jugando en la arena (Althea)

London Bridge is broken down, Falling down, falling down. London Bridge is falling down, My fair lady. aquella cancioncita se repetía en mi mente conforme avanzaba, aquel coro de canción tan mundialmente conocida no salía de mi mente gracias a un capítulo muy extraño de Kuroshitsuji. La melodía parecía resonar por todos lados mientras yo corría de un lado a otro sobre la arena, reí divertida al percibir un vampiro allí. ¡Pero qué tonto! Me acerqué rápidamente y dejé caer a su lado, mirando sus cabellos rubios y su abdomen bien tonificado, cuando esto me mordí el labio inferior divertida pensando que quizás se le había olvidado su naturaleza.

-Nya, pareces un lucerito, los luceros brillan- comenté con aquella aura de inocencia que me envolvía-. Es peligroso para los nuestros ne. Nya tú no pareces peligroso, si lo fueras, no estarías aquí ¿cierto?

Siempre había sido muy normal que yo confiara en los extraños de modo que ya se me hacía habitual que alguien saltase a regañarme por ser tan metida pero al menos lograba conseguir buenos amigos de esa forma también. ¡Me gustaba tener amigos! Aunque por desgracia a veces me alejaba de ellos a tiempo, antes de que mi sed me venciera.

Por lo que pude ver a simple vista el chico era agradado por mi presencia así que sonreí ampliamente olvidando que tenía colmillos y de inmediato me llevé las manos a la boca con intensión de cubrirlos pero no pude evitar sofocar una risita juguetona. Entonces me callé por fin escuchando sus palabras con atención y sonriendo con amabilidad mientras escuchaba atenta sus palabras. Me gustaba como se expresaba aquel vampiro era muy raro ver hombres tan joviales como aquel en estos días y agradecí profundamente el toparme con él.

-Encantada de conocerte Cris Nya, yo soy Althea pero puedes llamarme Thea.. o sólo Nya- canturreé en una vocecita infantil para luego retirar la mirada apenada por su comentario-. Es la arena, me hace brillar.
En realidad, mi piel por si sola había sido muy pálida en mi infancia a falta de luz pero ahora parecía casi transparente al sol, cosa que no me gustaba, hubiera sido todo más fácil al salir a plena luz del día me hubiera hecho polvo. Estaba completamente segura de que ese hubiera sido un buen final para mi historia pero el destino quería que yo tomase venganza de aquel hombre que no tuvo escrúpulos en volverme una de las suyas.
-Qué haces en un lugar como éste, pirata, ¿en vez de surcar los mares?- dije, imitando la voz del Capitán Garfio pero más al estilo de la Capitana T.

Fruncí el ceño mirándole con fingida desaprobación mientras negaba con la cabeza. Muy mala excusa, muy mala excusa, me dije a mi misma, anda que este hombre no sabe nada del mar. No, desde luego que no sabía; nadie podía saber más de barcos, navegaciones, piratas ni sirenas como sabía yo. Nya, al parecer el vampiro pirata se había copiado de mi expresión nya, o quizás se refería a mi, sea como fuere, el chico era agradable y nada que ver con Alexander, ese sucio bastardo. Sentí su dedo picar mi costilla y en un reflejo me retorcí hacia un lado y cerré mis manos en puños como los gatos chinos de la suerte.
-Nya- canturreé mientras movía mis manos de arriba a abajo como esos gatos de oro de la suerte-. La Capitana T, mitad gato y mitad vampiro, siempre está lista para nuevas aventuras, marino.
Nadar repetí para mi misma mientras llevaba mi dedo indice a mi labios, en expresión pensativa pero segundos más tarde ya me estaba levantando de allí y corría hacia el mar. Desde luego esa era mi parte no gatuna, nya.

