Misión Imposible para muchos menos para mi [Alexandra Dupont]

“Las cosas con mis padres han cambiado, no tengo que fingir nada, he hablado con todos ellos y ahora saben mi temor hacia cualquier ser inmortal, no pedí esta vida, no quería esta vida. En realidad agradezco que Alexander y Heather me adoptaran, los amo y son las personas más increíbles que he conocido, pero estoy viviendo en un mundo al cual le temo, un mundo donde soy una frágil flor que en cualquier momento puede deshojarse o simplemente secarse.”

La rubia dejo su diario sobre su cama y se dispuso a buscar un cambio de ropa que fuera decente para el día nublado y lluvioso, definitivamente no era un día de los que le gustaban pero no pensaba ponerse en depresión y mucho menos planeaba estar dentro de su cama viendo películas románticas con helado de chocolate, no podía permitirse eso. Su baño duro más de lo esperado, una hora completa la cual provoco que sus dedos se arrugaran. Un pantalón de mezclilla y una blusa que decía bitch seria su atuendo del día lluvioso, su cabello quedaría suelto y un poco rizado, el clima era una maldición para muchas chicas pero para Alexandra y su cabello eso no representaba mayor problema. –Oh vamos…- se estiro un poco para alcanzar su diario, lo metió dentro de su escondite y salió de su habitación, sabía que como siempre la servidumbre se encargaría de hacer su cama y todo el quehacer de su habitación. Tenía cerca de una semana que no veía a su mejor amiga Ekatherina solo esperaba que no estuviera en prisión o muerta, pero seguía creyendo que había más posibilidades de que fuera la primera a la segunda opción.

Seguía sin coche, su padre le había propuesto ir por uno pero por cuestiones de su trabajo seguía teniendo problemas para asistir a la agencia. –Genial.- gimoteo un poco cuando se dio cuenta que tendría que caminar, le agradaba hacerlo pero cuando había lluvia las cosas cambiaban un poco. Suspiro un poco mientras empezaba a caminar, no tardo mucho en que se viniera a su mente Neal, aquel vampiro que parecía sentir algo por ella, estaba sin duda muy confundida, ella tenía novio y hasta hacia algunos días creía que lo amaba, ahora no sabía que es lo que sentía. Negó suavemente con la cabeza, no estaba dispuesta a crearse más dudas y mucho menos en un día tan deprimente como el que estaba pasando. Estaba invadida por pensamientos acerca de sus sentimientos que no se dio cuenta que su celular estaba sonando hasta que un hombre en la calle se lo indico, rápidamente sus mejillas se sonrojaron por la situación y contesto a la llamada que era desde su lugar de trabajo para avisarle que le había llegado un paquete, informo que pasaría por el mas tarde o si no podía hacerlo hasta el día de mañana puesto que hoy era su día de descanso. Unos minutos después de colgar se quedo pensativa de que es lo que podría ser el paquete y quien podría ser el que se lo había enviado, no es que tuviera numerosos pretendientes pero no se sabía y mucho menos después de su trabajo de modelo de Victoria Secret.

Una gota cayo justo en su nariz y ella rápidamente la arrugo –Fría- susurro calificando el estado del agua, no es como si esperara que estuviera tibia pero en Londres el clima era frio mas el agua, a veces quería probar vivir en un lugar donde pudiese broncearse. Antes que pudiera decir otorrinolaringólogo una tormenta cayó sobre ella, no tardo ni 10 minutos en desaparecer pero fue el suficiente tiempo como para dejarla empapada, extendió sus brazos y vio de sus pies hasta su pecho –Esto no me puede estar pasando a mi-  Intento sacudir algo del agua que empapaba su ropa pero no fue algo que funcionara mucho, parecía un cachorro mojado intentando buscar un refugio en un día de tormenta. Su casa estaba lejos y no pensaba dejar que esa tormenta arruinara su día, SI, aun creía que podía salvar aquel día que desde temprano había sido predestinado a ser un fracaso, de aquellos días en los que sabes que tendrás mala suerte comúnmente llamado “levantarse con el pie izquierdo” demasiado absurdo para las personas cultas pero posible para las personas hogareñas, sería una cosa u otra pero la rubia cumplía con su día pésimo. La gente que pasaba a su alrededor la veía con gestos de diferentes sentimientos, unos lo hacían con indiferencia, otros con pena y como era de esperarse había chicas que la veían como si quisieran tragársela, incluso escucho como cuchicheaban su nombre y se preguntaban si es que ella era la modelo que habían visto en la revista, una sonrisa se dibujo en su rostro y siguió su camino.

