Parques, siempre son más lindos cuando no hay sol [Bonnie McCullough]

Fui caminando directamente hacia el parque cuando vi por mi ventana que no había una pizca de sol en el cielo. Todo nublado. Hermoso. Mi tiempo favorito.
Cuando llegue, fui directamente hacia un árbol, para recostarme debajo de él. A pesar de que no había sol, disfrutaba su sombra.
Saqué un libro de dibujos de mi cartera, un lápiz y comencé a dibujar. No es que se me diera bien el dibujo, pensé mientras observaba los trazos ya hechos anteriormente, pero era una buena distracción, y amaba dibujar dragones. Desde pequeña dibujaba, pero nunca fue mi fuerte. Siempre cantaba, pero con las artes plásticas... No, no era lo mío.
Sin embargo, estaba ahí, abajo de la sobra de un árbol, dibujando un poderoso dragón encima de una cumbre, imponente. Suspiré levemente, frunciendo el ceño mientras miraba el dibujo. No era feo, pero tampoco era un Picasso.

Seguí dibujando, distraída, hasta que sentí la mirada de alguien en particular sobre mí. Era una chica, no debía tener 18 años, y si los tenía, no los aparentaba. Era humana, claramente, pero tenía algo que era extraño para mí. No era una humana común y corriente, por éso me llamó la atención. Cualquier humano me daba lo mismo, no quería a ningún humano cerca de mí. Asquerosos y vulgares pensé. Solo servían para comida.
Me encogí de hombros ligeramente, como contestándole a otra persona que estaba al lado mío. No sabía qué tenía de raro la muchacha, pero tampoco iba a averiguarlo por mí misma, no estaba demasiado interesada en éso. Simplemente, seguí dibujando.

Estaba tranquila, sin querer distraerme por nada, cuando lo sentí.
Quería seguir dibujando mi dragón, al menos perfeccionarlo, y que nada ni nadie me moleste, pero había algo extraño en el aire. Algo que no podía evitar, algo que no podía hacer de cuenta que no lo sentía. En ése momento no sabía con exactitud qué era, pero me perturbaba.
Abrí la boca un momento, dejando ver mis dientes blancos y feroces. Reprimí un gemido. Algo había pasado. Algo malo. Seguí con la mirada a la chica, que pareció sentirlo también. Decidí seguirla.
Me levanté lentamente, guardé todo en mi bolso y fui medio corriendo tras ella, buscando qué era lo que había pasado.


Off. No te preocupes:3

No solía meterme en ése tipo de cosas, pero sinceramente, algo así llamaba demasiado mi atención, y yo era demasiado salvaje y me gustaban.
Seguí a la chica hasta un callejón y me quedé quieta detrás suyo. Escuché unas voces, fruncí el ceño, no las reconocía, bah, no creía reconocerlas, pero ¿quién sabe? Solo llegué a escuchar la tonalidad de una de las voces, que me puso los pelos de punta, pero no estaba segura de conocerla.
La chica me había visto, me hizo una seña para que no la delatara y asentí levemente. Sabía que ella era una humana, pero no era una humana normal, y éso me traía mucha curiosidad.
Me pegué contra la pared del callejón junto a ella y esperé algún tipo de señal de las otras 'personas' o 'cosas' que estaban ahí.

Fruncí el ceño, escuchando ligeramente sus palabras. ¿De qué estaba hablando?
No entendía nada y me ponía nerviosa. Quería saber quién era y qué había pasado. Bueno... En realidad sabía qué había pasado.
Cuando la 'persona', 'cosa' o lo que fuere, salió del lugar, vi que la humana se había acercado al lugar donde antes estaba éso que, pensé yo, había sido un vampiro, o un híbrido tal vez... Bueno, podía ser cualquier cosa.

Me acerqué al lugar donde había ido la humana, por curiosidad. Había un cadáver de una niña tirado en el piso del callejón. Parecía sumamente desangrada, por el color de su piel. Un leve estremecimiento recorrió mi cuerpo. Era alguien... Como yo. La miré detenidamente por si la conocía, pero no, no tenía idea de quién era. Quizás alguno de mis hermanos la conocía...
Vi que la humana había comenzado a llorar, o casi. La miré con curiosidad.
- ¿La... conocías? - Pregunté levemente, acercándome a su lado.

Me quedé en silencio escuchando sus primeras palabras. La verdad me impresionaba como una pequeña híbrida había sufrido ese castigo.
- Fue injusto, sí - Acordé, siguiéndola con la mirada-. Yo soy como ella, y que me ataquen a mí, cosa que pasó algunas veces, es una cosa. Yo puedo defenderme y lastimar a quienes me quieren atacar, pero ella - Miré a la niña-, la verdad que ella no pudo hacer nada.

Miré con curiosidad como la chica había cerrado los ojos de la pequeña y había agarrado un celular. Cada vez me impresionada más la pequeña 'humana'.

Asentí despacio frente a sus nuevas palabras
- Sí, tienes razón. Es mejor irse ahora - Le hice un gesto con la cabeza hacia la salida del callejón, para alejarnos de ése lugar. Simplemente no quería lidiar con los padres de la niña, y no quería tener que dar explicaciones.

La miré algo extrañada al decirme que me parecía a Aleric. Sí, era mi hermano, claro que nos íbamos a parecer, pero internamente. Mis sospechas de que no era una humana completamente normal fueron disipadas, ya que alguien 'normal' no diría éso, ya que físicamente, a la vista de las personas 'normales' no éramos ni siquiera parientes lejanos.
- Soy Helena Dumort - Me presenté-. Soy hermana de Aleric.
La volví a mirar extrañada, ya era la segunda humana que tuve cerca y no me apatecía comerla. Lo cierto es que prefería a los hombres, pero las chicas nunca me desagradaron. Pero, al igual que Victoria, no me inspiraba atacarla. Esta vez, sospeché, era porque no era una humana común y corriente.
- ¿Qué eres? - Pregunté esta vez, tratando de no parecer amenazante ni nada por el estilo, cosa que me salía casi siempre-. Digo, porque nadie que conozca 'físicamente' a Ale y a mí pensaría que somos familiares.