Just a new nightmare (Caely)

Querido diario:

Después de algunos meses desde la última vez que vi a mi atacante lo he vuelto a ver, se veía tranquilo a diferencia de mi que estaba aterrada, ahora estoy convencida de que él es el culpable, por su culpa no puedo estar cerca de nadie más, de ningún hombre. Parecía que no sabía cómo habían quedado las cosas entre nosotros porque me abrazo y me llamo “molestosa” como si todo siguiera igual, ya no se qué pensar, no sé qué hacer, el miedo me invade y dirige mi conducta, no tolero la cercanía de Robert, el único hombre el cual me ha apoyado después de todo lo que he pasado y me duele ser distante con él. Yo solo quiero estar tranquila…


Escuchó la puerta y cerro de golpe su diario, no quería que Robert supiera que ella tenía un diario, puesto que ya no era una niña y el podía pensar mil cosas ridículas sobre ella, no estaba dispuesta a eso. Se levanto rápidamente y escondió el diario donde ella creía que estaría más seguro, lejos de las manos de él. –Voy!- Grito desde el estudio y se apresuro para que el no viniera a buscarla. A paso de humano salió del estudio con una sonrisa encantadora, planeando recibirlo de la mejor forma, seguía intentando compensar la cercanía que no podía tener con él. –Pero mira como vienes! Estas empapado!!- Camino rápidamente a las escaleras y corrió a velocidad vampírica hacia el baño para tomar una toalla, en cuestión de segundos estaba frente a él. –Déjame ayudarte…- Hablo en un tono más bajo a lo que acostumbraba hablar, quería ver si estaba funcionando su meditación para así poder acercarse más a Robert. Se puso de puntas y empezó a secar su rostro de manera tierna, quería evitar a toda costa ser brusca, además su miedo a los hombres provocaba que los tratara como si fueran algún animal salvaje que a cualquier movimiento en falso se giraría a atacarla.

Sabía que si se quedaba con la ropa mojada no pasaría nada, no era como si se pudiera enfermar, pero aun así deseaba que él estuviera cómodo y para eso tendría que tener ropa seca. Deslizo suavemente la toalla por sus labios, la piel sensible de la morena rozo accidentalmente los labios fríos del vampiro lo que provoco que se sonrojara, retrocedió dos pasos y estiro su brazo para entregarle la toalla y así el pudiera seguir secándose. “Genial Caely, lo acabas de tocar” En cuanto el tomo la toalla ella se quedo a una buena distancia, se sentía tonta por haber intentado demostrarle que podía estar cerca de él y al final alejarse como cual niña asustada. No quería hablar, no quería pensar, esperaba que el rompiera con el momento incomodo y así fue…

Escuchar halagos del vampiro ya no le sorprendían, el parecía ser así con todas las mujeres y no planeaba cambiarlo pues tenía la creencia de que  la amistad se da gracias a la aceptación de la forma de ser del otro, el le agradaba e incluso había días en los que la hacia reír, tenia mas virtudes que defectos o eso creía la half hasta ahora. La toalla no fue muy útil ya que más adelante él se encargo de secarse, la morena no sabía si era por su don o si había usado otra técnica de vampiro poderoso pero estaba segura que con el tiempo se daría cuenta de ello. La vida de la morena había cambiado de la noche a la mañana, ahora vivía en un mansión que estaba lejos de parecerse al psiquiátrico que había sido su hogar ya hacia algunos meses pero estaba consciente que nada en la vida era gratis, sabía que con vivir en un lugar como ese y ser atendida como una princesa estaría vendiendo su alma al mismísimo demonio.

De momento a otro había quedado con su perfecto abdomen al aire “¿En qué momento se desvistió? ¿En que estas pensando Caely? ¿Por qué no te diste cuenta?” La chica mordió interiormente su mejilla para evitar desplomarse enfrente de él o salir corriendo, lo que fuera a suceder primero. -¿Sabes cocinar?- evito soltar una risita para no parecer grosera y decidió que lo mejor era seguirlo, evitaba pisar por donde él había pisado puesto que andaba descalza y quería evitar un accidente, ya que ella se consideraba una completa torpe. Interiormente tenía un debate sobre qué era lo mejor, por un lado estaba decirle que había visto a Alexander, el causante de todos sus traumas y por otro lado creía que eso no estaba bien, por lo que sabía de Robert era un hombre muy sobreprotector con los que pertenecían a su familia… pero ¿Caely ya podía considerarse de su familia?

