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Not even close to Suiza (+18). {Damian A. Heathcliff}
Twilight Moon :: Europa :: Suiza
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Not even close to Suiza (+18). {Damian A. Heathcliff}
Tenía miedo. La situación se había agravado con mi enfermedad y ya no sabía hasta qué punto era capaz de llegar, ya no sabía si representaba un peligro para mi familia... y no quería quedarme a averiguarlo. Me fui de Inglaterra porque en realidad no tenía ningún otro lugar a dónde ir, en Grecia estaba mamá pero también papá Kevin y no podía darme el lujo de exponerme a él.. el caso de mamá era distinto, los lobos no parecían tener una máxima autoridad más que el líder de la manada. Y ahora mismo extrañaba muchísimo a la mía, aún cuando no fuera parte de ella al ser la única hija de papá Steven que no heredó el gen lobo era automáticamente parte de la familia. Con respecto a Drake, no podía ni siquiera adivinar dónde se había estado escondiendo todo éste tiempo, supuse que en el trabajo. Yo realmente le amaba, deseaba estar con él día y noche, me hacía sentir cómoda y segura de mi misma pero él... él ya no estaba y ahora que Shana me había refrescado la memoria, todo era como un golpe bajo. Era como si de repente me diera cuenta de que todo había sido una mentira pero no lo era, había sido real y yo no podía culparle por hacerlo con mi otro yo cuando yo no era capaz de darle lo que necesitaba... Pero ahora estábamos a menos, porque ahora él era quien tenía lo que quería -sexo- y a mi quien le faltaba algo -atención-. Suspiré pesadamente mientras caminaba por una de las calles atestadas de Berna, era un lugar precioso y mucho más si eras amante de la arquitectura. Fue entonces cuando llegué a uno puente por el cual cruzaba el río Aar y comprendí en seguida quesería un lugar acogedor. Aquel día el horóscopo decía que debía mantenerme lejos del agua ¿pero cómo rechazar el estar en un lugar como aquel? Además no creía en aquellas tonterías. En mi experiencia personal, cosas y personas pasaban, no había forma ni manera de realmente saber dónde y cuando. El sol se ocultaba, cerré los ojos unos minutos y dejé que el salitre invadiera mis pulmones mientras una suave melodía zumbaba en mis oídos.
Última edición por Kirsten Dalaras el Jue Nov 29, 2012 3:35 pm, editado 1 vez
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Re: Not even close to Suiza (+18). {Damian A. Heathcliff}
Viajar era ya el único remedio que tenia el castaño, ahora definitivamente el tiempo le sobraba y las mujeres que lo acompañaran aun mas aunque la mitad de estas chicas terminaban muertas, el porque era que aun no se controlaba. En el sexo es mejor los juegos sádicos, si hay sangre cuando se fornica definitivamente ese si es un buen sexo. Eso era lo que el joven siempre decía al ver los cuerpos que estaban sin vida. ¿Cuando pensó que el se iba a convertir en un asesino? En sus 24 primaveras nunca en su vida se planteo la opción o necesidad de convertirse en semejante "monstruo" aunque para el era uno de los cambios mas interesantes por los que había que pasar, no le hacia falta nada por ahora tenia dinero, mujeres, a su hermana, incluso la vampiresa que lo había transformado cada mes le hacia una visita para ver como evolucionaba pero siempre decía lo mismo "Mi pequeño aprendiz el proceso apenas empieza"¿Que rayos significa eso?.
Su próximo viaje se trataba de negocios le había llamado el señor Bogar para ofrecerle unas chicas de primer clase, claro que al decir de primer clase se refería a que eran diferentes a las otras, estás tenían modales y los conocimientos básicos que no cualquier ramera tenia, así que el joven no lo pensó dos veces y tomo su avión privado para salir hacia Suiza. El vuelo fue igual que cada vuelo que el hacia dos chicas en bikini nunca dejaron de besarse frente a el mientras el tomaba un poco de champagne y actualizaba su facebook, Siempre hay que estar actualizado.
Al llegar el sol aun estaba radiante y el no se arriesgaría a caminar así para que todos vieran que era una Tinker Bell buscando a su Peter Pan -.- , así que rápidamente le trajeron una camioneta que no permitía los pasos de la luz solar o a decir verdad los rayos ultra violetas que eran los que provocaban que un ser como el anduviera por el mundo lanzando destellos. El joven fue a su reunión y le pago a Bogar por las chicas, todas muy lindas a decir verdad había que darle una bonificacion extra a Bogar pero como iba a ser eso si el era un hijo de su madre así que solo sonrió de lado, chasqueo los dedos para que sus hombres le pagaran al tipo y salio de ahí, al notar que el sol empezaba a ocultarse decidió que era momento de salir a caminar un poco y ver si se encontraba con su diversión de esa noche.
-Suiza, Suiza.- Comento el joven mientras caminaba y veía todo tipo de chicas con las que contaba Suiza pues al ser uno de los países mas desarrollados en el mundo alberga gran cantidad de inmigrantes y por ende todo tipo de piernas que mordisquear.
A lo lejos vio a una joven que disfrutaba lo que quedaba del sol pero esta chica no era una normal, claro que era sumamente hermosa pero eso no era normal, el joven absorbió aire y pudo sonreír de lado al saber que la chica era igual que el, claro que tenia un horrible desagradable y espantoso olor a perro mojado, pero eso sin duda podía quitarsele con un buen baño. El castaño se acerco con una rosa en la mano ¿De donde la había sacado? Sabra Dracula, se coloco detras de ella y puso la rosa frente a ella -I problemi che avrà sempre una soluzione facile, ma se si va su questa strada non sarà mai divertente- susurro en italiano mientras aspiraba un poco mas de su olor y le entregaba la rosa.
Su próximo viaje se trataba de negocios le había llamado el señor Bogar para ofrecerle unas chicas de primer clase, claro que al decir de primer clase se refería a que eran diferentes a las otras, estás tenían modales y los conocimientos básicos que no cualquier ramera tenia, así que el joven no lo pensó dos veces y tomo su avión privado para salir hacia Suiza. El vuelo fue igual que cada vuelo que el hacia dos chicas en bikini nunca dejaron de besarse frente a el mientras el tomaba un poco de champagne y actualizaba su facebook, Siempre hay que estar actualizado.
Al llegar el sol aun estaba radiante y el no se arriesgaría a caminar así para que todos vieran que era una Tinker Bell buscando a su Peter Pan -.- , así que rápidamente le trajeron una camioneta que no permitía los pasos de la luz solar o a decir verdad los rayos ultra violetas que eran los que provocaban que un ser como el anduviera por el mundo lanzando destellos. El joven fue a su reunión y le pago a Bogar por las chicas, todas muy lindas a decir verdad había que darle una bonificacion extra a Bogar pero como iba a ser eso si el era un hijo de su madre así que solo sonrió de lado, chasqueo los dedos para que sus hombres le pagaran al tipo y salio de ahí, al notar que el sol empezaba a ocultarse decidió que era momento de salir a caminar un poco y ver si se encontraba con su diversión de esa noche.
-Suiza, Suiza.- Comento el joven mientras caminaba y veía todo tipo de chicas con las que contaba Suiza pues al ser uno de los países mas desarrollados en el mundo alberga gran cantidad de inmigrantes y por ende todo tipo de piernas que mordisquear.
A lo lejos vio a una joven que disfrutaba lo que quedaba del sol pero esta chica no era una normal, claro que era sumamente hermosa pero eso no era normal, el joven absorbió aire y pudo sonreír de lado al saber que la chica era igual que el, claro que tenia un horrible desagradable y espantoso olor a perro mojado, pero eso sin duda podía quitarsele con un buen baño. El castaño se acerco con una rosa en la mano ¿De donde la había sacado? Sabra Dracula, se coloco detras de ella y puso la rosa frente a ella -I problemi che avrà sempre una soluzione facile, ma se si va su questa strada non sarà mai divertente- susurro en italiano mientras aspiraba un poco mas de su olor y le entregaba la rosa.
Damian A. Heathcliff- Mensajes : 35
Re: Not even close to Suiza (+18). {Damian A. Heathcliff}
Medité durante algunos segundos, cada vez que hablaba con Helene, Drake se molestaba y si él se molestaba conmigo Anthea hacía cualquier cantidad de barbaridades para llamar la atención... A veces me preguntaba si la relación era realmente sana, lo cierto es que aveces sentía miedo de equivocarme porque él solía ser poco permisivo. Suspiré como quinceañera enamorada y comencé a preguntarme si realmente Drake era mi príncipe azul, al principio todo había sido tan fácil y ahora todo estaba de cabeza, envidiaba ser humana, al menos así me hubieran internado con sedantes y no le haría daño a personas inocentes. Aunque ahora mismo solamente quería arrancarle la cabeza a Frederic -no literalmente- por decir que no acepto ayuda ya que tengo ganas de llamar la atención, menuda tontería, como si disfrutara lo que hace Anthea. Sea como fuere, no iba a permitir que ella siquiera haciendo cosas que me hicieran daño, tenía que ser fuerte por mis misma a pesar de todo cuanto pasaba.
Y entonces mi mirada logró enforcar una rosa de un magnífico color rojo como la misma sangre y una preciosa contextura, la tomé con delicadeza y tardé unos segundos en caer en cuenta hasta que finalmente me volteé sobre mi hombro para encontrar una perfecta cara de bebé. Porque era indudable que aquel ser vampírico tenía un rostro angelical y el cuerpo de un deportista de universidad americana, cosa que podía verse incluso por encima de la ropa, sonreí un poco hasta que por fin. Y sus palabras en un idioma que reconocí y sin embargo no fui capaz de entender, me hicieron estremecer. Tragué ponzoña mientras me volteaba por completo y daba un paso atrás sin embargo arrepentí de inmediato porque estando tan cerca de la barandilla era más fácil sentirme acorralada, entrar en pánico y... bueno, nada bueno salía de mi entrando en pánico. Carraspeé un poco y comencé a reír, no porque hubiera dicho algo gracioso sino porque los nervios me soltaban la risa con tal facilidad que sencillamente podrían estar buscando asaltarme y yo seguiría riendo como estúpida. Me calmé un poco y le miré de arriba a abajo mientras sostenía la rosa; una rosa, aquello era tan clásico que incluso tenía un carácter romántico.
