I'll watch the stars as they collide. + Drake

Atenas, Grecia. Una ciudad con resplandor único. Definitivamente uno de los lugares más hermosos que ella había visitado. Le encantaba el país, más la capital de éste. Amaba pasear por sus calles y disfrutar de la buena cultura. Aún más adoraba a los ciudadanos, eran tan amables y encantadores con ella. Quizás era por su belleza, similar a la de una diosa griega o quizás era porque se comportaban de esa forma con todos los turistas. De igual forma, Rachel amaba el ambiente. Si le dieran a elegir una ciudad para quedarse permanentemente, elegiría Atenas. Le adoraba casi igual o más de lo que adoraba a Inglaterra, su país natal. Rachel había viajado tanto, conocido tantos lugares, pero ninguno se comparaba con el buen ambiente que representaba Atenas.

Ya llevaba varios días en la ciudad. Sólo gozando de los placeres que ésta tenía por ofrecerle. Había visitado todos los lugares que le recomendaban a los turistas, una vez más y otra vez más. Le encantaba tener esas aventuras, como si aún fuera una simple y común humana. Hasta había dejado que unos jóvenes encantadores le llevaran a lugares que ella nunca había visitado. Fue toda una osadía irse con ésos jóvenes humanos a diferentes partes de Atenas. Disfrutó mucho, no lo podía negar. Aparte, de que ésos chicos no representaban nada, eran humanos indefensos que sólo querían disfrutar de la compañía de la rubia, sin saber el peligro que corrían. Por su mente pasó hacerlos su cena, pero luego opto por no hacerlo, no se lo merecían.

Esa noche no tenía nada fijo que hacer. Sólo pasear por las calles de la ciudad. Se había alistado en la habitación de su hotel. Llevaba un vestido blanco ceñido al cuerpo, con escote en forma de diamante en la espalda. Su cabello rubio y sedoso caía como cascada por el mismo. Haciéndola ver deslumbrante ante la luz de las estrellas, ya que la luna se había escondido. Se movía de forma lenta entre las calles, observando todo y dedicándole una que otra sonrisa a las personas que le dedicaban una a ella. La noche era tan joven, como ella aparentaba serlo.

Por que volvia siempre a esos lugares era mi constante pregunta. Todo el mundo guardaba recuerdos para mi ya que lo recorri de lado a lado pero las zonas aledañas al mar eran las que mas memorias brindaban. Atenas antes habia sido un puerto para mi donde guardaba muchos de mis botines luego de haber hundido los barcos a los que pertenecian. Solo una vez previa a esta habia vuelto a Grecia y fue cuando adopte a mi hija pero hoy estaba de viaje de negocios osea en soledad.

Hace una semana habia llegado a la ciudad con la clasica pantalla de negocios. La informacion que habia suministrado era la de un arqueologo interesado en ver las ruinas alrededor de Grecia. En realidad habia venido por un pago luego de haber eliminado a un traficante de armas que dominaba la sub-zona de Atenas.
Ahora caminaba por las calles vestido de manera sencilla para el clima mediterraneo. Una camisa blanca abierta parcialmente, un pantalon igual blanco a juego de algodon, un sombrero que cubria mi rostro y zapatillas de cuero.

Revise mi reloj calculando que tenia como unas 2 horas antes de recibir el pago. Sali por un callejon hacia un pequeño cafe cerca del centro. Tome asiento en la mesa exterior y pedi un cafe expreso. Tome el periodico, bajando mis gafas para poder leerlo.

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