Please don't let me die {Shana y Raven}

Nunca me había sentido tan bien al lado de una mujer que no fuese mi madre y en verdad agradecía sentirme así de querida por Irena. Estar con ella esos días me servía de mucho y hacía que me olvidara de los problemas familiares que tenía. Problemas que durante estos últimos meses se habían incrementado. Ella estaba al tanto y lo mejor era que estaba conmigo. Empero, ese día en especial Irena no parecía la misma de siempre. Tal vez la pequeña Raven que aún no nacía tenía algo que ver con eso.

Ya me había levantado a esa hora, pero en ese entonces estaba acostada en la cama. Irena se había levantado por algo para comer y yo me quede pensando en ella. Era lo único que podía pensar para olvidarme de los problemas de mi familia, lo único que me hacía sentir bien conmigo misma. Aunque sentía que algo malo crecía dentro de su vientre. Tenía miedo de la pequeña Raven, no podía negarlo y menos sabiendo lo que hacen los híbridos al nacer con sus madres. La sola idea de ver a Irena ahí inerte por haber dado luz... Sentí un escalofrío que me recorrió toda la espalda. No podía permitir que eso sucediera, no era fuerte y nunca me había considerado alguien que le gustará pelear, pero si podía hacer algo para salvarla lo haría y ella me había dicho justo lo que tenía que hacer.

Suspiré cerrando los ojos para sentir mejor el olor de mi half en su almohada cuando escuché un plato romperse al caer contra el suelo y me voltee de súbito para ver que era ella. Y de la misma manera me levante de la cama para salir a su encuentro y apoyar mi mano sobre su espalda. Cualquiera pudo haber pensado que fue un accidente, pero mi Irena no hacía cosas así y se quedaba callada como si nada. Me tuvo muy preocupada el tiempo que se mantuvo callada. No fue tanto, pero lo suficiente como para preocuparme y luego soltó la bomba. Le di un beso en la mejilla y acaricié su cabeza algo apurada y nerviosa. – Tranquila. Ya lo traigo, linda – Dije para salir corriendo a la habitación de Robert, tocando su puerta pero sin entrar. – ¡Robert! Irena... – Dije gritando primero, pero luego con duda y volví a estar segura – ¡Raven ya viene!

Presión, una fuerte y casi insoportable presión interna indicaba que el momento había llegado , después de semanas de formación y crecimiento la pequeña Raven estaba lista para ver el mundo. si bien los humanos aun no lograban evolucionar lo suficiente como para dejar de nacer siendo aun fetos , la pequeña al menos tendría la suerte de nacer mejor formada y desarrollarse más rápido gracias a su naturaleza hibrida.

el calmado y rojizo mundo alrededor de su no nato cuerpecito comenzó a agitarse, y el sonido tamborileante de los latidos del corazón de Irena , tan familiares desde que desarrollo el sentido de la escucha en esta ocasión no le arrullaban si no que al contrario, le asustaban dentro de su nula compresión del mundo al que no pertenecía aun.

el vientre húmedo y calentito en el que estuvo flotando los últimos meses comenzaba a vaciarse , el musculo uterino ya no podía soportar el peso del cuerpo de la bebe y había hecho entrar a la madre en trabajo de parto aumentando la presión pélvica y rompiendo la membrana dejando así salir el liquido amniótico que ahora resbalaba por las piernas de la mujer. Adentro la pequeña Raven pateaba y se removía inquieta e incómoda por la perturbación, estirándose y dejando ver desde el exterior un ''morrito'' en la panza de su madre, ''incrustaba'' un pie entre las costillas, volvía y lo sacaba, enrollaba el cordón umbilical en su mano y lo desenrollaba, todo era un caos ahí adentro , ya no estaba flotando, la gravedad y la posición vertical de Irena favorecían a que Raven se deslizara mas rápido hacia el conducto uterino que al no estar suficientemente dilatado aun, generaba un inmenso dolor imposible de tratar pues dilatada o no, el cuerpo de la madre ya no daba marcha atrás con la expulsión de la niña ...

