So this is my world [James]

Se sentía extraño ir caminando a casa con James de la mano, pensé que eso no pasaría en un millón de años. Mi casa no quedaba tan lejos de la plaza en la que estábamos, sólo unas 7 cuadras aproximadamente, pero a mí me habían parecido miles ya que en el camino de ida me había perdido y había caminado por toda la zona comercial de Forks aparentemente, que a mi parecer era una miniatura.

Doblamos la esquina y entramos al jardín delantero de mi casa, el cual estaba lleno de rosas y demás flores. Demasiado llamativo para mi gusto. Mi casa tenía el típico aspecto inglés, la estructura se parecía bastante a mi antigua casa, sospechaba que quizás un año antes de que nos mudáramos, mi papá la había mandado a hacer. El nunca se privaba de decir que le aborrecían las construcciones americanas y prefería las inglesas, así que no era de esperar que justo haya encontrado una casa con estilo inglés y toda esa cosa. Era absurdo pero bueno, ese era mi padre y sus manías. Abrí la puerta y me quedé apenas medio minuto parada en la entrada...estaba esperando...

Enseguida un pastor inglés de tamaño mediano saltó hacia mí, ladrando y sosteniéndose sobre mis rodillas. Le acaricié detrás de las orejas y en el cuello-Hola precioso-le dije acercándome a su nariz dejando que me olfatee-¿Cómo está mi bebé? ¿Me extrañaste? -lo seguí acariciando. Mi papá decía que era absurdo tratar a una mascota de esa manera, porque era eso, un animal. Pero para mí era mi hijo.

Hazza mira más allá de mis piernas y sé a quién mira. Siempre que vienen extraños, se queda paralizado esperando algún movimiento sospechoso para empezar a ladrar y hacer escándalos. Me doy vuelta y miro a James atenta, le sonrió aún con el perro en las piernas-James, te presento a Hazza. -miro al perro-Hazza, este es James...Quiere violarme-susurro como si fuera un secreto entre el perro y yo. Y me río. Hazza salta encima de James y lo huele, corre alrededor suyo y lame sus manos.

Estábamos en el hall de entrada, le hice una seña a los dos de que vayamos hasta el living y ahí nos quedamos. En una de las paredes había un mural de fotos mías de bebé, de pequeña y de ahora. Con papá, otros familiares y amigas. Nunca había pensado que eso me daría verguenza, pero ahora sí. Era extraño. Este era mi mundo, mi casa, y lo estaba invitando a James a entrar en él, cuando nunca antes había hecho eso con nadie.

Me doy vuelta y lo miro-¿Y? ¿Qué te parece? ¿Muy londinense para estar en Estados Unidos?

¿Sentirme importante? ¡Claro que lo hago! Hace mucho tiempo que me siento raramente importante. Es que si no creo que lo soy, ¿quién va a hacérmelo creer? No tengo familia en este momento. La miro y veo su mano sobre su frente. Asiento graciosamente y corro su brazo para despejarle la cabeza. Estiro el mío con el caramelo y veo una sonrisa destellante en su rostro. Sonrío también y acerco la paleta a sus labios. Pestañeo mientras la veo detalladamente. No quiero olvidar este momento nunca. Apoyo un codo en el colchón y sobre mi mano mi barbilla. La miro con la típica cara de enamorado: los ojos bien atentos, la nariz arrugada y la sonrisa estúpida en el rostro. Siento su piel tocar la mía y suelto el dulce para que pueda comerlo sola. Escucho lo que dice y me apoyo en mis dos manos. Asiento con los ojos cerrados.

—Claro que sí —digo y acomodo mis piernas en el suelo. Quedo arrodillado al lado de su cama y apoyado en el colchón como recién. Estiro un poco el brazo y la rodeo. Asiento de nuevo —. Siempre —susurro y deposito un beso en su frente.

Vuelvo a acomodarme al lado de su cama, pero esta vez cruzo las piernas como un indio. Apoyo los codos en el acolchado, cruzando los brazos encima de este. Me aclaro la garganta y la miro a los ojos. Me pregunto que vamos a hacer toda la noche. Hace frío y no creo poder escaparme mientras ella duerma, por lo que sí o sí voy a tener que descansar un rato por aquí. Por lo menos en el suelo. Luego me acuerdo de lo pasado hace unos minutos. Me aclaro la garganta y la miro.

—¿Estás enojada? —pregunto y ruego a que diga que no. ¿Cómo se supone que voy a quedarme estando ella furiosa conmigo? La veo comer su paleta y sonrío, así como había hecho unas horas atrás; dejando a la vista los hoyuelos y los dientes. Sé que su respuesta cambiaría mi estado de ánimo, por lo que si llega a asentir o decir que sí, la sonrisa estúpida de mi rostro va a desaparecer, dejando una mirada seria, fría y gélida.

Observo cada uno de sus movimientos y sonrío. Era tan jodidamente perfecto que cada segundo que pasaba sin mirarme, sin tocarlo o sin besarlo era doloroso. Una parte de mí quería volver a estar cerca de él como hacía unos instantes pero tenía miedo que él interpretara mal las cosas y se vaya. Y me deje definitivamente sola. Sus ojos, su sonrisa, sus hoyuelos, sus labios, sus movimientos rápidos y torpes, la mirada que me dedicaba. Todo eso hacía que mi corazón se acelere y quiera besarlo, así que me limito a estirar mi mano y acariciarle los hoyuelos de sus mejillas.

Le sonrío con ternura cuando dice "siempre". -¿Sigues diciendo que no eres tierno? Porque yo sigo pensando que sí lo eres, cabeza dura!.-le saco la lengua y me río levemente. Observo la paleta, que es multicolor y la vuelvo a lamer, de a poco siento que el malestar del estómago se me va, y aparentemente vuelvo a tener el mismo color de siempre.-¿De qué color tengo la lengua?-le digo sonriente como una niña pequeña y abro mi boca para que él la vea.

