Tarde de diversión y nueva amistades { Caely M y Alexander D}

por **Violeta Montesco** Dom Nov 18, 2012 7:43 pm

Viernes a la tarde, hacia una semana que estaba viviendo con mi hermosa prima Caely aunque pasar tiempo con su novio me pone bastante nerviosa por la forma en que me mira me incomoda bastante,su belleza sobrehumana era algo que me confundía aun mas, pero hoy no pensaría en eso,tenia otro planes como salir de compras o ir al cine aun no me decidía del todo pero lo que estaba segura es que no lo haría sola era momento de recuperar el tiempo perdido con mi prima y no dejaría que nada ni nadie lo arruinara. Mientras continuaba pensando agarre mi Ipod tirándome en la cama escuchando algunos temas de Maroon 5 y Christina Aguilera cerrando mis ojos y relajándome.

Estaba a punto de dormirme cuando sonó mi celular y sin mucha ganas lo tome abriéndolo,mire de quien se trataba de un salto me incorpore de la cama,leí el contenido del mensaje,era de Caely avisándome que estuviera lista por que ella en una hora mas vendría con su mejor amigo para presentármelo.Inmediatamente deje el celular en la cama para luego quitarme la ropa y entra a darme un baño para refrescarme un poco. Al salir tarareaba un tema mientras escogía que ponerme, los chicos no tardarían en llegar yo aun no estaba lista,pero eso lo arregle pronto ya que en unos cuantos segundos estuve lista, retoque un poco mi cabello y apenas me maquille notándose mas la naturalidad de mi rostro.Me observe una y otra vez al espejo sonriendo,"estoy perfecta"pensé e inmediatamente sentí la puerta del principal abrirse y sin mas salí de mi habitación dirigiéndome hacia el salón.

Violetta:

Al llegar al salón vi entrar a Caely y detrás de ella entro un chico que al mirarlo me deslumbro era muy sexy y atractivo, por lo que tuve que esquivar mi mirada para evitar que alguno de los dos notara mi sonrojo, a veces odiaba ser tan obvia, pero después tendría que preguntarle de donde conoce chicos con tanta belleza que parece que en vez de humanos parecían ángeles,me acerque a ella abrazándola y besando su mejilla

-Hola cariño recibí tu mensaje,el debe ser Alexander verdad?

Mire al chico que me observaba e hice lo mismo con el, me acerque,bese su mejilla aunque debo admitir que su olor es muy embriagante, me aleje un poco para mirarlo a los ojos y sonreirle tratando de que mi sonrojo fuera lo menos notorio posible

-Hola es un placer conocerte,mi nombre es Violetta Montesco, aunque tu ya debes conocerme Caely te debe haber hablado de mi o tal vez no jajaja

por **Caely E. Montesco** Lun Nov 19, 2012 3:11 pm

Ya hacía una semana mi prima había llegado a mi casa, la verdad me parecía extraño que de la noche a la mañana ella quisiera pasar más tiempo conmigo pero no había tenido tiempo de preguntar qué es lo que ocurría o de aplicar un interrogatorio a mitad de la sala. Volker no se había visto muy contento con la noticia de que ella pasaría una temporada conmigo a decir verdad desde que ella estaba viviendo conmigo él se mostraba tenso o molesto y no era para menos, ella era una humana y él un vampiro sediento de sangre…. Humana. No me sorprendía que día y noche discutiera con él y no se lo atribuía a mi prima porque a decir verdad nuestra relación siempre había sido de conflictos, siempre había escusas para pelear, lo único que me alegraba estos últimos días es que esas peleas no fueran a causa de Alexander, mi dulce novio siempre había tenido una especie de celos hacia él y gracias a dios o cualquier fuerza que conspirara a mi favor hacia que volker no se enterara de lo que había pasado entre Alex y yo.

