Aventure Time -Alex D-

Alexander sonrió de medio lado viéndola cantar mientras conducía, al parecer le gustaba la canción, y luego rió un poco al ver que cambiaba la canción haciéndose la tonta. Negó como preguntándose porqué los niños eran tan curiosos mientras llegaban a la fila de espera para ser atendido en la autofarmacia, aprovechó el momento para abrir la guantera del auto donde guardaba su Beretta en una funda y los kleenex para Natalie. Sacó uno y le limpió el rostro a la cachorra mientras cantaba en voz baja la canción que se reproducía pues el blues era uno de sus géneros musicales preferidos, después de la clásica, desde luego. Alexander se acomodó mejor los lentes, sabiendo que en el carnet parecía más humanos pues sus ojos se encontraban de un tono café para el momento de haberla sacado, sin embargo acababa de alimentarse lo que propinaba un tono violáceo a los mismo. El joven vampiro esperó paciente su turno mientras subía el techo plegable al convertible y cuando llegó a la ventanilla sonrió hinchado de orgullo. Tal como lo había calculado; la ventanilla era, en efecto, lo suficientemente alta para que no reconocieran a la niña. No es como si fuera muy legal llevarse a un crío de una guardería y le gustaba guardar apariencias dentro del mundo humano. Tras pagar, condujo nuevamente, esta vez con dirección al departamento de Steven.
-Ahora vamos a casa Natasha- dijo con voz neutra.

Mientras conducía con una mano le quitó con la otra la beretta a la pequeña Natasha y la guardó, cerrando la guantera con el seguro nuevamente y escondiendo el manojo de llaves en el bolsillo izquierdo del bolsillo ya que el camaro era americano. Pronto llegaron al edificio donde vivían los licántropos donde aparcó frente a la acerca contigua. Sacó la crema del paquete, la abrió, la aplicó sobre su mano, la cerro con cuidado, la guardo y hecho el empaque a la parte de atrás del auto para luego ponerse a la crema a la pequeña loba donde tenía las picadas. Le sopló para que se secara rápidamente con ayuda de su aliento gélido y luego bajo del auto con la niña en brazos cerrando todo. Cuando llegó al piso superior forzó la puerta, sabiendo que no habría nadie, para poder entrar y se encaminó a la pequeña sala donde se sentó en el mueble con Natasha.

-A ver, cachorra, si te dejo sola hay dos posibilidades, que te lances por una ventana y que no te lances. Si no te lanzas no hay problema pero si te lanzas me meteré en problemas yo así que estaré aquí hasta que tu señor padre llegue. ¿Entendido?- la deja en el piso para que juegue.

Recibió el juguete de la cría tomándolo con el dedo índice y el gordo como si le tuviera asco a las babas de perro, realmente era así. No podía recordar la última vez que había estado en contacto con baba de bebé porque su propia hija no había babeado nunca. A los pocos meses de haber nacido ya caminaba y hablaba perfectamente, también sabía leer aunque siempre prefería que fuera Alexander quien le distrajera con aquellos cuentos antes de dormir.
-Ajam... muy lindo- dijo seco aunque con un deje de duda en sus palabras porque en realidad le parecía asqueroso.
Sea como fuere Steven no tardó demasiado en llegar, momento para el cual Alexander ya se estaba yendo de allí, con actitud indiferente hacia su efímera existencia puesto que mientras el perro no se metiera en sus asuntos no habría motivo alguno para eliminarlo. Mientras tanto, se mantendría vigilando a los pequeños críos a la distancia y también a Grace, de modo que no se metieran en ningún lío del que les costara salir. Mientras volvía al auto no dejó de ocupar su mente en imaginar lo que sucedería en el futuro, en lo que pasarían durante los próximos meses, si volvería a concebir o sencillamente si sus bajezas Vladimir y Stefan harían algo con sus patéticas existencias. Temía por el futuro del mundo vampírico, que por culpa de los neófitos estaba siendo expuesto y los Rumanos no daban la talla a tal poder sin embargo los Vulturi... Los Vulturi no era incompetentes. Repulsivos, sí, pero no incompetentes y aún cuando le deseaban por su don, jamás se uniría a ellos. Al pelinegro no le agradaba mucho la idea de ser un arrastrado como Jane, se había convencido a sí mismo de que él nació para ser líder y no para ser liderado. Debía estar atento.

#Partida finalizada.

off. dudo que tu padre esté por la labor de postear.