¿Viaje de estudios? [Connan Metthews – Lenna Lyd]

por Lenna Lyd Lun Mar 11, 2013 1:03 pm

Ya estábamos en el último mes de la escuela y como si fuera poco los preparativos para ir a la universidad y la frustrante búsqueda de empleo para poder dejar la casa de mi tío, el colegio se había empeñado en programar un viaje a Cambridge para que tuviéramos una semana dentro de la universidad como alumnos oyentes, con la intención de ayudarnos a decidir sobre nuestro futuro. Se supone que debía mostrarme emocionada e impaciente por aquel viaje, pero tenía tantas presiones encima que la verdad solo podía ver aquel viaje como una distracción de mis deberes. Ya había elegido las carreras que quería presenciar durante mi estadía ahí, el área humanista era la que más me llamaba. Dentro de esa área había elegido, historia, escritura y filosofía. Sabía muy bien que no me ganaría muy bien la vida con esas carreras. Mis compañeras insistieron en que eligiera otras, pero yo me empeñe en no hacer más pesado el viaje de lo que ya era.

El primer día había ya pasado y la idea de ir a aquella universidad se había esfumado con la primera vista. Todo era muy bonito, grande y refinado. El estado solo me podía pagar la escuela debido a la muerte de mis padres, pero no había dicho nada sobre la educación superior y sin un empleo no veía como podría pagar una universidad tan costosa. Aunque pidiese crédito, me endeudaría tanto que la sola idea me aterraba y no veía posibilidad alguna de recibir una beca siendo una estudiante regular. No era que no me hubiese esforzado, pero así eran las cosas.

Nos habían dado el segundo día libre y a pesar de que mis compañeras insistieron en que recorriéramos nuevamente las instalaciones de la universidad yo decidí deambular sola por la ciudad universitaria. No me apetecía la idea de recorrer un lugar nuevo que ya había visto el día anterior y mucho menos teniendo una semana entera para verlo. Así que eso hice, tome mi mochila con un cuaderno en blanco y un lápiz para salir a deambular por ahí.

Algo que no volvería a hacer, al menos no sin transporte. Las distancias en comparación con Edimburgo eran tremendas, parecía que podía recorrer Edimburgo entera y ahí aún no salía del campus principal. Tal vez exageraba, pero era de las personas que apreciaban cada detalle y tal vez eso hacía más tedioso el camino. Como sea, a eso de las cuatro de la tarde ya estaba en el centro de la ciudad. Agotada, pero con ganas de seguir recorriendo. Había llevado mi propio alimento, por lo que hambre no sentía, pero si la necesidad de tomar un descanso, así que me fui al café más cercano, sentada en las mesas de afuera como de costumbre, sin ánimos de escribir, pero con muchos de una buena taza de café. Y ahí estaba, disfrutando de la zona y un muy merecido descanso.

por **Connan Matthews** Lun Mar 11, 2013 7:25 pm

Una de las ventajas de ser profesor, es que podía seguir aprendiendo y transmitir lo que sabía a los chicos. Actualmente daba clases en la Universidad de Cambridge en la rama de humanidades: era profesor de Historia. Apoyaba a las carreras dedicadas a ella y a otras que pedían también llevarla. Así pues que me dedicaba a darles clase desde a historiadores, hasta filósofos, médicos, abogados, matemáticos, físicos, etcétera...cualquiera que implicara esa rama.

En general, la materia no recibía mucho apoyo por parte de los estudiantes, algunos prefieren llevar otra cosa u otros la piden por que es demasiado sencilla, si se le compara con una ciencia exacta, pero eso no impedía que mis clases fueran lo mejor que yo pudiera dar. No necesitaba contar datos de libro, en muchos de los sucesos, yo estaba presente. Quizás en la era prehistórica, en el surgimiento de las primeras civilizaciones, en la formación de los grandes imperios, en la llegada de Jesucristo y en la caída de los imperios si necesitaba leer los libros, pero eso eran excepciones, y me encantaba leerlos.

A veces, debo confesar que me quedaba leyendo hasta que cerraban la biblioteca, encontrándome con frecuencia a mis estudiantes, pero este día estaba demasiado disperso como para poder concentrarme en los enormes tomos de la biblioteca, o en los libros o tratados que se poseían en ella.
Salí a dar un paseo, era verano y la Universidad estaba dando sus cursos complementarios en esta época, por lo cuál se percibia el jaleo juvenil.

Grupos de chicos que deseaban entrar a la Universidad, venían a contemplar y admirar su belleza arquitectónica,sus áreas verdes y perfectamente cuidada, y sus antiguos edificios que gritaban con sus formas su magestuosidad, su elegancia y el trabajo artístico impreso en ellos, además de apreciar detalles que podían ser tanto de la época actual, de cuando Enrique VIII se separó de la Iglesia católica, o de cuando los protestantes construyeron edificios para competir contra los católicos, claro para ello tendrían que recorrer todos los college que formaban a la Universidad con el ojo del buen observador y amante de esos detalles, cosa que sólo podía hacerse cuando se tienen demasiados años de vida.