El día de hoy Volker me había llamado temprano para darme la noticia de que tendría que salir de viaje y que no pensaba volver en dos días, algo que me ayudaría a pasar más tiempo con mi prima, así que empecé a formular el plan perfecto para el día, tenia infinidad de planes pero ninguno que me convenciera totalmente, mientras pensaba en que era lo mejor hacer un flash back llego a mi –era una noche maravillosa mientras bailaba tango con Alexander.- Alexander era excelente para formular planes donde todos se la pasaran bien y me había enterado que había pasado por la pérdida de un hijo asi que como buena amiga lo apoyaría en esto intentando distraerlo un poco, tome mi celular y le mande un texto diciendo que tenía que verlo para platicar y pasar todo el día con él, no esperaba que dejara todo lo de su angustioso trabajo o algo por el estilo, pero estaba segura que si lo dejaba solo por el dia de hoy la pasaría muy bien. Segundos después de mandarle el mensaje a Alex le mande uno a mi prima diciendo que se arreglara que un momento Alex y yo pasaríamos por ella, claro que todo esto apostándole a la suerte de la respuesta de Alex. Después de unos minutos la respuesta llego y el pasaría por mi en un rato asi que puse manos a la obra para arreglarme un poco.

Spoiler:

En cuanto vi a Alexander no pude evitar lanzarme a sus brazos para darle un abrazo sincero, demostrándole que estaba con él, que sabía lo que sentía en estos momentos y aunque no había palabras de consuelo que se pudieran decir en estos casos dije lo que era más adecuado –Oh Alex cuanto lo siento, sabes que cuentas conmigo. Te quiero- me aleje un poco y le sonreí, permanecí así unos minutos para luego reaccionar en que mi prima nos estaría esperando –Ven, quiero presentarte a mi prima menor, se llama Violeta y esta algo loca trata de ser menos… Alex- reí cuando dije esto último, no quería que mi prima se entusiasmara con él o pensara que era muy grosero y franco porque a pesar de que yo me divertía con todo lo que él decía muchos lo veían como una ofensa.

Lo tome de la mano y lo guie hasta donde mi prima estaba, sonreí ampliamente antes de sentir un pequeño abrazo de su parte y como no dejaba de hablar, ella era asi, hablaba a veces hasta por los codos, me limite a guardar silencio y alejarme un poco de Alex para asi evaluar su reacción.

por **Alexander Dupont** Mar Nov 27, 2012 5:50 pm

Alexander observó al hombre que estaba sentado frente a él y sonrió con su típico deje de sarcasmo y superioridad. El tipo de mirada que incluso te hace sentir inferior, el abismo negro de sus ojos que hubieran intimidado a cualquiera no parecía hacer ningún efecto en el rubio. No importaba, al final del día acabaría con él y no habría que preocuparse por seres inferiores con ínfulas de valentía -aunque debía aceptar que el chico tenía cierta simpatía-. El rubio tendió sobre la mesa un maletín de cuero negro, del tipo que usaría cualquier empresario aunque Dereck prefería llamarse hombre de negocios. Alexander examinó las muestras con cierto interés, sin duda eran de buena calidad, lo cuál hubiera sido un punto a favor de Dereck… si no fuera porque mataba a todo aquel humano envuelto en cuestiones de Vampiros. Hasta ahora la única humana a salvo era, desde luego, Mayra Ferreira o como le llamaba él, chica policía.
—Ahora que estamos hablando de negocios, ¿qué te parece si me das el dinero? —dijo Dereck con una voz que delataba júbilo.
Alexander, con expresión seria, subió la mirada y notó su frente a cinco centímetros del cañón de una pistola. Dereck rió y río como si de un psicópata se tratase. El pelinegro sonrió como si estuviera enternecido por la situación aunque luego una sonrisa se dibujó en sus facciones como si contuviera la risa, entonces estalló en una carcajada silenciosa. Dereck frunció el ceño y se dirigió a Alexander en un tono imperativo que delataba su enojo.
—¡El dinero, AHORA!
—Si yo fuera tú, tendría cuidado con lo que hago… —su rostro abandona aquella expresión divertida y sus labios se vuelven una línea recta al tiempo que ladea su cabeza ligeramente.
Y entonces escuchó el click del gatillo, su rostro atractivo y sensual se deformó por la ira ¡semejante osadía la del mísero mortal! Tardó exactamente 0,01 segundos en apartarse de la trayectoria de la bala y 0,1 en hincarle el diente a su agresor. Por norma general, jugaba con su presa si era un hombre, pero en ésta ocasión la cólera le había cegado. Cuando terminó de beber la sangre del hombre trituró su cuello con sus desgarradores y letales colmillos. Cerró el maletín mientras entonaba un silbido y salía de la casa de campo con el cuerpo a rastras y lo dejaba tirado a la intemperie. El pelinegro volvió al interior de la casa para limpiar las evidencias y asearse, una vez listo tomó el maletín con la sangre de híbrido y partió en dirección a su auto. En los pasados meses el tráfico de sangre híbrida se había puesto de moda y Alexander-desde luego- no se había quedado a atrás.

