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Why does it always rain on me? [Emma]
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Twilight Moon :: América :: Estados Unidos :: Washington :: Forks
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Why does it always rain on me? [Emma]
La ciudad de Forks se caracteriza por su clima oceánico; tiene una de las más altas precipitaciones en todo el país de Estados Unidos. O eso es lo que me acuerdo de lo poco que estudié en años anteriores. Igual, es debido a esas estúpidas altas precipitaciones que camino bajo la lluvia, empapado y con frío. Pisando los charcos de agua formados en las baldosas flojas de una pequeña plaza. ¿De qué me escapo? No se, pero no quiero volver.
Meto las manos en los bolsillos de mi jean y me encorvo un poco para conservar el calor. Aunque sé que es imposible, ya que sólo llevo puesta una remera azul de Aéropostale sin mangas, unos jeans negros y un par de zapatillas blancas de Nike (Que a decir verdad ya están bastante grises). Observo a mi alrededor y me acerco a un árbol lo bastante alto como para poder salvarme de la lluvia por un momento. Saco el móvil del bolsillo para fijarme en la hora, pero me llevo la sorpresa de que se ha quedado sin batería. Maldigo a mi interior y vuelvo a guardarlo. Me saco la gorra azul de la cabeza, me despeino el cabello y me la vuelvo a poner, pero esta vez con la visera hacia atrás.
Sé que en el canal del pronóstico han anunciado una tormenta para esta tarde; pero soy lo demasiado terco como para creerle a aquel meteorólogo viejo y arrugado. Su cara no parece de confianza, y siempre me he salido con la mía. Además, en Forks siempre ha lloviznado, excepto en verano, que generalmente es una época seca. Nunca he visto -o no me acuerdo- una lluvia tan fuerte como la de hoy. Estoy seguro que hay alguien allá arriba que me odia, y que ha estado esperando a que se me den las ganas de escapar para hacer que truene y relampagueé.
Me siento a las raíces del árbol y siento el olor a humedad que desprende del tronco, las ramas e incluso de las hojas. En la plaza no hay nadie, o por lo menos no a la altura de mi vista periférica. Me quedo resoplando con las piernas cruzadas y cortando el césped del piso, mientras pienso qué voy a hacer hasta que la lluvia pare. Siento el pantalón húmedo, al igual que las medias y los píes.
Dejo el trabajo de arrancar pasto y froto ambas manos después de haberlas calentado con el poco aliento que me queda. Toso y me tapo con el codo, como me ha enseñado mi hermana. Pestañeo varias veces y, aunque sé que estoy por arruinar la espalda de mi remera, me apoyo en el tronco del árbol.
Meto las manos en los bolsillos de mi jean y me encorvo un poco para conservar el calor. Aunque sé que es imposible, ya que sólo llevo puesta una remera azul de Aéropostale sin mangas, unos jeans negros y un par de zapatillas blancas de Nike (Que a decir verdad ya están bastante grises). Observo a mi alrededor y me acerco a un árbol lo bastante alto como para poder salvarme de la lluvia por un momento. Saco el móvil del bolsillo para fijarme en la hora, pero me llevo la sorpresa de que se ha quedado sin batería. Maldigo a mi interior y vuelvo a guardarlo. Me saco la gorra azul de la cabeza, me despeino el cabello y me la vuelvo a poner, pero esta vez con la visera hacia atrás.
Sé que en el canal del pronóstico han anunciado una tormenta para esta tarde; pero soy lo demasiado terco como para creerle a aquel meteorólogo viejo y arrugado. Su cara no parece de confianza, y siempre me he salido con la mía. Además, en Forks siempre ha lloviznado, excepto en verano, que generalmente es una época seca. Nunca he visto -o no me acuerdo- una lluvia tan fuerte como la de hoy. Estoy seguro que hay alguien allá arriba que me odia, y que ha estado esperando a que se me den las ganas de escapar para hacer que truene y relampagueé.
Me siento a las raíces del árbol y siento el olor a humedad que desprende del tronco, las ramas e incluso de las hojas. En la plaza no hay nadie, o por lo menos no a la altura de mi vista periférica. Me quedo resoplando con las piernas cruzadas y cortando el césped del piso, mientras pienso qué voy a hacer hasta que la lluvia pare. Siento el pantalón húmedo, al igual que las medias y los píes.
Dejo el trabajo de arrancar pasto y froto ambas manos después de haberlas calentado con el poco aliento que me queda. Toso y me tapo con el codo, como me ha enseñado mi hermana. Pestañeo varias veces y, aunque sé que estoy por arruinar la espalda de mi remera, me apoyo en el tronco del árbol.
Invitado- Invitado
Re: Why does it always rain on me? [Emma]
Corría, solo sé que quería correr debajo de la lluvia que caía sobre todo el pueblo de Forks. No aguantaba más. Quería llorar. Todo esto era horrible y había sido tan de repente. La mudanza, el cambio de colegio, de ciudad, de hábitat. Esto no era Londres, era Forks, un pueblo olvidado que nadie conocía y que lo único que tenía en común con mi ciudad natal eran las lluvias. Hacía solo un mes que había llegado y ya no podía aguantar más nada. Allá tenía mi vida, dinero, mis amigos, parte de mi familia paterna. Todo lo que quería, lo obtenía con solo un capricho. Acá no tenía nada. Papá se quería acostumbrar a una "vida humilde" según él, ya que la otra vida londinense lo tenía cansado. Claro, yo no soy estúpida. A él lo tenía cansado ir a cualquier lugar de Londres y encontrarse con un recuerdo de mamá.
"Papá se está olvidando de mí" pensé mientras caminaba debajo de la lluvia. No era lindo llegar al colegio con tu aire y tu vestimenta londinense y que todos se te rían en la cara. Tampoco era lindo que no te eligieran en el equipo de gimnasia. Por suerte algunas chicas habían sido amables y se habían sentado conmigo en la hora del almuerzo y en algunas clases, pero hasta ahí llegó su amabilidad.
Y aquí estaba, corriendo hacía una plaza desconocida en un pueblo desconocido. Totalmente mojada y con lágrimas en los ojos, no podía parar de llorar. Apoyé mi espalda en un árbol y no se cuánto tiempo estuve en ese estado miserable, llorando, con el vestido mojado, seguramente despeinada. Solo se que levanté la vista y vi a un chico cuya cara me era familiar. Me dio verguenza, no quería que me viera así.
Tragué saliva y le dije:
-Perdon, pensé que estaba sola.-me disculpé y enseguida recordé quién era. Era uno de los chicos de ese grupo de populares estúpidos de la escuela que se habían reído de mí.
"Genial Emma, ahora sí serás humillada".
"Papá se está olvidando de mí" pensé mientras caminaba debajo de la lluvia. No era lindo llegar al colegio con tu aire y tu vestimenta londinense y que todos se te rían en la cara. Tampoco era lindo que no te eligieran en el equipo de gimnasia. Por suerte algunas chicas habían sido amables y se habían sentado conmigo en la hora del almuerzo y en algunas clases, pero hasta ahí llegó su amabilidad.
Y aquí estaba, corriendo hacía una plaza desconocida en un pueblo desconocido. Totalmente mojada y con lágrimas en los ojos, no podía parar de llorar. Apoyé mi espalda en un árbol y no se cuánto tiempo estuve en ese estado miserable, llorando, con el vestido mojado, seguramente despeinada. Solo se que levanté la vista y vi a un chico cuya cara me era familiar. Me dio verguenza, no quería que me viera así.
Tragué saliva y le dije:
-Perdon, pensé que estaba sola.-me disculpé y enseguida recordé quién era. Era uno de los chicos de ese grupo de populares estúpidos de la escuela que se habían reído de mí.
"Genial Emma, ahora sí serás humillada".
Emma R. Welsh- Mensajes : 56
Re: Why does it always rain on me? [Emma]
Siento la remera mojada y haciendo más peso de lo normal sobre mis hombros. Ahora es el momento en el que la gente "normal" se arrepiente de no haber hecho caso al televisor, de no haber cargado un paraguas o simplemente de no haberse puesto un buzo. Pero como la palabra normal está fuera de mi diccionario, y mi persona es tan terca, sonrío. Sorbo la nariz y empiezo a sentir una gota cayendo por el perfil de mi nariz.
Vuelvo a sacar el teléfono. Miro la pantalla y pestañeo varias veces. Toco todo botón existente que el aparato posee, para lograr que se prenda y ver si tengo alguna llamada perdida, algún mensaje o aunque sea un correo de voz reclamándome que vuelva. Pero no, prenderse no está en los planes del estúpido teléfono. Ahora solo tengo ganas de lanzarlo y que vuele por los aires por haberme sido inútil cuando más lo necesitaba. Lo arrojo al césped unos cuantos centímetros a mi derecha, y al levantar la vista del mismo veo una figura parada bajo la copa del árbol del frente. Carraspeo y tomo el móvil, lo guardo en el bolsillo y me cruzo de brazos.
Agudizo mi vista y me doy cuenta de que conozco a la persona que está parada allí. Es la chica de intercambio, que supuestamente vino para quedarse. Mala suerte la de ella, pues en este pueblecillo (porque en verdad eso es) no tendrá una vida genial como la que tenía en... ¿Londres? Creo que había mencionado esa ciudad. Intento acordarme de su nombre, pero nada me viene a la cabeza ¿Elle? ¿Elizabeth? ¿Eva? ¡Emma! Recuerdo haberme reído de ella en el colegio, para quedar bien con el grupo. Sé que su vida es miserable y que no tendría que haber elegido este pueblo para quedarse, pero tampoco estoy para tomar sus decisiones. Creo que me arrepiento, pero... no. Yo no soy de esos. No me arrepiento. No soy normal.
Cuando escucho que habla me paro de un salto y la gorra se cae. Me agacho y me la pongo de vuelta. Salgo de mi árbol y camino hacia el del frente. La veo bien. Sí; era ella. Pero en comparación de siempre, hoy está toda empapada. Recuerdo que siempre está impecable y con un uniforme perfecto, los zapatos lustrados y bien peinada. Le veo el rostro y estoy seguro que me reconoce. Su cara de susto es como si estuviera a punto de comerla. Trago saliva y sorbo la nariz —¿Tampoco esperabas la lluvia? —le pregunto para romper la tensión.
Vuelvo a sacar el teléfono. Miro la pantalla y pestañeo varias veces. Toco todo botón existente que el aparato posee, para lograr que se prenda y ver si tengo alguna llamada perdida, algún mensaje o aunque sea un correo de voz reclamándome que vuelva. Pero no, prenderse no está en los planes del estúpido teléfono. Ahora solo tengo ganas de lanzarlo y que vuele por los aires por haberme sido inútil cuando más lo necesitaba. Lo arrojo al césped unos cuantos centímetros a mi derecha, y al levantar la vista del mismo veo una figura parada bajo la copa del árbol del frente. Carraspeo y tomo el móvil, lo guardo en el bolsillo y me cruzo de brazos.
Agudizo mi vista y me doy cuenta de que conozco a la persona que está parada allí. Es la chica de intercambio, que supuestamente vino para quedarse. Mala suerte la de ella, pues en este pueblecillo (porque en verdad eso es) no tendrá una vida genial como la que tenía en... ¿Londres? Creo que había mencionado esa ciudad. Intento acordarme de su nombre, pero nada me viene a la cabeza ¿Elle? ¿Elizabeth? ¿Eva? ¡Emma! Recuerdo haberme reído de ella en el colegio, para quedar bien con el grupo. Sé que su vida es miserable y que no tendría que haber elegido este pueblo para quedarse, pero tampoco estoy para tomar sus decisiones. Creo que me arrepiento, pero... no. Yo no soy de esos. No me arrepiento. No soy normal.
Cuando escucho que habla me paro de un salto y la gorra se cae. Me agacho y me la pongo de vuelta. Salgo de mi árbol y camino hacia el del frente. La veo bien. Sí; era ella. Pero en comparación de siempre, hoy está toda empapada. Recuerdo que siempre está impecable y con un uniforme perfecto, los zapatos lustrados y bien peinada. Le veo el rostro y estoy seguro que me reconoce. Su cara de susto es como si estuviera a punto de comerla. Trago saliva y sorbo la nariz —¿Tampoco esperabas la lluvia? —le pregunto para romper la tensión.
Invitado- Invitado
Re: Why does it always rain on me? [Emma]
No se por qué pero empiezo a sentir miedo. No recordaba el nombre del chico, parecía simpático pero las apariencias engañan. No estoy diciendo que sea un bully o algo de eso, pero se juntaba con los populares, con esos que se habían reído de mí e incluso él se había hecho lo mismo en mi cara. Sabían que mi vida era prácticamente una miseria en cuanto a lo familiar y sin embargo se habían reído. Y ahora el chico estaba mirándome fijo.
Era lindo, bastante. Eso no podía negarlo, tenía muchos rulos que se le pegaban a la cara debido a que estaba todo mojado y unos ojos verdes que te hipnotizaban. ¿Jimmy? ¿Joe? ¿Jacob? James! Si, creo que se llamaba James. Me acordé de un chico de mi escuela en Londres que se llamaba igual, habíamos salido y todo. Pero ahí quedó la cosa.