Les miraba siempre con una tenúe sonrisa. A su percepción yo era un joven profesor de a lo mucho treinta años, pero yo sabía que era más viejo que algunos edificios de esta Universidad.

Decidí tomar un café y fumar mi pipa, así que busqué una de mis cafeterías favoritas. De inmediato el aroma de la semilla de café, impregnó mis desarrolladas fosas nasales, al igual que el aroma de la cera de limón que usaban para pulir las mesas de caoba ya desgastadas pero bien cuidadas, los mullidos sillones que olían a cuero viejo, y la combinación de la leche, de las hierbas que forman el té, o de la tenue fragancia de los licores que usaban para darles un mejor sabor a las bebidas.

Cuando llegué, una jovencita, no debería tener más de veinte años, estaba sentada tomando una taza de café. No era raro encontrar esa imagen, sentada en las mesas exteriores, disfrutando el sol veraniego bajo las sombrillas de esa cafetería. Me llamó la atención su cuaderno y su lápiz. Siempre sentí debilidad por las personas que eran amantes de las artes y tenían talento para ellas. Escribir, pintar, dibujar, tocar música, el baile...me fascinaban esas formas de expresión humana, como nunca pude comprender por qué, puesto que nací siendo un campesino ignorante en las tierras altas de Escocia.

Me acerqué a ella, observando con interés que llevaba un programa como los que se les dan a los jóvenes para los cursos de verano. Al parecer escribía, pero no estaba realmente interesada en ello, y pensé que podría ser una alumna en esos cursos.

-Hola, ¿has venido por los programas veraniegos?-pregunté con cortesía, pues lo que menos deseaba, era interrumpirle por mucho tiempo. Quizás, podría darme una idea de que clase de chicos tendría para estas semanas que durarán los cursos.

por Lenna Lyd Miér Mar 13, 2013 12:03 pm

Miraba a los estudiantes pasar de un lado a otro por donde yo estaba, claramente envidiosa. Tenían padres que le pagaran la universidad y la vida resuelta. En cambio yo... No era de las que les gustaba hacerse la victima por lo que le había tocado vivir, pero debía admitir que era injusto. Por cosas del destino probablemente no llegaría nunca a pagar una universidad como Cambridge. Aquello no era un viaje para ver las distintas oportunidades, era un viaje para enfrentarse al mundo real, uno de bajas expectativas para seguir creciendo y conformismo hacía una sociedad injusta. Negué con la cabeza tratando de no ser tan negativa, después de todo solo debería estar una semana ahí y luego podría olvidarme de lo que había visto.

Después de unos segundos de intentar borrar esos pensamientos, me sumí completamente en una ola de nada en mi cabeza. Los pensamientos que tenía eran poco relativos y lo que aparecía a mi al rededor no era bien procesado, lo único que me preocupaba era beber mi café, pero de pronto algo me hizo volver al mundo real, o más bien alguien. Sacudí mi cabeza al escuchar la voz del hombre y la gire un poco para verlo a los ojos. Debía admitir que encontraba algo que me atraía de él, pero no sabía bien que y tampoco planeaba hacérselo saber de inmediato. Solía ser fría en general con los hombres en un principio. Nunca tuve una figura paterna ni un hombre al cual podía elegir como figura a seguir, tal vez era por eso, o tal vez el único culpable de esa actitud era el ebrio de mi tío que claro, para variar a penas sabía que había dejado la ciudad por una semana.

Sonreí levemente suponiendo que era un profesor debido a su pregunta, además también se veía algo mayor que el resto de los estudiantes que había visto. – Hola. Lamentablemente si, tengo una semana aquí – Dije para suspirar levemente y haciendo un esfuerzo trate de olvidar los pensamientos negativos que había tenido antes de ser interrumpida por el hombre. – Lenna, por cierto. ¿Y usted es? – Pregunté con una media sonrisa dibujada en el rostro.

La verdad era que no me interesaba mucho socializar en esos momentos, pero me habían enseñado a ser bien educada con la gente aunque no la conociera y creo que solo por eso no era de esos seres antipáticos que respondían de mala manera y se daban la media vuelta. A veces me ponía a pensar que sería mucho más fácil para mi ser de ese tipo de gente, pero entonces recordaba que mi tío muchas veces también era así y la idea se me quitaba por completo. Ahora quería socializar un poco, algo resignada, pero supongo que su compañía me ayudaría a despistar mi cabeza de aquella frustración que sentía del momento que deje de mirar asombrada la universidad.

por **Connan Matthews** Dom Mar 31, 2013 11:14 pm

Su semblante me advirtió que me respondía por cortesía, más que por ese deseo que tienen algunos de socializar. Tanto mejor, no se puede confiar demasiado en una persona que es excesivamente amable a la primera. Le sonreí en gesto de agradecimiento por contestarme.