{...}

El moreno aprovechó su estadía en Londres para ir a visitar a Caely, que le había mandado ya unos cuántos mensajes para hacerle saber que quería hablar con él. Lo cierto es que no estaba tan entusiasmado por pasar mucho tiempo fuera de casa pero ella, su pequeña Caely, siempre tan adorable y hermosa, le necesitaba. Oh, sí, tenía el Síndrome de Estocolmo y definitivamente le necesitaba como a nadie más. Solamente él era capaz de cuidar de ella como lo hubiera querido su hermano y gran amigo Frederick. Alexander suspiró cansado como si enfrentarse a ella supusiera un reto. Sin embargo no tardó nada en responder que iba en camino. Alexander llegó a su destino en un McLaren blanco y negro, el viejo Camaro Azul lo había dejado en Canadá y el TuNero en Alemania, donde solía lucirse más. Al ver a Caely enarcó una ceja inquisitiva y río divertido.
—Con ése traje que llevas, deberías ser mi maid —comentó sonriendo con descaro en cuanto la vio saltar a sus brazos y por instinto la apegó a él, soltando un ronroneo suave—. No te preocupes por mi, Molestosa, está todo bien ahora— tras bajarla, ella se apartó y comentó algo con respecto a su prima—. Oh, por supuesto. Seré un lindo angelito, no tienes nada de qué preocuparte.
Una vez en el punto de encuentro Alexander escrutó con su mirada a la tal Violeta, cuyo nombre olvidaría con seguridad para el fin de la velada, empezando por los pies. La chica era confiada por lo que había escuchado sin embargo sus caderas era ligeramente angostas para chicas de su contextura, no tardo nada en inspeccionar el flujo de su sangre y la posición en la cual se paraba, algo que siempre hacía con las humanas. Sin duda se sentía encantada por él pero a él desde luego no le interesaba ella. O eso pensó hasta el momento en que notó el parecido de la humana miserable con Caely. ¡Ah, pero que encantadora! Violeta iba a ser suya, estaba decidido.
—El gusto es mío, mon petite Violette —respondió tomando su mano y besando el dorso de la misma como antaño, sin dejar de verle a los ojos—. Alexander Dupont, a tu servicio—. Miró a ambas señoritas y en sus facciones se dibujó la complicidad, la sola imagen mental que había inundado a su morbosa mente causó una expresión hilarante poco común en el vampiro. Para entonces ya había implantado a Caely la orden de no impedir lo que haría—. Sin embargo, querida..... eres demasiado apetitosa para desperdiciarte.
Un trío hubiera sido magnífico, se dijo convencido, pero la sed ardió con intensidad. Abrazó a Violetta contra él, haciéndole sentir su miembro excitado por el deseo, deseo de ella. Entonces sus labios encontraron la vena indicada y sus colmillos se abrieron paso a través de la piel, la chica soltó un gemido como si estuviera disfrutando de aquello. Durante segundos sostuvo la vida de Violetta entre sus manos, el golpeteo sordo de su corazón solamente le llamó a continuar y en segundos, todo había terminado. Se volvió hacia Caely, inexpresivo.
—Deliciosa.

por **Caely E. Montesco** Lun Dic 17, 2012 12:39 pm

Alexander cuando quería podía ser dulce y muy chistoso, algo que le encantaba a la morena. Muchas veces todos se cuestionaban porque era que Caely soportaba la amenaza de ser amiga de Alexander, pero lo quería mucho y una amiga estaba en las buenas y en las malas con su amigo. Esta vez compartiría con su amigo lo último que quedaba de su familia, su prima Violeta.

