¡Problemas en New Orleans! [Irena Vasileva - Alargor]

New Orleans. Estados Unidos.

Los tiempos se tornaban algo difíciles para los mercenarios como yo. Poco se podía hacer con esa democracia y nueva ola liberal al mando. La gente ya no quería guerras, cazadores habían muchos, pillos pocos. Así que me podía dar el lujo de aceptar otro tipo de trabajos, por aburridos que fueran.

No solía visitar mucho el sur de Estados Unidos, después de todo había participado en muchas guerras del país a favor del norte, no por asuntos políticos claramente. Empero, el trabajo parecía interesante. La población damphyr de la ciudad había comenzado a crecer y querían un informe, una aproximación de la población total, los lugares donde viven, a que se dedican, etc... Era lógico, toda ciudad hacía lo mismo en Estados Unidos, tanto el FBI como la CIA estaban informados al respecto y si eso ayudaba a limpiar mi expediente por trabajos anteriores, ¿cómo podía negarme? Sacarse organizaciones por sobre la ley a nivel mundial de encima siempre es un alivio...

Tiré una lata al basurero mientras caminaba por el centro de la ciudad. No solía ser de esos que se preocupan por el ambiente, pero debía admitir que esa ciudad valía la pena conservarla limpia.

Me senté en una banca del parque. Sabía que si un damphyr estaba causando problemas no se atrevería a atacar estando yo por los alrededores y la verdad era que no buscaba pelea alguna puesto que no me pagaban para eso. Simplemente me quede ahí sentado, bebiendo y observando. La policía local estaba informada de mi presencia, mas no de mi naturaleza. Así que mientras no causara problemas podía hacer prácticamente lo que quería en esa ciudad.

Bueno, si se acercaría... Pero No si era una Damphyr que no conociera y sabía que no buscaría problemas conmigo. A decir verdad era curioso lo que me pasaba con esa fémina. No solía comportarme tan “ dócil”, pero había algo en ella que me permitía darme ese lujo. Podía ser su belleza, la verdad era que no quería pensar que fuese otra cosa y algo me decía que ella tampoco. Como sea...

– ¿Cansarme de la cerveza? – Digo mientras acerco mi mano a la suya para tomarla suavemente. – Y de paso me canso también de vivir, ¿no? – Le dije con una leve sonrisa en la cara para levantarme de la banca y quedar de frente a ella, entrelazando mis dedos con los suyos. – Dime, Irena, ¿A qué se debe nuestro encuentro? – Dice para luego reducir la distancia entre ellos.

Me quede pensando unos momentos, no muchas veces me relacionaba con alguien y a ella se le daba tan fácil. Aunque fuese solo prendiendo mi deseo con su belleza. No pude evitar sonreír un poco más apretando un poco más su mano.

–¿Acaso también has venido por trabajo? – Le pregunta depositando un suave beso sobre sus labios.

Era realmente curioso lo que me pasaba con aquella mujer. En casi un milenio jamás me había dado el lujo de desconcentrarme de mi trabajo con besos y caricias y sin embargo, ahí estaba. Posando mis manos sobre su cadera por ambos costados, correspondiendo a su abrazo y concentrándome nada más que en ella. Eso claro hasta el momento en que comenzó a hablar de trabajo. Si bien no me aparte de ella, hice un gran esfuerzo en calmar mis deseos por Irena para concentrarme y volver a ser casi el mismo que era antes de conocerla.

–No acostumbro a ayudar al resto cuando estoy trabajando, sin embargo tratándose de ti... – Dije para tomarme unos segundos de descanso, alejando un poco mis labios de los suyos, pero sin soltar aquel abrazo. –Prometes paga y una buena pelea. Por alguna razón ya me cuesta trabajo decirte que no, sin embargo, jamás he dicho que no a una buena pelea. Además, también estoy trabajando aquí, de vigilante... – Dije lo último con algo de desagrado, pero no era relevante al caso. –Si logras ayudarme con mi trabajo creo que podría hacerlo gratis –...