El chico se acerca, me mira. Me habla. ¿Qué hago? ¿Le hablo? Si.
-No. No pensé que iba a llover cuando me escapé de casa pero debí haberlo pensado ya que en este pueblo de porquería siempre llueve- Ups. Había dicho todo eso muy rápido y en mi acento, costumbre mía. Seguro no había entendido la mitad de la frase.
Seguramente se sentía incómodo, apenas nos conocíamos de vista y ya me veía llorando. Me quité las lágrimas de la cara y cuando veo mis manos, estaban negras. Mierda! El rimmel y el delineador! pensé. Seguro tenía el aspecto de una chica zombie toda mojada. Qué linda vista para un chico lindo que recién conozco. Decidí ser un poco fría y distante, la Emma que mostraba ante el mundo.
-Supongo que ahora irás a contarle a todos esos amigos tuyos que viste a la nueva chica llorando en un parque, en su peor momento. -me crucé de brazos y lo miré desafiante.
Era lindo, bastante. Eso no podía negarlo, tenía muchos rulos que se le pegaban a la cara debido a que estaba todo mojado y unos ojos verdes que te hipnotizaban. ¿Jimmy? ¿Joe? ¿Jacob? James! Si, creo que se llamaba James. Me acordé de un chico de mi escuela en Londres que se llamaba igual, habíamos salido y todo. Pero ahí quedó la cosa.
El chico se acerca, me mira. Me habla. ¿Qué hago? ¿Le hablo? Si.
-No. No pensé que iba a llover cuando me escapé de casa pero debí haberlo pensado ya que en este pueblo de porquería siempre llueve- Ups. Había dicho todo eso muy rápido y en mi acento, costumbre mía. Seguro no había entendido la mitad de la frase.
Seguramente se sentía incómodo, apenas nos conocíamos de vista y ya me veía llorando. Me quité las lágrimas de la cara y cuando veo mis manos, estaban negras. Mierda! El rimmel y el delineador! pensé. Seguro tenía el aspecto de una chica zombie toda mojada. Qué linda vista para un chico lindo que recién conozco. Decidí ser un poco fría y distante, la Emma que mostraba ante el mundo.
-Supongo que ahora irás a contarle a todos esos amigos tuyos que viste a la nueva chica llorando en un parque, en su peor momento. -me crucé de brazos y lo miré desafiante.
Emma R. Welsh- Mensajes : 56
Re: Why does it always rain on me? [Emma]
—Eres estúpida si piensas que vas a zafar de estar un día aquí sin lluvia —digo y sonrío de lado, viendo al rededor.
Mis ojos divagan por la plaza; los árboles, las gotas de agua acumuladas en sus hojas cayendo despacio, el césped reluciente como nunca y en muchas partes inundado por el barro. No quiero mirarla. No con ese aspecto. Sé que si mis ojos se posan en los de ella por una mínima fracción de segundo, el corazón se me partirá y caerá a los pies, y eso no es lo que me pasaría a mí en un día normal. Pero... ¿Definir a este un día normal? No lo creo. La lluvia no es normal, la gente no es normal, esta chica parada al frente mío no es normal. Es como si todo lo extraordinario se hubiese juntado en un episodio para hacer explotar el libro de mi aburrida historia de vida.
Escucho su acento inglés y me dan ganas de decirle que repita qué es lo que acaba de decir. Al hablar muy rápido las palabras se me mezclan y mi mente tiene que procesarlas y ordenarlas para formar una oración coherente. Al hacerlo, asiento. La veo restregarse la cara con las manos y me dan ganas de decirle "Estúpida, si te haces eso te vas a lastimar.", "No, así no." o "¿Qué te crees que haces?", pero lo único que logro hacer es tragar saliva y pestañear varias veces. Me saco la gorra con una mano y con la otra me peino un poco el pelo, como había hecho minutos antes. Luego escucho su otro comentario.
—Primero que nada, esto no es un parque —me pongo de nuevo la gorra —. Un parque es un terreno mucho más extenso, con más vegetación y ocasionalmente posee puestos de comida o atracciones para los turistas —meto mis manos en los bolsillos del jean —. Si vas a comparar Disneylandia con esta pequeña baldosa mugrienta sobre la que estamos parados —me hago a un lado para que vea la plaza y río por lo bajo —, estás mal amiga. Segundo, no te considero la "chica nueva" —hago las comillas con mis dedos —solo porque seas de intercambio. Ha llegado mucha gente después que tú al lugar y cualquiera de esas personas puede ser considerada la chica nueva. Tercero —agrego énfasis en la última palabra —, dudo que estés en tu peor momento. Anda, estás llorando y el chico más atractivo de toda la institución te ha visto —digo sonriendo mientras me señalo —, ¿Crees que eso es malo? Pues es porque no has pasado por esto —digo y le muestro la muñeca en la que se encuentran los tajos del cuchillo. Alzo ambas cejas —. Cuarto y último ¿Por qué crees que yo querría hacer algo así, Emma? —pregunto dejando el brazo atrás, como si nos conociéramos de toda la vida.
Mis ojos divagan por la plaza; los árboles, las gotas de agua acumuladas en sus hojas cayendo despacio, el césped reluciente como nunca y en muchas partes inundado por el barro. No quiero mirarla. No con ese aspecto. Sé que si mis ojos se posan en los de ella por una mínima fracción de segundo, el corazón se me partirá y caerá a los pies, y eso no es lo que me pasaría a mí en un día normal. Pero... ¿Definir a este un día normal? No lo creo. La lluvia no es normal, la gente no es normal, esta chica parada al frente mío no es normal. Es como si todo lo extraordinario se hubiese juntado en un episodio para hacer explotar el libro de mi aburrida historia de vida.
Escucho su acento inglés y me dan ganas de decirle que repita qué es lo que acaba de decir. Al hablar muy rápido las palabras se me mezclan y mi mente tiene que procesarlas y ordenarlas para formar una oración coherente. Al hacerlo, asiento. La veo restregarse la cara con las manos y me dan ganas de decirle "Estúpida, si te haces eso te vas a lastimar.", "No, así no." o "¿Qué te crees que haces?", pero lo único que logro hacer es tragar saliva y pestañear varias veces. Me saco la gorra con una mano y con la otra me peino un poco el pelo, como había hecho minutos antes. Luego escucho su otro comentario.
—Primero que nada, esto no es un parque —me pongo de nuevo la gorra —. Un parque es un terreno mucho más extenso, con más vegetación y ocasionalmente posee puestos de comida o atracciones para los turistas —meto mis manos en los bolsillos del jean —. Si vas a comparar Disneylandia con esta pequeña baldosa mugrienta sobre la que estamos parados —me hago a un lado para que vea la plaza y río por lo bajo —, estás mal amiga. Segundo, no te considero la "chica nueva" —hago las comillas con mis dedos —solo porque seas de intercambio. Ha llegado mucha gente después que tú al lugar y cualquiera de esas personas puede ser considerada la chica nueva. Tercero —agrego énfasis en la última palabra —, dudo que estés en tu peor momento. Anda, estás llorando y el chico más atractivo de toda la institución te ha visto —digo sonriendo mientras me señalo —, ¿Crees que eso es malo? Pues es porque no has pasado por esto —digo y le muestro la muñeca en la que se encuentran los tajos del cuchillo. Alzo ambas cejas —. Cuarto y último ¿Por qué crees que yo querría hacer algo así, Emma? —pregunto dejando el brazo atrás, como si nos conociéramos de toda la vida.
Invitado- Invitado
Re: Why does it always rain on me? [Emma]
No me miraba, ¿por qué no me miraba? ¿Tenía algo extraño en la cara que lo hacía no querer fijar su mirada en la mía? Normalmente, yo miraba a la gente y ésta me prestaba atención como si su vida dependiera de ello. ¿Cómo decirlo? Allá yo era... importante. Me habló y me sonrió. Ni siquiera logré escuchar lo que ... Oh Dios, su sonrisa. Enseguida supe que estaba ruborizada totalmente, sus dientes perfectos y esos hoyuelos eran una perfecta combinación para que mi corazón empezara a latir rápido. EMMA! Recién lo conoces!
Enseguida noté su cara de confusión, debí haberle hablado en un tono más tranquilo, más despacio y menos británico. Debía volverme más americana y el acento era lo primero que debía cambiar.
"Primero que nada, esto no es un parque". Ah bueno, ya empieza a corregirme. Bufé y pateé el suelo, pero sin quitarle la mirada de encima. Odiaba profundamente que me corrijan y más si era una persona que apenas conocía. Me dijo un largo monólogo, el cual escuché atentamente para no perderme ningún detalle.
-Bueno, a esto en Inglaterra se le llama parque. Sea o no sea un "parque de diversiones" como le dicen ustedes, los americanos.-le respondí unos segundos después de reparar en todas sus palabras-Segundo, sí soy la "chica nueva". Ya todos tus amigos se han encargado de dejármelo bien en claro, además de que por supuesto me aclararon que en su grupo no soy bienvenida. Por favor, como si me interesara estar en un grupo de chicos lindos y populares-me corrí un mechón de pelo de la cara, haciéndome la importante.-¿Perdón?-Me reí.-¿El chico más lindo de la escuela me está viendo llorar y no hace nada? Qué poco caballero eres James.
Me quedé muda, tragué saliva y miré esos cortes, algunos rojos de ser recientes y otros no tanto. -L-Lo siento. -tartamudeé. Me quedé en silencio un rato escuchando su última pregunta. -Porque todo el mundo me ha hecho lo mismo ni bien pisé Forks. Todos diciendo "miren a la inglesa, hizo tal cosa, hace tal cosa, miren lo que tiene puesto, parece una ridícula". Es horrible. No quiero estar aquí, odio este lugar.-exclamé como si le estuviera haciendo un capricho a mi padre-¿Por qué la vida es injust...-me quedé con la pregunta en la boca, en el aire-Sabes mi nombre.
Enseguida noté su cara de confusión, debí haberle hablado en un tono más tranquilo, más despacio y menos británico. Debía volverme más americana y el acento era lo primero que debía cambiar.
"Primero que nada, esto no es un parque". Ah bueno, ya empieza a corregirme. Bufé y pateé el suelo, pero sin quitarle la mirada de encima. Odiaba profundamente que me corrijan y más si era una persona que apenas conocía. Me dijo un largo monólogo, el cual escuché atentamente para no perderme ningún detalle.
-Bueno, a esto en Inglaterra se le llama parque. Sea o no sea un "parque de diversiones" como le dicen ustedes, los americanos.-le respondí unos segundos después de reparar en todas sus palabras-Segundo, sí soy la "chica nueva". Ya todos tus amigos se han encargado de dejármelo bien en claro, además de que por supuesto me aclararon que en su grupo no soy bienvenida. Por favor, como si me interesara estar en un grupo de chicos lindos y populares-me corrí un mechón de pelo de la cara, haciéndome la importante.-¿Perdón?-Me reí.-¿El chico más lindo de la escuela me está viendo llorar y no hace nada? Qué poco caballero eres James.
Me quedé muda, tragué saliva y miré esos cortes, algunos rojos de ser recientes y otros no tanto. -L-Lo siento. -tartamudeé. Me quedé en silencio un rato escuchando su última pregunta. -Porque todo el mundo me ha hecho lo mismo ni bien pisé Forks. Todos diciendo "miren a la inglesa, hizo tal cosa, hace tal cosa, miren lo que tiene puesto, parece una ridícula". Es horrible. No quiero estar aquí, odio este lugar.-exclamé como si le estuviera haciendo un capricho a mi padre-¿Por qué la vida es injust...-me quedé con la pregunta en la boca, en el aire-Sabes mi nombre.
Emma R. Welsh- Mensajes : 56
Re: Why does it always rain on me? [Emma]
Me cruzo de brazos con una sonrisa burlona y a la vez desafiante. Esta vez si me animo a mirarla a los ojos, y perderme en ese color castaño claro, con pizcas de avellana. Me muerdo los labios por dentro y alzo una ceja al escuchar sus discusiones.
—A ver si te acostumbras al pueblo, chica. Entiende que no estás en Londres, quieras o no y que los dialectos son bastante diferentes —trago saliva y respiro luego de decir todo de un tirón —. Mis "amigos" —hago de nuevo las comillas con mis dedos — (porque en realidad ya no sé si lo son) y yo no ponemos etiquetas. Sí, quizás a alguno se le haya escapado el tema de chica nueva pero... ¿Todo Forks? ¿En serio? —me cruzo de brazos de nuevo —. Además, ¿qué ser en este mundo no quiere estar en nuestro grupo? Sé que por dentro te estás muriendo, y que no soportas el hecho de no ser mi amiga —palmeo las manos —. Otra cosa, chica. Es una institución —doy énfasis —, que se te quede —digo y señalo su cabeza con mi dedo —. Aquí las escuelas no existen, estudiamos en la institución —me acerco más a ella cada vez que pronuncio una sílaba.