Al llegar al lugar ambos se saludaron y todo parecía transcurrir normal, pero la palabra normal cuando se estaba con Alexander no era muy usada. De momento a otro se encontraba observando como su mejor amigo se cenaba a su prima, abrió los ojos a su máximo al igual que su boca pero no podía impedir lo que él estaba haciendo. Por dentro podía sentir como se destrozaban sus emociones, sentía dolor, tristeza, adrenalina, incluso hasta poca emoción pero no podía ponerse en orden. –A..lex- susurro, pero este no le prestaba atención, en cuanto termino se giro a verla y en tono descarado le dijo “Deliciosa” ¿Deliciosa? ¿En serio? Se pregunto interiormente la morena, seguía si creer lo que había pasado. Miro detrás de Alexander en el suelo, estaba el cuerpo de su prima y ella se sentía extraña, ni una sola lágrima había salido de ella aunque por dentro estaba destrozada. -¿Por qué lo hiciste?- dijo pausadamente y casi con rencor. Alexander había salvado la vida de la morena ya dos veces, ella jamás había salvado la de él pero cada vez que el intentaba matarla lo hacia ver como que estaban a mano, pero ahora matar a su prima era hablar ya de ligas mayores, no sabia si podría perdonarlo.

-Te entregue mi cuerpo, mi cariño, mi sincera amistad, te dije mi más grande secreto, soporte las veces que intentaste matarme, pero… ¿Matar a mi prima?- negó con la cabeza y apretó los puños, sabia a la perfección que enfrentarse a un vampiro como Alexander era un suicidio, así que no lo haría, lo miro de abajo hacia arriba –Me das asco.- La morena se giro y camino a la salida, quería salir corriendo de ahí y tomar mas aire, ir hacia un lugar publico donde no pudiera aparecer Alexander a matarla enfrente de todos, le tenia miedo.

por **Alexander Dupont** Mar Dic 18, 2012 4:04 pm

Podía escuchar el golpeteo arrítmico del corazón de Caely como una sinfonía deliciosa para sus oídos que le invitaba a seguir matando sin embargo se contuvo porque ya estaba saciado por completo. Ella era preciosa debía admitirlo y también sentía cierto grado de aprecio. No, más bien la quería, y en cierto modo era tan suya como lo era de su hermano pero había algo en ella que.... Quizás eran sus facciones o la forma en que le había complacido en la cama lo que había evitado que la matara aquella primera noche pero de algo estaba seguro y era que no le importaba un bledo su prima. Si bien en un principio había estado dispuesto a portarse bien jamás hubiera creído que la chiquilla fuera tan... tan Caely y aquello a decir verdad le había encantado. Era como haber cumplido una fantasía sexual, sentía la misma clase de placer morboso. ¿Por qué lo había hecho? Sencillo.
—Mejor ella que tú ¿no lo crees, mon cherie? — no dejó de sonreír cínicamente e incluso lanzó una carcajada relámpago mientras escuchaba la perorata de Caely sobre haberse entregado a él. En un punto, sin motivo alguno, decidió cortar, tajante—. Hablas mucho.
Cuando la morena se encaminó a la puerta Alexander esperó al último minutos para interceptar su camino, apoyándose de brazos cruzados contra el marco de la puerta viendo el cadáver estando seguro de que le había visto en otro momento pero no recordaba cuándo, era como tener un deja vu pero mucho más real y consciente. El pelinegro no parecía muy dispuesto a cambiar su posición o dejarla salir, lo cierto era que esperaba que no se moviera mientras le veía con sus pupilas expandidas como las de un tiburón. El cazador, la bestia, era quien ahora dominaba cada uno de sus movimiento. ¡Ah, qué fácil era todo entonces! Era como tocar un interruptor y cada vez que lo hacia se perdía su humanidad casi por completo. Absolutamente todo perdía importancia para él, incluso su amada Britney.
—¿Te han dicho alguna vez que tienes la sangre dulce?