-Lo siento, no hablo Italiano- respondí a secas en marcado inglés británico aunque con un deje de griego, aquel típico acento de mis paisanos, mientras acomodaba un mechón de cabello.
Miré atenta cada uno de sus movimientos mientras esperaba una respuesta, en el último mes me había vuelto realmente muy desconfiada con todos en general. No lograba recordar dos años de mi vida, Shana me dijo que me habían violado más de una vez durante mucho tiempo, Drake se había enamorado de mi otro yo y no podía contarle nada a Helene porque de lleno iba a quejarse con Drake y eso hacía que las cosas simplemente empeoraran. I'm totally chuffed to bits*, me dije a mi misma aunque con notable tono de sarcasmo, pues era realmente patética mi vida, Alexander había tenido razón todo aquel tiempo: Las mujeres son como mariposas, una vez que las tocas ya no pueden volar. A mi me habían tocado y yo ya era material inservible, de ese tipo que la gente no deshecha porque es lindo o tiene valor sentimental. Aunque ahora mismo no estaba para nadie.
off. *chuffed to bits: es un modismo británico para expresar que uno se encuentra feliz o complacido con algo.
*o* Contigo sí provoca rolear.
Y entonces mi mirada logró enforcar una rosa de un magnífico color rojo como la misma sangre y una preciosa contextura, la tomé con delicadeza y tardé unos segundos en caer en cuenta hasta que finalmente me volteé sobre mi hombro para encontrar una perfecta cara de bebé. Porque era indudable que aquel ser vampírico tenía un rostro angelical y el cuerpo de un deportista de universidad americana, cosa que podía verse incluso por encima de la ropa, sonreí un poco hasta que por fin. Y sus palabras en un idioma que reconocí y sin embargo no fui capaz de entender, me hicieron estremecer. Tragué ponzoña mientras me volteaba por completo y daba un paso atrás sin embargo arrepentí de inmediato porque estando tan cerca de la barandilla era más fácil sentirme acorralada, entrar en pánico y... bueno, nada bueno salía de mi entrando en pánico. Carraspeé un poco y comencé a reír, no porque hubiera dicho algo gracioso sino porque los nervios me soltaban la risa con tal facilidad que sencillamente podrían estar buscando asaltarme y yo seguiría riendo como estúpida. Me calmé un poco y le miré de arriba a abajo mientras sostenía la rosa; una rosa, aquello era tan clásico que incluso tenía un carácter romántico.
-Lo siento, no hablo Italiano- respondí a secas en marcado inglés británico aunque con un deje de griego, aquel típico acento de mis paisanos, mientras acomodaba un mechón de cabello.
Miré atenta cada uno de sus movimientos mientras esperaba una respuesta, en el último mes me había vuelto realmente muy desconfiada con todos en general. No lograba recordar dos años de mi vida, Shana me dijo que me habían violado más de una vez durante mucho tiempo, Drake se había enamorado de mi otro yo y no podía contarle nada a Helene porque de lleno iba a quejarse con Drake y eso hacía que las cosas simplemente empeoraran. I'm totally chuffed to bits*, me dije a mi misma aunque con notable tono de sarcasmo, pues era realmente patética mi vida, Alexander había tenido razón todo aquel tiempo: Las mujeres son como mariposas, una vez que las tocas ya no pueden volar. A mi me habían tocado y yo ya era material inservible, de ese tipo que la gente no deshecha porque es lindo o tiene valor sentimental. Aunque ahora mismo no estaba para nadie.
off. *chuffed to bits: es un modismo británico para expresar que uno se encuentra feliz o complacido con algo.
*o* Contigo sí provoca rolear.
Invitado- Invitado
Re: Not even close to Suiza (+18). {Damian A. Heathcliff}
El encanto del joven castaño siempre lo ayudaba a conseguir lo que quería y cuando lo quería incluso llevarse a la cama a Beyonce, Lady Gaga o la ultima que había sido Taylor Swift y esta hasta le había prometido componerle una canción por la noche tan maravillosa, cosa que a el no le interesaba en lo mas mínimo. Ahora mismo estaba frente a una chica hermosa y que parecía como que tenia alguno que otro problema, claro que tampoco le interesaba si ella tenía problemas estaba buena y terminaría bajo sus sabanas esta misma noche, alzo ambas cejas al escuchar lo que ella decía acerca de que no hablaba italiano “Bien, turista” fue lo primero que pensó el joven y dejo que ella tomara por completo la rosa -Lo siento.- En verdad no lo sentía simplemente le daba igual si ella le entendía o no "En el sexo no se necesita hablar solo saberse mover" al mismo tiempo guió sus manos hacia los bolsillos de su pantalón y las introducía en el con una media sonrisa. –Te decía que los problemas siempre tienen una solución fácil, pero si usted va por este camino nunca va a ser divertido- El joven le dedico una sonrisa y se encogió de hombros dando dos pasos hacia atrás para que la chica no se sintiera acorralada y por ende incomoda con su compañía, eso era lo menos que quería ahora que la empezaba a conocer “Los primeros 10 minutos son cruciales para establecer confianza y las siguientes 4 horas la tendrás gritándote oh..si..asi..mas.” Con las manos en los bolsillos pudo sentir su reproductor mp3 este podría ser el artefacto perfecto para ese tipo de confianza, lo saco lentamente y le indico que tomara asiento a la orilla del puente para poner ambos pies al aire, le dedico una sonrisa mientras colocaba uno de los audífonos en su oído y luego en el de el poniendo play al reproductor, la música empezó a sonar esas canciones que usualmente usaba para conquistar ”A place in this World – Taylor Swift” “Nadie podía resistirse a su encanto por escuchar a Taylor Swift (y llevársela a la cama)”. Se mantuvo callado hasta que la canción se termino y retiro los audífonos del mp3, se quedo viendo el agua como si reflexionara de algo que hubiera hecho aunque no reflexiono en nada en realidad creía que no tenía nada que reflexionar, no era de los vampiros que se arrepintiera de algo pero por ahora era una pantalla para que la chica entrara en confianza. –No te amargues por lo que paso, ponte feliz por lo que pasara.- Dijo casi a manera de susurro, y era muy claro para el que se refería a la gran y afrodisíaca noche que pasarían juntos pero ella podría tomarlo mas como palabras de aliento o como si el intentara apoyarlo en algo difícil aunque en realidad el no sabía lo que ella tenía o por lo que estaba pasando en estos momentos, lo único que no quería era llevarse a la cama a alguien que estaba deprimida pues era como tener sexo con un zombie.
off: A mi me ha encantado tu rol.
Disculpa este que es pésimo u.u
off: A mi me ha encantado tu rol.
Disculpa este que es pésimo u.u
Damian A. Heathcliff- Mensajes : 35
Re: Not even close to Suiza (+18). {Damian A. Heathcliff}
Me alegré en cuanto le escuché hablar en inglés, era bueno saber que podía entenderme fácilmente con los demás y sonreí amable en cuanto se disculpó, para indicarle que todo estaba bien. En cuanto se aparto un poco me corrí a un lado, apoyando la cadera en la barandilla tras escuchar sus palabras y me encontré a mi misma ligeramente turbada, seguramente se notaba demasiado mis problemas amorosos. Aquel muchacho era un vampiro pero ciertamente parecía más adulto que yo, que teniendo 22 me había estancado en los 18 gracias al muy, grandísimo hijo de puta, Alexander Dupont. Miré al horizonte, notando que ya el sol había caído por completo, dejando a su paso nada más que cirros, cúmulos y estratos, que en compañía de pequeñas luces cósmicas, constituían un precioso lienzo nocturno. Preferí no ponerme a pensar en absolutamente ninguna de sus palabras porque no quería ponerme a divagar ahora mismo, solamente quería olvidarme de todo y pasarla bien.
-Aveces la solución difícil puede matarte... y tampoco va a ser divertido- dije con naturalidad mientras le miraba ahora y sonreía un poco ya que no quería abrumarle con tonterías-. Que va, no importa, ahora mismo no quiero pensar en nada que tenga que ver con mi vida en Londres.
Agradecí que no hubiera hecho ningún comentario al respecto y sencillamente me senté con él en silencio mientras escuchábamos aquella canción. Me encantaba Taylor porque desde pequeña siempre había compuesto sus canciones y llevado una guitarra en mano, la gente no solía creerlo pero tocar un instrumento y cantar no era tan fácil como mostraban en la televisión pero hecho de que a él le gustara podía significar que era un muchacho sensible. Era agradable, lindo y gracias al cielo no era invasivo pero... Las palabras que dijo el muchacho me estaban haciendo cabeza, pensar y pensar dando vueltas, revolcándome en aquellos recuerdos. ¿Debía terminar con Drake por lo sano y seguir adelante con mi tratamiento o Anthea mataría a alguien para impedirlo? ¿O debía empezar el tratamiento sin decir nada a nadie? Me sentía como una niña pequeña muy perdida, me hubiera gustado poder contarle todo aquello a mi tío Killyan, él siempre me había dado consejos muy bueno y ahora me había prestado un departamento aquí.
-Lo que pasará...- repetí como un mantra-. Mientras pase en Suiza será bueno, si pasa en Londres no quiero siquiera imaginarlo... supongo que me hace falta cambiar de aires de vez en cuando.
¿Debería comenzar de nuevo? Me encantaría hacerlo, realmente... pero habían sucedido tantas cosas y me sentía tan tachada -por decirlo de alguna forma- que incluso me daba vergüenza verles a la cara. Sin embargo, también llegaría a extrañar mucho a mis queridos niños y Shana.
-Althea, por cierto, Althea Kirsten Dalaras- dije sonriente y luego agregué en tono bajo-. Aunque me gusta más Kirsten.... ¿Tú cómo te llamas?
-Aveces la solución difícil puede matarte... y tampoco va a ser divertido- dije con naturalidad mientras le miraba ahora y sonreía un poco ya que no quería abrumarle con tonterías-. Que va, no importa, ahora mismo no quiero pensar en nada que tenga que ver con mi vida en Londres.