Escucho acerca de lo de ser un caballero y lanzo una carcajada que podría haberse escuchado al otro lado de la plaza. Me cruzo de brazos nuevamente y agacho mi cabeza mientras habla mirando al suelo. La gorra que hasta hace dos segundos llevaba puesta se cae, pero esta vez la dejo ahí. Veo como se moja en pocos segundos, el lodo avanza sobre la misma al igual que el agua y la humedad. Luego escucho su sermón de como ha sido su vida desde que llegó a la ciudad y antes de mirarla sacudo la cabeza para acomodar bien los rizos que caen sobre mi frente. Me peino hacia atrás y la miro mientras sigo escuchándola.
—Lamento que lo odies pero la vida continúa, querida —me encojo de hombros y sonrío de lado —. Y no creo que sea tan terrible, yo he crecido hasta los catorce años con mi hermana en un orfanato. Donde era protegernos mutuamente para sobrevivir —hago una pausa recordando —¿Sabes que es injusto? Tú —le señalo el pecho con el índice —. No sabes lo que otras personas están pasando y te quejas por mudarte a una ciudad en donde llueve, los niños son un poco agresivos y quizás te critican. No debes hacerles caso, hacernos caso —me corrijo. Me encojo de hombros de nuevo al escuchar su pregunta —¿Cómo no saberlo? Lleva días dando vueltas en mi cabeza.
—A ver si te acostumbras al pueblo, chica. Entiende que no estás en Londres, quieras o no y que los dialectos son bastante diferentes —trago saliva y respiro luego de decir todo de un tirón —. Mis "amigos" —hago de nuevo las comillas con mis dedos — (porque en realidad ya no sé si lo son) y yo no ponemos etiquetas. Sí, quizás a alguno se le haya escapado el tema de chica nueva pero... ¿Todo Forks? ¿En serio? —me cruzo de brazos de nuevo —. Además, ¿qué ser en este mundo no quiere estar en nuestro grupo? Sé que por dentro te estás muriendo, y que no soportas el hecho de no ser mi amiga —palmeo las manos —. Otra cosa, chica. Es una institución —doy énfasis —, que se te quede —digo y señalo su cabeza con mi dedo —. Aquí las escuelas no existen, estudiamos en la institución —me acerco más a ella cada vez que pronuncio una sílaba.
Escucho acerca de lo de ser un caballero y lanzo una carcajada que podría haberse escuchado al otro lado de la plaza. Me cruzo de brazos nuevamente y agacho mi cabeza mientras habla mirando al suelo. La gorra que hasta hace dos segundos llevaba puesta se cae, pero esta vez la dejo ahí. Veo como se moja en pocos segundos, el lodo avanza sobre la misma al igual que el agua y la humedad. Luego escucho su sermón de como ha sido su vida desde que llegó a la ciudad y antes de mirarla sacudo la cabeza para acomodar bien los rizos que caen sobre mi frente. Me peino hacia atrás y la miro mientras sigo escuchándola.
—Lamento que lo odies pero la vida continúa, querida —me encojo de hombros y sonrío de lado —. Y no creo que sea tan terrible, yo he crecido hasta los catorce años con mi hermana en un orfanato. Donde era protegernos mutuamente para sobrevivir —hago una pausa recordando —¿Sabes que es injusto? Tú —le señalo el pecho con el índice —. No sabes lo que otras personas están pasando y te quejas por mudarte a una ciudad en donde llueve, los niños son un poco agresivos y quizás te critican. No debes hacerles caso, hacernos caso —me corrijo. Me encojo de hombros de nuevo al escuchar su pregunta —¿Cómo no saberlo? Lleva días dando vueltas en mi cabeza.
Invitado- Invitado
Re: Why does it always rain on me? [Emma]
Me puse nerviosa en cuanto James posó sus ojos en los míos, fijamente. Me miraba desafiante y lo miré igual. Me gustaba su actitud, como si él tuviera la razón siempre y nadie podía superarlo nunca en nada. Era bastante parecido a mí, aunque no parezca.
-¿Perdón?-le dije riendo irónicamente-¿Me estás diciendo que yo, Emma Welsh, me muero por estar en su estúpido grupo de populares? -empecé a aplaudir-Muy bien, James. Te has ganado el premio al estúpido del año. Que te quere claro que prefiero andar sola por los 3 años que me quedan de instituto que estar en su patético grupo que no hace más que llevarse el mundo por delante pensando que tienen todo el derecho a hacerlo. No gracias.
A medida que iba a diciendo todo eso, me acerqué a él. En actitud de decirle "conmigo no te metas, pequeño americano que apenas conozco". ¿Quién se creía que era para decirme todas esas cosas? ¿Se creía que él sólo había sufrido en su vida? Claro que no, y ahora se lo dejaría bien en claro.
-¿Me estás diciendo que mi vida es fácil sólo por tener un poco más de dinero que tu y toda la población de aquí?-le pregunté ahora ya enojada-Te estás equivocando, no conoces nada de mi vida, absolutamente nada-dije la palabra "nada" con más énfasis del necesario-No me interesa que lo sepan todos, pero ya que me dices esas cosas.... -tragué saliva y aún con el tono de ira seguí hablando-Mi mamá me abandonó cuando tenía 6 años, me dejó a cargo de mi padre que apenas podía cuidar de mi. Pasaba todo el día con niñeras que apenas conocía, les hacía la vida imposible con tal de que me dejaran en paz. Allá tenía una vida, lujosa sí, pero no fácil. Supongo que debes saber lo que es ver a todos tus amigos felices con sus padres juntos y tu no.-le dije haciendo referencia a lo que había dicho de que había crecido en un orfanato-Así que por favor, antes de decirme algo a mí, piénsalo dos veces o cierra la boca.
Me di vuelta para irme y luego recordé otra cosa.-Ah claro, yo soy la injusta porque me quejo. Pues yo creo que el injusto eres tu, que me juzga antes de siquiera conocerme-dicho esto, hice ademán de dar la vuelta ahora sí para irme definitivamente pero escuché lo otro que dijo. Recordaba mi nombre porque "lleva días dando vueltas en su cabeza". Tragué saliva y giré, lo miré nuevamente-¿Por qué dices eso? Soy solo una chica. Una como las 500 que debes tener atrás tuyo que te hacen crecer el ego. No soy nada especial.
-¿Perdón?-le dije riendo irónicamente-¿Me estás diciendo que yo, Emma Welsh, me muero por estar en su estúpido grupo de populares? -empecé a aplaudir-Muy bien, James. Te has ganado el premio al estúpido del año. Que te quere claro que prefiero andar sola por los 3 años que me quedan de instituto que estar en su patético grupo que no hace más que llevarse el mundo por delante pensando que tienen todo el derecho a hacerlo. No gracias.
A medida que iba a diciendo todo eso, me acerqué a él. En actitud de decirle "conmigo no te metas, pequeño americano que apenas conozco". ¿Quién se creía que era para decirme todas esas cosas? ¿Se creía que él sólo había sufrido en su vida? Claro que no, y ahora se lo dejaría bien en claro.
-¿Me estás diciendo que mi vida es fácil sólo por tener un poco más de dinero que tu y toda la población de aquí?-le pregunté ahora ya enojada-Te estás equivocando, no conoces nada de mi vida, absolutamente nada-dije la palabra "nada" con más énfasis del necesario-No me interesa que lo sepan todos, pero ya que me dices esas cosas.... -tragué saliva y aún con el tono de ira seguí hablando-Mi mamá me abandonó cuando tenía 6 años, me dejó a cargo de mi padre que apenas podía cuidar de mi. Pasaba todo el día con niñeras que apenas conocía, les hacía la vida imposible con tal de que me dejaran en paz. Allá tenía una vida, lujosa sí, pero no fácil. Supongo que debes saber lo que es ver a todos tus amigos felices con sus padres juntos y tu no.-le dije haciendo referencia a lo que había dicho de que había crecido en un orfanato-Así que por favor, antes de decirme algo a mí, piénsalo dos veces o cierra la boca.
Me di vuelta para irme y luego recordé otra cosa.-Ah claro, yo soy la injusta porque me quejo. Pues yo creo que el injusto eres tu, que me juzga antes de siquiera conocerme-dicho esto, hice ademán de dar la vuelta ahora sí para irme definitivamente pero escuché lo otro que dijo. Recordaba mi nombre porque "lleva días dando vueltas en su cabeza". Tragué saliva y giré, lo miré nuevamente-¿Por qué dices eso? Soy solo una chica. Una como las 500 que debes tener atrás tuyo que te hacen crecer el ego. No soy nada especial.
Emma R. Welsh- Mensajes : 56
Re: Why does it always rain on me? [Emma]
Su tono de fastidio combinado con su estúpido acento británico hacen que en este momento me den ganas de salir corriendo sin importar si están en mi búsqueda, pero no lo hago porque una parte de ella me mantiene anclado al césped ensuciado con barro de la plaza.
Escucho lo que dice mientras asiento con los ojos cerrados y los brazos cruzados, haciendo una mueca de "podría apostar los calcetines a que sí", hasta que la escucho pronunciar mi nombre y abro los ojos como platos. Sonrío de lado y río luego de escuchar su sermón.
—Estoy seguro, todos los años lo recibo. Podría preparar una repisa en mi habitación para presumir todos los premios que me entregan anualmente —digo y hago una seña en el aire con forma de mesa —. Quedarían muy bonitos con los ramos de flores que me entregan y todas las tarjetas de adoración —le guiño un ojo —. Y hablando de nombres, ¿Cómo sabes tú el mío? Por favor, no te hagas la difícil Emma Welsh —digo dándole énfasis a su nombre —. Sabes muy bien que no puedes esperar a aquel día lejano en el que te invite a salir conmigo —le guiño un ojo nuevamente y veo que abre la boca, por lo que agudizo el oído para poder entender lo que dice.
Escucho su historia y asiento al escuchar su pregunta acerca del dinero. ¡Claro que sería más fácil vivir con un poco más de dinero! ¿Está loca? Empiezo a darme cuenta de que hay personas que muchas veces no usan la razón, o simplemente no piensan dos veces antes de hablar.
Luego de escuchar lo que dice, me agacho y recojo la gorra que se me había caído. La sacudo en el aire limpiando el barro y le paso los dedos por encima. La miro y me cruzo de brazos.
—La libertad es libre, chica. Si quiero abrir la boca puedo hacerlo sin que alguien me diga que no debo. La declaración de la independencia de los Estados Unidos fue firmada el 4 de Julio de 1776, bajo los principios de libertad e igualdad. Y por si no lo sabes, estamos en Washington —digo y me acerco —, Estados Unidos —aclaro —. Por lo que si quiero abrir la boca, decir algo y afrontar las consecuencias, puedo hacerlo.
Veo que se esta yendo y regresa. Cuando me dice lo que tiene que decir, le pongo la gorra en la cabeza manchándola con barro y le saco la lengua. Corre una brisa fría que hace que la lluvia llegue a nosotros.
—¿Sabes que la injusticia viene de la no-justicia? Y no creo que este sea un caso extremo en que podamos decir que la vida, tú o yo seamos injustos —le digo y me cruzo de brazos de nuevo —. ¿Y porqué digo eso? ¡Porque es cierto! ¿Acaso crees de James Nanther un mentiroso? —digo y agradezco el no haber mencionado mi segundo nombre —Y no sé si es que tengo quinientas chicas atrás, pero mi ego crece mientras maduro. Y el hecho de que seas especial no tiene nada que ver en este momento —digo y me doy cuenta de que acabo de aclarar de que ella sí es especial.
Escucho lo que dice mientras asiento con los ojos cerrados y los brazos cruzados, haciendo una mueca de "podría apostar los calcetines a que sí", hasta que la escucho pronunciar mi nombre y abro los ojos como platos. Sonrío de lado y río luego de escuchar su sermón.
—Estoy seguro, todos los años lo recibo. Podría preparar una repisa en mi habitación para presumir todos los premios que me entregan anualmente —digo y hago una seña en el aire con forma de mesa —. Quedarían muy bonitos con los ramos de flores que me entregan y todas las tarjetas de adoración —le guiño un ojo —. Y hablando de nombres, ¿Cómo sabes tú el mío? Por favor, no te hagas la difícil Emma Welsh —digo dándole énfasis a su nombre —. Sabes muy bien que no puedes esperar a aquel día lejano en el que te invite a salir conmigo —le guiño un ojo nuevamente y veo que abre la boca, por lo que agudizo el oído para poder entender lo que dice.
Escucho su historia y asiento al escuchar su pregunta acerca del dinero. ¡Claro que sería más fácil vivir con un poco más de dinero! ¿Está loca? Empiezo a darme cuenta de que hay personas que muchas veces no usan la razón, o simplemente no piensan dos veces antes de hablar.
Luego de escuchar lo que dice, me agacho y recojo la gorra que se me había caído. La sacudo en el aire limpiando el barro y le paso los dedos por encima. La miro y me cruzo de brazos.