por **Caely E. Montesco** Mar Dic 18, 2012 4:46 pm

Pensar que podía salir de ahí como si nada, que podría encontrar un lugar seguro donde Alexander no pudiera tocarla era solo un sueño lejano, en un solo abrir y cerrar de ojos él estaba frente a ella con los brazos cruzados y unos ojos que sin duda podían congelar a cualquiera. Anteriormente él había mencionado algo que ella simplemente había querido ignorar, su apuro por ahora era encontrar la forma de salir de ahí viva. Dedico una mirada a Alexander casi de furia cosa que no era lo mejor por ahora, pero no podía hacerse la victima o llorar porque no se sentía asi, casi podía sentir como si lo odiara por lo que había hecho, pero cuando pensaba que las cosas iban mal escucho lo que cualquier chica detestaría escuchar de un vampiro “¿Te han dicho alguna vez que tienes la sangre dulce?” ¿Pero que demonios? Pensó Caely a su vez dando un paso hacia atrás como si con aquello pudiera poner distancia adecuada con el para poder salir corriendo de momento a otro. –Apártate Alexander, ya me haz hecho el daño suficiente- Menciono casi en susurro, por ahora prefería ignorar el comentario de él, pues si la había dejado mas helada de lo que anteriormente estaba, el ritmo de su corazón estaba a niveles extremos, tenia miedo y la adrenalina empezaba hacer su trabajo, estaba cansada vivir rodeada de vampiros y aun no saber controlar los latidos de su corazon, pues entre mas rápido parecía como si se les antojara mas a ellos.

por **Alexander Dupont** Mar Dic 18, 2012 10:53 pm

Movió la cabeza como si estuviera cansando ya de tantas tonterías y soltó lo que parecía ser un suspiro que hablaba por él, estaba al borde. Necesitaría bañarse en sangre si quería mantenerse en calma durante los próximos veinte minutos si la chica no dejaba de hacer cosas que le sacaran de quicio -como si en ése momento no estuviera ya lo suficientemente loco-. Alexander ladeó su cabeza un poco, como un animal al que hablan y no entiende ninguna clase de palabras pero claro que lo había hecho. La sonrisa se ensanchó maliciosa cuando la chica dio un paso atrás ¿de verdad creía que la iba a dejar ir tan fácilmente? No iba a arriesgarse a que saliera corriendo mientras gritaba como histérica pidiendo ayuda, una ayuda que desde luego no serviría de nada. ¿O qué tal si llamaba a la policía y esta llegaba antes de que pudiera borrar cualquier rastro de lo que había sido Violetta? No estaba dispuesto a arriesgarse así que en cuestión de segundos cortó la distancia entre ellos y empujó a Caely contra un sofá haciendo que se siente.
—Siéntate y no te levantes hasta que así te lo ordene. —habló con una misteriosa serenidad apremiante—. Me encantan los juegos ¿a ti no? juguemos
Su voz sonaba imperativa y cruel, denotando que no iba a vacilar un solo segundo en matarla si hacía algo que a él no le gustaba pero si Caely era inteligente se abstendría de desobedecer. Después de todo no se sabía con que clase de tortura se le ocurriría matarla a ella, al fin y al cabo ya la había hecho suya una vez y no necesitaba hacerlo de nuevo. Alexander arrastró una silla en la cual de sentó de cara al respaldo y mandó un mensaje de texto a uno de sus contactos mientras meditaba qué clase de juego iba a jugar con ella, sin prestar atención siquiera a una posible respuesta pero sin dejar de penetrarla con su mirada.
—¿Verdad o reto? —preguntó despreocupado restándole total importancia al cadáver detrás de sí, pues iba enserio cuando decía que quería jugar.