-Nya, nya, no me alcanzaras- dije, aumentando la fuerza impuesta en el movimiento de mis piernas y brazos cuando vi que me había sobrepasado.
Había escuchado decir en varias ocasiones que los neofitos como yo eran muy fuertes, incluso más que los vampiros ya experimentados y con muchos años. Y si eso fuera realmente así era de esperarse que con mi fuerza no me ganase, tuviera o no más destreza que yo. Entonces me encontré adentrándome ya en la arena húmeda por acción del mar y me eché a ella sin que el agua produjera cambio alguno en mi sensación térmica, incapaz de sentir el frío pero si el aire que arremetía sobre mi cabello.
-El mar es tan hermoso ne ¿Verdad Cris?- pregunté entre risas y luego me puse a canturrear una canción de una de mis películas favoritas mientras bailaba el Hula como las Hawaianas-. Nadaremos, nadaremos~ en el mar, el mar el mar~ hay que nadar nadar, nadar. Lalala~~ Hay que nadar.

-Umm umm, nada de eso. Nada es más hermoso que el mar, ni siquiera yo pero agradezco tu cumplido- dije, sin mirarle a la cara, estando a un de espaldas y con aquella mata de cabello cayendo libremente sobre mis pechos y espalda. Aquel bikini rojo que llevaba para la ocasión era precioso pero más aún se resaltaba el contraste que creaba con la palidez de mi piel y el sofocante azul de mi cabello. Entonces voltee sobre mi hombro sonriendo con dulzura mientras me dejaba hundir en el agua y comenzaba a flotar gracias al constante movimiento en mis piernas. Entonces se sumergió en el agua y segundos más tarde apareció a mi lado. Preferí un leve quejido, la que los dientes de vampiro eran mucho más afilados que los de humanos, cerré mis ojitos por pura maña y acto seguido le agarré el brazo y le mordí cerca de la muñeca, aunque en actitud juguetona.

-Oh, ¿vengativa? como no tienes idea, querido mío- dije a modo de broma para la ocasión pero no por eso era menos cierto.
Aún así, el joven Cristian no tenía porqué saber que aquello era cierto, después de todo yo no sabía si este grandote era un conocido del mastodonte aunque de momento aquello no importaba, luego me pondría a indagar aún así estaba segura de una cosa. Él era demasiado bueno como para mantener relaciones con éste tipo, me convencí de ello y suspiré, mostrando durante segundos una expresión de melancolía que borré rápidamente con una sonrisa.
-Nya 3 años ne~ Estoy sola en el mundo, supongo, quien me convirtió me abandonó a mi suerte- tardé unos segundos en formular mis palabras, no eran cosas que me gustaba decir, sobretodo el odio que sentía por aquel vampiro me carcomía-. Creo que, estos temas son muy triste y no me ponen de buen humor que se diga. Lo siento pero debo pedirte que no hagas más preguntas.

Había pasado años informándome y supe recientemente que él estaba en inglaterra pero aún no sabía como acercarme, nada que pudiera encontrar en las calles podía darme coraje suficiente para verle a la cara. Jamas había luchado anteriormente, nunca había tenido razones y vampiro que no sabe si quiera como defenderse de otro que le arroja al agua debía dar bastante lástima. Volví rápido a la superficie y reí, me lamí el labio inferior sintiéndolo repentinamente seco por acción del agua de mar salada.
-Cristian, ¿sabes pelear?- pregunté con fingida inocencia mientras me acercaba peligrosamente, acechándolo, aunque al final era un juego.
Y entonces salté sobre él arrojándolo a agua conmigo y creando un gran salpicón, por desgracia yo acabé tragando más agua salada de la debida.

-Excusas Cristian, estás oxidado- comenté a modo de broma riendo y aferrándome a sus hombros cuando me cargó.
No se podía negar que tenía un pecho escultural, que era bien parecido y se notaba un aura de bondad al rededor de él, seguramente sería un gran amigo pero de haber sido para otro tipo de relación seguramente no dispondría del tiempo suficiente. Estaba viajando continuamente entre mi trabajo como modelo para revistas góticas y mi misión, a penas me daba tiempo para unos pocos momentos de tranquilidad con aquellos a quienes más querías.
-Verás, hay alguien a quien debo vencer en batalla, de modo que necesito aprender a pelear. ¿Sabes? ¿Me enseñas? Sé que no es algo que se pregunta a menudo pero es muy importante para mi.

Entonces escuché a la lejanía mi teléfono, era mi madre, lo sabía porque tenía un tono especial. Me baje de sus brazos, me despedí y me fui de allí alegando que era una emergencia.

#Partida abandonada.