Ein Spaziergang durch London - Alexandra Dupont

Ya habían pasado dos meses de su regreso a Londres y todo parecía ir igual que siempre, su madre preocupada por la siguiente sesión de fotos, su otra madre adicta a tener y cuidar niños y bueno sus ambos padres hacían cada uno sus intereses, uno matando vampiros y el otro trabajando de manera como si siguiera siendo humano. Sin embargo había algo que había cambiado, ahora ella ya no era una niña, Rusia al igual que el tiempo se habían encargado de convertirla en toda una mujer, una mujer que había cambiado sus muñecas por un bisturí o un cuento de colorear por libros enteros de anatomía, toda una doctora. Desde que se había enterado de la existencia de seres de la noche se había prometido a si misma alejarse lo más que pudiese de ese mundo, quería seguir adelante con su vida humana, quería poder preocuparse por su futuro sin pensar en si seguiría viva al día siguiente. Todos sus esfuerzos por alejarse del mundo vampírico a diario se veían fallidos ya que vivía con una familia completa de vampiros, incluso su padre era uno de los más poderosos vampiros que había… o eso decía él. Y a todos sus problemas se le agregaba que su hermana gemela muerta la perseguía a todas partes y podía meterse en su cuerpo, hacer lo que quisiera y simplemente salir de él y todo esto podía ocurrir en cualquier momento.

-Oh vamos Alexandra, tu vida no puede ser tan patética.- Se dijo a si misma mientras escuchaba la música del ascensor, esa música que te irrita en cualquier momento simplemente porque es… irritante. Era la hora de salida de su nuevo trabajo como la doctora forense de una agencia judicial privada, seguía esperando que su padre no se hubiera hecho cargo de que le dieran el lugar a una doctora tan joven y con poca experiencia. Al salir del ascensor agradeció por sus adentros que por fin dejaría de escuchar semejante ruido tan molesto, se despidió del guardia de seguridad y decidió caminar un poco, el clima la verdad en Londres se prestaba para andar caminando y al estar acostumbrada al frió de Rusia para ella esto era normal.

Caminaba con un libro en mano y la mente definitivamente en otro lugar, no podía explicarse el por qué un vampiro dejaba un cuerpo sin cubrir las evidencias ¿A caso esperaba que lo descubrieran? ¿Quería que el mundo se enterara de la existencia de vampiros en el siglo XXI? Demasiadas preguntas pasaban por su mente que no pudo percatarse a tiempo de la mirada de un hombre, pero este no tardaría en hacer notar su presencia, Alexandra dio un pequeño paso y giro rápidamente a verlo, era Jhon, aquel fotosensible que había conocido unas semanas atrás y el cual su padre le había prohibido frecuentar. –Oh, oh claro… Jhon ¿No es asi?- sonrió ampliamente y guardo su libro en su pequeño bolso.

¿Interesante?, estaba segura que eso era más un gesto de hipocresía pues para cualquier vampiro la carrera de medicina no era algo más que tedioso e incensario, ellos no necesitaban del conocimiento medico, no se enfermaban como los humanos, no les servía o eso pensaba Alexandra. Asintió levemente –Cuando yo era pequeña mis maestras se dieron cuenta que tenía una capacidad intelectual diferente y me propusieron presentar exámenes que me permitirían llegar a la universidad a menor edad- Guardo silencio después de aclarar los comentarios anteriores del vampiro. Siguió caminando hasta pasar algunas cuadras, con un ademan le indico que ese era el bar. Un lugar que a simple vista se apreciaba que era muy costoso, solo se les permitía entrar a las personas al mostrar su tarjeta de crédito, ridículo para el gusto de la rubia pero aun así seguía decidida a que el vampiro gastara dinero, estaba segura que el contaría con el dinero suficiente, era un vampiro y hasta ahora todo el vampiro que ella conocía, tenia millones en el banco. –Interesante trabajo, empiezo a pensar que todos los vampiros se dedican a cadenas de bares- No recordaba claramente quienes eran los que se dedicaban a eso pero ya lo había escuchado antes… ahora que lo pensaba no sabría quien le había dicho la verdad y quien solo usaba ese trabajo para tapar cosas ilegales.

Después de que el hombre de la puerta los dejara pasar, la rubia camino lentamente hasta una mesa alejada de todos los demás, quería poder decir la palabra clave “vampiro” sin que los otros escucharan. Había escuchado su pregunta de qué clase de medico era pero había decidido esperar a pedir sus copas para contestar. –Un Martini sucio.- Le sonrió al mesero y luego dedico una mirada de vuelta al vampiro –Soy médico forense y tengo un doctorado en patologías forenses.- Lo dijo como si dijera algo común y corriente, no le gustaba parecer una nerd o algo parecido, no solía presumir sobre sus carreras. Ahora que mencionaba eso al vampiro recordaba lo que tenía en mente pero para eso tendría que matar un vampiro. –Estoy segura que para un vampiro, esto no es algo interesante.- Coloco su celular sobre la mesa y acomodo su bolso en la silla donde estaba ella sentada. El mesero no tardo en llegar con las bebidas, las puso sobre la mesa y se retiro.