Suspiro levemente lo que provoco que saliera de su debate interno y se centrara en lo que estaba sucediendo en el mundo exterior, Robert parecía tener todo bajo control así que mejor tomo asiento en una barra que estaba justo en medio de la cocina y la cual estaba adornada con una canasta de centro con toda clase de frutas. Intento tomar una fruta pero se retracto al instante, quería dejar espacio para el platillo que preparaba el vampiro.  –Estas muy callado- Interrumpió el silencio y por un momento se sintió una estúpida por haberlo hecho, no quería molestar al vampiro que seguramente tenía mucho más cosas importantes en las cuales pensar que atender las ocurrencias de una media sangre como la llamaban para insultarla.

El rubio parecía moverse como cual danzante en escena, no necesitaba ayuda y eso se veía incluso desde la entrada de la mansión, y eso era a una distancia considerable. La morena se alejo levemente para no entorpecer tal majestuoso rito, podía jurar que un vampiro de la edad de Noback no recordaría como cocinar un buen plato que pudiera ser degustado por alguien “vivo” pero contra todo pronóstico él lo hacía como si fuera algo de diario. –Se ve que sabes lo que haces- sonrió levemente ignorando por completo si él era capaz de observarla.  

Mientras el terminaba los últimos detalles la morena tomó una cereza y la metió a su boca impaciente y hambrienta a la vez, su boca empezaba a producir saliva, el olor de la comida provocaba una explosión en el estomago vacio de la chica. Por un momento parecía que el día con el vampiro transcurriría normal, como cualquier par de adultos comiendo juntos, pero de pronto no pudo evitar quedarse con la mirada perdida, en su cabeza daban vueltas recuerdos del dolor en que se había convertido aquella tarde normal con Volker, era una mujer que jamás podría vivir tranquilamente, estaba demasiado traumatizada como para que de la noche a la mañana superara todos aquellos tormentos que la seguían.

Se giro bruscamente y pudo escuchar como una cuchara caía al suelo, no podía respirar, sentía como sus pulmones exigían un poco mas de aire y ella no encontraba la forma de dárselo. En fracción de segundos su frecuencia cardiaca y respiratoria volvieron a la normalidad, solo había sido un ligero ataque de pánico que ella sentía que había durado más minutos que segundos, vio sobre su hombro y noto que el vampiro estaba muy concentrado en la cocina y ella esperaba que así fuera, no quería que él se diera cuenta de lo que le sucedía mas a menudo de lo que ella preferiría. Se agacho lentamente para tomar la cuchara que se había caído y colocarla en el lava platos. “Demonios Caely, no puedes permitirte estos ataques frente a él, no puedes ser débil frente a nadie.” Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando él la llamo a comer.

-Gracias, es usted muy amable señor Noback- Sonrió forzosamente pero estaba segura que era buena actriz y se notaria muy poco, tomo el primer bocado y levanto ambas cejas en una forma de expresar sorpresa, el platillo estaba realmente exquisito –Es delicioso.- se limpio un poco alrededor de la boca con la servilleta y tomó un sorbo del jugo de naranja que había añadido el gran cocinero.

Interiormente Caely se seguía preguntando cuando es que todo su terror terminaría, cuando dejaría de ser la frágil señorita Montesco o cuando podría defenderse sin temor a que alguien saliera lastimado, solo esperaba que no tardara mucho en llegar porque era algo que la estaba consumiendo lentamente y atormentándola tanto como sus recuerdos.

Por más que evitaba ignorar los comentarios del vampiro había algo que se encendía dentro de ella, no sabía de que se trataba pero algo pasaba, el calor subía rápidamente hasta sus mejillas y se ponía tan nerviosa que caía una y otra vez en la torpeza, esbozó una sonrisa y negó sutilmente con la cabeza pues sabía que era muy evidente su nerviosismo ante lo que él había dicho. Intento seguir comiendo antes de decir algo que la pudiera dejar mas humillada de lo que ya se sentía, quería sacar de nuevo aquella Caely que había enfrentado la soledad cuando todos le habían dado la espalda pero el miedo seguía dominándola por completo.