Ya habían pasado dos días después de que la rubia recibiera la noticia de su muerte, parecía que lo llevaba de una manera civilizada y madura.
“-Alexandra sabes lo difícil que es para mí darte esta noticia pero los estudios que te realizamos arrojaron que tienes un tumor en un área del cerebro que lo hace de difícil acceso, es imposible realizar una extracción o introducirte a un tratamiento-
-¿Cuánto me queda de vida?
-A lo mucho cuatro semanas, lo siento.-“

Aquel día se había convertido en otra persona, después de aquella noticia. Una lagrima recorrió su rostro y simplemente salió del consultorio, no quería ver a nadie, no estaba lista para hacerlo, solo quería estar sola y procesar aquella noticia que era definitiva pues no había nada que hacer. Visito a otros doctores que le confirmaron el diagnostico, no había nada más que hacer, solo esperar la muerte. Ella sabía que algún día tendría que morir pero planeaba formar una familia antes, hacer cosas arriesgadas, vivir al límite y ahora solo tenía un mes para cumplir con su propósito en la vida. Los dos días siguientes en los que tuvo que realizar una autopsia se preguntaba quién sería el encargado de realizar su autopsia, quien se encargaría de hacer la clásica limpieza, la herida en forma de T y todo lo necesario.

Una gota volvió a caer pero ahora su mejilla fue la victima despertando a la humana de aquellos recuerdos acerca de  la noticia que había recibido.


La rubia seguía caminando, se quejaba del clima, se quejaba de su ropa, se quejaba de las personas existentes en el mundo y hasta del calentamiento global, lo incluía todo en sus quejidos, seguramente cualquiera que la viera se daría cuenta que se encontraba de mal humor. En unos minutos había una gabardina sobre sus hombros y se encontraba Neal en un lado de ella, sonrió un poco apenada por la situación en la que se encontraba, no era en la que le gustaría encontrarse con alguien. Parecía como si tuviera todo resuelto, siempre era asi, detalle el cual no le encantaba tanto a la rubia. Asintió levemente al escuchar que le indicaba cerrar los ojos, lo hizo, casi tarareo una canción mientras Neal se ocupaba del problema, problema que no tardo más de 10 minutos, abrió un paraguas y se lo coloco en la cabeza, ella rápidamente se detuvo y se negó. –No iré a tu oficina, Neal deja de solucionarme la vida, me siento cada vez mas incomoda en verdad.- se quito la gabardina que él le había puesto y se la devolvió. El siempre aparecía cuando la chica estaba en problemas y se adelantaba a cada de sus movimientos, se pasaba de romántico y caballeroso lo que hacía que ella sintiera un especie de compromiso, le disgustaba eso. –Si quieres podemos caminar y platicar un poco, la lluvia no me matara.- Intento sonreír un poco para no parecer descortés. No era el tipo de chicas a las  que le gustaran los hombres malos pero no quería a alguien tan bueno, deseaba tener a su lado… no deseaba tener a nadie a su lado, no quería que sufrieran al verla morir, no quería que la vieran en esos días donde la enfermedad terminara de apoderarse de todo su cerebro provocando delirios y toda clase de cosas indeseables para un ser amado. Ahora lo único que mas deseaba Alexandra era hablar con Abraham y aclarar lo que fuera que tuvieran ellos dos, no sabía como es que el reaccionaria pero estaba segura que no sería nada bueno después de todo era hijo de una muy mala persona, algo de ella tendría que tener.

El gesto de Neal había cambiado radicalmente, el era de los pocos vampiros que ella conocía que eran capaces de mostrar diferentes emociones con la mirada, expresivos. Se sintió una perra maldita al decirle lo anterior y hasta cierto punto se había comportado como tal, aspiro un poco de oxigeno y escucho  la manera tan fría en la que el ahora hablaba. –Neal… lo siento, no debí hablarte así- Seguía nerviosa por su diagnostico que convivir con los que estaban a su alrededor se le dificultaba aun mas, no quería que cuando muriera las personas a su alrededor sufrieran. Se detuvo y le impidió el paso al vampiro, puso sus manos en ambos brazos de él, quiso verlo a los ojos pero solo pudo por un momento después tuvo que evadir la mirada para tomar un poco de aire y fuerza de voluntad para hablar –No quise lastimarte, ni sé si te lastimo con mi comportamiento, es solo que he estado un poco confundida y me irrito con facilidad.- Finalmente logro establecer el contacto visual con él y casi pudo sonreír.

-No pido que me aguantes, si deseas que mejor nos veamos otro día lo aceptare- Mordió su mejilla interiormente un poco nerviosa por la situación que estaba pasando. Había tantas cosas en su cabeza que pensar en un romance o de ser infiel a su novio no cabían en su pensamiento, seguía en el debate interno si darle la noticia a Neal de su muerte o si lo mejor era que simplemente desapareciera de su vida y cuando se diera cuenta ella ya estaría muerta.