Agradecí que no hubiera hecho ningún comentario al respecto y sencillamente me senté con él en silencio mientras escuchábamos aquella canción. Me encantaba Taylor porque desde pequeña siempre había compuesto sus canciones y llevado una guitarra en mano, la gente no solía creerlo pero tocar un instrumento y cantar no era tan fácil como mostraban en la televisión pero hecho de que a él le gustara podía significar que era un muchacho sensible. Era agradable, lindo y gracias al cielo no era invasivo pero... Las palabras que dijo el muchacho me estaban haciendo cabeza, pensar y pensar dando vueltas, revolcándome en aquellos recuerdos. ¿Debía terminar con Drake por lo sano y seguir adelante con mi tratamiento o Anthea mataría a alguien para impedirlo? ¿O debía empezar el tratamiento sin decir nada a nadie? Me sentía como una niña pequeña muy perdida, me hubiera gustado poder contarle todo aquello a mi tío Killyan, él siempre me había dado consejos muy bueno y ahora me había prestado un departamento aquí.
-Lo que pasará...- repetí como un mantra-. Mientras pase en Suiza será bueno, si pasa en Londres no quiero siquiera imaginarlo... supongo que me hace falta cambiar de aires de vez en cuando.
¿Debería comenzar de nuevo? Me encantaría hacerlo, realmente... pero habían sucedido tantas cosas y me sentía tan tachada -por decirlo de alguna forma- que incluso me daba vergüenza verles a la cara. Sin embargo, también llegaría a extrañar mucho a mis queridos niños y Shana.
-Althea, por cierto, Althea Kirsten Dalaras- dije sonriente y luego agregué en tono bajo-. Aunque me gusta más Kirsten.... ¿Tú cómo te llamas?
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Re: Not even close to Suiza (+18). {Damian A. Heathcliff}
Todo podía empezar de buena manera, “La amistad de hombre y mujer puede llegar a resultar si liberas tu tensión sexual con alguien más” Siempre el pensamiento del joven en este tipo de cosas había sido pensando en sexo y no por eso significaba que solo pensara en eso, también lo hacía en su hermana, en su pasado, los negocios más que nada y en encontrar alguna vez su peor pesadilla “Grace”. Esta vez en Suiza le ayudaba a que sus pensamientos fueran un poco mas de diversión que de negocios y aunque a eso había venido a tan hermoso lugar todo tenía su hora y esta vez estaba con una hermosa chica que parecía tener problemas “Las más fáciles de llevar a la cama”. Aun con todo esto el joven parecía tener paciencia y le daba su espacio a la chica, porque tratándose de otra quizás ya la hubiera subido a su auto con uno que otro cuento y ya estarían en un buen hotel practicando todo tipo de posiciones, pero no con ella, con ella iba a paso lento como si sintiera su sensibilidad como si pensara que con ella tenía que ser dulce y romántico. –Damian Heathcliff- se giro a verla mientras decía su nombre arqueo sus labios para asi dibujar una sonrisa medio perfecta –Me puedes decir Albrecht es mi segundo nombre pero me agrada mas.- Cambio la curvatura de sus labios en –U- a de medio lado en forma de conquistador o más bien como todo un galán.
Las opciones para tener una amiga habían desaparecido desde que su amistad con Grace no había funcionado, “Desde ese momento pude percibir que ese había sido un sueño que no podría ser eterno” eran sus propias palabras retumbando en su cabeza cada vez que recordaba cuando había descubierto que su niñita, su mejor amiga, su todo , era una cualquiera y se había entregado por unos cuantos billetes. Para él desde aquel momento las cosas habían cambiado todas absolutamente todas eran unas zorras que tenían precio, claro que no todas eran moneda, más bien unas podían contar con sentimientos y con solo dar un poco de amor se obtenía lo que quería. De momento a otro el joven fijo su mirada solo al agua que estaba bajo ellos y dejo caer su mp3 en esta dejando caer con él un suspiro profundo como si el también estuviera pasando por alguna especie de problema o eso quería aparentar. –Lo siento si vine a molestarte tu momento de reflexión- Dijo con tono suave y casi con descaro, pero con esta chica aun no era el momento de aplicar sus otras técnicas, prefería irse despacio pues el tiempo lo tenía y la prisa no.
-¿Sabes? Yo no creía en el destino, y este mismo me ha obligado a creer en el, pero una vez dijo William Shakespeare “El destino es el que barajea las cartas pero nosotros somos los que jugamos” y es aquí cuando agradezco al destino mandarme la carta Kirsten- Sonrió casi con un tono de cinismo, no era del tipo de hombres que dijeran algún piropo o linda frase, es mas jamás lo hacía, pero esta vez quería sacar de él lo romántico o al menos se ponía a prueba el mismo y analizaba que tanta parte humana quedaba en el.
Las opciones para tener una amiga habían desaparecido desde que su amistad con Grace no había funcionado, “Desde ese momento pude percibir que ese había sido un sueño que no podría ser eterno” eran sus propias palabras retumbando en su cabeza cada vez que recordaba cuando había descubierto que su niñita, su mejor amiga, su todo , era una cualquiera y se había entregado por unos cuantos billetes. Para él desde aquel momento las cosas habían cambiado todas absolutamente todas eran unas zorras que tenían precio, claro que no todas eran moneda, más bien unas podían contar con sentimientos y con solo dar un poco de amor se obtenía lo que quería. De momento a otro el joven fijo su mirada solo al agua que estaba bajo ellos y dejo caer su mp3 en esta dejando caer con él un suspiro profundo como si el también estuviera pasando por alguna especie de problema o eso quería aparentar. –Lo siento si vine a molestarte tu momento de reflexión- Dijo con tono suave y casi con descaro, pero con esta chica aun no era el momento de aplicar sus otras técnicas, prefería irse despacio pues el tiempo lo tenía y la prisa no.
-¿Sabes? Yo no creía en el destino, y este mismo me ha obligado a creer en el, pero una vez dijo William Shakespeare “El destino es el que barajea las cartas pero nosotros somos los que jugamos” y es aquí cuando agradezco al destino mandarme la carta Kirsten- Sonrió casi con un tono de cinismo, no era del tipo de hombres que dijeran algún piropo o linda frase, es mas jamás lo hacía, pero esta vez quería sacar de él lo romántico o al menos se ponía a prueba el mismo y analizaba que tanta parte humana quedaba en el.
Damian A. Heathcliff- Mensajes : 35
Re: Not even close to Suiza (+18). {Damian A. Heathcliff}
Desde el pequeño choque de personalidades odiaba por completo mi primer nombre ya que entre Althea y Anthea realmente no había ninguna diferencia, quiero decir ¿No se podía llamar Afrodita o Artemisa? Ahora mismo me sentía mucho más identificada con Kirsten que con Althea y aquello era algo difícil de explicar pero mis padres me llamaban de esta forma, cosa que me encantaba, y era como si únicamente se refirieran a mi. Kirsten significaba Flor de Cristo, mi madre había sido una mujer realmente muy creyente y había elegido aquel nombre especialmente pensado para mi, en ocasiones Kevin decía que yo era como un pequeño retoño que el cielo le había mandado y era por era razón que amaba mi segundo nombre. Aunque en lo personal, me encantaban los nombres extraños con K, Katiuska, Karen, Karin, Kida, Kiara, Kira, etc. ¡Todos eran preciosos! Mi hija se hubiera llamado Karin mientras que mi hijo seguramente Sebastian, eran los nombre que más me fascinaban pero ahora mismo no tendría la oportunidad. Estaba consciente de que a Drake no le gustaban nada los niños, ya habíamos discutido incluso por ése tema pero ciertamente yo no iba a obligar a una persona como él a ser padre aún cuando lo hiciera para complacerme porque me amaba y quería consentirme. No quería que me diera un hijo si no le iba a amar tanto como yo, en ese caso prefería ser madre soltera.
-¿Albrecht? Es una clase variante de Albert, ¿Cierto? pero en alemán, me parece muy serio para ti. ¡Damian es sexy!- reí un poco por mis propias tonterías.
¿Y por qué no hacerme una inseminación artificial? De seguro habrían un montón de doctores vampiros al tanto de las maravillas que hacía la sangre de híbrido ¡ellos podrían ayudarme a concebir! Drake no tendría ninguna responsabilidad sobre él y yo no le culparía por no quererle; sí, era una gran idea. Gracias a mi padre Steven, que se dedicaba a traficar con sangre de híbridos como tío Joseph y el padre de mi pequeño Abraham y ahora yo podía beberla cotidianamente -de hecho lo hacía diariamente-; me encantaba el toque vital que me daba, debido a sus propiedades regenerativas del tejido mi piel ya no era del todo blanca papel aunque sí muy pálida además que ahora podía dormir y esto me caía muy bien. Y fue un mp3 bajo mis pies lo que me llevó de vuelta al mundo real.
-No, no te preocupes... la compañía me hace bien- sonrió con dulzura mientras extendía su mano y el reproductor volaba a esta como Mjolnir a las manos de Thor. Lo guarde dentro de mi bolsillo, si no lo quería no iba a dejar que se perdiera en el agua mientras mucha gente moría de hambre, razón por la cual le guiñé un ojo-. ¿No lo quieres? Está bien si no es así, puedo guardarlo.
Tirando Mp3 al agua no me parecía del todo humilde, seguramente era un vanidoso de lo peor, tendría mucho dinero que gastar y una gran mansión. Yo en cambio tenía un gato, una batería y una casa que había comprado con ayuda de Alessandro antes de que le mataran los Vulturi y Atenhea huyera. Y luego casi me sentí mal por pensar de esa forma mientras él me decía aquel cumplido que obligó a todo mi cuerpo a sentir una violenta sacudida, una sensación de que algo iba a suceder. Los vellos de mi piel se erizaron y yo carraspeé bajando de allí. Casi pude sentir la sangre correr por mis mejillas pero sabía bien que eso no iba a ocurrir nunca más ahora que era un vampiro.
-La carta Kirsten suele creer que todos construyen su propio destino y por eso está interesada en saber la próxima movida del jugador- dije con cierto tono de diversión, bien juguetona, y con mi típica forma de ser, delicada y elegante, comencé a caminar con un ligero contoneo de caderas por el puente. Luego de unos segundos, me volví sobre mi hombro, para asegurarme que el chico me seguía-. ¿Vendrás?
En realidad no tenía un plan, solamente quería estirar un poco las piernas.
-¿Albrecht? Es una clase variante de Albert, ¿Cierto? pero en alemán, me parece muy serio para ti. ¡Damian es sexy!- reí un poco por mis propias tonterías.