Escucho su pregunta y enseguida niego lentamente con la cabeza. Claro que no. -No, no es nada. Tienes razón, sería ir demasiado rápido.-suspiro y segundos después comento-No podría estar enojada contigo, Romeo-le guiño el ojo y suelto una carcajada. Me daba risa decirle así, no sé por qué. James se acababa de convertir en mi talón de Aquiles, definitivamente. No podía estar enojada con él por más de unos minutos, no podía no mirarlo, no podía no tocarlo. No podía estar sin él.

Siento como me acaricia las mejillas, como quiso hacerlo hace unas horas. Me paro y me siento a su lado. Encorvo mi espalda porque sentarme derecho a esta altura de mi vida no mejorará nada. Escucho lo que dice y sonrío mirando mis manos. Niego con la cabeza y río.

—Sí. No creo que lo sea —digo y la miro a los ojos. Ser tierno no va conmigo. Vuelvo a sonreír y escucho su pregunta. "Está de un color rosado, deseando tener mis labios en ella" pienso, pero en vez de eso digo: —. Azul, verde, rojo. Una mezcla de todos —digo mientras hago una cara graciosa alzando una ceja, somo si inspeccionara su lengua.

Escucho lo que dice acerca de estar enojada conmigo y lanzo un sonoro suspiro. La miro mientras me habla y sonrío tontamente al escuchar que me dice Romeo. ¿Por qué sigue llamándome así? ¿Sólo por la estúpida línea que recité? Por favor. No es que me molestaba, pero se iba a tornar en una manía suya y me iba a llamar así en todos lados, estoy seguro. Cuando me guiña un ojo se me eriza la piel y me revolotea el estómago. ¿Por qué sentía esto? ¿Por qué con esta chica?

Me quito las zapatillas mirando el suelo, me paro, doy la vuelta a la cama y me acuesto a su lado. Sé que no estoy en mis mejores momentos; con la ropa mojada y el pelo despeinado, pero aún así recuesto mi cabeza al lado de la suya y la miro a los ojos. Me acomodo para acostarme de costado. Apoyo un codo en el colchón y mi brazo en mi mano.

—Deja de llamarme así —sonrío y poso mi mano libre sobre su cintura. Empiezo a hacer caricias en forma de círculos con mi pulgar. Clavo mi vista en mi mano, que se mueve cuidadosamente para no volver a hacerle sentir dolor de estómago. Aunque se que sería imposible, qué se yo. Sólo por si acaso. Me acerco un poco más hacia ella, ya que la cama es bastante angosta y estoy prácticamente en el borde. Pestañeo y vuelvo a mirarle los ojos.

Revoleo los ojos y suspiro, sí que era cabeza dura! ¿Por qué no quería entender que era un chico tierno? O al menos lo era conmigo, porque de alguna manera me resignaba a creer que no era así con las demás. Suspiro. Quién sabe, no le preguntaré si también trataba así a las demás porque queda mal (por no decir horrible) y se enojará. Y lo que menos quiero ahora es que se enoje conmigo.-Sí que lo eres, fin de la discusión.

Me río junto a él, y me río aún más con su cara graciosa. -Mi mamá solía comprarme los Chupa-Chups y siempre jugábamos a qué color tiene cada uno la lengua. -le cuento de repente, se me vienen a la mente todas esas tardes en Londres comiendo golosinas hasta explotar-Son cosas tontas, pero es lo que más recuerdo de antes de que se vaya.-digo mirando al techo, con una mirada vacía. Acordarme de mi madre no me produce odio, ni rencor ni nada negativo. Me produce una sensación de vacío extremo que no puedo controlar. Además de un sentimiento de intriga de por qué me dejó, por qué abandonó a su pequeña niña y se fue sin dejar rastro.-A veces la extraño y miro fotos nuestras o recuerdo esos momentos felices. Luego me acuerdo de que me abandonó y la odio.-digo sincera-Aún después de casi diez años, sigo sin entender por qué lo hizo.-me confesé.

Todo aquello que acababa de decir era algo nuevo para mí, ni mis mejores amigas de Londres sabían que pensaba todo eso de mi madre. Porque en realidad a ellas les había mentido, les había dicho que se murió cuando era pequeña y que me daba muchísima tristeza pensar en todo eso, entonces nunca hablamos del tema. Porque a una persona muerta se la respeta, porque no le encuentras explicaciones a la muerte. En cambio, a una persona que te abandonó sí. Pero al venir aquí a Forks, había entendido que no tenía de qué avergonzarme por ello, que la que tendría que avergonzarse era ella por haber hecho algo malo.

Me quedo en silencio unos minutos, cuando se coloca junto a mí en la cama le hago espacio enseguida, colocando mi cuerpo entre la pared y su cuerpo.Lo miro levantando la mirada. Algo en esto me recuerda a la escena de Diario de Una Pasión, cuando se tiran en la calle y ella le pregunta qué pasaría si un auto viene, y el le contesta "Morimos". Amaba esa escena. Salgo de mis pensamientos y lo observo de arriba a abajo y me hago la ofendida-Oye! Ensuciarás todo mi acolchado-le digo tratando de empujarlo pero es imposible, su cuerpo es demasiado pesado para empujarlo y no lo muevo ni dos centímetros.

Lo miro y le sonrío-¿Y si no quiero que pasa? -le pregunto con curiosidad, por un momento percibo su preocupación y le explico-Tranquilo, sólo te llamaré así cuando estemos solos. No te haré pasar semejante vergüenza adelante de los populares de tus amigos-digo la última oración con sarcasmo pero le sonrío con una típica sonrisa aniñada.

Le saco la lengua al escuchar que me llama tierno de nuevo. ¿Cabeza dura yo? ¡Cabeza dura ella! Yo sé que no soy tierno. Quizás con ella un poco, pero no soy tierno. Quizás ella despierte mi ternura interior, pero no soy tierno. No soy tierno y no entiendo por qué no le cabe en la cabeza. Después de que me cuente la historia de los Chupa-Chups y de su madre, quedo callado mirando al suelo. Pestañeo varias veces y largo un sonoro suspiro antes de volver a mirarla.