por **Caely E. Montesco** Miér Dic 19, 2012 12:29 pm

Era simplemente aterrador, era mas que estar en una habitación con un vampiro, era estar en una habitación con un amante a lo sádico y a la tortura. Ella sabia que no saldría ahí con vida y menos si intentaba escapar así que tenia que encontrar la forma de estar tranquila y mantenerlo tranquilo a él, entre más se alterara las cosas iban a resultar más mal de lo que querían ambos. El la veía con unos ojos que a muchos podían provocarles accidentes en sus pantalones o cosas más asquerosas, arrojarla al sillón fue la primera cosa brusca que hizo en ella, no es que lastimara mucho pero sin duda él no media su fuerza y menos en ese estado de zombie en el que estaba.

Caely solo se quedo ahí sentada sin mover algún musculo, se sentía en la jaula de algún tigre, entre menos movimiento menos lo provocaría o lo incitaría a comérsela sin dejar rastro. Acerco un cojín del sillón lentamente y lo abrazo sin despegar la vista del chico viendo como mandaba un mensaje con gesto pensativo como si siguiera pensando cual seria el mejor juego “Que no sea el gato y el ratón, que no sea el gato y el ratón” pensaba la chica, detestaba correr y no quería empezar hacerlo por su vida. ¿Verdad o Reto? Bueno en realidad no le parecía tan mal juego solo tenia que asegurarse cumplir al pie de la letra con el juego para que así él no pusiera la regla de arrancarle la cabeza al perdedor, porque sin duda seria ella. –Verdad- dijo en susurro mientras lanzaba una mirada a la ventana que quedaba justo detrás de Alexander, en momentos como estos era cuando se arrepentía de usar falda y no pantalón, pero no había vuelta atrás ahora tenia que “divertirse” jugando si no es que quería morir en el intento.

por **Alexander Dupont** Jue Dic 20, 2012 12:12 am

—¡Excelente! — exclamó con júbilo mientras sonreía abiertamente, casi con inocencia, sin embargo eran sus ojos bien abiertos y amenazantes como los de un tiburón los que delataban cuan peligrosa era situación.
Alexander no solía ponerse juguetón a menos que estuviera con alguna presa, Caely no era una, pero tampoco le molestaba divertirse un poco. Y aunque no estuviera verdaderamente en sus planes acabar con su vida -siempre que se portara bien-, ella no tenía que saberlo, porque de saberlo ya no sería divertido. Y si no era divertido tendría que hacerlo verdaderamente divertido. El vampiro pestañeó innecesariamente unas tres veces por minutos mientras tardaba en elegir la pregunta adecuada. Se golpeteó las sienes con el dedo índice de la mano izquierda, pensando. Definitivamente se volvería loco ¡Ah! ¡Tantas preguntas y tan poco tiempo! Se tomó un periodo bastante largo de sepulcral silencio, minutos en los que el único ruido de la habitación era el palpito irregular y acelerado de Caely, lo cual delataba su miedo y alentaba al pelinegro a continuar su pequeño y morboso juego de poder. Hacía bastante tiempo, desde que fuera un hombre casado, que no hacía éste tipo de cosas en las que encontraba placer; placer en el obsceno calor de la tortura. No obstante se decidió al final y sus facciones se ensombrecieron en una mueca inexpresiva, dándole un aspecto aún más siniestro del que tenía ya.
—Imagínate. Si tuvieras la oportunidad de matar a tus padres nuevamente ¿cómo sería?—preguntó con malicia, sin ninguna clase de tacto, mientras sus ojos gélidos como un cubo de hielo parecían danzar divertidos de un lado a otro sobre el rostro de Caely, trazando sus expresiones.

