Nuestra vida está unida, no importa que[James]

Desde hacia tres noches Shana no pegaba un ojo, aun queriendo hacerlo y habiendo bebido la cantidad suficiente de sangre de Hibrido, y estaba más estresada que nunca, alimentándose a cada rato. Desde que su hermano había llegado a Londres, la muchacha no dejaba que los ojos le oscurecieran siquiera medio tono, todo sea por el bienestar de James, se dijo. Todo se debía a la preocupación por dañarlo, aun cuando todos le dicen que no va a pasar. Shana simplemente, no confía en si misma, siendo una neófita aun y su hermano oliendo tan bien.

Después de meses en los que Shana llamaba a su hermano, quien estaba enojado con ella, cada fin de semana él se apareció, así de la nada, un día en Londres poniendo a prueba el control de Shana como si de un juego de niños se tratara. Fue mucho más fácil de lo que creía, a decir verdad, pero igual estaba con el corazón en la boca todo el tiempo. No podía pensar siquiera en la idea de morder a James, el niño que crio y mimó toda la vida.

Observando la corriente del río guiar los pececitos río abajo, suspiró y recostó la espalda en la orilla, descansando una mano en el agua. Su mente divagaba mientras el sonido del bosque llenaba su ser, haciéndola sentir más cerca de su casa, más tranquila y en paz trasladándola a tiempos en que no debía preocuparse por lastimar a su hermano, tiempos en los que podía abrazarlo sin temor a romperlo en pedazos. Abrió los ojos suspirando nuevamente y nota que ya es tarde, Seth seguramente le estaba esperando, así que caminó a la casa con gesto ausente, saltando la barda y entrando a la casa. Se sienta en la mesada de la cocina y cierra los ojos, recordando a sus padres…como fueron las cosas con Seth, con su hermano y con su mejor amiga, Thea.

¿Cuántas veces había visto a su pequeño hermano desde que llegó? ¿Tres? Era una horrible situación, más sabiendo que él estaba enojado con ella destrozándole el alma. Le destrozaba el saber que su pequeño hermano, su vida entera, estaba enojado con ella cuando todo lo que hace es para protegerlo. Claro que odiaba aquella idiotez de mantener una distancia prudencial, a ella también le lastimaba, necesitaba a su hermanito y sus abrazos pero no soportaba la idea de descontrolarse. La realidad es que el muchacho no entendía nada, y eso la frustraba demasiado haciéndola pasarlo muy mal.

Shana se sobresalta al sentir su trasero vibrar y saca el celular del bolsillo trasero. Lee el mensaje seria y suspira, pensando en que ya no va a evitar más este momento. Shana extrañaba a su hermano y le necesitaba. Aquello había sido un golpe bajo, ella no huía de él, simplemente evitaba su prematura muerte a manos de su hermana. Bueno…No era tan simple como ella quisiera pero era lo que había.

Subió y entró a la habitación que compartía con su novio, quien la miró intrigado haciendo que ella se acerque y le deje un beso dulce en los labios para luego tomar una chaqueta negra y salir de la casa camino a la heladería. Lo que le esperaba no sería una tontería, de eso estaba segura. Su hermano no era un chico tonto, para nada, pero se cegaba con facilidad. A veces, Shana creía que James pensaba que lo había abandonado, lo que era una mentira bestial. Lo amaba, jamás podría dejarlo solo, pero no sabía que hacer.

Tenía miedo.

Entró en el antiguo local y vislumbró a su hermano al instante. Que guapo que estaba su pequeño, sentía como si hubieran pasado años desde la ultima vez que le vio. Se acercó un poco, mirándolo con los ojos verdes gracias a la sangre de hibrido, y sonrió un poco-¿Vas a darle un abrazo a tu hermanita?-

Cuando Shana pronunció aquellas palabras, como lo hacia antes de la transformación, sin pensarlo temió que James estuviera tan enojado que ni ello quisiera. Por un momento, creyó que nada valía la pena si James no volvía a quererla por su estúpido acto de protección. Su hermano se levantó y tragó saliva, ¿Le tenía miedo? Shana sufrió un colapso en cuanto la idea cruzó su cabeza, ella JAMÁS querría lastimarlo aunque claro eso podía ocurrir con suma facilidad. La idea de que su hermanito, al que había criado, al que le había enseñado a pelear, al que había protegido de los abusivos en el orfanato, al que amaba con todo su ser , le temiera era incluso peor a que la odiara. Simplemente no podría soportarlo.