—La libertad es libre, chica. Si quiero abrir la boca puedo hacerlo sin que alguien me diga que no debo. La declaración de la independencia de los Estados Unidos fue firmada el 4 de Julio de 1776, bajo los principios de libertad e igualdad. Y por si no lo sabes, estamos en Washington —digo y me acerco —, Estados Unidos —aclaro —. Por lo que si quiero abrir la boca, decir algo y afrontar las consecuencias, puedo hacerlo.
Veo que se esta yendo y regresa. Cuando me dice lo que tiene que decir, le pongo la gorra en la cabeza manchándola con barro y le saco la lengua. Corre una brisa fría que hace que la lluvia llegue a nosotros.
—¿Sabes que la injusticia viene de la no-justicia? Y no creo que este sea un caso extremo en que podamos decir que la vida, tú o yo seamos injustos —le digo y me cruzo de brazos de nuevo —. ¿Y porqué digo eso? ¡Porque es cierto! ¿Acaso crees de James Nanther un mentiroso? —digo y agradezco el no haber mencionado mi segundo nombre —Y no sé si es que tengo quinientas chicas atrás, pero mi ego crece mientras maduro. Y el hecho de que seas especial no tiene nada que ver en este momento —digo y me doy cuenta de que acabo de aclarar de que ella sí es especial.
Invitado- Invitado
Re: Why does it always rain on me? [Emma]
¿Por qué me ponía tan nerviosa?¿ ¿Por qué hacía que me fastidiara tanto? La extraña adoración que sentía por él hace 5 minutos había desaparecido totalmente en cuanto empezó a contradecirme en todo lo que decía. Si había algo que odiaba, era que me contradigan. Yo siempre tenía la razón, a mí siempre me la daban. Sea verdad o no lo que esté diciendo.
-Ay por Dios-murmuré en cuanto empezó a hablar de premios y tarjetas de adoración. Este chico es peor que yo, pensé. Y a decir verdad, es prácticamente imposible ser peor que yo. - Sé tu nombre porque... porque... -No le iba a decir que apenas lo vi, le había preguntado a una chica cómo se llamaba. Me había llamado la atención desde el principio, me había parecido uno de los más lindos del instituto. Pero no iba a decirle eso- No lo se, solo se tu nombre ¿Y tú cómo sabes el mío? -escuché lo siguiente que dijo y me empecé a reír- ¿A qué me invites a salir contigo? Por favor, prefiero estar encerrada en este pueblo miserable por siempre antes que salir contigo. No eres más que un chico egocéntrico que se cree mejor que todos.
Espera... ¿Me ha guiñado el ojo? ¿Dos veces? Sí. Lo hizo. Este chico va a lograr darme un ataque al corazón si sigue haciendo esas cosas.... NO. NO. Eso no iba a pasar, no iba a darle el placer de que vea que me estaba empezando a parecer atractivo. Pero mi lenguaje corporal parecía decir exactamente lo contrario, a medida que hablaba nos íbamos acercando un poco más hasta quedar tan cerca que podíamos abrazarnos. Mierda.
-No me interesa que estemos en Washington, Miami o Los Angeles. Deberías aprender a cerrar la boca de vez en cuando antes de decir estupideces-le aclaré cruzando los brazos, en un tono maternal que me salió de la nada. Y de repente, me saca toda la seriedad y enojo del momento en cuanto me pone su gorra llena de barro en la cabeza, todavía queda de esa suciedad lo cual hace que se me quede en el pelo y en la cara. Veo su gesto de niño pequeño, me sacó la gorra y empiezo a pegarle en el brazo. Sí, no le dolería con tanto músculo que tenía pero para mí era algo, y lo más probable era que se reiría en mi cara.-Eres, un, idiota!-remarqué cada palabra con un golpe y le puse la gorra en su cabeza.
Le sonreí con malicia, estaba a punto de dar un paso hacia atrás sin darme vuelta cuando de repente me resbalo con el barro del suelo. Me agarré de su brazo y de su hombro, sin darme cuenta de lo que hacía, tal vez por instinto. Levanté la vista y pude ver que su rostro estaba apenas a unos centímetros del mío. Tragué saliva y traté de mirarlo seria. Pero... Oh Dios. ¿Acaba de decir lo que acabo escuchar?
-¿Dijiste soy especial? -le sonreí, casi riéndome de él y su sinceridad que lo ayudaba tan poco en estos momentos-Miren eso, primero me discutes todo y luego admites que soy especial para ti. Que tierno eres.-Claro, yo me reía de él pero no salía de sus brazos, buena jugada Welsh. Pensé con sarcasmo.
-Ay por Dios-murmuré en cuanto empezó a hablar de premios y tarjetas de adoración. Este chico es peor que yo, pensé. Y a decir verdad, es prácticamente imposible ser peor que yo. - Sé tu nombre porque... porque... -No le iba a decir que apenas lo vi, le había preguntado a una chica cómo se llamaba. Me había llamado la atención desde el principio, me había parecido uno de los más lindos del instituto. Pero no iba a decirle eso- No lo se, solo se tu nombre ¿Y tú cómo sabes el mío? -escuché lo siguiente que dijo y me empecé a reír- ¿A qué me invites a salir contigo? Por favor, prefiero estar encerrada en este pueblo miserable por siempre antes que salir contigo. No eres más que un chico egocéntrico que se cree mejor que todos.
Espera... ¿Me ha guiñado el ojo? ¿Dos veces? Sí. Lo hizo. Este chico va a lograr darme un ataque al corazón si sigue haciendo esas cosas.... NO. NO. Eso no iba a pasar, no iba a darle el placer de que vea que me estaba empezando a parecer atractivo. Pero mi lenguaje corporal parecía decir exactamente lo contrario, a medida que hablaba nos íbamos acercando un poco más hasta quedar tan cerca que podíamos abrazarnos. Mierda.
-No me interesa que estemos en Washington, Miami o Los Angeles. Deberías aprender a cerrar la boca de vez en cuando antes de decir estupideces-le aclaré cruzando los brazos, en un tono maternal que me salió de la nada. Y de repente, me saca toda la seriedad y enojo del momento en cuanto me pone su gorra llena de barro en la cabeza, todavía queda de esa suciedad lo cual hace que se me quede en el pelo y en la cara. Veo su gesto de niño pequeño, me sacó la gorra y empiezo a pegarle en el brazo. Sí, no le dolería con tanto músculo que tenía pero para mí era algo, y lo más probable era que se reiría en mi cara.-Eres, un, idiota!-remarqué cada palabra con un golpe y le puse la gorra en su cabeza.
Le sonreí con malicia, estaba a punto de dar un paso hacia atrás sin darme vuelta cuando de repente me resbalo con el barro del suelo. Me agarré de su brazo y de su hombro, sin darme cuenta de lo que hacía, tal vez por instinto. Levanté la vista y pude ver que su rostro estaba apenas a unos centímetros del mío. Tragué saliva y traté de mirarlo seria. Pero... Oh Dios. ¿Acaba de decir lo que acabo escuchar?
-¿Dijiste soy especial? -le sonreí, casi riéndome de él y su sinceridad que lo ayudaba tan poco en estos momentos-Miren eso, primero me discutes todo y luego admites que soy especial para ti. Que tierno eres.-Claro, yo me reía de él pero no salía de sus brazos, buena jugada Welsh. Pensé con sarcasmo.
Emma R. Welsh- Mensajes : 56
Re: Why does it always rain on me? [Emma]
Empiezo a sentir curiosidad en lo que dice y la miro con cara desesperada. Una cosa quiero saber, nada mas. ¿De donde sabe mi nombre? ¡Eso! ¿Es mucho pedir? Sonrío de lado dejando ver mis dientes al descubrir su nerviosismo y cómo se traba en sus propias palabras. Excusas es lo que está buscando, y conmigo al frente no las va a encontrar fácilmente.
—Sé tu nombre, porque no sé si lo recuerdas, querida mía —digo sarcástico —, el primer día de clases te paraste al frente de todos mientras la profesora relataba en pocas palabras tu triste historia. Sólo faltaba que escriba tu nombre en luces fosforescentes y lo colgara del techo, con una flecha que señalase a ti —me encojo de hombros haciendo una mueca de superioridad —. Y créeme que estar por siempre en este pueblo sería una miseria. Yo sólo he pasado dieciséis "hermosos" —hago las comillas con los dedos —años y no han sido ni una pizca de hermosos. Así que controla bien tus palabras; "cuidado con lo que pidas, porque te lo pueden entregar" —digo citando la conocida frase —. Y puedo ser que sea quizás un poquito egocéntrico —hago con los dedos un espacio pequeño —, pero sé que te encanto tal cual —le guiño el ojo por tercera vez.
Siento que cada vez que hablamos avanzamos un paso cada uno, por lo que ahora estamos tan cerca que parecería que somos amigos de toda la vida hablando de la extraña lluvia de esta tarde. Sonrío mientras escucho su comentario y asiento como para satisfacerla.
—Querida, el mundo cambia con tu ejemplo, no con tu opinión —digo algo sereno —, así que no intentes tener una respuesta a todo y empieza a hacer algo útil —me encojo de hombros y siento que coloca la gorra en mi cabeza, seguida de muchos golpes en mi brazo. Me encojo haciéndome el sufrido y como si me doliera, y cuando termina me pongo la gorra hacia atrás. La miro a los ojos sonriente y le acomodo un mechón de pelo por detrás de la oreja. Siento las ganas de decirle algo fastidioso, como "¿Sabes que la mayoría de las personas utiliza mal la palabra idiota?", o "Idiota no es la palabra adecuada para lo que tú piensas que soy". Pero nada sale de mis labios; se quedan sellados. Siento la garganta seca y trago saliva.
Veo que se resbala y me dan ganas de reír como loco. Pero toda la gracia desaparece cuando toma el brazo que recién ha recibido un sinfín de golpes. Con la otra mano la sostengo de la espalda a la altura de la cintura, para amortiguar la caída. Escucho lo que dice y pestañeo varias veces.
—¿Quieres que lo retire? —digo con un tono seductor, casi susurrando debido a que su rostro está muy cerca del mío. Trago saliva y la ayudo a incorporarse —Sí bueno, en todos lados siempre me han tratado de un suicida-depresivo-bipolar, y aún no tengo muy en claro el concepto en el que yo encajaría —hago una mueca y la miro a los ojos —, pero tierno no —digo y sonrío ampliamente, mostrando todos los dientes y dejando al descubierto los hoyuelos que tanto detesto.
—Sé tu nombre, porque no sé si lo recuerdas, querida mía —digo sarcástico —, el primer día de clases te paraste al frente de todos mientras la profesora relataba en pocas palabras tu triste historia. Sólo faltaba que escriba tu nombre en luces fosforescentes y lo colgara del techo, con una flecha que señalase a ti —me encojo de hombros haciendo una mueca de superioridad —. Y créeme que estar por siempre en este pueblo sería una miseria. Yo sólo he pasado dieciséis "hermosos" —hago las comillas con los dedos —años y no han sido ni una pizca de hermosos. Así que controla bien tus palabras; "cuidado con lo que pidas, porque te lo pueden entregar" —digo citando la conocida frase —. Y puedo ser que sea quizás un poquito egocéntrico —hago con los dedos un espacio pequeño —, pero sé que te encanto tal cual —le guiño el ojo por tercera vez.
Siento que cada vez que hablamos avanzamos un paso cada uno, por lo que ahora estamos tan cerca que parecería que somos amigos de toda la vida hablando de la extraña lluvia de esta tarde. Sonrío mientras escucho su comentario y asiento como para satisfacerla.
—Querida, el mundo cambia con tu ejemplo, no con tu opinión —digo algo sereno —, así que no intentes tener una respuesta a todo y empieza a hacer algo útil —me encojo de hombros y siento que coloca la gorra en mi cabeza, seguida de muchos golpes en mi brazo. Me encojo haciéndome el sufrido y como si me doliera, y cuando termina me pongo la gorra hacia atrás. La miro a los ojos sonriente y le acomodo un mechón de pelo por detrás de la oreja. Siento las ganas de decirle algo fastidioso, como "¿Sabes que la mayoría de las personas utiliza mal la palabra idiota?", o "Idiota no es la palabra adecuada para lo que tú piensas que soy". Pero nada sale de mis labios; se quedan sellados. Siento la garganta seca y trago saliva.
Veo que se resbala y me dan ganas de reír como loco. Pero toda la gracia desaparece cuando toma el brazo que recién ha recibido un sinfín de golpes. Con la otra mano la sostengo de la espalda a la altura de la cintura, para amortiguar la caída. Escucho lo que dice y pestañeo varias veces.
—¿Quieres que lo retire? —digo con un tono seductor, casi susurrando debido a que su rostro está muy cerca del mío. Trago saliva y la ayudo a incorporarse —Sí bueno, en todos lados siempre me han tratado de un suicida-depresivo-bipolar, y aún no tengo muy en claro el concepto en el que yo encajaría —hago una mueca y la miro a los ojos —, pero tierno no —digo y sonrío ampliamente, mostrando todos los dientes y dejando al descubierto los hoyuelos que tanto detesto.