por **Caely E. Montesco** Jue Dic 20, 2012 12:58 pm

El parecía estar emocionado y Caely no sabia si temer mas por eso o que hacer. Caely le había dado la posibilidad a Alexander de hacer cualquier pregunta que se le ocurriera pero él había decidido una pregunta respecto a sus padres ¿Cómo matarlos? ¿En serio? En sus casi ocho años de edad jamás se había puesto a pensar una forma en la que pudiera matar a sus padres era algo que jamás había pasado por su mente, ambos siempre habían sido muy buenos padres y ella los amaba por eso, por protegerla y enseñarla todo lo que sabia. -¿Matarlos?... em… no lo se.- Susurro casi para ella misma pero sabia a la perfección que ele escucharía, no era una de las respuestas que el esperaría así que tenia que apurarse por encontrar otra mejor respuesta para el –Supongo que seria algo sin sangre…. A mi madre la arrojaría de las escaleras y a mi padre no lo se… lo envenenaría- Se quedo callada y se aferro un poco mas al cojín recordando aquel día que llego a su casa y sus padres habían muerto, sin duda había sido uno de los momentos mas difíciles de toda su vida, había quedado meses deprimida y se sentía sola, muy sola.

Alexander le había dicho que jugarían a verdad o reto, pero no le había dicho si ella haría preguntas así que guardo silencio un largo momento mientras lo veía disfrutar el juego, seguía sin entender porque el hacia esto, porque la lastimaba de esa forma cuando ella solo le había ofrecido su amistad sincera, su apoyo e incluso había aceptado infinidad de groserías por parte de él, empezaba a creer que lo mejor era estar muerta y terminar con eso -¿Por qué no solo me matas?- dedico una mirada a sus ojos por primera vez después de un rato –Sería mas fácil y rápido-

por **Alexander Dupont** Sáb Dic 29, 2012 11:21 pm

Alexander imaginó la escena pintándola en su mente con los más sutiles detalles e infló el pecho, encantado con su visión, siendo para él un ligero placer morboso imaginarla en esas circunstancias. En realidad le parecía deliciosa la idea de lanzar a alguien por unas escaleras, incluso viniendo de un dulce melocotón como Caely, pues había la desafortunada posibilidad de que sobreviviera. Claro que sobrevivir después de éste tipo de incidente implicaba el fatídico pero importante detalle de quedar paralítico, lo cual era una posibilidad incluso más divertida que la muerte. El moreno suspiró calmo como si la visión le hubiera tranquilizado, se sentía excitado de cierto modo aunque estaba tranquilo, por ahora no rodaría ninguna cabeza. Por ahora. Entonces la habitación quedó en el más rotundo silencio mientras Alexander meditaba si verdad o reto, porque si pedía reto entonces él estaría en desventaja. Agradeció el silencio para poder pensar claramente. Fue entonces la media sangre quien interrumpió, la mirada del vampiro se volvió violentamente contra ella, clavándose inquisidores. En segundos se habría postrado a horcajadas, habiendo echado el cojín a un lado, tomando el cuello de Caely para obligarla a que permaneciera inmóvil, mirándole.
—No, no, no, no.... ¡NO! — un gruñido salvaje y estremecedor subió por su garganta mientras sus ojos, salidos ya de sus cuencas por la excitación, recorrían el rostro con algo semejante a la decepción—. Caely, mi dulce y hermosa Caely. No me digas lo que debo hacer.
Una mano gélida subió hasta el rostro de Caely para acariciar su mejilla con suavidad, en contraste con la mueca psicópata que dibujaba su rostro, el vampiro se acercó con lentitud y depositó un suave beso en sus labios. Un beso que bien podría significar la vida o la muerte, en Ice, había sido lo segundo y por esa razón su corazón había dejado de latir.
—Pronto va a terminar.... —aseguró mientras escuchaba el timbre.
Le hizo un gesto para que hiciera silencio con el dedo y se puso en pie, la asió del brazo con fuerza y la pegó contra su pecho en un abrazo mortal. Tras revisar por la mira de la puerta la abrió dejando que pasara una mujer de cabellos platinados que exhibía una sonrisa felina. Alexander le mostró dónde estaba el cadáver y le indicó que hiciera su magia. Lo harían parecer todo un accidente. La mujer untó sangre de híbrido en las punciones en el cuello de Violetta; en pocos minutos parecía que la humana se había resbalado y caído partiéndose el cráneo por lo que se desmayó y posteriormente se desangró hasta la muerte al no recibir ayuda.