Suspire levemente. –Sería bueno que ambos nos informáramos más de nuestro trabajo, estoy aquí para vigilar la población damphyr, parece ir en crecimiento y el gobierno me ha pedido que lo mantenga informado. Nada fuera de lo común tratándose de Estados Unidos, aunque podría presentarse alguna que otra pelea. – Le dije por lo bajo, había gente pasando algo cerca nuestro y mi intención era que solo ella pudiese escucharlo. Bajar sospechas y que pensaran que eramos una simple pareja que había decidido pasar el día juntos. Al menos mientras estuviésemos ahí.

La mire con algo de curiosidad, sabía que hacíamos casi el mismo tipo de trabajos, pero no sabía muy bien como eran los dhamphyrs bajo aquellas circunstancias, podía sacar algo de provecho en mi informe sin revelar su identidad, claro. –Creo que nuestros métodos de trabajo pueden llegar a ser muy diferentes, ya que seremos compañeros podríamos darnos a conocer un poco más en el área profesional, ¿no? – Le pregunté como con cierto deje de coqueteo en mis palabras, aunque en realidad no era esa mi intención, pero creo que Irena tenía más que claro lo que me ocurría estando cerca de ella. Es decir, era cosa de vernos en ese momento y cualquiera que me conociera diría que algo raro me estaba pasando sin necesidad de acercarse a preguntar.

Una patrulla de policías pasó unas calles cerca de nuestro recorrido al callejón. Cosa a la que le dí poca importancia siendo que tenía inmunidad en esa ciudad, aunque no sabía si podía decir lo mismo de Irena. Como sea, le seguí todo el camino como si fuese algo normal en mi seguir a una fémina mientras las miradas de la poli se fijaban en nosotros. No eramos lo que se podía llamar una “pareja normal” y la verdad es que no lo eramos y nuestra apariencia tal vez lo delataba...

Escuché atento cada palabra de mi compañera, apesar de que mi posición no lo demostraba. Me encontraba ahí en el callejón, de brazos cruzados, espalda y la planta de un píe apoyados contra la pared, mirando al suelo. Era una forma de concentrarme, mirar mucho tiempo a esos ojos... Sonreí irónico mientras pensaba en eso y ella hablaba en voz baja. Y la seguía escuchando con atención cuando de pronto algo me distrajo.

Un profundo beso que me forzó a cerrar los ojos y a distraerme un poco de lo que recién me había dicho. Acto reflejo puse mis manos sobre su cadera, pero entonces volvió a hablar de nuevo y tuve que hacer otro esfuerzo aunque más leve para concentrarme. –Bien, discutiremos lo de la paga luego... Por ahora debemos fijarnos en el híbrido. – Dije mientras apoyaba mi nuca contra la pared sin quitar mis manos de su lugar. – Entonces me quieres para realizar un doble trabajo, tomar el anillo y desangrarlo... No se oye tan difícil –...

Saqué un papel de mi bolsillo y lo dejé en su mano –Hay dos direcciones ahí. Podemos alquilar una moto y la otra es de una tienda de armas. Se supone que como mi misión es de vigilante lo último no lo necesito, pero tratándose de un híbrido y de mantener bajo el perfil podríamos usarlas – Deje luego mis manos de su cadera y me cruce de brazos para pararme firme. –¿Comenzamos a movernos, compañera? – Dije por último para sonreírle levemente. Era irónico, desde la guerra fría no había aceptado compañeros, costaba acostumbrarse...

Y mientras más lo pensaba, a pesar de que tenía más que claro y que los años me habían enseñado que era algo imposible; no podía volver en el tiempo. No era que me arrepintiese de lo ya hecho sino que a veces simplemente odiaba los tiempos modernos. La falta de guerra... A estas alturas ya debería estar resignado, pero era un soldado más que un mercenario. Desde aquella noche en que mis padres murieron había luchado por sobrevivir y ahora era luchar por ver a la muerte cara a cara como tantas veces lo había hecho. Ya no estábamos en la edad medieval, sino en una nueva era donde incluso la guerra fría ya había quedado atrás y el uso de los hombres en batallas era una idea casi extinta.