¿Y por qué no hacerme una inseminación artificial? De seguro habrían un montón de doctores vampiros al tanto de las maravillas que hacía la sangre de híbrido ¡ellos podrían ayudarme a concebir! Drake no tendría ninguna responsabilidad sobre él y yo no le culparía por no quererle; sí, era una gran idea. Gracias a mi padre Steven, que se dedicaba a traficar con sangre de híbridos como tío Joseph y el padre de mi pequeño Abraham y ahora yo podía beberla cotidianamente -de hecho lo hacía diariamente-; me encantaba el toque vital que me daba, debido a sus propiedades regenerativas del tejido mi piel ya no era del todo blanca papel aunque sí muy pálida además que ahora podía dormir y esto me caía muy bien. Y fue un mp3 bajo mis pies lo que me llevó de vuelta al mundo real.
-No, no te preocupes... la compañía me hace bien- sonrió con dulzura mientras extendía su mano y el reproductor volaba a esta como Mjolnir a las manos de Thor. Lo guarde dentro de mi bolsillo, si no lo quería no iba a dejar que se perdiera en el agua mientras mucha gente moría de hambre, razón por la cual le guiñé un ojo-. ¿No lo quieres? Está bien si no es así, puedo guardarlo.
Tirando Mp3 al agua no me parecía del todo humilde, seguramente era un vanidoso de lo peor, tendría mucho dinero que gastar y una gran mansión. Yo en cambio tenía un gato, una batería y una casa que había comprado con ayuda de Alessandro antes de que le mataran los Vulturi y Atenhea huyera. Y luego casi me sentí mal por pensar de esa forma mientras él me decía aquel cumplido que obligó a todo mi cuerpo a sentir una violenta sacudida, una sensación de que algo iba a suceder. Los vellos de mi piel se erizaron y yo carraspeé bajando de allí. Casi pude sentir la sangre correr por mis mejillas pero sabía bien que eso no iba a ocurrir nunca más ahora que era un vampiro.
-La carta Kirsten suele creer que todos construyen su propio destino y por eso está interesada en saber la próxima movida del jugador- dije con cierto tono de diversión, bien juguetona, y con mi típica forma de ser, delicada y elegante, comencé a caminar con un ligero contoneo de caderas por el puente. Luego de unos segundos, me volví sobre mi hombro, para asegurarme que el chico me seguía-. ¿Vendrás?
En realidad no tenía un plan, solamente quería estirar un poco las piernas.
Invitado- Invitado
Re: Not even close to Suiza (+18). {Damian A. Heathcliff}
“La belleza de la mujer se halla iluminada por una luz que nos lleva y convida a contemplar el alma que tal cuerpo habita, y si aquélla es tan bella como ésta, es imposible no amarla.”
El joven no era capaz de entender a qué nivel de su vida había llegado en los últimos tiempos y no es que empezara a crearse dogmas en este momento, no, en realidad solo quería descubrir el porqué había sido creado por aquella joven y el porqué en lugar de matarlo le había dado el regalo máximo hacia la eternidad, hacia la juventud eterna, hacia la belleza máxima, hasta aquel ser. No era de los hombres que era movido por su ego pero esté si era grande a decir verdad si fuera necesario cuantificarlo el número seria grande. La chica parecía ser a diferencia de el de un ego bajo, capaz de ser sumisa y poco salvaje para el gusto del chico, usualmente era de los que les gustaba que le devolvieran el golpe y de los amantes del sexo salvaje pero como cualquiera, a veces era necesario romper con la costumbre y dejarse llevar por un camino aunque en este fuera de 40km/h nada que ver con lo que estaba acostumbrado. La chica antes de que el mp3 callera directo al agua lo tomo y lo guardo diciendo algo que al chico le pareció gracioso pero se limito a asentir con media sonrisa como todo galán que era, no era necesario agregar nada en realidad, todo iba perfecto con esta chica y más cuando escucho la frase que el joven dijo parecía haber causado una cierta impresión porque de ahí en adelante la chica empezó a tomar la situación entre las manos y ahora quería llevar el control ella portándose un poco más directa, salvaje, ardiente, excitante.
Camino contoneando esas caderas perfectas que desde sus pechos hasta sus nalgas generaban casi a la perfección la silueta de una guitarra, aquellos muslos carnosos que te invitaban a mordisquearlos y saborearlos suavemente, el joven ladeo su cabeza mientras se cruzaba de brazos y veía directamente a su trasero sin importarle que ella voltease y lo viera, así era de descarado y no cambiaria precisamente hoy. –No puedo negarme a semejantes curvas.- sonrio de lado una vez mas y llevo su mano derecha hacia su nuca agitando un poco su cabello a tal grado de despeinarlo un poco, no tardo mucho en emparejarse con ella e introducir de nuevo sus manos a sus bolsillos, claro que sin agregar nada pues no le apetecía hacerlo “A veces el silencio puede llegar a ser la mejor comunicación del hombre”.
Ambos caminaron por un par de minutos pero esto no tenía sentido ¿A dónde era que caminaban en si? El no veía ningún objetivo en claro y no sabía lo que ella pensaba así que tenía dos opciones, seguir a su lado igual de callado o la segunda opción era preguntarle qué era lo que planeaba y si es que a él le convenía ese dicho plan, saco sus manos de los bolsillos e hizo un gesto al escuchar como un hombre le gritaba cosas vulgares a Kirsten pero en otro idioma y esperaba que ella no lo entendiera para que a si no se molestara, claro que como todo neófito reacciono de mala manera a tal grado de en cuestión de minutos estar parado junto a un cadáver. Afortunadamente para ambos las calles en Suiza a esta hora solían estar vacías por creencias de las personas –como toda costumbre en cada país- No reacciono, no pensó no razono lo que estaba haciendo pero ahora era demasiado tarde, no había nada más que hacer que esperar que la chica no saliera corriendo, el no esperaba que ella saliera corriendo porque era como el “Tiene que entender que es nuestra naturaleza” pero ella no era como cualquier neófita, ella era dulce y carismática incluso parecía como si no fuese capaz de matar a un ser viviente. El castaño estaba dispuesto a pedirle una disculpa e irse sin mas pero algo dentro de el impedía eso. “Todo sucedió tan rápido, fue como ver un flahsback de una película de suspenso con un toque de acción y amor, la sostenía contra la pared aspirando su aroma y deseando hacerla mía, aquí y ahora” Como la naturaleza de cualquier neófito al percibir el olor de sangre sacaba ese animal que llevaba dentro, era como un disparo de adrenalina, que una vez fuera no puede regresarse. Las intenciones dl joven jamás habían sido lastimar a la chica que recién conocía pero no había vuelta atrás, estaba enfrente de ella casi rozando sus labios, sintiendo su respiración (aquel maravilloso aroma que salía dentro de ella cada vez que su respiración se agitaba como si también deseara aquel momento) dejándola contra la pared de ladrillo y un cuerpo de mármol.
Camino contoneando esas caderas perfectas que desde sus pechos hasta sus nalgas generaban casi a la perfección la silueta de una guitarra, aquellos muslos carnosos que te invitaban a mordisquearlos y saborearlos suavemente, el joven ladeo su cabeza mientras se cruzaba de brazos y veía directamente a su trasero sin importarle que ella voltease y lo viera, así era de descarado y no cambiaria precisamente hoy. –No puedo negarme a semejantes curvas.- sonrio de lado una vez mas y llevo su mano derecha hacia su nuca agitando un poco su cabello a tal grado de despeinarlo un poco, no tardo mucho en emparejarse con ella e introducir de nuevo sus manos a sus bolsillos, claro que sin agregar nada pues no le apetecía hacerlo “A veces el silencio puede llegar a ser la mejor comunicación del hombre”.
Ambos caminaron por un par de minutos pero esto no tenía sentido ¿A dónde era que caminaban en si? El no veía ningún objetivo en claro y no sabía lo que ella pensaba así que tenía dos opciones, seguir a su lado igual de callado o la segunda opción era preguntarle qué era lo que planeaba y si es que a él le convenía ese dicho plan, saco sus manos de los bolsillos e hizo un gesto al escuchar como un hombre le gritaba cosas vulgares a Kirsten pero en otro idioma y esperaba que ella no lo entendiera para que a si no se molestara, claro que como todo neófito reacciono de mala manera a tal grado de en cuestión de minutos estar parado junto a un cadáver. Afortunadamente para ambos las calles en Suiza a esta hora solían estar vacías por creencias de las personas –como toda costumbre en cada país- No reacciono, no pensó no razono lo que estaba haciendo pero ahora era demasiado tarde, no había nada más que hacer que esperar que la chica no saliera corriendo, el no esperaba que ella saliera corriendo porque era como el “Tiene que entender que es nuestra naturaleza” pero ella no era como cualquier neófita, ella era dulce y carismática incluso parecía como si no fuese capaz de matar a un ser viviente. El castaño estaba dispuesto a pedirle una disculpa e irse sin mas pero algo dentro de el impedía eso. “Todo sucedió tan rápido, fue como ver un flahsback de una película de suspenso con un toque de acción y amor, la sostenía contra la pared aspirando su aroma y deseando hacerla mía, aquí y ahora” Como la naturaleza de cualquier neófito al percibir el olor de sangre sacaba ese animal que llevaba dentro, era como un disparo de adrenalina, que una vez fuera no puede regresarse. Las intenciones dl joven jamás habían sido lastimar a la chica que recién conocía pero no había vuelta atrás, estaba enfrente de ella casi rozando sus labios, sintiendo su respiración (aquel maravilloso aroma que salía dentro de ella cada vez que su respiración se agitaba como si también deseara aquel momento) dejándola contra la pared de ladrillo y un cuerpo de mármol.