—Tú por lo menos tienes recuerdos —digo clavando mi vista en sus ojos —. Yo asesiné a mi madre no bien nací —digo y desvío la mirada. Y era cierto. Luego como si fuera poco mi padre también había fallecido, solo cinco años más tarde. Crecí con mi hermana desde entonces, y para acabar con mi vida, ella también se ha marchado. Pero no voy a contarle eso a Emma, por lo menos no ahora. El ambiente ya está demasiado incómodo con la carga de nuestros comentarios.

Siento su cuerpo muy cerca del mío, acorralado entre la pared y yo. La observo mirarme, y casi pregunto "¿Qué tanto me miras?" hasta sentir sus empujones y pequeños golpes para que me baje de la cama. Me acerco más a ella y susurro "no sólo el acolchado". Sonrío y siento su nariz rozar la mía. Tomo el palillo su paleta con mi mano y la arranco de la suya. Estiro el otro brazo y siento el papel rozar mis dedos, envuelvo el caramelo en este y lo dejo sobre la mesa. Vuelvo a mi posición anterior y la miro. Escucho lo que dice.

—Si no quieres voy a hacer que quieras —digo y entrecierro los ojos, de una forma malévola y graciosa. Luego escucho lo que dice y frunzo el ceño —. Igualmente. Me siento raro cuando me llamas así —digo y miro al techo —. Como si no fuera digno del nombre —vuelvo a mirarla —. Por favor, no le llego ni a los talones al dichoso Romeo —estiro la mano que tengo libre (ya que en la otra apoyo mi cabeza) y tomo la suya, la que sostenía la paleta. Entrelazo nuestros dedos y empiezo a jugar tontamente con ellos.

Al ver que me saca la lengua, me hago la ofendida. Frunzo el ceño y niego con la cabeza- ¿Cómo te atreves a sacarme la lengua? Eso es algo que yo sola puedo hacer-digo y le saco la lengua. Parecíamos dos hermanos pequeños peleando, o eso suponía yo ya que no tengo hermanos y las únicas personas con las que me peleaba de niña eran mis amigos y las hijas de mis niñeras. De pequeña era muy peleadora y competitiva, aunque no había diferencia con la personalidad que tenía ahora.

Pero luego mi mirada cambia y lo miro seria. Escucho en silencio lo poco que me cuenta de su madre, sí, por lo menos tengo recuerdos pero son muy pocos y tal vez algo confusos. Algo en eso de que "asesiné a mi madre" me cayó mal, a pesar de que sabía exactamente a lo que se refería: su mamá había muerto en el parto. Al principio me devuelve la mirada y después la esquiva. -Hey-le hice señas para que me mire pero no lo hacía, así que con mi mano lo agarré por el mentón, obligándolo a mirarme tal como había hecho él-No quiero que vuelvas a decir eso. Tu no la mataste.

Luego me cambia de tema, y lo respeto. Así que hago lo mismo pero mi expresión se vuelve confusa enseguida -¿"No sólo el acolchado"? ¿A qué te refieres con eso?-le pregunto sin entender. -No te creo, no eres capaz de obligarme a hacer algo que yo no quiera-lo miro desafiante aunque muy en el fondo sabía que eso era mentira. James extrañamente poseía el poder de hacerme hacer lo que a él se le antojara. Pero yo soy demasiado terca y orgullosa y no voy a darle el placer de que lo sepa.

Iba a decir algo mas pero enseguida arranca la paleta de mi boca así que le dedico otra mirada ofendida-James! No me la quites!-me quejo y trato de agarrarla pero James ya la puso en la mesa de al lado de mi cama. Trato de estirarme y alcanzarla de vuelta pero su cuerpo está en el medio, así que me pongo encima suyo y trato de agarrar la paleta, pero di un paso en falso y me caigo encima suyo, con nuestros rostros nuevamente muy cerca. Lo miro a los ojos fijamente sin ser capaz de responderle en los primeros minutos que pasan. Solo era consciente de sus ojos mirándome y su boca ahí nomas de la mía. Por Dios, no iba a aguantar el no besarlo. -Mira eso, tengo una manera de extorsionar a James Nanther-le saco la lengua nuevamente.

Sonrío al escuchar lo que me dice y vuelve a sacarme la lengua. Hago lo mismo pero esta vez exageradamente, moviendo la cabeza de un lado al otro para que se mueva. Río y de la nada el ambiente se pone serio. Sé que mis comentarios siempre salen a la luz en los momentos más inoportunos, pero son sinceros. Es cierto que maté a mi madre, si yo no hubiera nacido ella estaría viva ahora. Quizás mi padre también. Y mi hermana no estaría desaparecida. Vivirían felices como la típica familia de Forks. Pero no, James Jill Nanther tuvo que nacer y acabar con la felicidad.

Cuando me toma del mentón, la miro a los ojos y los desvío cuando termina de hablar. Escucho lo que dice y sonrío. Niego con la cabeza y siento un gran alivio al ver que desviamos el tema de las madres y las familias. No tengo ganas de platicar sobre ello. Y si Emma lo entiende mucho mejor.

¿Que no soy capaz de obligarla a hacer algo que no quiere? Por favor, las últimas dos horas me he salido con la mía fácilmente. Sonrío y lanzo una carcajada irónica, para dejar entender que sí puedo hacerlo. Cuando escucho que dice que no se la quite, le saco al lengua de nuevo y dejo la paleta lejos de ella. Veo que débilmente intenta agarrarla, pero cuando está cerca mío le hago cosquillas y cae. La miro con los ojos bien abiertos y la respiración entrecortada. Trago saliva y pestañeo varias veces. Esto me hace mucho recuerdo a cuando caímos hace unas horas, en la plaza. La caída, el beso, las risas, la gorra. ¡La gorra! La he olvidado, aunque de seguro ya está hecha un miseria. No voy a ir a buscarla cuando ya se la pudo haber llevado el viento o alguna corriente de agua.