Era una chica de fisionomía delicada y femenina, incluso podía decir que encajaba perfectamente en el ambiente colegial de la Universidad, de no ser por que su mirada decía otra cosa. No era feliz, ni estaba satisfecha o muy vanagloriada de ser ella. Era una mezcla intrigadora y fascinante. Las jóvenes, a menudo suelen atribuir la felicidad al hecho de ser hermosas, cosa que con el paso del tiempo, conforme vives y experimentas más te das cuenta que es una base ingenua, pero válida. La juventud está hecha para ser ingenua. Por eso me gustaba dar clases en la Universidad, me recordaba que el deber de los viejos es guiar a los perdidos, y yo, lo hacía con gusto.

-Hola Lenna, soy el profesor Connan Matthews-extendí mi mano de forma delicada, pues la joven era de apariencia menuda y yo era un hombre demasiado fornido y mi condición me daba más fuerza para apretarle y romperle algún hueso. Esto lo llevaba practicando desde hace siglos, entonces estaba acostumbrado al autocontrol-Espero con sinceridad, que hayas encontrado en Cambridge un ambiente de tu agrado y propicio para cultivarte- si, era demasiado retórico y pomposo para hablar, pero cuando se ha vivido casi un milenio, es difícil deshacerse de modales que se tuvieron en épocas anteriores.

Los pájaros cantaban en ese momento, podía ver las rosas de la dueña de la cafetería en el exterior, perfecta y exquisitamente cuidadas, con gotas de agua. Las había regado recientemente. Muchos jóvenes pasaban con ropa veraniega, riendo y divirtiéndose en ese día perfecto y soleado, con un cielo tan azul como los mares de Grecia. Pero ella no, ella estaba sola en una cafetería. Eso llamo mi atención y mi instinto de protección y de ayuda se activo.

-Ya te has dado cuenta que doy clases, lo que necesites puedo ayudarte, será un placer para mí- sonreí y volví a estrechar su mano, suavemente. Si, era una mano frágil y delicada, no me equivoqué. Su mirada era desconfiada y temerosa. Me llama la atención. No debería mirar así, a su edad...nadie debe ver al mundo o a las personas así.

por Lenna Lyd Lun Abr 08, 2013 1:18 am

Y no me equivocaba, era un profesor. El mismo lo dijo en el momento que me extendió su mano en forma de saludo a lo cual respondí del mismo modo, estrechando mi mano con la suya. A diferencia de otros profesores que había conocido, Connan se veía... Bueno, era totalmente distinto, no parecía desgastado por la profesión ni nada de eso. Sus palabras además me dieron a entender que le gustaba mucho su trabajo y que se preocupaba mucho por sus estudiantes. Era curioso, no todos los hombres que aparentaban su edad y que había conocido antes eran como él; tan culto y cordial. Si bien no me daba aún mucha confianza podía dejar de lado mi experiencia con los hombres de lado puesto que no aplicaban para nada con lo que él me mostraba. Aunque si había aprendido a mi corta edad que nunca es bueno juzgar un libro por su portada. La primera impresión del hombre había sido triunfante, pero no podía darme el lujo de dejarme llevar por esta.

Después de terminar de hablar el hombre volvió a estrecharme la mano. No me negué, ni me pareció pervertido en lo absoluto, pero si me pareció algo raro. Como si me estuviese estudiando, aunque no podía asegurarlo, había algo en Connan que no podía apreciar en ningún otro hombre. En el fondo algo me decía que era peligroso, pero su actitud me daba a entender todo lo contrario.

– Muchas gracias, profesor Connan. – Dije para soltar su mano suavemente. Me sentía algo incomoda con su segundo gesto, pero trate lo mejor que pude de no hacerlo notar ya que no era algo muy relevante o más bien dicho fue pura inercia. Gracias a mis compañeros cualquier toque masculino sobre mi era hecho de evitar, aunque a diferencia de ellos podía notar perfectamente en el profesor que no tenía las mismas intenciones y agradecía ello. Aunque no podía negar que me daba un poco más de desconfianza. No era normal para mi que cualquier hombre se acercase a mi e intentara tocarme sin intenciones de llevar nuestro encuentro a otro nivel.

Me tome unos segundos para pensar en como responder a sus palabras mientras bebía un sorbo de mi taza de café. La verdad era que no quería estropear nuestro en cuento con mis problemas, pero las esperanzas de Connan eran totalmente contradictorias a las mías y era algo desconfiada a la hora de contarle mis problemas a cualquiera. – Si, Cambridge es un lugar hermoso, pero lamento informarle que no tengo esperanzas de volver a ser alumna en este lugar terminado el programa – Dije tratando de perder una mirada frustrada en el fondo de mi taza.

– ¿Quisiera acompañarme una taza? Ah no ser que tenga algo más importante que hacer, claro – Dije tratando de responder de buena manera a la cordialidad que me había mostrado antes. No quería dejar una mala impresión de mi persona por perjuicios formados gracias a mi experiencia pasada por los hombres. Además tenía la oportunidad de conocer a un profesor de una prestigiada universidad. Tal vez podría alardear el asunto con alguna de mis compañeras luego y ya que no estaba aprovechando como quería mi tiempo a solas un poco de compañía no me vendría mal.

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