Damian A. Heathcliff- Mensajes : 35
Re: Not even close to Suiza (+18). {Damian A. Heathcliff}
Sabía que yo era hermosa. Sabía que mi cuerpo tenía una linda silueta, sutil pero pronunciada, y que mis glúteos redondos y bien formados, carnosos y provocativos, suponían un imán para cualquier hombre. De lo que no me sentía tan segura era de mis pechos porque tenía entendido que a los chicos les gustaban más grandes pero eso no importaba. No importaba en absoluto porque llevaba casi un año como modelo, sabía cómo moverme, cómo actuar e incluso cómo hablar cuando quería verme atractiva para alguien. Entonces decidí que si el chico iba a lanzar sus cartas yo también lanzaría las mías aunque en realidad estaba segura de que no pasaría nada porque estaba comprometida a pesar de ya no estar segura siquiera de ese compromiso. Una oleada de placer recorrió mi cuerpo de imaginar algunas cosas indebidas, me sentí aterrada por desear otro hombre que no fuera mi prometido -porque era difícil no pensar en sexo cuando se presentaba un semental como aquel-. Recordaba a la perfección mi actitud anterior, siempre tímida, incluso cuando Drake tocaba mi cuerpo y me gustaba la sensación, pero ahora mismo no me sentía de esa forma. Quería más, estaba desesperada por más, por sentirme como una mujer y no como una cría virgen de 16 años, esperando ser amada por un hombre al que amaba. Quería hacer el amor como lo hacían las demás parejas, sin "tener cuidado", sin cohibirse, sin tener que preocuparse por el pasado del otro, sin dobles personalidades que quieren robarte a tu novio... lo que Drake me estaba dando simplemente no era suficiente, no desde que solamente aparecía tres o cuatro veces al mes. Claro que yo era una señorita, no iba a abrirle mis piernas a la primera persona que viera, me agradaba el chico pero eso no significaba nada y nada podía pasar entre nosotros. De modo que nada iba a pasar con Hattie Cel Rau, Shana Nanther o mi tío Joseph Maktavish.
-Eres una zorra maldita, ¡después de todo lo que ha hecho por ti!- dijo Anthea a lo que ella respondió-. Y tú una zorra manipuladora, ¿con qué moral me criticas luego de tirártelo como te daba la gana sin mi consentimiento? Él mismo lo dijo, te prefería a ti. Anthea saltó encima de Kirsten tironeándole del cabello, ella le asestó un golpe la boca del estómago y la frívola retrocedió unos cuantos pasos, arrancando un mechón de cabello a la pequeña Kirsten, que nada sabía de peleas en realidad. Misma que se tocó el cabello y gruñó con enojo. -Hija de puta, ¡El cabello no!- se lanzó contra ella tumbándola al suelo y la apuñaló quinientas veces con sus propias manos. * Y entonces fue el ardor en mi garganta, el instinto asesino que se apoderaba de mi lo que me hizo volver a la realidad y lo próximo que supe era que Damian había matado a alguien. ¡Maldición! Me había estado informando con algunos vampiros desde que llegara a Suiza y ahora estaba perfectamente enterada de quiénes eran los Vulturis, los Rumanos y porqué perseguían a los híbridos, porque antes de hoy ni siquiera lo sabía. Solamente creía lo que Barbara, la hija de Drake, me había dicho y resultaba ser todo mentira -nunca se me dieron los sarcasmos-.
-Nos podemos meter en problemas, vayámonos...- dije desesperada mientras tiraba de su brazo y antes de darme cuenta ya me encontraba contra la pared. Mis brazos se deslizaron casi automáticamente por encima de sus hombros, entre aquellos fuertes y musculosos brazos. Había un hombre muerto por mi culpa y ahora él quería besarme casi con tanto deseo como yo a él y pensé en Drake durante algunos segundos pero ya nada importaba porque el deseo latía incesantemente en algún punto ligeramente por debajo de mi cintura. Le deseaba y no entendía porqué en tal medida pero le deseaba incluso más de lo que alguna vez había deseado a Drake. Entonces una sensación vertiginosa se apoderó de mi menudo cuerpo cuando mis labios carnosos se fundieron sobre los suyos, anhelantes. Y entonces mi mundo pareció detenerse cuando pude notar el aroma de un perro y después comenzaba a ladrar-. Vamos.... vamos por favor...
Hice acopio de toda mi fuerza de voluntad, tomé le aparté tomando su mano y salimos corriendo a velocidad vampírica mientras le conducía lejos de allí hasta llegar a una plaza con una fuente de los deseos. Todavía podía sentir su cuerpo contra el mío, mis pezones erectos, ¡él era un experto en el arte de los besos! y yo una simple novata. Supuse que sería también muy bueno en las artes amatorias pero supuse que no me iría nada bien intentando averiguarlo.
-Lo siento, estoy comprometida...- dije por lo bajo, quitándome absolutamente todos los anillos que él me había regalado y también el piercing en mi ombligo, no porque quisiera desentenderme del compromiso sino porque sencillamente ya no era lo mismo.
Y entonces reí, como una idiota por lo patética que era la soledad, por lo estúpida que me sentía soñando despierta por otro hombre, por lo liberador que se sentía correr como si mi vida dependiera de ello y porque Anthea tenía razón. Era una zorra maldita.
off. *El morado es lo que dice Anthea y el azul lo que responde Kirsten {lo distingo para que no se confunda del habla}, todo esto se da en su mente, osea que técnicamente se queda como ida, puede que haciendo gestos extraños con el rostro pero sin pronunciar palabra.
-Eres una zorra maldita, ¡después de todo lo que ha hecho por ti!- dijo Anthea a lo que ella respondió-. Y tú una zorra manipuladora, ¿con qué moral me criticas luego de tirártelo como te daba la gana sin mi consentimiento? Él mismo lo dijo, te prefería a ti. Anthea saltó encima de Kirsten tironeándole del cabello, ella le asestó un golpe la boca del estómago y la frívola retrocedió unos cuantos pasos, arrancando un mechón de cabello a la pequeña Kirsten, que nada sabía de peleas en realidad. Misma que se tocó el cabello y gruñó con enojo. -Hija de puta, ¡El cabello no!- se lanzó contra ella tumbándola al suelo y la apuñaló quinientas veces con sus propias manos. * Y entonces fue el ardor en mi garganta, el instinto asesino que se apoderaba de mi lo que me hizo volver a la realidad y lo próximo que supe era que Damian había matado a alguien. ¡Maldición! Me había estado informando con algunos vampiros desde que llegara a Suiza y ahora estaba perfectamente enterada de quiénes eran los Vulturis, los Rumanos y porqué perseguían a los híbridos, porque antes de hoy ni siquiera lo sabía. Solamente creía lo que Barbara, la hija de Drake, me había dicho y resultaba ser todo mentira -nunca se me dieron los sarcasmos-.
-Nos podemos meter en problemas, vayámonos...- dije desesperada mientras tiraba de su brazo y antes de darme cuenta ya me encontraba contra la pared. Mis brazos se deslizaron casi automáticamente por encima de sus hombros, entre aquellos fuertes y musculosos brazos. Había un hombre muerto por mi culpa y ahora él quería besarme casi con tanto deseo como yo a él y pensé en Drake durante algunos segundos pero ya nada importaba porque el deseo latía incesantemente en algún punto ligeramente por debajo de mi cintura. Le deseaba y no entendía porqué en tal medida pero le deseaba incluso más de lo que alguna vez había deseado a Drake. Entonces una sensación vertiginosa se apoderó de mi menudo cuerpo cuando mis labios carnosos se fundieron sobre los suyos, anhelantes. Y entonces mi mundo pareció detenerse cuando pude notar el aroma de un perro y después comenzaba a ladrar-. Vamos.... vamos por favor...
Hice acopio de toda mi fuerza de voluntad, tomé le aparté tomando su mano y salimos corriendo a velocidad vampírica mientras le conducía lejos de allí hasta llegar a una plaza con una fuente de los deseos. Todavía podía sentir su cuerpo contra el mío, mis pezones erectos, ¡él era un experto en el arte de los besos! y yo una simple novata. Supuse que sería también muy bueno en las artes amatorias pero supuse que no me iría nada bien intentando averiguarlo.
-Lo siento, estoy comprometida...- dije por lo bajo, quitándome absolutamente todos los anillos que él me había regalado y también el piercing en mi ombligo, no porque quisiera desentenderme del compromiso sino porque sencillamente ya no era lo mismo.
Y entonces reí, como una idiota por lo patética que era la soledad, por lo estúpida que me sentía soñando despierta por otro hombre, por lo liberador que se sentía correr como si mi vida dependiera de ello y porque Anthea tenía razón. Era una zorra maldita.
off. *El morado es lo que dice Anthea y el azul lo que responde Kirsten {lo distingo para que no se confunda del habla}, todo esto se da en su mente, osea que técnicamente se queda como ida, puede que haciendo gestos extraños con el rostro pero sin pronunciar palabra.
Invitado- Invitado
Re: Not even close to Suiza (+18). {Damian A. Heathcliff}
"La mujer perdona las infidelidades, pero no las olvida. El hombre olvida las infidelidades, pero no las perdona".
Severo Catalina.
La chica parecía haber quedado en una especie de trance o algo parecido, su mirada era hacia el frente y sin expresión alguna como si no trasmitiera nada como si solo fuera una muñeca de trapo ahí de pie frente al joven. Todo paso tan rápido que no había explicación para cómo se sentía el chico, lo único que quería era estar en otro lugar relajándose con alguna buena copa de sangre y una que otra chica bailando para él, pero no era así, se encontraba en una especie de callejón frente a una chica que apenas conocía y ya había mostrado su lado salvaje con ella. “De pronto una especie de adrenalina recorrió mi cuerpo, me sentí como no lo hacía desde que era humano sus labios contra los míos en movimientos casi perfectos, como si hubiera una práctica de días en aquel beso” La chica se alejo y casi suplico que salieran de ahí y ella tenía razón, en cualquier momento la policía llegaría a investigar qué es lo que había pasado con aquel hombre, inmediatamente el castaño prendió fuego al cuerpo para que no quedara rastro y salió corriendo tras ella a una especie de plaza con todo tipo de fuentes.