Escucho lo que dice y me relamo los labios lentamente. Abro la boca para decir algo pero las palabras se esfuman. Tenerla tan cerca me pone extrañadamente nervioso. Pestañeo de nuevo.

—Y yo tengo mil y unas razones para extorsionar a Emma —rodeo los ojos juguetonamente —Rachel —digo volviendo a mirarla y doy un tono sarcástico a su segundo nombre —Welsh —le guiño un ojo. No sé por qué por lo menos al 50% de los adolescentes hoy en día les molesta su segundo nombre. Yo me encuentro en esa mitad, porque, por favor. ¿Jill? ¿En serio? ¿En qué cabeza cabe? Muevo las cejas hacia arriba y hacia abajo rápidamente.

Por Dios, ¿por qué tengo tantas ganas de besarlo ahora? Si hubiera una lista en la vida de "Gente a la que quiero abrazar, besar y nunca más dejar ir" James sería el primero y único en la lista. Porque es el único chico que alguna vez me hizo sentir así, lo necesito demasiado y recién lo conozco. ¿Qué me pasa? ¿Me está empezando a gustar? Vamos Emma, sólo fueron unas horas en su compañía! Pero no, James era otra cosa, era especial. No como los demás.

Sus cosquillas provocan que me caiga encima suyo. Si algo me da risa son las cosquillas, son como mi punto débil o algo así. Me dan risa y provocan que me retuerza para todos lados y pegue patadas a quien esté cerca mio. Sin embargo, ahora me controlo un poco y no pego patadas, sólo me río y me retuerzo encima suyo, con una mano a un lado suyo para mantener el equilibrio y otra agarrada aún a la de él.

Cuando pasa la lengua por sus labios, siento un incontrolable deseo de besarlo, pero no lo hago. Me muerdo el labio inferior con demasiada fuerza esperando que James note lo que tengo ganas de hacer. -¿Y cuáles son esas razones?-le pregunto con curiosidad haciéndole gestos para que prosiga mientras una vocecita en mi interior decia "Emma Welsh! No hagas estupideces, ¿no ves que sabe que él es una de tus debilidades? No debes mostrarte así ante..." Y a la mierda, me acerqué aún más a James, al punto de que nuestras narices y labios se rozaban. -Lo siento-susurro, como dándole a entender que no podía resistirme más y doy un paso más. Solo uno. Mis labios se apretan contra los suyos y cierro los ojos, tratando de disfrutar los pocos segundos de confusión de James antes que se de cuenta y me saque a patadas y diga algo como "Te dije que no íbamos a hacer nada". Pero mi propósito era sólo algo inocente, solo un beso. Eso es lo único que quería.

La veo morderse el labio y hago lo mismo. Cuando ella deja de hacerlo, puedo notarlo rojo en hinchado, como si lo hubiera estado presionando desde siempre. Sonrío al notar aquello, seguro que ella no entiende por qué. Escucho su pregunta. Estoy a punto de contestarle, cuando siento su susurro y luego sus labios sobre los míos. Me quedo quieto, intentando adivinar qué ha querido decir con aquellas palabras inaudibles. Luego las palabras "lo siento" aparecen en mi mente y cierro los ojos. Le respondo el beso con uno de mi parte. Suelto la mano que está entrelazada con la suya y la poso en su cabeza, como profundizándolo.

Me separo y apoyo mi frente en la suya. Mi mano se desliza, quedando el pulgar sobre su mejilla. No abro los ojos, pero si separo los labios para respirar entrecortadamente.

—Número uno —susurro aún contra su frente —: no puedo dejar que alguien bese mejor que yo —digo y sonrío —. Número dos: la persona más hermosa del universo tiene que ser la que está al frente tuyo —abro los ojos y la miro. Tiene los labios rojos como hasta hace un instante —, pero es imposible si tú estás viva —trago saliva —. Número tres: me gustan tus ojos —río. No sé que tiene eso que ver. Poso mis manos en sus hombros y la separo de mí —. Puedo seguir así toda la noche; y días, y días. Puedo pasar una vida entera diciéndote lo perfecta que eres, pero no me bastaría —confieso. Me levanto y la tomo por la cintura. Hago un movimiento raro, quedando yo encima de ella. Beso sus labios con ternura, tratando de transmitirle lo que siento.

Sabía que no iba a poder resistirme... ni él resistirse. Siento su mano sobre mi cabeza y enseguida el beso se intensifica aún más, no era tan superficial como el primero en el bosque, ni tan sexy como el de la cocina, este tenía un toque tierno, un toque de "Por favor no te vayas" de parte mía. Y él la estaba respondiendo, lo cual me hizo sonreír en el beso. Todo lo que me hacía sentir James era... ¿amor? No lo sé, quizás era muy pronto para decir que lo quería, pero me gustaba y estaba segura. Me gustaba todo su ser, sus grandes ojos verdes, los hoyuelos que se le formaban al sonreír, su sonrisa, sus lunares, sus rizos descontrolados, su cuerpo, su forma de ser, su forma de mirar. Todo eso era James. Y todo eso me gustaba demasiado.

Cuando nos separamos, noto que mis latidos volvieron a enloquecerse, y mis manos tiemblan (por no decir mi cuerpo entero), trago saliva y dejo la boca entre abierta, por si se le ocurre besarme de nuevo. Su aliento pega en mi cara y sonrío al instante, huele a pizza y a .. mí. Sí, huele a mí. Tiene mi perfume impregnado en su piel y mi aliento en su boca, tal como yo en la mía. Estaba segura que cuando él se vaya, respiraría el aire de mis sábanas sabiendo que él había estado allí.

