le daba una especie de celos; esa niña en dos o tres años seguramente podría leer mejor que ella, verse más bonita y quién sabe que otras cosas avanzadas hacía también. Se sentía... como cuando estaba en presencia de sus padres, Loire y Stefan. O de Cedric. O de Vladimir. Click.

Evidentemente la muñequita lectora no era humana. Vivir tanto tiempo en el mundo sobrenatural daba sus frutos al fin. Era como verlo a través de una espesa cortina de humo. Al principio la belleza, el olor, todo te guiaba hacia esa persona. Y luego, al saber que ansiaban hundir sus dientes en tu carne te afectaba del modo contrario.

-Claro, ese libro no es para ti -sonrió calidamente a pesar de lo que sentía. La voz de la pequeña era dulce y aguda. -Aunque seguro que en un par de años lo entenderás mejor, quizás cuando tengas la edad de Lydia la comprendas a ella, a Elizabeth y a sus hermanas de otro modo.

Curiosa preferencia de personajes -pensó. Sirius le parecía un personaje muy por arriba de todos los demás. Pasaba tan desapercibido a veces y sin embargo con su carácter fuerte, infantil y rebelde cada vez que estaba en escena le quitaba el brillo a los demás. Y Luna Lovegood. Ninguno de los dos solía entrar entre los top five y ambos eran incomprendidos por todo el que estuviera fuera de su pequeño grupo de amistades y familia.

-Luna Lovegood me parece un personaje muy bueno, aunque nunca logré tomarle demasiado aprecio. Aunque a decir verdad Sirius puede que sea mi favorito sobre Ginny... -le dijo pensativa. -Creo que en las películas no se les hizo justicia. Las has visto? -preguntó, olvidándose que hablaba con una niña de no más de cuatro años y no con alguien de su edad.

Simplemente asintió ante las palabras de la joven por el libro, claro que no compartía la idea. Ella estaba en perfecta posición de entender el clásico, mas el protagonista no era lo suficientemente interesante para Lucy aun cuando ella respetaba el gusto de la chica. La miró con curiosidad, analizando cada gesto y cada movimiento inconscientemente a la espera del peligro. Su mente aun tenia recuerdos de cuando su madre fue asesinada, a pesar que debería no saber nada de ello, y la mujer le recordaba mucho a ella principalmente por su aspecto tan humano. Claro, sabía que su madre jamás lo había sido, pero aun así se parecía mucho. Con un ligero parpadeo, se aseguró de que no había notado como la analizó y sonrió timidamente de lado.

-La gente suele rechazar o pasar por alto aquello que brilla, que es diferente y maravilloso...por eso Luna y, en menor medida, Sirius, ya que este solo obtiene protagonismo al ser padrino de Harry, no son más que personajes de relleno para muchos...-

Se encoje de hombros luego del breve comentario.¿Si había visto las películas? Asintió ligeramente con la cabeza, aunque arrugó el entrecejo inconscientemente.

-Si, las he visto todas...aunque me parecen..-la duda hace que recapacite sus palabras antes de continuar, pensándolas dos veces antes de hablar-precarias. No soy partidaria de las películas justamente, creo que suelen echar a perder la genialidad de las letras y los personajes pierden levemente su ángel....Por ejemplo, han hecho parecer a James Potter un genio, cuando en realidad era un patán inservible al menos a mi parecer...-Sonríe de lado, sabiendo que es dura pero sin poder evitar confesar su propia opinión.

"La gente suele rechazar o pasar por alto aquello que brilla, que es diferente y maravilloso..." Stefanie se preguntó por un momento hasta que punto eso era verídico si se lo aplicara a la pequeña. Cuando habló de ello hubo cierta calidez en su tono que le llegó al alma. "A veces creo que lo raro es genial"- recordó que había dicho hacia unos segundos. Siendo una pequeña tan precoz y tan hermosa no sería raro que fuera tanto consentida como marginada por otros niños. Los niños pueden ser tan tiernos como crueles. ¿Hasta que punto esta niña había sido testigo de ello?

-Esa gente se lo pierde -sonreí inconscientemente, imaginando la escena como si fuera algo real. -Cuando una persona brilla por ser diferente, a veces es mejor que el tipo de gente que las pasa por alto lo haga. Hay gente que no vale la pena conocer. Y en el caso de Luna y Canuto... la gente que los olvida o considera "de relleno", se pierde de ver lo especiales que son. Creo que siempre aprendemos algo de cada persona, personaje o historia que nos ayuda a crecer como personas. La gente que pasa por alto todo lo especial y diferente se pierde de los mejores aprendizajes.

Asintió escuchando lo que ella decía con interés. Sí, le había pasado que las películas eran solo un accesorio que le transmitía algo más de acción y emociones pero las verdaderas copias fieles siempre serían los libros. "Narnia", "Harry Potter", "Los Juegos del Hambre", "Cazadores de Sombras", "Mujercitas"... había pasado lo mismo una y otra y otra vez.

-Sí, James era algo complejo. No leí todos los libros así que no podría decirlo con certeza, pero todos tenemos puntos buenos y malos. La autora hizo un gran trabajo con la complejidad de la psicología de los personajes y si bien tuvo actitudes malas... también hizo buenas acciones. O acciones que resultaron siendo útiles.

No pudo evitar bajar un poco la mirada al hablar de la gente y su tendencia a separar de ellos lo diferente. Ese tema siempre causaría especial impacto en la pequeña, puesto que ella bien sabía que los humanos no la querían y los vampiros como su padre aun menos. Claro que, personas como su Tio Rob, su padre adoptivo e Innocence eran casos especiales. No era usual que los vampiros disfrutaran estar con una niña como ella, una niña diferente a lo usual que no era ni humana ni vampiro. Ni una naturaleza ni la otra predominaba en su alma, aun menos que en niñas Half-Blood, pero ella no podía hacer más que hacer la vista gorda y seguir caminando con una sonrisa, pasar desapercibida o al menos intentarlo.

Sonríe un poco por sus palabras, con cierta tristeza que afectaba la inocencia en su rostro al recordar a su padre de sangre. -Hay gente a la que no puedes evitar conocer, es cosa de vivir y ese tipo de personas siempre formarán parte de tu vida porque son parte de esta sociedad tan prejuiciosa y escéptica... -Murmura bajo, recuperando momentos después su humor usual, alegre y campante.

-Pues si, hay algo de cierto en eso...Aun así, ¿Crees que un par de buenos actos redime el haber marginado personas solo por celos o ser diferente?-Se encoje de hombros, también era cierto que James solo era un niño inmaduro al igual que todos. Canuto, Lunático...ambos entraban en lo mismo. A pesar de ser sus personajes favoritos, ironicamente, en su momento fueron los peores patanes. -Puede que aun conserve esa imagen de James porque el no tuvo ocasión de madurar...de redimir sus acciones..Quizás estoy siendo un poco dura-sede en aquel punto y sonríe un poco.

Saca dos paletitas marca POP de naranja y le tiende una con amabilidad. Abre la propia y la mete en su boca, adorando el artificial sabor de aquel dulce tan común. Sonríe un poco más mirando al cielo y luego a la chica con un poco de nostalgia.

-Eres muy parecida a mi mamá...-