En movimiento casi por reflejos el chico introdujo sus manos a sus bolsillos del pantalón y escucho aquello que salió de la chica, las carcajadas interiores salieron en el chico “¿Acaso crees que me importa?” Exteriormente el chico se mostraba serio como si lo que ella hubiera dicho fuera delicado como si la preocupación le invadiera –No te preocupes, entiendo.- Susurro el joven mientras con su dedo pulgar rascaba la punta de su nariz y veía a los lados de ella para ver a unas chicas que estaban detrás, tenían lo que el chico buscaba en su alimento, un buen cabello casi rizado, piernas firmes, senos medianos y las curvas que lo volvían loco, todo listo para ser mordisqueado en cualquier momento así que no tenía que perder mucho tiempo si tenía tantas ganas de morder. Había llegado el momento decisivo, el momento en el que tenía que ver qué era lo mejor, tenía dos opciones seguir aparentando que era bueno y que le importaban las chicas con problemas o dos ir al grano y decirle que la quería en su cama y que eso lo iba a conseguir a como diera lugar, pero claro estaba que no la obligaría. Las manecillas del reloj dieron poco mas de las 9 de la noche y la plaza empezaba a quedarse vacía, ya solo eran ellos dos, no esperaría por mucho tiempo su decisión era clara –Sabes… no entiendo el porqué tu prometido te ha permitido venir a Suiza sin su compañía.- El chico se giro dando algunos pasos lejos de ella, omitiendo lo que ella hacia (quitarse anillos) –No entiendo, sabe que su prometida es hermosa y sin embargo deja que ella salga sola, estos lugares están llenos de peligro.-
Por llevar una infancia difícil el chico había desarrollado una habilidad para cuidar a las chicas que eran importantes para él, actualmente la única mujer importante era su hermana Mikaela, su deber era cuidarla y proteger de cualquier idiota que intentara propasarse con ella y de una cosa estaba seguro, si estuviera comprometido jamás dejaría a su chica sola, era evidente que ella empezaba a tener duda si era bueno casarse con su prometido y al joven le parecía indicado, así sería más fácil tener una aventura con ella, ya había caído al primer beso no tardaría mucho en caer en la cama. Camino un momento unos escasos metros para sentarse en una banca del lugar y apoyar sus manos en el respaldo de esta misma. Una sonrisa provoco que sus labios se curvaran con ese tono de descaro que usualmente usaba para demostrar seguridad en si mismo, como para joder a los demás. –Que estés comprometida lo hace mas tentador, mas excitante ¿No crees?- deslizo con suavidad su lengua por su labio inferior remojándolo como si estuviera demasiado seco como para seguir hablando. Pensó en sacar un cigarrillo pero no lo hizo, se quedo viéndola directamente a los ojos como si estuviera retándola a hacer algo prohibido y como lo había dicho eso lo volvía mas excitante.
Desde su infancia había generado un extraño amor por las cosas extremas, le encantaba ponerse en peligro en cualquier cosa insignificante pero lo suficiente buena como para que el peligro estuviera cerca, desde insultar a una pandilla completa, hacer bromas a los maestros, meterse a una casa sin permiso, tomarle fotos debajo de las faldas a las niñas etc.. todo eso se convertía en un disparo de adrenalina cuando era humano ¿Pero ahora? ¿Qué podía hacer divertido para que la adrenalina se disparara? No más… desde que había sido convertido podía sentir lo que antes se consideraba como adrenalina, pero ahora no era más que una leve sensación de que aun la tenia pero no era así. Mordió su labio inferior tres veces seguidas sin mucho tiempo de intermedio, no intentaba parecer seductor simplemente tenía esa manía cuando los momentos empezaban a tornarse aburridos, sin duda si esto seguía así tendría que dejar esta chica y buscar alguna que lo divirtiera aun mas, alguna que intentara vivir la aventura sin temor a luego comportarse con remordimiento alguno, miro un momento de abajo hacia arriba a la chica e intento imaginarla en otra mejor situación, pero luego rio un poco y solo se limito a cruzarse de brazos, ya su imaginación no podía darle para mas, no podía imaginarla en otra situación o en otra circunstancia, ya no habría más que esperar a que ella contestara a lo que él le había dicho.
En movimiento casi por reflejos el chico introdujo sus manos a sus bolsillos del pantalón y escucho aquello que salió de la chica, las carcajadas interiores salieron en el chico “¿Acaso crees que me importa?” Exteriormente el chico se mostraba serio como si lo que ella hubiera dicho fuera delicado como si la preocupación le invadiera –No te preocupes, entiendo.- Susurro el joven mientras con su dedo pulgar rascaba la punta de su nariz y veía a los lados de ella para ver a unas chicas que estaban detrás, tenían lo que el chico buscaba en su alimento, un buen cabello casi rizado, piernas firmes, senos medianos y las curvas que lo volvían loco, todo listo para ser mordisqueado en cualquier momento así que no tenía que perder mucho tiempo si tenía tantas ganas de morder. Había llegado el momento decisivo, el momento en el que tenía que ver qué era lo mejor, tenía dos opciones seguir aparentando que era bueno y que le importaban las chicas con problemas o dos ir al grano y decirle que la quería en su cama y que eso lo iba a conseguir a como diera lugar, pero claro estaba que no la obligaría. Las manecillas del reloj dieron poco mas de las 9 de la noche y la plaza empezaba a quedarse vacía, ya solo eran ellos dos, no esperaría por mucho tiempo su decisión era clara –Sabes… no entiendo el porqué tu prometido te ha permitido venir a Suiza sin su compañía.- El chico se giro dando algunos pasos lejos de ella, omitiendo lo que ella hacia (quitarse anillos) –No entiendo, sabe que su prometida es hermosa y sin embargo deja que ella salga sola, estos lugares están llenos de peligro.-
Por llevar una infancia difícil el chico había desarrollado una habilidad para cuidar a las chicas que eran importantes para él, actualmente la única mujer importante era su hermana Mikaela, su deber era cuidarla y proteger de cualquier idiota que intentara propasarse con ella y de una cosa estaba seguro, si estuviera comprometido jamás dejaría a su chica sola, era evidente que ella empezaba a tener duda si era bueno casarse con su prometido y al joven le parecía indicado, así sería más fácil tener una aventura con ella, ya había caído al primer beso no tardaría mucho en caer en la cama. Camino un momento unos escasos metros para sentarse en una banca del lugar y apoyar sus manos en el respaldo de esta misma. Una sonrisa provoco que sus labios se curvaran con ese tono de descaro que usualmente usaba para demostrar seguridad en si mismo, como para joder a los demás. –Que estés comprometida lo hace mas tentador, mas excitante ¿No crees?- deslizo con suavidad su lengua por su labio inferior remojándolo como si estuviera demasiado seco como para seguir hablando. Pensó en sacar un cigarrillo pero no lo hizo, se quedo viéndola directamente a los ojos como si estuviera retándola a hacer algo prohibido y como lo había dicho eso lo volvía mas excitante.
Desde su infancia había generado un extraño amor por las cosas extremas, le encantaba ponerse en peligro en cualquier cosa insignificante pero lo suficiente buena como para que el peligro estuviera cerca, desde insultar a una pandilla completa, hacer bromas a los maestros, meterse a una casa sin permiso, tomarle fotos debajo de las faldas a las niñas etc.. todo eso se convertía en un disparo de adrenalina cuando era humano ¿Pero ahora? ¿Qué podía hacer divertido para que la adrenalina se disparara? No más… desde que había sido convertido podía sentir lo que antes se consideraba como adrenalina, pero ahora no era más que una leve sensación de que aun la tenia pero no era así. Mordió su labio inferior tres veces seguidas sin mucho tiempo de intermedio, no intentaba parecer seductor simplemente tenía esa manía cuando los momentos empezaban a tornarse aburridos, sin duda si esto seguía así tendría que dejar esta chica y buscar alguna que lo divirtiera aun mas, alguna que intentara vivir la aventura sin temor a luego comportarse con remordimiento alguno, miro un momento de abajo hacia arriba a la chica e intento imaginarla en otra mejor situación, pero luego rio un poco y solo se limito a cruzarse de brazos, ya su imaginación no podía darle para mas, no podía imaginarla en otra situación o en otra circunstancia, ya no habría más que esperar a que ella contestara a lo que él le había dicho.
off: Siento el post tan feo u.u
Damian A. Heathcliff- Mensajes : 35
Re: Not even close to Suiza (+18). {Damian A. Heathcliff}
Kirsten estaba sentada sobre el borde de la fuente de agua, con las piernas cruzadas como los indios, su cuerpo menudo permanecía apacible y sereno para la noche, pasaba desapercibida para todos mientras jugueteaba con un mechón de su cabello. Cuando era joven su madre siempre le repetía que el machismo era lo que movía el mundo aunque dijeran que no, pero su madre -muy liberal por cierto- siempre le había dicho que debía aprender de su cuerpo, saber como usarlo sin llegar a ser vulgar y que debía disfrutar de él, porque no servía de nada el físico si uno no sabía cuidarlo y aprovecharlo. Sabía también que estaba mal ser infiel a Drake pero estaba segura que él también lo habría sido en uno u otro momento, es decir, ella no le daba sexo cuando estaba traumatizada sexualmente por sus recuerdos -los cuales habían desaparecido-. ¿Pero a qué le estaba siendo realmente infiel? A un hombre con todo el dinero de herencia que dedicaba más tiempo a las portadas y a las fans que a la mujer con la que se iba a casar, un hombre con el que no podía hablar sin que le gritase o se hiciese la víctima porque todos le creían el malo. Un hombre que -estaba muy segura-, le infundía pánico a Anthea. Y ella estaba totalmente segura de una cosa: Drake no era malo, le quería mucho, pero ella simplemente no estaba conforme con las cosas como estaban ahora. Antes todo era más sencillo pero ahora le dolía pensar en él estando ocupado y lejos. Ella nunca dejaría de apoyarle desde luego, y mucho menos de quererle, porque él era y seguiría siendo muy importante para ella. Aunque Drake era ése tipo de personas que simplemente no funcionan en pareja porque van por allí libres como el viento, viajando y metiéndose en problemas: el tipo de persona que le gustaba escapar de la realidad. No ponía en duda su amor pero no era suficiente. Necesitaba un hombre que se hiciera cargo de ella, que le acompañase tanto en lo bueno como en lo malo, que le amara en igual medida que ella a él, alguien con quien pasara más tiempo tonteando que discutiendo.
-No le veo desde hace más de un mes y antes de eso nos peleamos- respondió fríamente como si aquello no fuera de importancia, para no parecer patética a sus ojos (pues había comprendido que después de todo no era tan buen chico), aunque en realidad sí le afectaba-. Y sí, quizás sea más "excitante" si te gusta la adrenalina pero en éste momento no sé si realmente estemos comprometidos.