Notó como asentía levemente y el alma le volvió al cuerpo, esperó que el avanzara y lo abrazó tan fuerte como podía sin hacerle daño. Su hermano la quería, su hermano no le temía, el la quería aun! Shana sintió un fuerte calor en el pecho, un calor sumamente agradable, un calor con el que podría convivir toda la vida. Como si su corazón hubiera vuelto a latir.

Aspiró un poco, aun sin soltarlo, testeando el aroma. Era sumamente apetecible y hacía su garganta arder como mil diablos, pero era soportable y Shana estaba mas adaptada al aroma de los humanos. Sonrió con los ojos llenos de lagrimas y hundió la cara en su cuello, como cuando era más chica y se burlaban de ella en el colegio siendo James el único capaz de hacerla sentir bien. Aquel abrazo significaba todo para ella, aceptación, la falta de peligro, amor, perdón, un "te extrañé". Lo era todo.

Notó como se alejaba de ella y besó su cabello dulcemente.Oh, cuanto había extrañado a su niño. Al verlo sonreír, una sonrisa inconsciente se formó en su rostro. Se acercó lentamente a él y acarició su mejilla, depositando la palma en ella, cerrando los ojos y volviéndolos a abrir para comprobar que no era su imaginación, que su hermanito estaba allí. -Te extrañé tanto...Lo siento, siento todo James- Pronunció con la voz entrecortada y los ojos repletos de lagrimas para atraerlo a ella y volver a abrazarlo, soltando un par de lagrimas en el proceso. Se sentía en el mismo cielo con su hermano pegado a su pecho, abrazandola.

Al oír sus palabras, Shana se da cuenta de la leve nota de rencor y sarcasmo en la voz de su hermano lo que la hace sentir aun peor. No sabía como pedirle perdón, aunque tampoco estaba segura de que debiera hacerlo, después de todo lo había hecho para no matarlo como a aquella niña pequeña en isla esme tan solo unas semanas luego de ser convertida. La pobre pequeña de siete años había estado en el lugar equivocado, a la hora equivocada y con un aroma malditamente engatuzante. Ella se odió en aquel momento y fue cuando decidió no estar con su hermano hasta que se hubiera adaptado a la dieta, estando cerca de otros humanos antes.

Claro que Shana pasaba las noches, después de las primeras dos semanas, vigilando por la ventana, destrozada por verlo tan mal. Fue por ella que los Cullen lo adoptaron, tubo que arrodillarse incluso lloriquear por eso. No soportaba ver todo eso, verlo tan triste, por lo que cuando el llego donde los Cullen, le contaron todo mientras ella subía al avión camino a Londres.

No, ella no tenia que pedir perdón y aun así lo hacía. Lo vio a los ojos y asintió, sentándose frente a el en la mesa. Se miró las uñas, apenada por la situación,mientras se concentraba en si podía o no soportar el aroma de su hermano sin lanzarse a su yugular. Era tan dulce, olía a lluvia y a ella le encantaba aquello, gracias a dios era su hermano y no otro extraño al que no le importaría matar más que cualquier otro.

-Creo que tengo cosas que explicarte, Jamie-pronunció mientras imágenes mentales, recuerdos de aquella asquerosa noche, llegaban a su mente con dolor. Rápidamente sus ojos se oscurecieron con odio, quedando negro todo el iris, y tubo que hacer un increíble esfuerzo por no prenderse fuego al instante.¿Podrá contarle a su hermano el infierno que sufrió? ¿Realmente sirve de algo? No lo sabía, pero necesitaba que su hermano la entendiera al menos un poco, sin rencor.