Me entristecí un poco al ver que Irena rechazaba mi oferta, podríamos haber sacado mucho provecho de ella, aunque me daba curiosidad saber que clase de arsenal tenía listo en su auto. Tampoco me gustaban muchos los autos, me daban cierta sensación de encierro que me molestaba. No era claustrofobico para nada, pero prefería mucho más sentir como mi melena se movía en dirección al viento. Esa sensación de libertad... Provocaba un aumento en mi ego tan sublime que me sentía intocable, que nadie podía alcanzarme en la carretera. Pero bueno, había que mantener el perfil bajo para esa misión y digamos que no era un experto en eso, así que decidí no reprocharle nada y hacer las cosas a su modo.

Note como se recogía el cabello antes de partir. Siempre tan sensual para todo, incluso para regañarme. Esboce una leve sonrisa mientras la seguía y tras echar una mirada a su escultural figura, me puse a su lado mientras nos dirigíamos a su vehículo. – Bien, haremos las cosas a tu manera. Pero si quieres que trabaje contigo hay algo muy importante que debemos hacer, ya te lo diré cuando estemos en movimiento – Le dije tratando de mantener algo de misterio, no con la intención de dejarle intrigada o darle ganas, simplemente con la de hacer algo de conversación mientras nos movíamos. En realidad no era nada crucial, pero no podía darme el lujo de comenzar una misión sin una botella. Ya había cambiado mucho por ella, pero si la cosa se pone seria; hay que ponerse serios desde el principio. ¡No esperen que vaya a enfrentar la muerte de cara estando sobrio! ¡No señor! ¡Estoy loco, pero nunca tanto!

Fue solo media hora me caminata hasta su auto y no sabía si era producto de la cerveza, la edad o la cordura, pero tras unos diez minutos de escucharla parlotear lo único que lograba oír de ella era “cerveza, cerveza, cerveza...” No pude evitar mirarla con cierto aíre de desconcierto y agrado. Si bien mi subconsciente había logrado captar la información que me daba no era definitivamente lo que quería oír. Enserio, ¿quién en su sano juicio tarda más de cinco minutos dándome detalles sobre el trabajo? Y eso que ni siquiera me había dicho como lo ibamos hacer, simplemente daba información del sujeto. Luego y de súbito la palabra cerveza no salió más de su boca y pude escuchar claramente un “15% más de paga”... < Vaya, ahora me pagaba por caminar y escucharla... > Pensé para mi mismo antes de llegar a su auto. Si me pagaba el 15% solo por escucharla no quería ni imaginar cuanto me pagaría por hacer bien el trabajo.

Y por fin llegamos al bendito Impala... El camino hasta la botilleria se hizo más largo de lo normal y claro, estaba acostumbrado a la velocidad de una motocicleta, era mi vehículo predilecto. Lo único que agradecí fue que Irena guardase silencio. Ya me sentía bastante incómodo en el auto y si me daba otro sermón de media hora ¡por dios que volvía a ir a la iglesia!

Volví al auto con mi pack de botellas de cerveza y mientras bebía una trataba de calmarme cuando por fin llegamos al destino que dijo Irena. No podía estar más contento de bajarme, no estaba al volante y la calle no dejaba de gritarme “¡persecución!” Luego de estacionar fuimos a su maleta donde para mi sorpresa tenía al menos el 10% de lo que yo guardaba en mi bodega de París y siempre salía con el 1%. Mire la cara de Irena, aunque esa advertencia para mi fue más un: “¡No preguntes o te doy otro sermón!” Contuve una carcajada bebiendo mi cerveza y me puse a ver que tipo de armas tenía para mi.