Entendía ahora de que iba todo aquello, al chico no le importaba nada aquello que ella estaba diciendo pero estaba seguro de que sí le importaba el agradar a ella para poder llegar a su fin y claro que eso era todo lo que los hombres querían: acostarse con las mujeres. Pero ella siempre había creído en el amor, que el amor existía y que era capaz de cambiar a las personas, que la vida misma cambiaba a las personas. Hacía nada era una chiquilla miedosa, incluso le temía a Steven, pero ahora era chica normal, corriente, algo histérica pero estaba bien dentro de la media. Era dulce, cariñosa, leal, fiel a sus convicciones, nunca mentía y cuando lo hacía se sentía culpable por lo que no era capaz de mirar a los ojos. Sin mencionar que era una chica muy complaciente, le gustaba consentir a los demás hacerles mismos y darles a conocer lo mucho que le importaban. Pero cuando se enojaba, era de dar miedo, no porque se tratara de una fiera sino porque, siendo incapaz de controlar su don era realmente difícil detenerla. ¿Cómo podías parar a alguien a quien ni siquiera te podías acercar sin que te enviara lejos en una honda magnética? Entonces le miró y se dio cuenta de lo mucho que necesitaba aquello. Se puso en pie caminando hasta él a paso normal, bordeando la banca y colocándose justamente detrás. Él estaba sentado y con los brazos cruzados, ella puso las manos sobre sus hombros y bajo despacio para poder hablar a la altura de su oído.
-Relájate...- susurró dulcemente, bajó sus manos por los hombros de Damian, separándole los brazos del pecho y comenzó a besar su oído y su cuello con suavidad.
En un rápido movimiento estuvo ya sentada a horcajadas sobre él. Sentía rozar sus entrepiernas aún por encima de la ropa de la ropa y aquello le hacía temblar, se mordió el labio mirándole de arriba abajo, comiéndoselo como si fuera una especie de pastelito pero estaba segura de que no lo sería y aún así quería averiguar su sabor. Los brazos de Kirsten se ciñeron al cuello del mayor y sus labios se encontraron por segunda vez en la velada mientras se movía de arriba abajo con su respiración, como si intentara excitarlo con el roce de sus genitales.
-No le veo desde hace más de un mes y antes de eso nos peleamos- respondió fríamente como si aquello no fuera de importancia, para no parecer patética a sus ojos (pues había comprendido que después de todo no era tan buen chico), aunque en realidad sí le afectaba-. Y sí, quizás sea más "excitante" si te gusta la adrenalina pero en éste momento no sé si realmente estemos comprometidos.
Entendía ahora de que iba todo aquello, al chico no le importaba nada aquello que ella estaba diciendo pero estaba seguro de que sí le importaba el agradar a ella para poder llegar a su fin y claro que eso era todo lo que los hombres querían: acostarse con las mujeres. Pero ella siempre había creído en el amor, que el amor existía y que era capaz de cambiar a las personas, que la vida misma cambiaba a las personas. Hacía nada era una chiquilla miedosa, incluso le temía a Steven, pero ahora era chica normal, corriente, algo histérica pero estaba bien dentro de la media. Era dulce, cariñosa, leal, fiel a sus convicciones, nunca mentía y cuando lo hacía se sentía culpable por lo que no era capaz de mirar a los ojos. Sin mencionar que era una chica muy complaciente, le gustaba consentir a los demás hacerles mismos y darles a conocer lo mucho que le importaban. Pero cuando se enojaba, era de dar miedo, no porque se tratara de una fiera sino porque, siendo incapaz de controlar su don era realmente difícil detenerla. ¿Cómo podías parar a alguien a quien ni siquiera te podías acercar sin que te enviara lejos en una honda magnética? Entonces le miró y se dio cuenta de lo mucho que necesitaba aquello. Se puso en pie caminando hasta él a paso normal, bordeando la banca y colocándose justamente detrás. Él estaba sentado y con los brazos cruzados, ella puso las manos sobre sus hombros y bajo despacio para poder hablar a la altura de su oído.
-Relájate...- susurró dulcemente, bajó sus manos por los hombros de Damian, separándole los brazos del pecho y comenzó a besar su oído y su cuello con suavidad.
En un rápido movimiento estuvo ya sentada a horcajadas sobre él. Sentía rozar sus entrepiernas aún por encima de la ropa de la ropa y aquello le hacía temblar, se mordió el labio mirándole de arriba abajo, comiéndoselo como si fuera una especie de pastelito pero estaba segura de que no lo sería y aún así quería averiguar su sabor. Los brazos de Kirsten se ciñeron al cuello del mayor y sus labios se encontraron por segunda vez en la velada mientras se movía de arriba abajo con su respiración, como si intentara excitarlo con el roce de sus genitales.
Invitado- Invitado
Re: Not even close to Suiza (+18). {Damian A. Heathcliff}
"Flirtear es el arte de hacer caer a una mujer en tus brazos sin caer en sus manos."
Sacha Guitry
Las cosas empezaban a tornarse más interesantes, desde cada palabra que salía de entre los labios de la chica hasta lo que estaba a punto de ocurrir. En movimiento casi perfecto ella camino hasta el peli castaño para dar un especie de masaje en los hombros susurrando que se relajara, algo que si fuese humano habría echo que la piel se le pusiera de gallina, su debilidad sin ninguna duda era su oído. Todo paso en fracción de segundos, alrededor parecía como si el mundo se hubiera detenido, el aire había dejado de soplar con fuerza, el ruido de la fuente simplemente había cesado, las copas de los arboles seguían en movimiento pero el ruido no existía, solo estaban ellos dos. Una pasión empezaba a crecer, el movimiento de los labios de la chica seguían siendo perfectos como los del beso anterior, su respiración era agitada y el roce de su entrepierna con el miembro del joven hacia que el momento se volviera aun mas envuelto en la pasión. El chico no podía permanecer tanto tiempo fuera del juego así que sin esperar mas la tomo entre sus brazos a velocidad vampírica y la recostó sobre el césped, se puso sobre ella sin dejar caer su peso absolutamente, quedo a una distancia muy pequeña, lo suficiente para seguir moviendo su cuerpo y sus sexos rozaran para hacer el momento mas excitante.
“Hermano prométeme que jamás lo harás con una chica. –Mikaela no puedo prometerte eso. Prometemelo! –Esta bien, nunca lo hare con una chica.” El recuerdo de su hermana, especialmente de esa promesa siempre aparecía cuando estaba apunto de hacer suya a una chica, porque por mas primitivo que pareciera, cuando el sostenía relaciones sexuales la pasaba a ser de su propiedad, no por algún sentimiento de machismo o algo parecido, simplemente así era.
Guio una de sus manos desde la cadera de ella hasta uno de sus senos para acariciarlo lentamente, pero la ropa seguía estorbando, tenia que hacer algo para que eso dejara de pasar. Mientras su cabeza le decía que era mala idea romper la ropa decidió que la respuesta a esto era introducir su mano por dentro para sentir la piel tan suave de la chica, aquella temperatura que fusionada con la de él era simplemente perfecta, sus besos bajaron desde sus labios hasta el cuello de la chica absorbiendo el olor de ella, un olor que lo hacia salir de control pues para mala suerte de él, ella era la especie de chicas capaces de volverlo loco, tenia años de no encontrarse con alguien así, desde Grace jamás había encontrado a una chica que le encantara tanto y ahora mismo tenia dos opciones, irse y no volver a verla sin haber terminado nada o dos quedarse hasta fusionar sus cuerpos, hasta llegar al punto máximo de la experiencia sexual.
No pudo aguantar más y la ayudo a quitarse la ropa para poder contemplarla desnuda, la observo unos minutos y después sonrío con un descaro que lo caracterizaba, había conseguido lo que quería y no había tardado tanto tiempo, dejo a un lado los mil uno pensamientos que tenia y decidió proseguir con la experiencia. ¿La iba hacer de el en media plaza? La verdad no era algo que le importara mucho, el lugar y la hora era lo de menos, lo importante era quien era la chica con la que iba a fusionar su cuerpo, su esencia, su “alma”. Llevo su dedo índice derecho a los labios de ella deslizándolo lentamente sobre ellos mientras todo el tiempo le sostenía la mirada, bajo su dedo índice por su mentón hasta llegar a su cuello, lo hacia tan lentamente que podía sentir como los latidos de su miembro excitado le pedían a gritos se apurara, su dedo índice llego hasta el valle central de los senos de ella y prosiguió su camino, bajando lentamente hasta el abdomen donde hizo un pequeño círculo alrededor de su ombligo y siguió bajando ahora agregando toda su mano para poder palpar bien su entre pierna acariciando lentamente como si temiera romper la escultura mas costosa del museo del Louvre, en París. El contacto de sus ojos con los de ella permaneció mientras movía su mano lentamente, se acercó para una vez mas fusionar sus labios con los de ella y probar ese esquicito sabor que lo empezaba a volver adicto. Adicto a sus besos.
Off: Perdón la tardanza y el post tan carente de palabras.
Damian A. Heathcliff- Mensajes : 35
Re: Not even close to Suiza (+18). {Damian A. Heathcliff}
¿Qué estaba haciendo? Esa chica no era pero a la vez si… ¿Era una especie de acto rebelde? ¿Quería demostrarle al mundo que era una chica como cualquier otra? Con seguridad así era, no quería saber nada de violadores, de contrabandistas, de vampiros, de licántropos, de halfblood desaparecidos o de híbridos. Quería crecer sin estancarse en el tiempo. Quería tener una libertad que jamás había podido tener ¡que se jodiera sociedad! Ella a disfrutar el momento sin rendir cuentas a nadie. Había pasado años lamentándose sintiéndose culpable de lo que le pasó, por confiar demasiado, por vestir de una forma u de otra, por ser mujer. ¡Oh, cuánto había lamentado ser mujer! ¿Y cuánto más se había torturado tras perder a su bebé? ¡Y cuándo atacó a sus seres queridos! No, definitivamente no podía seguir echándose la culpa por cosas que ella no había hecho. Si iba a sentir remordimiento por algo, sería por querer acabar con Alexander sabiendo que tenía una mujer embarazada, mujer que luego de un tiempo terminó convirtiéndose en su hermana. Sin ninguna vacilación las piernas largas y esbeltas de Kirsten se enlazaron detrás de las caderas de Damian, sintiéndose encantada por sus labios, labios que comenzaban a encantarla, fascinarla… Podía sentir sus manos como si estuvieran por todo su cuerpo, el divino rose de sus labios transportándola a lugares inexplorados. Kirsten sintió que nada más importaba, que el mundo a su alrededor se había fundido con el calor de su alma y ya nada existía. Hubiera sonado tonto decirlo en voz alta pero dentro de sí algo le decía que realmente estaba estableciendo un vínculo con él. Si tan solo pudiese saber que sucedería en el futuro entonces todo sería más fácil pero tenía miedo de averiguarlo y con todo no pudo apartar sus ojos de un precioso azul natural de los suyos.