Invitado- Invitado
Re: Why does it always rain on me? [Emma]
Mi corazón empezó a latir con fuerza y era tal el silencio de la "plaza" como James le decía, que de repente me dio miedo que él pudiera escuchar los fuertes latidos que él me provocaba. Ay no, ¿qué me estaba pasando? Era solo un chico. Uno egocéntrico, idiota, terco que recién conocía. Además, estábamos tan cerca que tan solo con un movimiento nuestros labios chocarían. Sentí su respiración en mi piel, lo cual me puso más nerviosa aún.
No sé por qué sonreí de lado, sin dejar de mirarlo. En el instante en el que me sujeté de él, sentí cómo me agarraba por la espalda. Ya está, era obvio. Estaba roja como un tomate. O por la vergüenza de haberme caído o por haber sido tan idiota de quedarme mirándolo fijamente hasta que esto pasara. El tampoco quitaba sus ojos de mí, eso era obvio. -Uff, sí. No sabes, me encantas de pies a cabeza Nanther.-dije con sarcasmo pero aún sonriendo, dejándole ver que había un poco de verdad en lo que acababa de decir.
Negué con la cabeza sin poder hablar apenas, su rostro tan perfecto cerca del mío me dejaba sin habla. -Sólo puedes retirarlo si vas a decir algo más seductor-susurré. Empecé a mirar su boca, su cuello, hasta me entretuve mirando los rulos que sobresalían del gorro en esos cinco minutos que estuvimos agarrados. Sentí ganas de tocarlo, acariciarlo. Apreté mi puño con fuerza sobre su brazo para no hacerlo. Bastante con que estaba agarrada a él como si mi vida dependiera de ello.
Me ayudó a pararme otra vez y se lo agradecí con una mirada. Aún estaba ruborizada, podía sentirlo. También podía sentir que aún estábamos muy cerca, no habíamos cortado ni un poco de distancia. Lentamente dejé los nervios de lado y empecé a sentirme más cómoda con nuestra....cercanía.
Abrí la boca para decirle algo, pero en el instante en el iba a empezar a hablar, al tonto se le dio por sonreír y dejarme muda. Tenía un aspecto aniñado cuando sonreía. Solté una pequeña y dulce carcajada-Tus hoyuelos...-dije e inconscientemente estiré mi mano como para tocárselos. En el momento en el que estaba a punto de hacerlo, me di cuenta de lo que hacía y la bajé. Me quedé mirando el suelo totalmente avergonzada. Dejé pasar un minuto de silencio y lo volví a mirar pero esta vez de arriba a abajo. Algo me dio gracia en su aspecto-Te dejé la ropa llena de barro.
No sé por qué sonreí de lado, sin dejar de mirarlo. En el instante en el que me sujeté de él, sentí cómo me agarraba por la espalda. Ya está, era obvio. Estaba roja como un tomate. O por la vergüenza de haberme caído o por haber sido tan idiota de quedarme mirándolo fijamente hasta que esto pasara. El tampoco quitaba sus ojos de mí, eso era obvio. -Uff, sí. No sabes, me encantas de pies a cabeza Nanther.-dije con sarcasmo pero aún sonriendo, dejándole ver que había un poco de verdad en lo que acababa de decir.
Negué con la cabeza sin poder hablar apenas, su rostro tan perfecto cerca del mío me dejaba sin habla. -Sólo puedes retirarlo si vas a decir algo más seductor-susurré. Empecé a mirar su boca, su cuello, hasta me entretuve mirando los rulos que sobresalían del gorro en esos cinco minutos que estuvimos agarrados. Sentí ganas de tocarlo, acariciarlo. Apreté mi puño con fuerza sobre su brazo para no hacerlo. Bastante con que estaba agarrada a él como si mi vida dependiera de ello.
Me ayudó a pararme otra vez y se lo agradecí con una mirada. Aún estaba ruborizada, podía sentirlo. También podía sentir que aún estábamos muy cerca, no habíamos cortado ni un poco de distancia. Lentamente dejé los nervios de lado y empecé a sentirme más cómoda con nuestra....cercanía.
Abrí la boca para decirle algo, pero en el instante en el iba a empezar a hablar, al tonto se le dio por sonreír y dejarme muda. Tenía un aspecto aniñado cuando sonreía. Solté una pequeña y dulce carcajada-Tus hoyuelos...-dije e inconscientemente estiré mi mano como para tocárselos. En el momento en el que estaba a punto de hacerlo, me di cuenta de lo que hacía y la bajé. Me quedé mirando el suelo totalmente avergonzada. Dejé pasar un minuto de silencio y lo volví a mirar pero esta vez de arriba a abajo. Algo me dio gracia en su aspecto-Te dejé la ropa llena de barro.
Emma R. Welsh- Mensajes : 56
Re: Why does it always rain on me? [Emma]
Sonrío de lado al ver somo se ruboriza mientras me hago en la cabeza la imagen de ella y yo. Pestañeo varias veces y borro aquello de mi mente, aunque sé que la imagen me va a perseguir por siempre. Escucho lo que dice y muevo las cejas de una manera graciosa al pronunciar ella mi apellido. Luego suelto una risa corta pero gruesa. Siento como su aliento roza mis labios y rebota, para quedar suspendido en el aire.
Observo como niega con la cabeza y sonrío de nuevo al escuchar su comentario. Carraspeo y me aclaro la garganta. Vuelvo a mirarla a los ojos y trago saliva pensando en qué decirle.
—Bueno, retiro lo dicho —digo y acerco mis labios a su oído —; tú también me encantas —digo cerrando los ojos fuertemente, y siento de repente como todo el mundo se pierde a nuestro alrededor. Ahora solo me guío por lo que escucho; la lluvia chocar contra el césped, la respiración de Emma y la mía. No existe plaza o parque, escuela o institución, solo nosotros. Los árboles se desvanecen, el suelo se desintegra y el oxígeno en el aire parece acabarse. Abro los ojos y me encuentro con que aún estoy a su lado, mejilla contra mejilla. Su pelo desalineado pero suave al tacto tiene olor a miel al igual que su cuello, y su piel delicada y fría parece haber estado en el congelador por siempre. Juro que puedo sentir el palpitar de su corazón con tan solo el mínimo roce de pieles.
Cuando se incorpora, veo que aún está ruborizada pero más "tranquila" que hace rato. Escucho su risa y me dan ganas de reír con ella; su voz es dulce y acaramelada y hace que te den ganas de escucharla hablar todo el día, incluso con el estúpido y sensual acento inglés. Veo su dedo acercarse a mi rostro y lo sigo con la mirada. Cuando su mano se aleja de mi rostro la sonrisa desaparece y al ella separarse me rasco la nuca.
Escucho lo que dice y me miro el cuerpo. Es cierto; la remera tiene barro al igual que un poco en los pantalones. Igualmente ya me había mojado antes, así que no era su culpa. Tomo la musculosa por la parte de abajo y sonrío. Alzo la cabeza y la miro.
—¿Quieres que me la quite? —pregunto con una ceja alzada y una sonrisa seductora.
Observo como niega con la cabeza y sonrío de nuevo al escuchar su comentario. Carraspeo y me aclaro la garganta. Vuelvo a mirarla a los ojos y trago saliva pensando en qué decirle.
—Bueno, retiro lo dicho —digo y acerco mis labios a su oído —; tú también me encantas —digo cerrando los ojos fuertemente, y siento de repente como todo el mundo se pierde a nuestro alrededor. Ahora solo me guío por lo que escucho; la lluvia chocar contra el césped, la respiración de Emma y la mía. No existe plaza o parque, escuela o institución, solo nosotros. Los árboles se desvanecen, el suelo se desintegra y el oxígeno en el aire parece acabarse. Abro los ojos y me encuentro con que aún estoy a su lado, mejilla contra mejilla. Su pelo desalineado pero suave al tacto tiene olor a miel al igual que su cuello, y su piel delicada y fría parece haber estado en el congelador por siempre. Juro que puedo sentir el palpitar de su corazón con tan solo el mínimo roce de pieles.
Cuando se incorpora, veo que aún está ruborizada pero más "tranquila" que hace rato. Escucho su risa y me dan ganas de reír con ella; su voz es dulce y acaramelada y hace que te den ganas de escucharla hablar todo el día, incluso con el estúpido y sensual acento inglés. Veo su dedo acercarse a mi rostro y lo sigo con la mirada. Cuando su mano se aleja de mi rostro la sonrisa desaparece y al ella separarse me rasco la nuca.
Escucho lo que dice y me miro el cuerpo. Es cierto; la remera tiene barro al igual que un poco en los pantalones. Igualmente ya me había mojado antes, así que no era su culpa. Tomo la musculosa por la parte de abajo y sonrío. Alzo la cabeza y la miro.
—¿Quieres que me la quite? —pregunto con una ceja alzada y una sonrisa seductora.
Invitado- Invitado
Re: Why does it always rain on me? [Emma]
Todo esto se sentía tan.... raro. Nunca me había sentido así, como si mi cabeza fuera a explotar en cualquier momento, al igual que mi corazón por los nervios. No entendía qué me pasaba, si apenas lo conocía y ya me hacía sentir así, imagínate en unos meses. Su sonrisa me estaba matando lentamente, y no iba a hacer nada para evitarlo. Ni tampoco quería.
Lo miro, tiene una mirada pensativa que no me gustaría interrumpir. Y de repente acerca sus labios a mi oído, su respiración me causó escalofríos por todo el cuerpo, pero escalofríos de los buenos, de esos que te hacen sonreír como una idiota porque el chico que te gusta te acaba de decir algo tierno. Como justamente James acababa de hacer. -Pero creo que tu a mi más....-susurré.
Al recibir ese comentario, lo observo cerrar los ojos e hice lo mismo. Me dejé llevar, sentí su respiración tan cerca y esas ganas de tocarlo otra vez... Solo se escuchaban los ruidos a nuestro alrededor y nuestras respiraciones unidas. Sólo éramos nosotros. Nosotros en el mundo y nadie más. En ese momento podría haber pasado un terremoto por todo el pueblo y no nos hubiéramos enterado. Era un momento.... mágico. De esos que te dejan ruborizada y con ganas de más.
Abro los ojos y veo que nada ha cambiado, el sigue igual y me mira. Nos miramos. No decimos nada, cualquier palabra rompería la tensión encantadora que tenía el ambiente. Observo sus movimientos, una ráfaga de viento pasa entre los árboles y entre nosotros, empiezo a temblar de frío y me abrazo a mi misma.
Busqué su mirada y me dio risa su gesto sexy. Me mordí el labio y lo miré de arriba a abajo nuevamente. En cuanto pronunció esas palabras de "¿quieres que me la quite? me paralicé completamente. Miré a nuestro alrededor buscando alguna excusa para que no lo haga, pero no había nadie. Mi mirada delataba un enorme SI mayúsculo. Me mordí el labio nuevamente, quizás en una mirada sexy que lo incitaba a que lo haga. Como dije antes, mi lenguaje corporal nunca me ayudaba.
-Te vas a morir de frío y seguro pedirás que te abrace para no hacerlo.-le guiñe el ojo. Me acerqué a él y agarré su mano, la que sujetaba la musculosa, su piel estaba caliente y la mía muy fría. -Hazlo. -susurré poniéndome muy cerca de sus labios.
Lo miro, tiene una mirada pensativa que no me gustaría interrumpir. Y de repente acerca sus labios a mi oído, su respiración me causó escalofríos por todo el cuerpo, pero escalofríos de los buenos, de esos que te hacen sonreír como una idiota porque el chico que te gusta te acaba de decir algo tierno. Como justamente James acababa de hacer. -Pero creo que tu a mi más....-susurré.
Al recibir ese comentario, lo observo cerrar los ojos e hice lo mismo. Me dejé llevar, sentí su respiración tan cerca y esas ganas de tocarlo otra vez... Solo se escuchaban los ruidos a nuestro alrededor y nuestras respiraciones unidas. Sólo éramos nosotros. Nosotros en el mundo y nadie más. En ese momento podría haber pasado un terremoto por todo el pueblo y no nos hubiéramos enterado. Era un momento.... mágico. De esos que te dejan ruborizada y con ganas de más.
Abro los ojos y veo que nada ha cambiado, el sigue igual y me mira. Nos miramos. No decimos nada, cualquier palabra rompería la tensión encantadora que tenía el ambiente. Observo sus movimientos, una ráfaga de viento pasa entre los árboles y entre nosotros, empiezo a temblar de frío y me abrazo a mi misma.
Busqué su mirada y me dio risa su gesto sexy. Me mordí el labio y lo miré de arriba a abajo nuevamente. En cuanto pronunció esas palabras de "¿quieres que me la quite? me paralicé completamente. Miré a nuestro alrededor buscando alguna excusa para que no lo haga, pero no había nadie. Mi mirada delataba un enorme SI mayúsculo. Me mordí el labio nuevamente, quizás en una mirada sexy que lo incitaba a que lo haga. Como dije antes, mi lenguaje corporal nunca me ayudaba.
