[18]~Mas que un susurro~[Steven K.]

Esos días fuera de Inglaterra con los ajetreos de la graduación de Tasha, su inscripción en el enorme castillo de Howarts y los viajes de regreso e ida, lo habían tenido algo tenso sin mencionar las visitas que hacían hasta Liverpool para que Joseph auscultara a su princesa y así supieran que ya estaba evolucionando del terrible golpe que había sufrido, pero siempre al lado de él estaba aquella rubia que había conocido casualmente una noche y a quien lentamente fue abriendo su corazón hasta llegar a decirle te amo… a pesar de la naturaleza de ambos.

Quizás algunos hubieran pensado que terminarían trenzados en una lucha sin fin, pero fue todo lo contrario cada historia de ella, cada anécdota, lo adhería más a la hermosa rubia y era hasta tal punto que casi siempre tenía sueños con ella y ese día no fue la excepción, pues tras haber trajinado tanto cayo rendido en un profundo sueño que parecía más un estado de hibernación que otra cosa, pero durante ese largo sueño, recordaba como si volviera a vivir aquella vez que ella lo llevó a tomar café a un lugar bohemio y misterioso, aquella vez que le consiguió un lugar para que pueda quedarse y no era sino con la excusa de poder verla pues ya sentía algo por ella, hasta el momento en que tomaba la mano de ella y le decía -Jude… quédate conmigo… te amo…-

Las horas transcurrían y el permanecía ahí recostado como si nada lo inmutara, como si nada lograra hacerlo despertar, hasta que ese intenso aroma dulce, como si fuera pura esencia de vainilla la cual lograría hacer sonreír a cualquier pequeño pensando en un delicioso postre lo hacía abrir lentamente sus ojos, observando frente a él la belleza hecha dama, la radiante, delgada y bien dibujada silueta de quien reinaba en sus pensamientos; sus labios no tardaron en gesticular una enorme sonrisa, apreciando su extrema belleza antes de atrapar sus labios con los de ella y jalarla hacia él, para que sienta su cálido cuerpo semidesnudo, mientras acariciaba finamente su espalda entrelazando un poco sus dedos en los cabellos de ella.

-Siempre estoy en tus brazos… acurrucándome y acunándome a tu lado mi amor…- le susurraba de igual forma entre beso y beso, -pero sabes… ya es hora de que vea tu hermoso rostro a través de un delicado velo blanco… con tu hermoso vestido con cola larga… que haría juego con mi smoking elegante y seductor para ti no crees?- volvió a besarla esta vez con una pasión extrema, con necesidad de ella y transmitiéndole un infinito amor -ya quiero llevarte al altar mi amor… quiero casarme contigo…- en realidad no tenía nada preparado pero sentía que debía decírselo nuevamente pues a pesar de la naturaleza de ambos a él no le importaba y quería pasar la eternidad junto a su amada Jude.

La mano de la rubia se iba aventurando en el cuerpo del lobo, el cual emitía ese calor único que le encantaba a ella, -no es una mala idea… esos bosques saben ser buenos testigos y en cuanto a los amigos, sólo los cercanos serían nuestros testigos…- sus labios se silenciaban en un instante sobre los de Jude, atrapándolos sin dejar un solo milímetro vacío, acariciándolos con los propios en lentos movimientos, al igual que sus lenguas que iban juntándose en un baile intenso y frenético.

Sus manos, lentamente acarician los brazos de la vampiresa, avanzando por estos dejando ligeras caricias, suaves y sensuales, las cuales abarcan más espacio al llegar a la espada desnuda de ella y lentamente ir bajando por esta, mientras sentía como le era arrebatado ese pantalón de pijama, lo único que los separaba de un tacto más intenso e íntimo y al mismo tiempo como ella lo iba acariciando cuan largo era, ocasionando que su excitación y deseo crecieran más y más dejándoselo notar en las manos de ella.

-Mmmmm me encanta cuando eres tan impulsiva y veloz…- ríe un poco acariciando sus glúteos con sus dedos presionándolos, mientras avanza lentamente por ellos llegando hasta la entrada de su culito la cual acaricia de forma circular estimulándola y dándole ideas de lo que está por comenzar, para después asaltar con los mismos su húmeda y desprevenida vagina, acariciándola sin penetrarla con estos, disfrutando de los gemidos de ella, justo cuando toma su clítoris para presionarlo y acariciarlo, -voy a hacer que me desees tanto que no puedas esperar ni un segundo más- le susurra sobre los labios volviéndola a besar a la vez que sus dedos van introduciéndose lentamente, para luego salir y tomar nuevamente su botón y así torturarla varias veces.

Sus labios parecían estar unidos, pegados, hasta que luego de unos segundos él los soltara mostrándole su cuello intencionalmente para que ella haga lo que desee con este, sin dejar ese torturante movimiento con los dedos, sumándolo a su otra mano que buscaba ya sus preciosos y redondos senos perfectos, los cuales iba acariciando de modo circular, presionado ligeramente uno a uno sus pezones, para volver a acariciarnos de ese modo tan lento y exitante.