Kirsten sintió una oleada de deliciosas sensaciones que nublaron sus sentidos y estremecían cada centímetro de su piel. Sus manos se aferraron al esbelto cuerpo del muchacho, deslizándole sobre su piel bajo la rosa y acariciando su espalda pausadamente como si quisiera recorrer cada centímetro de su piel. El chico pareció vacilar durante unos segundos una vez que estuvo desnuda para él, el calor de su cuerpo produjo un leve enrojecimiento en sus mejillas pero le dedicó una sonrisa que dispersaría toda duda posible. Sus manos se deslizaron piel abajo hacia su cadera cubriendo ahora con la diestra la parte delantera de su cuerpo deliciosamente tallado. El gesto que hizo a continuación, con un solo dedo, llevó a Kirsten al borde de la locura, la pasión y la lujuria. Quería que la hiciera suya, una parte de él, su urgencia por volverse una con un completo desconocido se hacía ahora más vívida, fuerte y letal. Sabía que en cualquier momento, en cuanto se hicieran uno, ella se sentiría llena. Kirsten se retorció soltando una risa cuando tocó la piel próxima al ombligo, cosa que notoriamente le había causado cosquillas. Y si ningún miramiento le desnudó a él, para estar en igualdad de condiciones, de algún modo sintió como si su cuerpo protegía al de ella. No sabía de qué amenaza o porqué lo sentía así pero el sentimiento palpitaba en sus manos, en su pecho… Su respiración se volvió entonces entrecortada, la mano que jugaba en su intimidad le tocaba de una forma que le hacía sentir encantada, la violencia nunca le había gustado. Y el tacto de éste hombre… oh, sí, ése tacto era maravilloso. Sintió las paredes calientes de su vagina contraerse por el placer y soltó un ligero gemido, los pálpitos incrementaban. Entonces cerró sus ojos mientras sus lenguas danzaban como enloquecidas y se abandonó al deseo.
-Oh… Albrecht...
Off. No soy buena en los +18, postéame cortito.
Kirsten sintió una oleada de deliciosas sensaciones que nublaron sus sentidos y estremecían cada centímetro de su piel. Sus manos se aferraron al esbelto cuerpo del muchacho, deslizándole sobre su piel bajo la rosa y acariciando su espalda pausadamente como si quisiera recorrer cada centímetro de su piel. El chico pareció vacilar durante unos segundos una vez que estuvo desnuda para él, el calor de su cuerpo produjo un leve enrojecimiento en sus mejillas pero le dedicó una sonrisa que dispersaría toda duda posible. Sus manos se deslizaron piel abajo hacia su cadera cubriendo ahora con la diestra la parte delantera de su cuerpo deliciosamente tallado. El gesto que hizo a continuación, con un solo dedo, llevó a Kirsten al borde de la locura, la pasión y la lujuria. Quería que la hiciera suya, una parte de él, su urgencia por volverse una con un completo desconocido se hacía ahora más vívida, fuerte y letal. Sabía que en cualquier momento, en cuanto se hicieran uno, ella se sentiría llena. Kirsten se retorció soltando una risa cuando tocó la piel próxima al ombligo, cosa que notoriamente le había causado cosquillas. Y si ningún miramiento le desnudó a él, para estar en igualdad de condiciones, de algún modo sintió como si su cuerpo protegía al de ella. No sabía de qué amenaza o porqué lo sentía así pero el sentimiento palpitaba en sus manos, en su pecho… Su respiración se volvió entonces entrecortada, la mano que jugaba en su intimidad le tocaba de una forma que le hacía sentir encantada, la violencia nunca le había gustado. Y el tacto de éste hombre… oh, sí, ése tacto era maravilloso. Sintió las paredes calientes de su vagina contraerse por el placer y soltó un ligero gemido, los pálpitos incrementaban. Entonces cerró sus ojos mientras sus lenguas danzaban como enloquecidas y se abandonó al deseo.
-Oh… Albrecht...
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Invitado- Invitado
Re: Not even close to Suiza (+18). {Damian A. Heathcliff}
Estaban ahí los dos, no les importaba nada a su alrededor, el tiempo simplemente se había detenido, ya no existía aquella plaza ni el aire que chocaba contra ellos de vez en cuando. Sus labios jugaban entre si al igual que sus lenguas como si hubieran nacido para besarse, para estar juntos. Ambos estaban completamente desnudos ya no tenia que esperar mas para terminar de hacerla suya, escucharla decir su segundo hombre le encantaba simplemente terminaba de excitarlo más y más. En movimiento perfecto entro en ella agresivamente como si no pudiera esperar mas, llevo su mano izquierda hasta su nalga y la apretó para luego masajearla lentamente al mismo tiempo que empezaba con el vaivén.
En estos momentos ya nada importaba, el castaño había dejado de pensar absolutamente en todo, desde su hermana hasta Grace o cualquier problema por lo que pasaba en el trabajo solo importaba el aquí y el ahora. Estaba teniendo sexo con una completa desconocida, no era que le importaba mucho conocerlas, en realidad siempre tenia sexo con cualquier chica que se le insinuara en lo mas mínimo o incluso con su cena antes de convertirse en tal. Nunca se había considerado un hombre exigente, solo tenían que tener unas buenas curvas y los dientes derechos, detestaba a las mujeres con dientes amarillos o cosas por el estilo, le daban ñañaras o cosas raras, era como si tuvieran los dedos de los pies chuecos o algo así. Con el simple hecho de imaginarse a una chica con las características anteriores hacia que le diera un especie de asco capaz de provocarle numerosas muecas graciosas.
Dejo de besarla un momento bajando sus besos hasta su cuello de una manera lenta que sin duda iba a provocarle a la chica querer mas, empezó a mordisquear su cuello solo con los labios de forma que se fuera preparando para las verdaderas mordidas. Las embestidas eran cada vez más rápidas, más placenteras. No pudo contenerse más y clavo sus colmillos en el cuello de ella bebiendo desesperadamente su deliciosa sangre, dulce y exquisita.
En estos momentos ya nada importaba, el castaño había dejado de pensar absolutamente en todo, desde su hermana hasta Grace o cualquier problema por lo que pasaba en el trabajo solo importaba el aquí y el ahora. Estaba teniendo sexo con una completa desconocida, no era que le importaba mucho conocerlas, en realidad siempre tenia sexo con cualquier chica que se le insinuara en lo mas mínimo o incluso con su cena antes de convertirse en tal. Nunca se había considerado un hombre exigente, solo tenían que tener unas buenas curvas y los dientes derechos, detestaba a las mujeres con dientes amarillos o cosas por el estilo, le daban ñañaras o cosas raras, era como si tuvieran los dedos de los pies chuecos o algo así. Con el simple hecho de imaginarse a una chica con las características anteriores hacia que le diera un especie de asco capaz de provocarle numerosas muecas graciosas.
Dejo de besarla un momento bajando sus besos hasta su cuello de una manera lenta que sin duda iba a provocarle a la chica querer mas, empezó a mordisquear su cuello solo con los labios de forma que se fuera preparando para las verdaderas mordidas. Las embestidas eran cada vez más rápidas, más placenteras. No pudo contenerse más y clavo sus colmillos en el cuello de ella bebiendo desesperadamente su deliciosa sangre, dulce y exquisita.
Damian A. Heathcliff- Mensajes : 35
Re: Not even close to Suiza (+18). {Damian A. Heathcliff}
Un golpe sordo en su interior le hizo soltar un chillido, había temido tanto aquel momento pensando que volvería a ser doloroso que más le sobresaltó el chasquido de sus caderas al impactar tras su primera embestida. El miembro del mayor se había deslizado con facilidad en su interior debido a la humedad en su entrepierna, en la posición en que se encontraban podía no solamente sentir las embestidas sino el rose continuo de su clítoris llevarla a otro lugar lejos de allí. Se sentía como si flotara en una nube y el suelo bajo ella se hubiera desvanecido, una extraña sensación le había invadido el cuerpo como una potente inyección de adrenalina a pesar de saberse más débil que él. Cuando Damian bajó sus labios sobre la piel de su cuello ella se estiró un poco como si quisiera hacerle espacio sintiendo como entraba en ella una y otra vez. Soltó un aullido más bien placentero cuando los colmillos se enterraron en su carne. Era la primera vez que hacía el amor (al menos hasta el final) con un hombre desde que había sido convertida en un vampiro hacía años atrás. No habían palabras suficiente palabras para describir las sensaciones tan placenteras y deliciosas que recorrían su cuerpo. Sus manos se pasearon por el cuerpo del mayor con pasión y deseo desenfrenado, sentía todo cuanto él hiciera con intenso gusto, desde el ritmo automático de su respiración hasta el rozar de sus bellos. Todo cuanto pudiera apreciar viniendo de él le fascinaba.
Kirsten soltó un nuevo gemido cuando los colmillos del vampiro se despegaron de su cuello. Un hilo de sangre se había desprendido de ella y ahorra corría por la barbilla de su amante, una vista que si duda le pareció especialmente excitante. se incorporo un poco para llegar a él y repartió unos cuantos besos en su cuello, lamió aquel hilito de sangre hasta encontrar sus labios. Sintió una nueva oleada de placer que le hizo estremecer, sus colmillos salieron de sus encías sin poder contenerlos ya y su lengua se introdujo juguetona entre los labios ajenos.
Kirsten soltó un nuevo gemido cuando los colmillos del vampiro se despegaron de su cuello. Un hilo de sangre se había desprendido de ella y ahorra corría por la barbilla de su amante, una vista que si duda le pareció especialmente excitante. se incorporo un poco para llegar a él y repartió unos cuantos besos en su cuello, lamió aquel hilito de sangre hasta encontrar sus labios. Sintió una nueva oleada de placer que le hizo estremecer, sus colmillos salieron de sus encías sin poder contenerlos ya y su lengua se introdujo juguetona entre los labios ajenos.
Invitado- Invitado
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