Tome una espada pensando que había vuelto a la edad medieval y ate la funda a mi cinto como acostumbraba en esos tiempos. Tenía dos cuchillos de caza siempre en mi bolsillo, así que no necesitaba más, pero tome un revolver con silenciador del calibre que necesitaba. Siempre guardaba además en mi bolsillo un cargador con balas que contenían mi sangre, iba a ser muy útil a la hora de pelear contra el híbrido.

– No será una treta... Será una masacre – Afirme con una sonrisa de loco en mi rostro mientras esperaba que Irena entrase en el local, para prepararle una que otra sorpresa al híbrido. Sabía que estos eran más fuertes que los hijos de la luna y fotosensibles, pero eso no los hacía más listos.

Fuego... Algo que toda bestia teme, incluso la mía. Algo tan sublime podía utilizarse tanto para el bien como el mal, algo que si se sabía controlar se podría hacer cosas increíbles. No pensaba en nada de eso, simplemente lo sabía y al recordar una de mis tantas peleas en la edad medieval no pude evitar sonreír cuan niño recibía su juguete nuevo cuando Irena ya se encontraba dentro del local. La cosa era más simple de lo que se presentaba. Los híbridos eran fuertes, eso lo sabía... Pero dame unos minutos y una maleta llena de armas y ¡soy imbatible! La cosa consistía en tres etapas: Distracción, división y y aniquilación.

Normalmente habría entrado yo mismo al hotel y ya me estaría dando golpes con el híbrido. Pero la cosa se ponía más divertida conforme Irena seguía tomándose su tiempo. Hora de la distracción; volví al vehículo de Irena y para mi suerte la maleta estaba abierta. Sonreí al ver lo que tenía. “¡BINGO!” Seis explosivos C-4 en paquetes de tres y por ende divididos en dos detonadores. Los saqué metí dentro de mi chaqueta, luego vi dos viejos walkitalky. Aún funcionaban y pensé que podría hacer algo con eso, también unas vendas. ¡Perfecto, ya tenía mi plan! Dije tomando todo eso después de un último sorbo de cerveza.

(…)

Para cuando saliera Irena del hotel ya estaría todo listo. El lugar por donde saldrían sería el estacionamiento de empleados, no era el mismo en el que estaba aparcado el impala. Y si, los explosivos estaban colocados debajo de seis autos. Al ser tres detonados produciría una explosión de los autos en cadena y lo mismo al detonar los otros tres. Use una de mis dagas para hacerme un tajo en un costado, lo suficiente como para que sangrara e hiciera pensar a Irena que estaba escondido en el lugar donde me había dicho. Las vendas, no hace falta decir para que las use. En cuanto al radio, lo deje por casualidad bien cerca de donde estaba Irena y la segunda etapa esta lista.

Me había infiltrado en el hotel y estaba en una de las habitaciones superiores, justo a tiempo para ver que el híbrido ya había descubierto la emboscada. Entonces hable por la radio que estaba seguro ambos podrían escuchar: – ¡Cinco segundos para salir de ahí! – Y tras haberle advertido a la half que escapara y accione el detonador justo en el momento que el híbrido soltó el auto.

Si, podían adivinar que justo ese auto tenía un explosivo y claro, la reacción en cadena había comenzado. La distracción seguía en proceso, la división también. El híbrido no podría seguir mi rastro y era cuestión de que se moviera a la siguiente hilera para hacer detonarla.

Sabía que me estaba metiendo con la ley, pero eso solo lo hacía más tentador. Dentro de poco las cosas se saldrían de control y entonces yo era el único que podía adivinar que iba a pasar. Me dirigí hacía el mini-bar y saqué una petaca de whisky para beber la mitad de esta al seco. Simplemente no podía borrarme la sonrisa de loco de la cara. Ah si... Explosión, vehículos, combustible... Bueno, la cosa no podía estar mejor para este viejo insano.