En cuanto habla, siento que algo se me cae en el interior. Siento que me derrito en sus brazos debido a la ternura que le pone a sus palabras, también siento que mis mejillas y mi piel entera arden debido a que me ruborizo fácil. -Aww-suelto por lo bajo sin saber qué decirle. Todo eso era... tan sincero y tan tierno que me hizo morderme el labio nuevamente. En eso, rodamos y queda él encima mío, acomodo mis piernas entre las suyas y lo miro sonriente y totalmente sonrojada-No soy perfecta. Tú lo eres.-le digo en voz baja. Y el orgullo al infierno. Trago saliva y mis dedos juegan con los rizos de su frente, suelto una pequeña risa que es suave. Me acerco aún más a su rostro, dejando que nuestras narices se rocen-Julieta debería tenerme envidia. -sonrío socarronamente-¿Te cuento algo? Desde el primer momento que te vi en el instituto, me pareciste el chico más lindo de los que había visto entre tu grupo. Y pregunté tu nombre. Por eso lo sé. -le confieso. Una cosa media tonta, pero para mí era importante, casi como una confesión que él debía saber.

Le devuelvo el beso, y siento en él una ternura y sensaciones que me hacían temblar de pies a cabeza bajo su cuerpo. Mi mano sigue aferrada a la suya, la otra se acomoda en su nuca atrayéndolo más hacia mí y mis piernas se enredan en las suyas. Esto era lo más dulce que me había pasado en la vida, y quería disfrutar cada segundo al lado de James.

Escucho un leve sonido brotar de sus labios. Y el problema es que no sé si lo hace por reprocharme, o por lo que acabo de decir. Es algo como un "aw", como el sonido que emiten las chicas cuando están enojadas o sumamente... tiernas. Odio esa palabra, no está en mi vocabulario. Cuando prenda mi ordenador voy a borrarla del diccionario de Microsoft Word porque en serio me parece asquerosa. Igualmente sonrío. No importa si es para bien o para mal.

¿Perfecto yo? En este preciso momento tengo ganas de golpear a alguien. Pero no a ella, no podría. Si fuera un amigo el que hubiera dicho eso lo hubiera golpeado y gritado "retira lo dicho". Porque yo no soy perfecto, nadie lo es, quizás excepto Emma. Mi vida, mi personalidad, mi cuerpo; no había nada de perfecto en mí. Esta chica está loca, estoy seguro.

Cuando empieza a jugar con mis rizos muevo la cabeza para acomodar el flequillo loco que llevo hoy. Mi cabello aún está mojado debido a la lluvia, pero no tan empapado como hasta hace unos momentos. La miro a los ojos, y observo todos sus movimientos. Cuando me dice lo de Julieta sonrío con mi nariz muy cerca a la suya y los ojos cerrados. Escucho lo otro, y sin abrir los ojos puedo sentir que sonríe. Su confesión me hace sentir algo en el estómago; pero no sentimiento de hambre, o dolor. Me hace sentir mariposas, revoloteo.

Me responde el beso, posando su mano en mi nuca. La dejo hacerlo y después siento sus piernas entrelazarse con las mías. Podría decir que la beso como nunca he besado a nadie; pero para ser sincero tampoco es que he besado a todo Forks. Me separo de nuevo. Apoyo un codo en el colchón y delicadamente mi cuerpo sobre el suyo, haciéndolo descansar. La miro. Estamos a sólo unos centímetros, pero puedo sentir sus besos todavía. Con la otra mano, corro un mechón de cabello de su cara y susurro "hermosa".

Mi mano está húmeda debido a que su pelo todavía está mojado de la lluvia de hace unas horas. Parece casi imposible que ahora esté en mi cama besando al chico con el que me topé en el parque cuando estaba llorando descontroladamente, con el chico que me ignoró y me trató mal en el instituto y los primeros momentos en el parque. Parecía imposible. Pero así era la vida, te daba vueltas y te transformaba algo simple en algo complicado, algo irreal en algo sumamente real.

Trago saliva y dejo que mi boca se acostumbre a la suya, que saboreen los labios de James como si no hubiera un mañana. Inclusive permití que en un último momento mi lengua rozara su labio inferior, pero no en un gesto atrevido, sino en uno dulce y juguetón. Paro el beso y lo observo, abriendo bien mis ojos para verlo mejor ya que estaba demasiado cerca en mi campo de visión. Sigo jugando con sus rizos y acaricio su nuca, su cuello, su mejilla. Su piel era suave y donde estaban sus mejillas, tenía el leve rastro de la barba apenas crecida y afeitada que tienen los chicos adolescentes. Pero comparada con su cara de niño travieso apenas se notaba-Tienes carita de bebe-le susurro y me río. -Y uno muy lindo si se puede decir.

Siento su cuerpo rozando el mío, sonrío. Pero sonrío aún más cuando me dice hermosa, me recorrió un escalofrío de pies a cabeza que seguramente James notó gracias a su cercanía. -No soy hermosa-niego y le doy varios besos seguidos en la mejilla, bajando hasta su boca y le doy un pico. -No mientas-le doy otro beso. Suspiro y agarro su mano con delicadeza, y la que estaba en su cuello pasa a su hombro y se deposita suavemente allí.

¿Cara de bebé? No puedo evitar sonreír con ese comentario. Es más, lanzo una carcajada inclinando un poco la cabeza hacia atrás, para no aturdirla. Mi garganta seca (a pesar de haber estado tragando saliva) raspa y las amígdalas parecen no dar para más, haciendo de la "carcajada" una risa estúpida y bastante, bastante rara. Luego escucho lo de lindo y trago. Sonrío y me relamo los labios. Pienso en algo que decir, mirando hacia arriba con un gesto juguetón. Vuelvo a pasar la lengua por el contorno de mi boca lentamente y bajo mi mirada hacia ella.

—Mi padre solía decirme que me parecía a mi madre —comento sonriente —. Debió haber estado muy buena para parecerse a mí —le guiño un ojo y deposito un suave beso en sus labios. Me separo y vuelvo a sonreír. Abro los ojos buscando los suyos. Siento como su cuerpo tiembla, -o titiritea más bien- al llamarla hermosa. Escucho lo que dice y niego con la cabeza. Luego dejo que me bese en la mejilla y en los labios, pestañeando cada vez que entran en contacto. Vuelvo a negar con la cabeza y me separo bruscamente de ella —¿Vas a decir de James Nanther un mentiroso? —pregunto frunciendo el ceño y con una voz demasiado fingida y gruesa.