Escuchar que pronunciara su nombre la dejo fría y no porque le encantara como sonaba en ese perfecto acento, más bien se trataba del tono que él había empleado, parecía como si estuviera a punto de hablar un tema serio y por lo poco que sabía de ese vampiro esos temas eran más fuertes de lo que podría manejar una chica sensible como la morena. No había fallado al pensar mal, rápidamente el dijo que tenía que hablar de algo serio “Genial, has acertado en lo único que deseabas no acertar”.

Tomo la máxima capacidad de aire que podían soportar sus pulmones, sabía que él no estaba en el planeta para ayudar pobres chicas que estaban solas en el mundo, él como toda las personas tenía intenciones egoístas, intenciones que solo lo beneficiaban a él, pero la morena no era quien para juzgarlo, no después del acto más egoísta que una madre podía cometer: abandonar a su hija.

La frase que iniciaba con tengo un sueño y seguía con el apellido Vulturi, no podía terminar bien y de eso estaba segura. Escucho pacientemente cada una de sus palabras, no sabía él porque pero había algo dentro de ella que la forzaba a levantarse de su lugar para poner su plato en el lugar donde pertenecían los platos sucios. “Ningún rey domina sin gente que lo apoye” se lo repitió interiormente mientras esas mismas palabras retumbaban en su mente como una especie de eco. Intento pasar saliva pero su boca estaba completamente seca pero no intento hacer algo para remediarlo, se giro de nuevo para que sus ojos color miel se clavaran en los ojos azules del vampiro.

Cada una de sus palabras era más difícil de procesar que la anterior, la morena se recargo en un mueble de la cocina y se cruzo de brazos por debajo de sus senos, ¿A caso sería cierto todo lo que él le decía? ¿Ella podría llegar a ser una diosa del mundo oscuro? ¿Podría dejar de tener miedo? Mordió interiormente su mejilla, por dentro estaba tan confundida aunque por fuera intentaba verse neutral como si lo que él decía era algo cotidiano.

Observo sus manos y camino hacia él como si su intención fuera tomarlas y decirle que siempre contaría con ella. Su mano izquierda fue directamente hasta su mejilla acariciándola lentamente de una forma dulce –Quiero ver pagar a los Vulturi.- susurro suavemente y le sonrió de la misma forma. –Tus planes son bastantes egoístas, no solo quieres reinar el mundo vampirico además quieres reinar el mundo humano y eso no está bien.- hizo una pequeña pausa. –Acepto que me ayudes a dejar de temer, a convertirme en esa “poderosa”…- remarcó con ambas manos las comillas en esa palabra –Mujer que tú dices.-

Tenía tantas cosas que podía decir, tantas amenazas que podría usar aun sabiendo que no servirían de nada. –Acepto a estar junto a ti en esta guerra, pero en cuanto reclames tu reino… te olvidaras de mí y de mi existencia.- dijo de manera más lenta sus últimas palabras, no estaba segura de que quería eso pero estaba segura que era lo correcto.

Habían miles de sentimientos que se acumulaban en el interior de la morena pero de pronto todo se acabo, dejo de sentir el miedo, los nervios, el calor interior, no había nada, solo paz. A la vez que él hablaba parecía excitarse por la emoción de lo que decía, era un vampiro que sabía lo que quería y aunque estaba seguro de que no necesitaba de un plan para llevar a cabo su guerra, la chica sabía que tenía que tener un plan aunque fuera inconscientemente. Intento permanecer callada mientras él se esforzaba por explicar cuáles eran sus verdaderas intenciones con esa batalla donde solo uno saldría victorioso… o ¿Acaso todos saldrían victoriosos?

-Caely, hija escúchame bien.- La morena sonrió y tomo asiento frente a su padre, esperaba escuchar algo que le serviría el resto de su vida, el resto de su eternidad.
-Siempre estarás rodeada de maldad, muerte y destrucción.-

Las palabras de su padre llegaron como un especie de flasback, tomo aire antes de que sus pulmones la traicionaran una vez más privándola de oxigeno. Por más que le costara creer o por más que negara,  las palabras de su padre eran ciertas, cada año que terminaba le demostraba lo cual equivocada estaba si creía que podía llevar una vida normal. Había conocido a Alexander en sus mejores y peores momentos, a Volker, a Fred y por más que intentara negárselo ahora estaba frente a un hombre que la llevaría por la misma profecía que su propio padre había augurado.

Robert Noback posiblemente era el peor de todos, era el que albergaba más maldad, quería volver el mundo en una guerra a la cual no estaba preparado por más que él si lo estuviera. La morena se estremeció de pronto al escuchar su risa, parecía como cual villano de película, era el hombre que ahora consideraba su amigo, en el cual había decidido depositar su confianza a tal grado de irse a vivir con él.