-Te vas a morir de frío y seguro pedirás que te abrace para no hacerlo.-le guiñe el ojo. Me acerqué a él y agarré su mano, la que sujetaba la musculosa, su piel estaba caliente y la mía muy fría. -Hazlo. -susurré poniéndome muy cerca de sus labios.
Emma R. Welsh- Mensajes : 56
Re: Why does it always rain on me? [Emma]
Escucho su susurro y no puedo evitar sonreír. ¿Pero creo que tu a mi más? Lo dudo. No quería admitirlo, pero esta chica si me encantaba tal cual lo había dicho. No había sido mentira que su nombre había estado dando vueltas en mi cabeza. Era solo demasiado cínico como para creerlo yo mismo.
Al separarnos, una brisa fría empieza a correr, obligándome a abrazarme a mí mismo. Cuando alzo mi vista para verla, me doy cuenta de que ella también hace lo mismo. Me restriego los brazos y le sonrío. Me pongo a pensar en qué hice en las últimas horas y la mayor parte del tiempo había sido "gastado" en encontrarme y platicar con ella. En estos últimos bastantes minutos, la había visto llorar, reír, sonrojarse y fruncir el ceño. Había escuchado el tono de su voz enojado, asustado, desafiante y nervioso. También había presenciado una no-caída de su parte. Apenas si conocía a esta chica y habíamos pasado por todo esto.
Veo que mira hacia todos lados buscando una respuesta a mi pregunta, aunque su cara ruborizada me lo decía todo. Observo que se muerde el labio y sonrío de costado, al mismo tiempo que escucho sus palabras. Asiento con una mueca graciosa mientras ella dice "y seguro pedirás que te abrace para no hacerlo". Veo que me guiña el ojo y sonrío más abiertamente.
Cuando se acerca, siento que las manos me sudan, el corazón me late a mil por hora. Frunzo el ceño tratando de evitar el evidente nerviosismo y me muerdo los labios por dentro. Sentir su mano sobre la mía me causa un escalofrío que corre por todo mi cuerpo. Escucho sus palabras y abro grande los ojos para verla mejor cuando ya está bastante cerca mío. Me acerco de nuevo a su oído, aunque esta vez asomo también mi cuerpo al de ella, y me agacho para pronunciar claro;
—¿Hacer qué?
Al separarnos, una brisa fría empieza a correr, obligándome a abrazarme a mí mismo. Cuando alzo mi vista para verla, me doy cuenta de que ella también hace lo mismo. Me restriego los brazos y le sonrío. Me pongo a pensar en qué hice en las últimas horas y la mayor parte del tiempo había sido "gastado" en encontrarme y platicar con ella. En estos últimos bastantes minutos, la había visto llorar, reír, sonrojarse y fruncir el ceño. Había escuchado el tono de su voz enojado, asustado, desafiante y nervioso. También había presenciado una no-caída de su parte. Apenas si conocía a esta chica y habíamos pasado por todo esto.
Veo que mira hacia todos lados buscando una respuesta a mi pregunta, aunque su cara ruborizada me lo decía todo. Observo que se muerde el labio y sonrío de costado, al mismo tiempo que escucho sus palabras. Asiento con una mueca graciosa mientras ella dice "y seguro pedirás que te abrace para no hacerlo". Veo que me guiña el ojo y sonrío más abiertamente.
Cuando se acerca, siento que las manos me sudan, el corazón me late a mil por hora. Frunzo el ceño tratando de evitar el evidente nerviosismo y me muerdo los labios por dentro. Sentir su mano sobre la mía me causa un escalofrío que corre por todo mi cuerpo. Escucho sus palabras y abro grande los ojos para verla mejor cuando ya está bastante cerca mío. Me acerco de nuevo a su oído, aunque esta vez asomo también mi cuerpo al de ella, y me agacho para pronunciar claro;
—¿Hacer qué?
Invitado- Invitado
Re: Why does it always rain on me? [Emma]
Era imposible no mirarlo, era como si toda su presencia me estuviera gritando: "HEY, mirame". Y yo era tan tonta que lo miraba, además, cómo para no mirarlo si era realmente muy atractivo. Le sonreía y él me sonreía también, lo miraba y él me miraba. Cómo para no resistirse. Y esa mirada, y esa sonrisa, y esos gestos que hacía al hablar o moverse. Por Dios, Emma ¿qué te está pasando?
¿Cuánto había pasado desde que empezamos a hablarnos? ¿Media hora? ¿Una hora? En este preciado y corto tiempo, lo había conocido más que en las tres semanas de clases. Era asombroso, lo había visto enojado, riéndose, poniéndose nervioso. Todo de una forma patéticamente adorable. Porque James era adorable, tenía el espíritu de un niño pequeño y al mismo tiempo tenía esos gestos de "chico grande". En fin, era adorable.
Me reí de la mueca que hizo, con una risa suave que apenas se oyó. Bajo mi tacto, lo noto nervioso. Tenía la mano sudada, una señal buena quizas. Siento su susurro en mi oído, su aliento caliente en mi cuello y enseguida tiemblo de pies a cabeza, esto me ponía nerviosa pero al mismo tiempo me excitaba. Excitar del buen modo, claro. Estaba tan cerca... Que no podía resistirme ni un poco más.
Miré de reojo y pude ver su mejilla con algunos lunares. No se si me estaba mirando, no me importó. La mano que tenía libre (ya que la otra estaba en su mano que sostenía la musculosa) la apoyé en su espalda, muy cerca de su cadera. Clavé mis uñas en su piel y lo acerqué aún más. Mi pecho ya estaba pegado al suyo, nuestras respiraciones parecían no querer o poder volver a su normalidad.
-No se... Lo que sea que tengas ganas de hacerme-susurré sobre la comisura de sus labios, provocando que los suyos y los míos se rocen levemente. ¿Que si lo estaba provocando a propósito? Por supuesto.
¿Cuánto había pasado desde que empezamos a hablarnos? ¿Media hora? ¿Una hora? En este preciado y corto tiempo, lo había conocido más que en las tres semanas de clases. Era asombroso, lo había visto enojado, riéndose, poniéndose nervioso. Todo de una forma patéticamente adorable. Porque James era adorable, tenía el espíritu de un niño pequeño y al mismo tiempo tenía esos gestos de "chico grande". En fin, era adorable.
Me reí de la mueca que hizo, con una risa suave que apenas se oyó. Bajo mi tacto, lo noto nervioso. Tenía la mano sudada, una señal buena quizas. Siento su susurro en mi oído, su aliento caliente en mi cuello y enseguida tiemblo de pies a cabeza, esto me ponía nerviosa pero al mismo tiempo me excitaba. Excitar del buen modo, claro. Estaba tan cerca... Que no podía resistirme ni un poco más.
Miré de reojo y pude ver su mejilla con algunos lunares. No se si me estaba mirando, no me importó. La mano que tenía libre (ya que la otra estaba en su mano que sostenía la musculosa) la apoyé en su espalda, muy cerca de su cadera. Clavé mis uñas en su piel y lo acerqué aún más. Mi pecho ya estaba pegado al suyo, nuestras respiraciones parecían no querer o poder volver a su normalidad.
-No se... Lo que sea que tengas ganas de hacerme-susurré sobre la comisura de sus labios, provocando que los suyos y los míos se rocen levemente. ¿Que si lo estaba provocando a propósito? Por supuesto.
Emma R. Welsh- Mensajes : 56
Re: Why does it always rain on me? [Emma]
Bajo la cabeza e imagino su hombro con los ojos cerrados. Aspiro su aroma de nuevo y exhalo de una manera exquisita. Podía sentir todo su ser conectado con el mío, con el sólo hecho de tocarnos. Respiro agitadamente, mientras que intento con todas mis fuerzas no salir corriendo. No es que tenga miedo, al contrario; quizás esto es... demasiado. Demasiado para un solo día, para una sola persona, para una sola hora.
Siento su mano posarse en mi espalda y me estremezco al sentir su cuerpo pegado al mío. Me alejo de su oído al escuchar su palabras y la miro de frente, seriamente. Me saco la gorra con la mano que estaba en conexión con la de ella y me peino el pelo hacia atrás. La arrojo al césped, fuera del árbol en el que nos encontramos; nuestro árbol. Sé que es un desperdicio, pero tengo una colección tan grande que no me importa en lo absoluto.
Vuelvo mi vista a ella, y poso mi pulgar en su mentón, haciendo que me mire directamente a los ojos. Con el dedo índice le sostengo la barbilla. Trago saliva y levanto la comisura de mis labios, pensando en qué decirle. Formular una oración coherente en estos momentos nunca me es fácil, pero exactamente hoy todo es anormal y las palabras parecen flotar en mi cabeza, como si brotaran automáticamente de mis labios.
—A ver, a ver. ¿Qué puedo hacer contigo? —susurro juguetón mientras observo todo su rostro con delicadeza, descubriendo algunas cicatrices y unos cuantos lunares que no habría descubierto en otro momento. Mi otro brazo se desplaza hasta llegar a su cintura, y desciende para finalmente posarse en sus caderas. Contraigo los dedos sintiendo como la tela de su vestido se mueve con ellos. Cierro los ojos y suspiro sobre sus labios. Doy un paso hacia atrás mientras me inclino para besarla, pero mi tobillo se dobla y caigo al suelo con ella encima.
Siento un fuerte dolor en el pecho y en la cabeza, que ha caído directamente al suelo. Poso una mano en la última cabeza y la sobo con la palma mientra cierro los ojos fuertemente. Cuando levanto la cabeza, la veo y me largo a reír a carcajadas. Las risas (por lo menos la mía) eran tan fuertes que estoy seguro que cualquiera las hubiera oído. Estiro el brazo y llego a la gorra de la que me había despojado minutos atrás, la tomo y se la lanzo a Emma, aún riendo.
Me pongo a pensar en qué hubiese pasado si no hubiéramos caído. ¿Estaríamos besándonos? ¿Me habría rechazado? Quizás lo único que ella quiere es joderme, y con un beso estoy seguro de que va a lograrlo. ¿Y después qué? ¿Hubiese salido corriendo? ¿Hubiéramos caminado por la plaza de la mano? Algo raro, seguro. Porque como he mencionado un millón de veces el día de hoy, no es un día normal. Y todos saben que cuando no es un día normal, nadie es normal.
Siento su mano posarse en mi espalda y me estremezco al sentir su cuerpo pegado al mío. Me alejo de su oído al escuchar su palabras y la miro de frente, seriamente. Me saco la gorra con la mano que estaba en conexión con la de ella y me peino el pelo hacia atrás. La arrojo al césped, fuera del árbol en el que nos encontramos; nuestro árbol. Sé que es un desperdicio, pero tengo una colección tan grande que no me importa en lo absoluto.
Vuelvo mi vista a ella, y poso mi pulgar en su mentón, haciendo que me mire directamente a los ojos. Con el dedo índice le sostengo la barbilla. Trago saliva y levanto la comisura de mis labios, pensando en qué decirle. Formular una oración coherente en estos momentos nunca me es fácil, pero exactamente hoy todo es anormal y las palabras parecen flotar en mi cabeza, como si brotaran automáticamente de mis labios.
—A ver, a ver. ¿Qué puedo hacer contigo? —susurro juguetón mientras observo todo su rostro con delicadeza, descubriendo algunas cicatrices y unos cuantos lunares que no habría descubierto en otro momento. Mi otro brazo se desplaza hasta llegar a su cintura, y desciende para finalmente posarse en sus caderas. Contraigo los dedos sintiendo como la tela de su vestido se mueve con ellos. Cierro los ojos y suspiro sobre sus labios. Doy un paso hacia atrás mientras me inclino para besarla, pero mi tobillo se dobla y caigo al suelo con ella encima.
Siento un fuerte dolor en el pecho y en la cabeza, que ha caído directamente al suelo. Poso una mano en la última cabeza y la sobo con la palma mientra cierro los ojos fuertemente. Cuando levanto la cabeza, la veo y me largo a reír a carcajadas. Las risas (por lo menos la mía) eran tan fuertes que estoy seguro que cualquiera las hubiera oído. Estiro el brazo y llego a la gorra de la que me había despojado minutos atrás, la tomo y se la lanzo a Emma, aún riendo.
Me pongo a pensar en qué hubiese pasado si no hubiéramos caído. ¿Estaríamos besándonos? ¿Me habría rechazado? Quizás lo único que ella quiere es joderme, y con un beso estoy seguro de que va a lograrlo. ¿Y después qué? ¿Hubiese salido corriendo? ¿Hubiéramos caminado por la plaza de la mano? Algo raro, seguro. Porque como he mencionado un millón de veces el día de hoy, no es un día normal. Y todos saben que cuando no es un día normal, nadie es normal.