por **Caely E. Montesco** Lun Feb 18, 2013 9:07 pm

Sus ojos se abrieron a un grado máximo, el aire había dejado de pasar desde su nariz a sus pulmones, si él seguía haciendo esa presión no pasarían más de dos minutos para que el corazón de ella dejara de latir por completo. Sus fríos labios se postraron sobre la morena, en verdad si deseaba que todo eso terminara ya. El timbre sonó y ella inmediatamente dio un pequeño respingo, claro, lo que el cuerpo de él le permitía, una seña de el inmediatamente alerto a la morena de que no debería hacer algún ruido sospechoso, y ¿Quién en su sano juicio haría escándalo con un psicópata como el alado? La mantuvo a su lado mientras ambos veían a una chica hermosa, sonrisa felina y cabellos que daban envidia pasar para recoger el cuerpo de su prima, simplemente la escena hacia que su corazón se destrozara por completo, estaba viendo como una chica que en su vida había visto se estaba encargando del cuerpo de su prima. Estaba completamente cansada que todos la manejaran a su manera, que la obligaran hacer cosas o que se aprovecharan de su sensibilidad, así que dio un empujón a Alexander y camino hacia el sillón para sentarse con la mirada perdida, en un movimiento rápido subió sus piernas al sillón y las abrazo con sus brazos, ya no se sentía segura en ninguno de los lugares donde estuviera, incluso cuando estaba en los brazos de Frederick aun había ese temor que de momento a otro algo pasara y las cosas fueran más mierda de lo que ya eran. Toda su vida se había convertido en un maldito fastidio. –Verdad o reto?- No estaba dispuesta a estar mucho tiempo en ese lugar y si para salir tenía que jugar con el psicópata que tenía enfrente lo haría sin pensarlo más de dos veces.

por **Alexander Dupont** Vie Mar 15, 2013 11:21 am

Alexander no supervisó el trabajo de Catherine, al contrario confió plenamente en su eficiencia mientras él rascaba ansiosamente su muñeca izquierda, donde tenía una especie de tatuaje africano, símbolo de su maldición. El moreno caminó en círculos alrededor de aquella sala y dio la espalda a Caely durante unos pocos segundos mientras deslizaba su mano dentro de un bolsillo interno de su gabardina de cuero negra. Desenfundó de allí una daga cuya hoja era no platina sino negra azabache y cuyo mango era de un extraño material con incrustaciones en rojo. Una verdadera reliquia antigua.
—Déjalo querida, me arruinaste el juego. Eres tan aburrida. Ya no me interesa más jugar contigo— respondió con verdadero fastidio mientras la observaba de soslayo, estudiando su reacción.
El vampiro se volvió hacia ella y sonrió, de esas sonrisas que te dejan gélidas del terror, que más que parecer amigable era un claro símbolo del deseo fatídico de matar que se había apoderado del cuerpo de Alexander. Alexander que por centurias se había mantenido bajo control a pesar de recurrir constantemente a torturas físicas o psicológicas ahora estaba a punto de estallar, su cuerpo se tensó adoptando la posición de un depredador que se encuentra pronto a batirse sobre su presa. Su lengua se extendió lamiendo el aire como una peligrosa serpiente, probando el aire: oliendo el miedo. Comenzaba a excitarse ahora verdaderamente con la sola idea de darle caza y esta idea se extendió a través no solamente de su cuerpo sino de su mente, hasta el momento en que recordó un pequeño detalle.
Alexander suspiró pesadamente y adoptar nuevamente su actitud pasiva. Se llevó la daga a la muñeca y con ella hizo una punción profunda, la vampira Strie se precipitó a beber de la sangre de su amo y señor como parte del pago por sus servicios. Cuando la platina se hubo marchado las facciones de Alexander volvían a ser inexpresivas, gélidas como una tarde invernal.
—Considérate suertuda.
Y sin nada más que decir se marchó.

#Partida terminada.

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Tarde de diversión y nueva amistades { Caely M y Alexander D}

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