El vampiro tenía razón con sus palabras pero a la vez se equivocaba, los Vulturi le habían arrebatado gran parte de su felicidad con sus estúpidas reglas y sus castigos, pero la forma de ver la vida de su padre había sido un factor determinante en su sufrimiento, él era el que había intentado matarla forzandola a que no consumiera sangre de ningún tipo, él que había prohibido que intentara desarrollar su don, la habilidad que tantos deseaban.

Cerró los ojos con suavidad y dejo que él se acercara, muy en su interior deseaba que él estuviera así de cerca o deseaba que estuviera más cerca, pero su miedo le impedía expresar todo eso que su cuerpo reclamaba. Sintió el frio aliento chocar contra su oreja a la vez que él susurraba “No te dejare ir, no me alejare de ti…” se lo repitió una vez más mentalmente, ¿Había escuchado bien?
El irradiaba una confianza que a la morena le daba miedo, era como si alguien le dijera que eso iba a suceder en un futuro y por eso era capaz de repetirlo con aquella seguridad.

Escucho atentamente sus palabras y solo hasta que él se separo fue capaz de abrir sus ojos para así poder encontrarse con la fría mirada azul del vampiro. Ella al fin había tomado una decisión, estaría con él en esa guerra que solo traería muertes, pero seguía firme ante su decisión de alejarse de él cuando todo terminara, no quería sufrir más, no estaba lista para ello.

Sus últimas palabras fueron las que movieron más cosas en el interior de la media sangre, el sabia a la perfección que ella no estaba lista para nada de lo que él preguntaba, tenía miedo a su propia sombra y el hecho de matar a un ser mas la helaba. Intento tragar saliva pero una vez más, nada, no había nada que pudiera pasar por su garganta. Se vio obligada a interrumpir la conexión de sus miradas, se giro y abrió una de las puertas de madera de la cocina justo donde había guardado las botellas de agua, la abrió y bebió un poco antes de decidirse a hablar.

-Veras…- Esta vez fue capaz de tragar saliva sin sentir como sus cuerdas vocales le recriminaban el haber estado nerviosa anteriormente. Mojo su labio inferior dispuesta a hablar una vez más –Mi posición no cambia Robert, puedes contar con mi amistad, mi lealtad si así lo quieres llamar. Puedes confiar en mí porque puedes estar seguro de que yo no te voy a traicionar, pero lo mejor será que en cuanto todo esto termine yo me aleje de ti.- Mojo sus labios una vez más, no se encontraba nerviosa por primera vez hablar con él era fácil para la morena.

-Si quieres creer que en cuanto todo esto termine yo permaneceré a tu lado porque será mi decisión, porque me enamorare de la mujer en que me convertiste o de la vida que prometes darme, está bien, no hay nada que pueda hacer para que dejes de pensar así.- Suspiro suavemente y salió de la cocina sin preocupación a que él se quedara ahí, sabía que tenían una plática aún y que él la seguiría para continuar con ella.

-Estoy completamente segura que sabes que no estoy lista para esas cosas terribles que mencionaste, pero sé que me enseñaras, sé que deseas hacerlo.- Hablo calmada y con las suficientes pausas que le permitieron llegar hasta la que era su habitación, fue directo al closet y tomo un poco de ropa deportiva y demasiado ajustada para su gusto pero la usaba cuando creía que era necesario. En un abrir y cerrar de ojos estuvo lista, saliendo hacia donde estaba él –Estoy dispuesta a aprender todo, estoy dispuesta a convertirme en una mujer oscura si eso ayuda a acabar con esos italianos- menciono mientras amarraba su cabello en una coleta para que no la interrumpiera.

-Dejare de temer, dejare de menospreciarme, por ti, por mi hija y principalmente por mi- estaba aterrada de lo que eso implicaría de ahora en adelante, tendría que convertirse en una persona completamente distinta pero había algo en su interior que le decía que estaba en buenas manos… o se quería convencer de eso aunque no estuviera tan segura.

Con cada palabra que la morena decía parecía que el vampiro se estaba divirtiendo, no era muy evidente pero la chica había estudiado psicología y sabia como se comportaba un enfermo mental mientras se excitaba con la situación y precisamente se estaba viendo reflejado en Robert. Se vio obligada en volver a la realidad antes de seguir analizando al vampiro, si, le había costado analizarlo pero ya habían pasado el tiempo suficiente para conocer algunas de sus expresiones por más frio que pareciera.