Invitado- Invitado
Re: Why does it always rain on me? [Emma]
Siento que se estremece bajo mi tacto, hasta podría jurar que puedo sentir los enloquecidos latidos de su corazón con solo estar cerca suyo. ¿De verdad yo le causaba todo eso? Apenas nos conocíamos, y ojo, no quiero decir que lo lamente. Porque la estaba pasando bien, muy bien. Siento que posa un dedo bajo mi mentón, lo cual me pone de una manera extraña. Me hacía sentir de una manera tan débil y a la vez tan podera que era imposible de describir, lo peor era que nos imaginaba en esta situación en otros ojos ajenos, y pareceríamos dos enamorados que no se animan a dar el paso siguiente y el más importante.
El aliento de su susurro golpeó contra mis labios entreabiertos, el aire entró a mi boca. Estaba embelesada por su perfume y el aroma dulce de su piel. Era tan.... sexy que me volvía loca.
-Lo que sea que quieras hacerme-susurré como pude, tal vez ni siquiera logró escucharme, estaba casi muda por los nervios y además me era imposible corregir mi acento sin poder pensar. Porque con James tan cerca, eso era prácticamente tan imposible como que caigan vacas del cielo. Siento su mano deslizarse por mi piel, por encima del vestido. Lo siento y me da escalofríos. Veo que se acerca más, y más y mas....Lentamente cerré los ojos, preparada para sentir sus labios...
De golpe, no siento el piso bajo mis pies. En una milésima de segundo, él estaba en el barro y yo encima de él. Lo tenía debajo mío y yo con mis manos a ambos lados de su rostro, apoyadas en el suelo. Escuché su risa y empecé a reírme también, era contagioso y era gracioso lo que acababa de pasar. Pero al mismo tiempo... quería besarlo, debí haberlo besado antes. Siento la gorra en mi cabeza otra vez, inclino la cabeza y dejo que se caiga en su rostro, que se embarra peor.
Salí de encima suyo y me senté a su lado, medio acostada mejor dicho. Lo miré y estiré mis dedos sobre su rostro, le saqué el barro de su mejilla, de su nariz... Y posé mis dedos sobre sus labios quitándole el barro, y sintiendo su respiración. -¿Ibas a besarme?-le pregunté de repente.
El aliento de su susurro golpeó contra mis labios entreabiertos, el aire entró a mi boca. Estaba embelesada por su perfume y el aroma dulce de su piel. Era tan.... sexy que me volvía loca.
-Lo que sea que quieras hacerme-susurré como pude, tal vez ni siquiera logró escucharme, estaba casi muda por los nervios y además me era imposible corregir mi acento sin poder pensar. Porque con James tan cerca, eso era prácticamente tan imposible como que caigan vacas del cielo. Siento su mano deslizarse por mi piel, por encima del vestido. Lo siento y me da escalofríos. Veo que se acerca más, y más y mas....Lentamente cerré los ojos, preparada para sentir sus labios...
De golpe, no siento el piso bajo mis pies. En una milésima de segundo, él estaba en el barro y yo encima de él. Lo tenía debajo mío y yo con mis manos a ambos lados de su rostro, apoyadas en el suelo. Escuché su risa y empecé a reírme también, era contagioso y era gracioso lo que acababa de pasar. Pero al mismo tiempo... quería besarlo, debí haberlo besado antes. Siento la gorra en mi cabeza otra vez, inclino la cabeza y dejo que se caiga en su rostro, que se embarra peor.
Salí de encima suyo y me senté a su lado, medio acostada mejor dicho. Lo miré y estiré mis dedos sobre su rostro, le saqué el barro de su mejilla, de su nariz... Y posé mis dedos sobre sus labios quitándole el barro, y sintiendo su respiración. -¿Ibas a besarme?-le pregunté de repente.
Emma R. Welsh- Mensajes : 56
Re: Why does it always rain on me? [Emma]
Al caer, siento como si estuviera saltando en la cama, o aquellas clases de educación física en la que te hacen hacer piruetas sobre las colchonetas. Me acuerdo de una vez cuando niño, haber ido al circo con mi padre y mi hermana. Estaba seguro que la trapecista estaba lastimada, pero nadie le hizo caso y al saltar con su compañero cayó al suelo. Recuerdo el terror que había entre la gente pensando que había fallecido y los alaridos de parte de su familia. El presentador se acercó al igual que su compañero, la alzaron y siguieron haciendo piruetas, como si nada. Al final de la presentación, el chico había dicho que era parte del truco, calmando a la multitud. Recuerdo también que mi corazón había dejado de palpitar por unos segundos, hasta que vi que se movía ágilmente en el aire de nuevo. Ese fue uno de los principales "miedos" de toda mi infancia, claro después de la muerte de mis padres.
Veo su rostro arriba del mío, y al caer la gorra cierro los ojos y la retiro. Pienso en la frase "al César lo que es del César" que solía decirme mi padre y sonrío. Observo como se aleja y cruzo mis brazos por detrás de mi cabeza, suspirando y lanzando todos los nervios al aire. La humedad era casi visible, y podía sentir mi nuca mojada, al igual que mi ropa y el cabello. Siento los dedos de Emma sobre mi rostro, que al parecer borraban rastro de barro de mi cara. Cierro los ojos y trato de respirar normal. Sus dedos bajan a mis labios, y los frunzo un poco como para besarlos, sintiendo como siguen limpiando de a poco la suciedad. Escucho su pregunta, vuelvo a abrir los ojos, la miro y sonrío.
—No. La caída estaba planeada —digo y le guiño el ojo derecho. Me doy vuelta como puedo y quedo de costado, algo parecido a posición fetal, pero sin flexionar las rodillas. La miro y sigo sonriente como hace rato.
Veo su rostro arriba del mío, y al caer la gorra cierro los ojos y la retiro. Pienso en la frase "al César lo que es del César" que solía decirme mi padre y sonrío. Observo como se aleja y cruzo mis brazos por detrás de mi cabeza, suspirando y lanzando todos los nervios al aire. La humedad era casi visible, y podía sentir mi nuca mojada, al igual que mi ropa y el cabello. Siento los dedos de Emma sobre mi rostro, que al parecer borraban rastro de barro de mi cara. Cierro los ojos y trato de respirar normal. Sus dedos bajan a mis labios, y los frunzo un poco como para besarlos, sintiendo como siguen limpiando de a poco la suciedad. Escucho su pregunta, vuelvo a abrir los ojos, la miro y sonrío.
—No. La caída estaba planeada —digo y le guiño el ojo derecho. Me doy vuelta como puedo y quedo de costado, algo parecido a posición fetal, pero sin flexionar las rodillas. La miro y sigo sonriente como hace rato.
Invitado- Invitado
Re: Why does it always rain on me? [Emma]
Miré a James atentamente, como si quisiera memorizar cada uno de sus gestos cuando cerraba los ojos. Fruncía un poco los ojos, y movía las mejillas. Sus labios estaban entreabiertos, dejando escapar el aire caliente de sus pulmones, el cual llegaba hasta mis temblorosos dedos que reposaban sobre sus labios.
Era un momento tranquilo, hubiera sido más lindo de estar completamente limpios y no mojados y cubiertos de barro. Sin embargo, la estaba pasando realmente genial. Lo miro poner sus brazos detrás su cabeza y lanzó una pequeña risa, al parecer se estaba relajando, imposible. Ese no era mi plan. Estiré mi mano sobre toda su mejilla y comencé a acariciarlo, un gesto que nunca había hecho en mi vida con nadie, ni siquiera con mis primos más pequeños cuando éstos eran bebés. Yo era demasiado fría y nunca mostraba sentimientos como estos. Pero aquí estaba yo, mojada, llena de barro, en un pueblo que apenas conocía con un chico que recién conocía, tirados en el suelo y acariciándolo, cuando hace media hora solo quería matarlo.
Cuando se da vuelta, le saco la mano de la mejilla. Me siento doblando las piernas para el costado, apoyándome en la mano izquierda para mantener el equilibrio. La mano que tenía libre, la apoyé en el punto exacto en donde minutos antes James había puesto la suya y me quedé mirando esa pequeña parte del vestido, sonreí inconscientemente al recordar que casi me besa, que estábamos tan pegados y tan cerca.
Escuché que habló y lo miré, aún con la sonrisa en mi rostro. -Si claro. -le dije y le saqué la lengua. -Apuesto lo que sea a que ahora todas tus chicas me odiarán por casi haberte besado.
Era un momento tranquilo, hubiera sido más lindo de estar completamente limpios y no mojados y cubiertos de barro. Sin embargo, la estaba pasando realmente genial. Lo miro poner sus brazos detrás su cabeza y lanzó una pequeña risa, al parecer se estaba relajando, imposible. Ese no era mi plan. Estiré mi mano sobre toda su mejilla y comencé a acariciarlo, un gesto que nunca había hecho en mi vida con nadie, ni siquiera con mis primos más pequeños cuando éstos eran bebés. Yo era demasiado fría y nunca mostraba sentimientos como estos. Pero aquí estaba yo, mojada, llena de barro, en un pueblo que apenas conocía con un chico que recién conocía, tirados en el suelo y acariciándolo, cuando hace media hora solo quería matarlo.
Cuando se da vuelta, le saco la mano de la mejilla. Me siento doblando las piernas para el costado, apoyándome en la mano izquierda para mantener el equilibrio. La mano que tenía libre, la apoyé en el punto exacto en donde minutos antes James había puesto la suya y me quedé mirando esa pequeña parte del vestido, sonreí inconscientemente al recordar que casi me besa, que estábamos tan pegados y tan cerca.
Escuché que habló y lo miré, aún con la sonrisa en mi rostro. -Si claro. -le dije y le saqué la lengua. -Apuesto lo que sea a que ahora todas tus chicas me odiarán por casi haberte besado.
Emma R. Welsh- Mensajes : 56
Re: Why does it always rain on me? [Emma]
Siento sus caricias sobre mi mejilla y puedo notar como mi cuerpo se relaja en un instante. Su tacto frío pero profundo se desplaza por mi rostro y no es que no me guste, sino que me incomoda. Me incomoda sentirme así de nervioso sólo por estar tendido en el suelo con aquella chica. ¿Cuántas veces había pasado por esto? ¿Cuántas veces me había echado a charlar con una chica? Estoy segura que muchas, pero ninguna había despertado esa sensación en mí como Emma lo hacía.
La miro a los ojos y tomo la mano que me está acariciando, luego bajo la vista a ésta. La beso y vuelvo a mirarla a los ojos. El beso es corto, pero dulce y tierno. Siento el frío de su piel rozar mis labios y luego mi nariz. La suelto y sigo mirándola a los ojos. Apoyo el codo derecho en el suelo, y la mano sirve de sostén para mi cabeza. Escucho lo que dice y río mirando al suelo. Con mi brazo libre (el izquierdo) arranco un poco de césped y lo arrojo al aire.
—Mi club de fans va a estar muy enojado —digo y vuelvo a mirarla a los ojos —. Supongo que ya te enteraste que hay cámaras filmando y paparazzis alrededor —digo y al pensar eso, miro el lugar y río. ¿Cómo se suponía que iba a caber una cámara digital en un lugar tan espantoso como este? —. Mañana saldremos en primera tapa —le guiño el ojo.
Vuelvo a mi trabajo de arrancar el césped con la mano izquierda, arrojándolo al aire para que vuele. En una de esas me pincho con una espina, seguida de un "ouch" por lo bajo. Veo que corre un poco de sangre por mi dedo y lo acerco a mis labios, lo adentro en mi boca y limpio los rastros de sangre. La miro a ella con el índice aún en la boca y hago una sonrisa infantil, algo tonta.
La miro a los ojos y tomo la mano que me está acariciando, luego bajo la vista a ésta. La beso y vuelvo a mirarla a los ojos. El beso es corto, pero dulce y tierno. Siento el frío de su piel rozar mis labios y luego mi nariz. La suelto y sigo mirándola a los ojos. Apoyo el codo derecho en el suelo, y la mano sirve de sostén para mi cabeza. Escucho lo que dice y río mirando al suelo. Con mi brazo libre (el izquierdo) arranco un poco de césped y lo arrojo al aire.
—Mi club de fans va a estar muy enojado —digo y vuelvo a mirarla a los ojos —. Supongo que ya te enteraste que hay cámaras filmando y paparazzis alrededor —digo y al pensar eso, miro el lugar y río. ¿Cómo se suponía que iba a caber una cámara digital en un lugar tan espantoso como este? —. Mañana saldremos en primera tapa —le guiño el ojo.
Vuelvo a mi trabajo de arrancar el césped con la mano izquierda, arrojándolo al aire para que vuele. En una de esas me pincho con una espina, seguida de un "ouch" por lo bajo. Veo que corre un poco de sangre por mi dedo y lo acerco a mis labios, lo adentro en mi boca y limpio los rastros de sangre. La miro a ella con el índice aún en la boca y hago una sonrisa infantil, algo tonta.