Vuelvo a acercarme a ella. Pero esta vez me muevo hacia un costado, quedando a su lado y no encima. Uno de mis brazos busca paso bajo su cuello, haciendo de almohada para su cabeza. Con el otro la rodeo y la tomo de la cintura atrayéndola hacia mí. El abrazo es dulce e infantil. Pero bastante significativo para mí. Poso la mano del brazo que usa como almohada en su cabeza, más bien en su oreja. Hago que esta (la cabeza) se apoye en mi pecho, apegando su cuerpo entero contra el mío. Doy palmaditas con ambas manos como si se tratase de un bebé.

—A callarse y a dormir —digo como solían decirme cuando niño. Recuerdo que nunca quería descansar. Tenía energías para una semana entera pero me obligaban, ya que todo el lugar tenía que estar apagado y dormido a la media noche. Sin embargo yo me quedaba despierto, jugando con mi hermana en la oscuridad.

Aspiro de nuevo su aroma. Lo bueno de la noche es que hace frío, y dormir abrazados no va a ser una molestia. El tema será en la mañana. ¿Preguntarán por mí? ¿Alguien? Prefiero no pensar en ello, y enfocarme en lo que estoy viviendo ahora. Aquí. Con Emma.

Me da risa su carcajada ahogada, sonrío de lado y luego me río, su risa me da risa. Pero ese movimiento de su lengua sobre sus labios me hace parar, trago saliva y muevo la mandíbula tratando de sacar mis ojos de él mientras vuelve a hacer el movimiento. ¿Es que lo hace a propósito para provocarme? Sí, claro que si. Agarro su mejilla y la retuerzo entre mis dedos estirando su piel como hacía mi abuela conmigo cuando venía a visitarme-Aww, mira esas mejillas de bebé-le digo en tono tierno y me río, lo suelto y lo acaricio-Quedaste todo rojo, ahora sí pareces un hermoso niño pequeño.

Le dedico una mirada con una risa algo sarcástica. Aunque tenía razón, ¿ a qué clase de hombre no le gustaba una morena de rulos, de ojos verdes? Y si el padre de James decía la verdad, me daba gusto que su madre haya sido así de hermosa, porque su hijo salió igualito a ella.-Tu madre debió haber sido muy linda-le dijo sincera con una sonrisa. -¡Es que no soy hermosa!-me quejo y enseguida me ruborizo-No sé de dónde sacas esas tonterías.

Dejo que me posicione a su antojo, porque desde hace dos horas (cuando lo conocí) dejo que lo haga, que haga lo que quiera conmigo. Porque ya no me interesa nada. Es él. Es James. Sé que no me lastimaría por nada en el mundo, la confianza que le tenía era increíble. Luego de que termina, me acomodo mejor, apoyando mi cabeza en su pecho y acurrucándome contra él, encogiéndome. Como si fuera una niña pequeña en los brazos de su padre.

Me río cuando me hace callar, sin embargo le hago caso y cierro los ojos. Respiro hondo y me relajo en sus brazos. Abro los ojos y levanto la mirada, buscando la suya-Pareces un padre durmiendo a su hija-me río-Si sigues así, harás que me duerma. -Trago saliva. Se escuchan nuestras respiraciones y a través de su piel puedo escuchar los latidos de su corazón. Dejo pasar unos segundos de esa tranquilidad y confieso-Tu voz me tranquiliza. En realidad, estar contigo me tranquiliza. Aunque me pongas nerviosa porque no haces lo que yo te ordeno.-le saco la lengua. Y enseguida pienso en si dormiremos abrazados, porque hace frío afuera y por la ventana entra abierta entra una brisa que si te quedas parado junto a ella por 10 minutos, te congelas.

Sus manos en mis mejillas me hacen acordar extrañadamente a mi hermana. La manera en la que sus pulgares se posan sobre mi piel y la retuercen. Me duele, pero no digo nada. Solo hago una mueca graciosa y me limito a escuchar lo que dice. ¿Quedo rojo? Bueno, eso es lo que comenta, así que supongo que sí. Pero más rojo porque siento la sangre agolparse en mis mejillas al escuchar su comentario. ¿Cómo logra ruborizarme? Vuelvo a reír y poso mis ojos en los suyos. Escucho su risa y asiento con cierta superioridad ante lo que dice; mi padre me ha mostrado varias fotos de mi madre cuando era pequeño, y en realidad era hermosa. Tenía los mismos ojos verdes que yo y, (según mi padre) las mismas cejas y frente. Yo reía cada vez que me contaba, porque también decía del parecido con Shana. Desde el primer día que recuerdo, mi padre me ha dicho que mi madre había fallecido. Y para ser un niño de dos o tres años lo he tomado bastante bien.

Noto como se ruboriza ante mi comentario y escucho su berrinche. ¿De dónde saco yo esas tonterías? ¡De dónde saca ella las suyas! Por supuesto que es hermosa. El hecho de que no quiera aceptarlo o demostrarlo no es mi culpa, por lo que llamarme mentiroso no iba demasiado bien. Niego con la cabeza con ambos ojos cerrados. No digo nada, no quiero pelear con ella. Quizás unos minutos antes sí hubiera querido, pero ahora no. Justo ahora no.

Emma se acomoda entre mis brazos encogiéndose. Parece tan inofensiva y pequeña envuelta en mi cuerpo. Pestañeo lentamente, como si fuera a quedar dormido en poco tiempo. Sigo acariciando su cabello aún húmedo por el baño y su rostro; su mejilla, su frente y algunas veces su nariz. Bajo mi vista hacia ella cuando ella me mira y sonrío a lo que dice. Trago saliva y asiento.