Escucharlo darle indicaciones provoco que la morena sintiera un  escalofrió recorrer por toda su columna vertebral. “Genial Caely, morirás antes de que empiece la guerra” puso los ojos en blanco sin importar si él era capaz de verla. –No esperaría menos de ti- susurro suavemente mientras le seguía el paso para salir de la casa. “¿Eso fue un halago?” entrecerró sus ojos sutilmente, estaba segura de que el vampiro no estaba acostumbrado a ese tipo de halagos pues lo había hecho que se escuchara fatal.

Estaba a punto de decir algo cuando escucho su último comentario ¿Quién se creía que era? Ella aceptaba que era agradable y guapo pero no era un Dios irresistible, bufo levemente, no molesta era más bien un poco de cansancio, para ella todos los vampiros se creían irresistibles con todas las chicas solo porque a las humanas podían idiotizarlas.

-Una vez mas Caely, esfuérzate ¿sí?-
-No puedo Max… estoy muy cansada, ¿puedo tomar un descanso?-
-No, solo tienes que pensar en el dueño del don, como es que lo usaba cuando estuviste presente, o como identificaste tanto poder.-
-Lo intentare una vez más, pero si no puedo descansare.-
-… Eso es preciosa, ahora puedes usar tu don sin estar presente la fuente-

Caely tenía meses practicando con su don, no lo hacía para estar preparada para una guerra, lo hacía por simple curiosidad, quería ver de que era capaz su don así como sus limitaciones.

Vio como Robert salió disparado e inmediatamente una imagen se vino a su mente, sabia a donde él quería llegar ahora solo le faltaba llegar ahí “Quien se teletransporta?...” una sonrisa se dibujo en los labios de la morena, había recordado a Lluvia la nómada o la chica integrante del clan asiático, ella se teletransportaba. Cerró los ojos y visualizo el lugar a donde Robert quería que lo siguiera, intento teletransportarse pero no funciono. –Mmm… más concentración- cerró los ojos nuevamente y se esforzó un poco más.

En cuestión de un minuto o menos estaba sobre un árbol en un lugar despejado y muy alejado de la ciudad “Así que este es el lugar” se cruzo de brazos y aun sobre la rama se recargo en el árbol para esperar que llegara su entrenador. Quería practicar arduamente pero para eso tenía que ser paciente, tenía poco de beber sangre y por eso aun se debilitaba al abusar de su poder.

Estaba demasiado concentrada en sus pensamientos o sus demonios internos que no se dio cuenta que Robert había llegado hasta que sintió un escalofrió desde su nuca hasta la punta de sus pies, se giro bruscamente a la vez que abrazaba el árbol para no caer. –Eres un tonto- fue lo primero que se vino a su mente o el insulto que pareció más apropiado. Sonrió halagada por el cumplido del “truco” que había realizado.

Se recargo más relajada en el tronco viendo como el bajaba con toda la elegancia a la cual podía recurrir un vampiro poderoso como él, se encogió de hombros levemente como si tuviera un debate interno entre que era lo mejor hacer, pero se vio interrumpida cuando el hablo una vez que ya había llegado abajo. Algo se encendió dentro de la morena, se sentía molesta. Dio un salto para caer justo enfrente de él.

-¿Crees acaso que eres irresistible? ¿Crees que tengo cabeza para pensar en meterme a tu cama? ¿Crees que quiero tener problema con dos brujas? Suficiente Robert, si acaso quieres recurrir a esos comentarios para que me enfade y el entrenamiento sea más intenso te sugiero que los termines.-

No se estaba dando cuenta de lo que decía hasta que había terminado de decirlo, estaba enfadada y no tenía cabeza para pensar cosa por cosa. Apretó los labios y retrocedió dos pasos, no quería añadir más de lo que ya había dicho, solo quería empezar el entrenamiento y mantenerse viva al término de este.
-Yo… lo siento. Es solo que estoy muy nerviosa por el entrenamiento, jamás he entrenado para una guerra y el hecho de que no te vayas a detener por ser mi primer entrenamiento, pues, no se estoy nerviosa.

Se encogió de hombros levemente y espero atenta por el ataque, ella no sabía atacar así que esperaba que él lo hiciera primeramente.