Una figura ingresa en una sala colmada de individuos de entre diecisiete y treinta años, sentados en pupitres organizados en tres niveles semicirculares en torno a una tarima central de al menos diez metros en forma de luna creciente, caminando con un portafolio en una mano, gesto serio e imponente seguido por una pequeña dama que avanza sin emitir sonido. La figura postra sin hacer ruido alguno  un maletín de cuero negro en el gran escritorio en medio de la tarima, organizando algunos papeles en aquel lugar mientras los alumnos terminan de organizarse en sus asientos. La fémina se escabulle hasta el segundo nivel, justo en mitad de la sala, hasta su asiento y deja su morral de jean sobre la mesa. Acomoda sus pertenencias y prepara un cuaderno junto a una pluma azul para anotar. Sonría a un par de caras conocidas y oye un carraspeo grave proveniente del centro de la sala generando un funebre silencio. Atenta, clava los ojos esmeralda en el humano de cabello canoso que se comienza a pasear por la tarima, dispuesto a dar su cátedra.

-Hemos estado hablando estos días sobre los aspectos que influyen en cualquier situación de aprendizaje, aspectos de contenido cognitivo. Hemos hablado de la atención como procedimiento a través del cual se filtran los estímulos en especial aquellos que vamos a tener en cuenta, hemos hablado de la percepción como un proceso a través del cual damos significado a aquello que recogemos y hemos empezado a hablar de la memoria como proceso mediante el cual damo-Con mirada fría y asesina, el anciano profesor de psicología, dirigió los ojos al origen de una melodia estridente de rock que había interrumpido el relato a plena clase, dando con la muchacha de ojos esmeralda que veía por primera vez. -Señorita...Nanther, la invito a retirarse de mi clase. No se si le habrán comunicado, pero no tolero distracciones en mi aula. La veo en los exámenes-Musitó con grave y estridente voz a la adolescente apenada, firme y autoritario.

Shana sin dudarlo un segundo, recogió sus pertenencias y salió del aula completamente apenada, furiosa con quien ha decidido llamarla en plena clase. Tira el morral contra el cesped de forma brusca y atiende el celular viendo antes el identificador. 

-¿Qué demonios quieres, rubio oxigenado? Mas te vale que sea importante o juro meter una bola de fuego por donde el sol no dará jamas......Ve al grano, Noback....-refunfuña, oyendo a la peste de su clan hablar. Se detiene en seco y toma su morral a velocidad vampirica. -Joder Robert, deberías haber abierto la bocaza mas rápido! Voy para allá...y no, no lo hago por ti,imbécil, lo hago por la pequeña Thea. -Corta la llamada, dirigiéndose sin dudarlo al departamento donde Noback tenía a la mujer embarazada bajo los cuidados de una bruja.

¿Como alguien podía ser tan irresponsable? Era el parto de su hija y el maldito desgraciado no estaría ahí. Para poco mas, la enviaba a ella, justo a ella que era una neófita.En cuestión de segundos, se encontraba atravesando la puerta del departamento sin importarle cuanta humana se le impusiera al ver el estado de la half sus ojos se oscurecieron.

-Niña, estas en trabajo de parto-declara, como si la mujer no lo supiera ya. Exasperada, pasa un brazo por su cadera y la levanta para luego recostarla en la cama en una posición en la que al bebe le fuera más facil salir y a ella no le doliera tanto.Miro a la humana y arrugó la nariz-Tu, trae agua hirviente y telas ademas de una toalla, por favor- Sonrió a ultimo momento con suavidad mientras sacaba unas cosas de su morral ahora cargado con artículos necesarios para la situación. Le dedicó una pasiva sonrisa a Irena.

-Mi nombre es Shana...Soy de Imperial Flush,un placer...Te ayudaré con la pequeña hoy...-Inyecta una gran dosis de morfina directo en su carótida, solo la suficiente para suavizar el dolor. A pesar de la dulzura que prestaba, no daba lugar a replica alguna a sus acciones.