—Eso es lo que quiero. ¿No me escuchaste? Necesitas descansar —digo con la voz melosa, ronca y suave. No voy a decirle con todas mis energías que descanse porque sería ilógico, le estaría (en cierto modo) contagiando las ganas de estar despierto. Es por eso que amoldo mi voz ideal para la situación. Cuando termina de hablar, río por lo bajo —. No soy de seguir órdenes —digo mirándola a los ojos. Mi mano vuelve a posarse sobre su cabeza y hace que se pegue de nuevo a mi pecho —. Ahora sí. A dormir —termino y cierro los ojos. La brisa que entra por la ventana me congela. Lindo día para escoger una remera sin mangas. Se me eriza la piel y siento como tiemblo levemente. No le hago caso y de a poco puedo sentir como mi cuerpo sede y descansa al lado del de Emma.

Refunfuño como de costumbre, me molesta que me den órdenes y especialmente si era la típica "necesitas descansar, duérmete" que me dicen siempre que me desmayo y termino en el hospital. Cuando es mi padre, me hago la dormida y me cree. Pero James se daría cuenta si finjo o no, así que cedo de mala gana y relajo mi cuerpo aún abrazada a él. -Está bien papá-digo sarcástica.

Suspiro y cierro los ojos, dejándome vencer por la oscuridad y el cansancio de todo el día. Trato de dormirme pero siento que James tiembla debajo mío debido a la brisa que entraba por la ventana. Así que sigilosa y lentamente mente me levanto y cierro la ventana, agarro una manta de los pies de la cam y me acuesto otra vez con James, enterrándome en sus brazos como hice antes pero ahora tapados. Era una escena extraña, dos desconocidos del mismo instituto se conocen, se besan y se van a la casa de la chica para dormir juntos como si fueran... novios. Sí, porque parecíamos novios. De nuevo olvido todos esos pensamientos y trato de dormirme.

***
-¡Emma! ¡Emma! ¿Dónde estás? -escucho una voz a lo lejos, una voz femenina que se me hacía familiar.
Me retuerzo y trato de estirarme, pero algo me lo impide. Abro los ojos enseguida y veo a James al lado mío, de pronto recuerdo todo lo de ayer y miro nuestras manos aún unidas. Me detengo a mirarlo solo por un instante, yo tenía razón, tenía carita de bebé que inspiraba tranquilidad la cual no duró mucho.
-¡Emma! ¿Aún estás durmiendo?-abrieron la puerta y me senté en la cama de un salto.
-Papá, puedo expli...¿Alice? ¿Qué haces aquí? -le pregunto medio sonriendo y medio preocupada mirando a mi prima Alice, vestida con una remera que decía "Made in London" y una falda demasiado corta, pero su vestimenta siempre había sido así. Provocativa.
-Tu padre me mandó a Forks porque pensaba que estarías demasiado sola-luego miro a James aún acostado en la cama y me guiñó el ojo-Pero veo que ya no...¿De dónde lo sacaste al chico? ¿Pasaron la noche juntos? ¿Qué hicieron?-empezó a preguntarme sin parar.
Suspiro y me tapo la cara con las manos, esto no era exactamente como yo quería que fuera. Pero debía agradecer a los ángeles que por lo menos no era mi padre. -Alice, por favor ahora no.
-Tu papá va a venir en cualquier momento, se fue al supermercado ¿qué harás? ¿Lo esconderás debajo de la cama?-señaló a James.
No era tan mala idea...
-No se, tu entretén a papá y que no suba hasta que yo te diga ¿sí? Ya veré qué hago con él-le digo y ella se encoge de hombros y se va-Gracias!-Exclamo. Me doy vuelta y miro a James, suspiro y lo sacudo para que se despierte algo nerviosa-James? ¿James? Despierta, papá está por venir.

Mi sueño es bastante raro. Es justo lo había estado pensando unas horas atrás al hablar con Emma. Mis padres están vivos, y tienen a una pequeña Shana entre los brazos. La mecen, la alimentan, y juegan con ella. Son felices. Mi madre queda embarazada de nuevo (que sería de mí) pero pierde el bebé. Llora desconsoladamente, pero mi padre y mi hermana están ahí para ella. Tengo ganas de gritarles, de decirles que aquí estoy. Decirles que no me perdieron. Pero no puedo. Separo los labios y emito sonidos desgarradores que hacen que me duela la garganta. Ninguna palabra se entiende. Ni sus nombres, ni el mío, ni el lugar, ni siquiera cuando les digo que los amo. Parecen no notar mi presencia. Quiero llorar, pero mis ojos parecen estar secos. Luego todo se torna borroso. Intento correr, pero he caído en una vacío blanco e insoportable. No los veo, no distingo a nadie. Ni siquiera a mí mismo. En ese momento me doy cuenta de que sí estoy perdido.

Puedo escuchar unas voces en la habitación. La resolana que entra por la ventana me da directo en la cara, pero no quiero abrir los ojos. Siento unas gotas de sudor caer por mi frente por culpa del jodido sueño. Agudizo el oído intentando escuchar lo que dicen las voces. Es Emma hablando con alguien, espero que esté en un sueño. Pero una voz mayor le contesta y sé que estoy perdido. Emito un gruñido y cierro fuertemente los ojos. Muevo un poco la cabeza para que esta se acomode sobre el colchón. Lo siguiente que veo es a Emma sosteniéndome de los hombros sacudiéndome para que despierte. Escucho sus palabras, pero no logro entenderlas.

—¿Qué? ¿Papá? ¿Qué? —repito con la voz ronca y despacio. En las mañanas suelo tenerla pesada y bastante, bastante difícil de entender (porque hablo muy lento y casi en un susurro). Me froto la cara con una mano y en la otra me apoyo sobre el colchón. Al abrir bien los ojos, la busco con la mirada y sonrío. Está despeinada, con cara asustada pero aún así dormida. Me acerco y le doy un corto beso en los labios. Cuando me separo me destapo de la manta que ha estado toda la noche sobre mí y giro para apoyar los pies en el suelo. Me rasco la nuca y suelto la mano para que caiga pesadamente sobre el colchón. Me aclaro la garganta y busco con la mirada mi par de zapatillas.