Invitado- Invitado
Re: Why does it always rain on me? [Emma]
Me toma la mano nuevamente y siento la misma clase de escalofríos recorrer mi cuerpo como antes. Tenía la vista fija en mi vestido, en el mojado y embarrado césped y fui subiendo la mirada hasta encontrarme con sus grandes ojos verdes que también me observaban atentamente poniéndome nerviosa como antes. Siento sus labios sobre mi mano, una simple presión de labios sobre mi piel que me dejó una sensación dulce y asombrosa. Enseguida sentí cómo mi cuerpo entero se derretía. -Menos mal que no eras tierno...
Enseguida siento el color volver a mis mejillas otra vez, de un rojo más intenso y siento que el calor sube por todo mi cuerpo desde los pies hasta mi rostro. En momentos así, me ponía tímida. Me daban verguenza estas cosas.
Me reí ante sus comentarios -Por supuesto, seremos la envidia de todo Forks-me corrí un mechón de pelo y lo coloqué detras de mi oreja. Suspiré y lo miré. Justo a tiempo para ver cómo se pinchaba con algo del césped, y se metía el dedo en la boca. Meneé la cabeza y agarré su dedo, tenía saliva y sangre en la yema.
-Ay James, James.-suspiré y me quedé mirando su dedo-Deberías lavártelo bien o se puede infectar, y ponerte una curita también. -me salió el tono maternal de adentro mientras seguía sosteniendo su mano entre la mía.
Enseguida siento el color volver a mis mejillas otra vez, de un rojo más intenso y siento que el calor sube por todo mi cuerpo desde los pies hasta mi rostro. En momentos así, me ponía tímida. Me daban verguenza estas cosas.
Me reí ante sus comentarios -Por supuesto, seremos la envidia de todo Forks-me corrí un mechón de pelo y lo coloqué detras de mi oreja. Suspiré y lo miré. Justo a tiempo para ver cómo se pinchaba con algo del césped, y se metía el dedo en la boca. Meneé la cabeza y agarré su dedo, tenía saliva y sangre en la yema.
-Ay James, James.-suspiré y me quedé mirando su dedo-Deberías lavártelo bien o se puede infectar, y ponerte una curita también. -me salió el tono maternal de adentro mientras seguía sosteniendo su mano entre la mía.
Emma R. Welsh- Mensajes : 56
Re: Why does it always rain on me? [Emma]
Escucho su risa y me uno con una carcajada. No. Tierno no soy. Estoy seguro. Pienso en algo que decirle, pero no se me ocurre nada. Odio estos momentos en el que el cerebro se bloquea y no deja pasar un comentario coherente.
Luego miro al suelo y me imagino cómo sería si en verdad fuésemos la pareja de Forks. ¿Caminar de la mano? ¿Salidas todos los días? ¿Molestias en el colegio? No, eso no va conmigo, pero en una milésima de segundo, sí puedo imaginarlo y sí me interesa.
—Ser la envidia de Forks puede traer sus consecuencias —digo y me acerco más a ella, quedando a solo unos centímetros de su cuerpo —¿Estás dispuesta? —la miro a los ojos, con los míos bien abiertos. Ahora descubro que en sus ojos marrones existen pizcas más claras, color avellana. Me pongo serio, sin encorvar ni un poco los labios, como si la pregunta fuera cierta. Aunque quizás en un 50% sí lo era.
No me separo ni un poco. Acerco mi dedo a mis labios y sigo lamiéndolo. Niego la cabeza cuando dice acerca de lavármelo, o ponerme una curita. Sigo mirándola a los ojos y cuando pestañeo desvío la mirada a mi dedo. Lo limpio en la musculosa y después estiro la mano. La observo como si acabase de hacerme la manicura, con una mueca graciosa.
—Este bombón es a prueba de balas —digo con un tono nasal, posando la mano con el dedo lastimado en mi pecho y señalándome. En ese momento se me ocurre algo que contestarle —Y acerca de lo de ser tierno, hay diferencias entre ser "tierno" —hago las comillas con mis dedos —y un caballero —digo y me señalo —. Ser tierno sería algo como esto —digo y me pego a su cuerpo. La abrazo por la cintura y la traigo encima mío. Posiciono su cabeza en mi pecho y aspiro su aroma. No creo que vaya a soltarla.
Luego miro al suelo y me imagino cómo sería si en verdad fuésemos la pareja de Forks. ¿Caminar de la mano? ¿Salidas todos los días? ¿Molestias en el colegio? No, eso no va conmigo, pero en una milésima de segundo, sí puedo imaginarlo y sí me interesa.
—Ser la envidia de Forks puede traer sus consecuencias —digo y me acerco más a ella, quedando a solo unos centímetros de su cuerpo —¿Estás dispuesta? —la miro a los ojos, con los míos bien abiertos. Ahora descubro que en sus ojos marrones existen pizcas más claras, color avellana. Me pongo serio, sin encorvar ni un poco los labios, como si la pregunta fuera cierta. Aunque quizás en un 50% sí lo era.
No me separo ni un poco. Acerco mi dedo a mis labios y sigo lamiéndolo. Niego la cabeza cuando dice acerca de lavármelo, o ponerme una curita. Sigo mirándola a los ojos y cuando pestañeo desvío la mirada a mi dedo. Lo limpio en la musculosa y después estiro la mano. La observo como si acabase de hacerme la manicura, con una mueca graciosa.
—Este bombón es a prueba de balas —digo con un tono nasal, posando la mano con el dedo lastimado en mi pecho y señalándome. En ese momento se me ocurre algo que contestarle —Y acerca de lo de ser tierno, hay diferencias entre ser "tierno" —hago las comillas con mis dedos —y un caballero —digo y me señalo —. Ser tierno sería algo como esto —digo y me pego a su cuerpo. La abrazo por la cintura y la traigo encima mío. Posiciono su cabeza en mi pecho y aspiro su aroma. No creo que vaya a soltarla.
Invitado- Invitado
Re: Why does it always rain on me? [Emma]
Me llegué a imaginar qué pasaría si después de ahora, algo pasaba entre nosotros y empezábamos a salir. Caminar abrazados, de la mano, ser romántica mente cursis y depender del otro, besos a escondidas en el colegio, conocer a la familia. Por un segundo me imaginé todo eso con James y me dio... miedo. Sí, miedo a que me lastime o algo por el estilo. Nunca había salido con nadie y era muy desconfiada de las personas que me rodeaban, además, James no parecía ser esa clase de chico que le gustaba estar en relaciones largas con alguien.Por eso, era mejor no imaginar esa clase de cosas ahora. Porque a él de seguro no le interesarían.
Lo miro a los ojos y le sonrío de lado, le dediqué una mirada fría y distante a medida que se iba acercando a mí. -Estoy dispuesta a muchas cosas que ni tu te imaginas, esa sólo sería una más en mi lista-le respondí en un tono autoritario. Por un momento, me pareció que volvía a ser la antigua yo, era que no se ponía nerviosa por pavadas y tenía a todo el mundo a sus pies debido a su actitud intimidante.
-¿Bombón? ¿Ese es un nuevo apodo de tu club de fans?-le pregunté riendo-Pobres, deben tener el cerebro quemado que ya ni te pueden poner un buen apodo. -No lo iba a admitir, pero me gustaba cómo se creía una celebridad o alguien especial que debía ser respetada. Me recordaba a mí, y quizás por eso parecíamos chocar siempre. Porque teníamos un nivel de ego muy parecido.
Decir que me dejó sin respiración es poco, de repente me vi entre sus brazos y encima suyo otra vez. Me hizo apoyar la cabeza en su pecho y enseguida empecé a marearme. Tal vez por los nervios de estar así con James o por el rápido movimiento que causó James en mí. Iba a decir algo, pero su aroma me embriagó por competo. Acomodé mejor mis piernas entre las suyas y suspiré. Mis dedos comienzan a recorrer las líneas de sus brazos al descubierto, hasta llegar a su mano y ahí paré. Después de esos pensamientos negativos que tuve hace dos minutos, no me animaba a tomarle la mano si le parecía que entre nosotros no iba a pasar nada.
-Ya, hablando en serio... Esto podría significar algo malo para mí ¿sabes?-le pregunté en voz baja esperando a que se diera cuenta de lo que me refería. Si alguien del instituto nos veía así, probablemente toda la turba iracunda de sus chicas empezarían a hacerme la vida imposible, aunque quizás con ellas James haya ido más lejos que estar tirados en el césped de la mano.
Lo miro a los ojos y le sonrío de lado, le dediqué una mirada fría y distante a medida que se iba acercando a mí. -Estoy dispuesta a muchas cosas que ni tu te imaginas, esa sólo sería una más en mi lista-le respondí en un tono autoritario. Por un momento, me pareció que volvía a ser la antigua yo, era que no se ponía nerviosa por pavadas y tenía a todo el mundo a sus pies debido a su actitud intimidante.
-¿Bombón? ¿Ese es un nuevo apodo de tu club de fans?-le pregunté riendo-Pobres, deben tener el cerebro quemado que ya ni te pueden poner un buen apodo. -No lo iba a admitir, pero me gustaba cómo se creía una celebridad o alguien especial que debía ser respetada. Me recordaba a mí, y quizás por eso parecíamos chocar siempre. Porque teníamos un nivel de ego muy parecido.
Decir que me dejó sin respiración es poco, de repente me vi entre sus brazos y encima suyo otra vez. Me hizo apoyar la cabeza en su pecho y enseguida empecé a marearme. Tal vez por los nervios de estar así con James o por el rápido movimiento que causó James en mí. Iba a decir algo, pero su aroma me embriagó por competo. Acomodé mejor mis piernas entre las suyas y suspiré. Mis dedos comienzan a recorrer las líneas de sus brazos al descubierto, hasta llegar a su mano y ahí paré. Después de esos pensamientos negativos que tuve hace dos minutos, no me animaba a tomarle la mano si le parecía que entre nosotros no iba a pasar nada.
-Ya, hablando en serio... Esto podría significar algo malo para mí ¿sabes?-le pregunté en voz baja esperando a que se diera cuenta de lo que me refería. Si alguien del instituto nos veía así, probablemente toda la turba iracunda de sus chicas empezarían a hacerme la vida imposible, aunque quizás con ellas James haya ido más lejos que estar tirados en el césped de la mano.
Emma R. Welsh- Mensajes : 56
Re: Why does it always rain on me? [Emma]
Sonrío y lanzo un leve suspiro con la nariz al escuchar que sí estaría dispuesta. No separo mis labios, pero supongo que mi cara de idiota demuestra lo que siento sin necesidad de palabras. Me separo de a poco y me relamo los labios levemente. No despego mi mirada de sus ojos ni por un segundo. En un momento dado, cuando me pierdo dentro de sus ojos de nuevo, muevo las cejas de manera graciosa y me largo a reír. Asiento al escuchar lo de "bombón" y comento:
—No hace falta ningún club de fans para hacerme saber lo que soy —acerco mi rostro al suyo y le guiño un ojor —¿Tú tienes un apodo mejor? —pregunto susurrando. Me quedo cerca de su rostro y meneo la cabeza hacia un costado lentamente, hasta que se posa en mi hombro. Inhalo y exhalo, sintiendo como mi pecho asciende y desciende, rápido y nervioso.
Cuando sus piernas se mueven entre las mías, trago saliva sintiendo un nerviosismo indescriptible en mi cuerpo. Siento sus dedos deslizarse por mis brazos hasta las muñecas. Cierro los ojos y contraigo el brazo derecho (el libre) y le tomo la mano. La miro. Parece dormida. Su cabeza descansa sobre mi pecho, seguro que oyendo los latidos de mi corazón. Sigo con los dedos entrelazados con los de ella y escucho su voz.
—¿En qué sentido? —digo y con el brazo izquierdo empiezo a jugar con su cabello, acariciándolo y haciendo formas raras con los dedos. Mi tacto es lo más suave que podía, pues siento que con el más mínimo roce puedo quebrarla en dos. Su piel es delicada y fría, pero no deja de ser perfecta. Cierro los ojos y mientras sigo con el "masajeo".
—No hace falta ningún club de fans para hacerme saber lo que soy —acerco mi rostro al suyo y le guiño un ojor —¿Tú tienes un apodo mejor? —pregunto susurrando. Me quedo cerca de su rostro y meneo la cabeza hacia un costado lentamente, hasta que se posa en mi hombro. Inhalo y exhalo, sintiendo como mi pecho asciende y desciende, rápido y nervioso.
Cuando sus piernas se mueven entre las mías, trago saliva sintiendo un nerviosismo indescriptible en mi cuerpo. Siento sus dedos deslizarse por mis brazos hasta las muñecas. Cierro los ojos y contraigo el brazo derecho (el libre) y le tomo la mano. La miro. Parece dormida. Su cabeza descansa sobre mi pecho, seguro que oyendo los latidos de mi corazón. Sigo con los dedos entrelazados con los de ella y escucho su voz.
—¿En qué sentido? —digo y con el brazo izquierdo empiezo a jugar con su cabello, acariciándolo y haciendo formas raras con los dedos. Mi tacto es lo más suave que podía, pues siento que con el más mínimo roce puedo quebrarla en dos. Su piel es delicada y fría, pero no deja de ser perfecta. Cierro los ojos y mientras sigo con el "masajeo".
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