Queen of Hearts (Athenadora)

Afueras de Volterra, Bosque.
Nublado, 8:54 PM.

El sol se habia ocultado ya, las hermosas estrellas de la bella Italia se ocultaban bajo gruesas nubes que impedian que otra luz que no fuera la luna iluminaran los senderos de ese bosque espeso y enorme que rodeaba Volterra, hogar de los Vulturi. Su mente divago en recuerdos de su ultima vez alli, el gentil y frio tacto de Sulpicia le hacian recuperar viejas sonrisas y suspiros de anhelo y placer.

Sus manos estaban recargadas en el arbol que tenia detras, sus ojos perdidos en los cielos buscando una estrella mientras sus oidos estaban mortalmente atentos a cualquier sonido, cualquier señal del enemigo, ¿Su mision? Capturar un Vulturi y sacarle informacion.

No se sentia preocupado en lo mas minimo, por fuertes que fueran los miembros de la Guardia nunca salian en grupo a menos que fueran persiguiendo a alguien y los miembros que merodeaban en el bosque a lo mucho eran en grupos de dos (Y eso rara vez segun los informes) por lo que encontrarse con uno cazando o de vigilancia no debia tardar, llevaba ya 2 horas alli asi que solo siguio esperando.

Su mente divago nuevamente pensando en su pequeña Reina ¿Que seria de Sulpicia? Aro lo sabia, el se entero cuando el mismo Aro le mando un Ultimatum asi que penso¿La abra asesinado? Ojala no, era muy hermosa y el amaba la coqueteria con mujeres casadas...Una nueva sonrisa surgio en sus labios ¿Seria eso un problema? Claro que lo era, mas que nada porque le gustaban las mujeres peligrosas y las mujeres peligrosas parecian gustar de el.

¿Era su culpa? Claro que si, el adoraba el peligro, pero no solo el peligro, el erotismo, la pasion y el deseo. ¡Ah! ¡Que complicado eres Robert Noback! Un ser nocturno que gusta de arder, no en fuego si no en pasion....

Era una noche nublada y fresca, la guardia estaba entrenando y los tres grandes señores de Volterra deliberaban en el salón de los tronos. Sulpicia estaba ocupada en sus asuntos, reduciendo significativamente las opciones de entretenimiento de su cuñada.

Estaba aburrida, para ser más precisos, el ocio la estaba carcomiendo.
Con un suspiro de fastidio, decidió que una pequeña salida de caza serviría para distraerla mientras encontraba algo más interesante. Sin molestarse en cambiar su atuendo, salió del palacio por uno de los muchos pasadizos. Tacones altos y un elegante vestido verde esmeralda no parecerían muy apropiados para correr por los bosques, sin embargo ella estaba más que acostumbrada a cazar vestida así. Al salir a la ciudad se puso la capucha de la pesada capa negra que llevaba, cubriendo su rostro y ocultando su identidad.

Corrió sin detenerse hasta haber atravesado los muros de la ciudad, una vez ahí disminuyó el ritmo hasta convertirlo en una caminata.

La luna apenas iluminaba el bosque a través de las nubes que cubrían todo el cielo aquella noche. Podía darse cuenta de que aún era temprano, mucho más temprano de la hora a la que acostumbraba salir. El viento le llevó el olor de un humano, a un par de kilómetros de ahí. Corrió hasta llegar hasta él y se detuvo para comenzar a caminar. Una joven asustada, probablemente perdida, daba tumbos entre los árboles.
Con un gruñido de fastidio y desprecio se abalanzó sobre su cuello, destrozándole la garganta con los dientes. La chica estaba demasiado débil y confundida como para representar verdaderamente una diversión para Athenadora.

Bebió su sangre y abandonó su cuerpo, aún con vida, en el suelo. Estaba débil y casi muerta, por lo que jamás llegaría a transformarse, pero tenía el tiempo suficiente para lamentarse y torturarse antes de morir. Era lo menos que Athe tomaría de ella.

No duró mucho, los quejidos y lloriqueos se apagaron al cabo de algunos minutos. La dama dejó el cadáver en donde estaba, seguramente su familia lo encontraría y supondría que había sufrido un accidente.

En ese momento se sintió observada. Percibió un efluvio inconfundible en el aire y se puso de pie con elegancia. Miró con fría curiosidad a su alrededor, manteniendo el rostro impasible.

- ¿Quién está ahí? - preguntó en un susurro, sabiéndose escuchada.

Conforme la noche pasaba el silencio le absorvia cada vez mas, el suave sonido imaginario de su propia musica lleno su mente mientras traia a si mismo los recuerdos de esas poderosas baladas de estridente y perfecta musica que el mismo habia compuesto, la vida de un Rock Star era lo suyo definitivamente, seguro que cuando derrotaran a los Vulturis dedicaria mas a su deseo inhumano de componer y tocar musica para los mortales.

Mas toda su opera mental fue cesada por un pequeño sonido, cerro sus ojos y afino el oido mientras escuchaba ese constante y tenue clacketeo. Una sonrisa se formo en sus labios, era un buen cazador por no decir uno excelente, pero no lo era porque supiera rastrar a cualquier tipo de presa, oh no, lo sabia porque reconocia al instante que ese ser que merodeaba por alli era una mujer ¡Oh y andaba en tacones! Que delicia de situacion.

Rapidamente despego su cuerpo del enorme tronco donde habia estado retosando y comenzo a correr en esa direccion sus pasos eran rapidos y silenciosos casi como un alfiles que caia al piso de tierra blanda, se aseguraba de no hacer el mas minimo ruido: Su presa no debia percatarse hasta que el estuviera cerca. ¡Una mujer Vulturi! ¡Nada mejor! Sus pasos le acercaban cada vez mas a su presa ¡Olio sangre! ¡Que perfecto! ¡Se alimentaba en ese momento!

Una sensacion de la ponzoña queriendo escapar de sus labios le llego mas se contuvo totalmente de que esta escapara de el, el sencillo hecho era que si era una Vampireza usando tacones no podia ser parte de la Guardia a menos claro que fuera esa belleza de nombre Heidi, ¡Ah que delicia! ¿Seria Sulpicia?¿O alguna otra? ¡No importaba! ¡Seria perfecto!

Al llegar al punto donde ella estaba se quedo oculto, sereno observandola alimentarse con una sonrisita juguetona. Lentamente solto el ruido de una respiracion. QUERIA que ella notara que el estaba alli porque de esa manera lograria tenerla para el, se aseguro que estuviera sola: No olia a cortina de baño en millas asi que estaban solos, sus ojos la vieron.

¡Que belleza! Esa mujer era sin duda la Vulturi mas bella justo detras de Sulpicia, hizo memoria para tratar de reconocerla y una sonrisa escapo de sus labios al oirla pedirle que se presentara ante ella, lentamente camino fuera de su pequeño e improvisado escondite y le hizo una reverencia de forma tranquila pero respetuosa.

-Buena noche...My Lady Athenadora

La esposa de Caius...¡Que delicia!