Suspiro y paso las manos por mi rostro en un gesto de desesperación, si venía papá y Alice no lo podía detener, y entraba en mi habitacion estando James todavía aquí, no sabría qué hacer. Mi vida se acabaría, papá querría llevarme otra vez a Londres y ahora mismo no quería hacer eso, no quería volver más a Londres si eso significaba estar lejos de James. Porque sentía que mi lugar era aquí y ahora con él.

De acuerdo, estaba histérica. Y mucho. Respiro hondo y me concentro en despertar a James, quien abre los ojos muy lentamente y pronuncia unas palabras que no logré escuchar debido a su voz pastosa de las mañanas. Sonrío y de lado y me sonrojo ante su beso, observo sus primeros movimientos matutinos como atontada. Me aclaré la garganta-James, mi padre está por venir. Despierta.-le digo acariciando sus rulos totalmente despeinados. Eso me recuerda, mi cabello es un completo desastre en las mañanas pero ni siquiera tengo ganas de mirarme al espejo.

-¡Emma! Tu padre está estacionando el auto!- Grita Alice desde abajo. Enseguida entro en pánico. Trago saliva y empiezo a moverme por toda la habitación desesperada. -Es mi prima, ella vino recién, está abajo y nos va "a cubrir"-hice las comillas con mis dedos-Pero aún así tengo miedo de que te vea. -le digo rápidamente en tono desesperado. Estaba entrando en pánico. Giro y lo miro, con un aspecto tan tierno y aniñado. Me muerdo el labio, no me gustaría echarlo así, miro que busca sus zapatillas y se las alcanzo ya que están más cerca de mí que de él. Le sonrío y me acerco a él agarrándolo por lo hombros, y sin entender muy bien lo que pasa lo beso, transmitiéndole mi miedo y mis ganas de seguir viéndolo.

Escucho lo que dice y abro los ojos como platos. ¿Su padre? ¿El que no la dejaba llevar amigos a casa? ¿El que no la dejaba salir con un chico? ¿El que no la dejaba siquiera tener amigos varones? ¿Ese padre? ¡Por Dios no! ¿Y ahora que hago yo? No tengo ganas de discutir con él si es que llega a verme. Tendría que esconderme o escaparme si es que llega a entrar. Y es bastante para recién estar levantado. Miro mi reloj de muñeca; son las diez de la mañana. Escucho que alguien grita y luego la desesperación de Emma al explicarme quién es. Yo también tengo miedo, pero creo que no tanto como ella. Soy bastante despreocupado.

Bufo y sonrío al ver que me alcanza las zapatillas. Me las pongo sin desatarme los cordones, sería desperdiciar tiempo y estoy bastante perezoso. Siento su beso sobre mis labios y se lo respondo. La separo apoyando mis manos sobre sus hombros y me paro con toda la vagancia del mundo. Bufo de nuevo y empiezo a dar vueltas por la habitación. Me paro y me miro de arriba a abajo. Tengo la remera arrugada y húmeda, los jeans en muy mal estado y las zapatillas sucias debido al barro de ayer. Cualquier diría que vengo de... no sé. Algún lugar espantoso. Niego con la cabeza peinándome el pelo y me doy vuelta para mirarla a ella. Le tiendo la mano y la ayudo a levantarse. La miro directo a los ojos.

—A ver, ¿si tu prima va a "cubrirnos" —hago las comillas —, cómo se supone que voy a salir de aquí? —le pregunto pero no nervioso ni alterado. Sino más bien relajado y despreocupado. Miro al rededor y veo la ventana. Por un momento se me ocurre saltar, pero cualquiera pensaría que estoy robando. Y seguro haría mucho ruido al caer. Aunque eso es lo de menos, seguro caería de nariz al suelo. No soy muy buen deportista que digamos; soy más bien torpe y raro.

Lo miro y trago saliva, estaba tan tranquilo y despreocupado ¿por qué estaba así? Se suponía que debía estar desesperado por encontrar una forma de salir de mi casa sin que mi padre lo vea, para que no se me arme lío a mí. Pero no, solo se paraba allí, con su confusa cara de dormido y pidiéndome a mí una respuesta, claro, como si yo fuera capaz de hacer algo inteligente en el estado de desastre y desesperación en el cual estaba.

Me gusta ese beso que me devuelve, así que le sonrío y sin poder contenerme le doy otro, pero este es mas corto. Y se que me tengo que controlar, porque papá podría llegar en cualquier momento, pero simplemente no puedo estar alejada de James, no después de todo lo que sucedió en el día de ayer ¿Cómo serían de ahora en adelante nuestra relación en el instituto? ¿Me hablaría como si fuéramos amigos? ¿Como si fuéramos algo más que amigos? ¿O simplemente me ignoraría y me trataría mal como hacen sus amigos solo para mantener las apariencias? Genial, no tenía ni idea de mi futuro y no me animaba a preguntarle.

-Buena pregunta-digo mirando a mi alrededor, la ventana era la única salida alternativa. Pero había una gran distancia hasta el piso y no podíamos arriesgarnos a una caída que posiblemente fallaría.- Podrías salir por la puerta del patio, por donde se fue Hazza ayer ¿recuerdas?-le digo sintiéndome orgullosa de mí misma, primera hora de la mañana y ya tenía una genial idea.-Le diré a Alice que distraiga a papá afuera y tu saldrás por el patio, yo te acompaño si quieres -Salí de mi pieza, así en la misma ropa desprolija, con mi pelo desordenado y me asomé por la escalera-Alice! Alice!-llamé en voz baja, enseguida escuché pasos y vi su sombra-Entretén a papá allá afuera, James saldrá por el patio ¿si? -En cuanto se fue y escuché las voces afuera, miré hacia mi habitación y le sonreí a James, haciéndole seña para que se acerque.